economia moral transformacion social

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Ingreso ciudadano universal, economía moral y transformación social para el florecimiento humano. Una propuesta para México.

Julio Boltvinik El Colegio de México


Introducción, 1 Maslow: la experiencia puede revalorar las necesidades más prepotentes (las fisiológicas): “un hombre que ha renunciado a su trabajo por conservar el respeto a sí mismo, y que pasa hambre por seis meses, puede estar dispuesto a volver a su trabajo aun al precio de perder su autorespeto”. Heilbroner ha mostrado que en la historia de la humanidad hay tres formas de resolver el problema económico fundamental, que define como la movilización de la energía humana hacia el trabajo: la tradición, la coerción o látigo literal, y el látigo metafórico del hambre. A pesar del carácter monótono del trabajo y de las humillaciones que le imponen, el proletario no puede renunciar a su trabajo porque está dominado por el látigo del hambre. Recordemos la maldición bíblica: ganarás el pan con el sudor de tu frente


Introducción, 2 Las condiciones para superar esta maldición están dadas desde hace medio siglo. Richta (1968) apoyándose en los Grundrisse dijo: “la automatización elimina las actividades del hombre en la producción directa y la traslada a las etapas preproductivas: a la investigación, la ciencia, la preparación del hombre”. De la revolución científico técnica (RCT) surge la gran esperanza de superar la alienación: “una vez que el hombre cesa de producir las cosas que las mismas cosas pueden producir, se abre la posibilidad de consagrarse a una actividad creadora, a la expansión de sus capacidades, lo que marcará la superación del trabajo: desaparece la contradicción entre el trabajo y el tiempo libre: la actividad humana se confunde con la vida”. Podemos añadir: las necesidades y las capacidades humanas se desarrollan plenamente: el ser humano florece.


Introducción , 3 Pero esta esperanza quizás sea inalcanzable en el capitalismo: el sistema salarial se comprime al extremo con la automatización porque los robots no perciben salarios. El desempleo se generaliza. El desarrollo de las fuerzas productivas compatible con el capitalismo, parece llegar a su fin. Esta aguda contra-dicción fue percibida desde el interior del sistema, por personas interesadas mucho más en la reforma del capitalismo que en su eliminación, como el economista Theobald, precursor de la discusión contemporánea del ingreso ciudadano universal (ICU), quien relata que este concepto (definido como “garantía absoluta a la subsistencia abundante”) aparece, “quizás por primera vez” en la novela utópica de Edward Bellamy, Looking Backward (1888). Pero el Senador Suplicy ha mostrado que Thomas Paine (1795) planteó algo similar.


Introducción, 4 Theobald señala que el interés por el ICU renació en los 60’s por: 1) la inminente realidad de la abundancia, y 2) la conclusión que la transformación tecnológica impedirá dar empleo a todos los que lo solicitan, lo que lleva a la necesidad de transformar el sistema socioeconómico que sólo funciona satisfactoriamente cuando el desempleo es reducido. Erich Fromm dice que el sueldo garantizado por 1ª vez podría liberar al individuo de la amenaza del hambre, lo haría auténticamente libre de las amenazas de carácter económico, nadie tendría que aceptar condiciones de trabajo por el temor del hambre, la mujer podría abandonar al esposo, el adolescente a su familia”.


Pos-taylorismo, automatización e ICU, 1 Con la automatización, la sociedad y la cultura del trabajo, la sociedad salarial, van llegando a su fin. Es la hora de distinguir, con Gorz, entre “la necesidad (N) imperiosa de un ingreso suficiente y estable” y la N de actuar, de medirse y ser apreciado por los otros. El derecho a un ingreso suficiente y estable ya no tendría que depender de la ocupación permanente y estable de un empleo; la N de actuar, de ser apreciado por los otros, ya no tendría que adoptar la forma de un trabajo encargado y pagado. El tiempo de trabajo dejaría de ser el tiempo social dominante”. Se bosqueja una nueva civilización que corresponde a la aspiración mayoritaria a una vida multiactiva y a una autonomía que va más allá de la concedida para superar (ante la resistencia obrera) el ‘fordismo-taylorismo’.


Pos-taylorismo, automatización e ICU, 2 3 principios del postaylorismo (Coriat): distribuir el trabajo en islotes (en vez de puestos individuales); sustituir las líneas únicas de montaje por red de minilíneas, y reemplazar la banda transportadora de ritmo fijo por carretillas de ritmo flexible. Este modelo requiere “una gran proporción de autogestión obrera” (Gorz). La autonomía concedida a tal fin tuvo su mejor momento en la Volvo-Udevalla, que fue cerrada porque al final el poder obrero pareció peligroso. La N de multi-actividad expresa una capacidad de autonomía mayor a la concedida, por lo cual “el conflicto de poder remite al estatuto de la autonomía, al derecho de las personas a sí mismas, dice Gorz, quien lo ilustra con 2 fórmulas de multiactividad debatidas en Francia. La radical (CJD) busca que el trabajo con fines económicos ocupe un lugar subordinado en la vida al asegurar el derecho al ingreso continuo por un trabajo discontinuo que el ciudadano define.


Pos-taylorismo, automatización e ICU, 3 La sociedad de la multi-actividad y del tiempo convenido debe imponerse, dice Gorz, pues las aspiraciones de las individualidades ricas y autónomas, que la empresa necesita, trascienden su función productiva. El CJD va más allá: “el valor tiene hoy en día su fuente en la inteligencia y la imaginación. El saber del individuo cuenta más que el tiempo de la máquina. El hombre, al llevar su propio capital saber, tiene una parte del capital de la empresa. La propiedad del capital se disociará de la empresa que estará dotada de una personalidad diferente. La sociedad de la multi-actividad es otra sociedad, el trabajo asalariado y el capitalismo deben desaparecer. Gorz plantea políticas tendientes a: garantizar a todos un ingreso suficiente; combinar la redistribución del trabajo con la reapropiación del tiempo; y favorecer el florecimiento de nuevas sociabilidades.


Gorz: ICUSI y transformación social, 1 Al referirse al ingreso garantizado de por vida (asimila-ble al ICU), Gorz señala que debe reunir dos condicio-nes: ser suficiente para evitar la pobreza, y ser incondi-cional (llamémoslo ICUSI), similar a la postura de E.O. Wright. La garantía de un ingreso inferior al mínimo vital es la postura de los neoliberales que buscan obligar a los desempleados a aceptar salarios recortados para hacer rentables puestos de trabajo y crear un lumpen mercado de trabajo.


Gorz: ICUSI y transformación social, 2 La asignación del ICUSI busca permitir que las personas puedan negarse a condiciones de trabajo indignas, y darles la posibilidad de arbitrar entre el valor de uso de su tiempo y su valor de cambio, es decir entre lo que puede comprar vendiendo tiempo de trabajo y lo que puede producir mediante su auto-valorización. No debe dispensar de todo trabajo sino, por el contrario, volver efectivo el derecho al trabajo: no al ‘trabajo’ que se tiene porque a uno se lo ‘dan’ para hacer, sino al trabajo concreto que se hace sin que sea necesario el pago, dice Gorz; para quien el trabajo es un dominio de sí y del mundo necesario para el desarrollo de las capacidades humanas. A medida que la necesidad de trabajo disminuye, debe disminuir en la vida de cada uno y el que queda ser repartido con equidad.


Gorz: ICUSI y transformación social, 3 Gorz acepta un ICUSI que permita ‘vivir sin trabajar’ porque: 1) Al ser la inteligencia la principal fuerza productiva, el tiempo de trabajo deja de ser la medida del trabajo. 2) Aunque la incondicionalidad del ICUSI enfrenta la objeción de si va a producir una masa creciente de ociosos, la objeción enfrenta la dificultad de qué contenido darle al trabajo obligatorio exigido a cambio, lo que ha llevado al absurdo de concebir el ICUSI como pago al trabajo voluntario obligatorio. 3) La objeción al ICUSI: ¿de dónde van a sacar el dinero? apunta a la contradicción del sistema: por más que el tiempo de trabajo dejó de ser la medida de la riqueza crea-da, sigue siendo la base sobre la cual se distribuyen los ingresos. La metáfora de Wassily Leontief lo expresa así: “Cuando la creación de riquezas no dependa más del trabajo, los hombres morirán de hambre a las puertas del paraíso, a menos que respondan con una nueva política de ingreso”.


Gorz: ICUSI y transformación social, 4 Éstas son las consecuencias extremas de la contradicción entre desarrollo de las fuerzas productivas (automatización) y relaciones sociales de producción (tiempo de trabajo como base del ingreso). Se vuelve caduca la ley del valor, lo que exige una economía distinta en la cual los precios tendrán que ser precios políticos y el sistema de precios reflejo de la elección social de un modelo de consumo, civilización y vida. El ICUSI equivale a una puesta en común de las riquezas socialmente producidas; el PIB se vuelve verdadero bien colectivo, en el cual es imposible evaluar la contribución individual, haciendo obsoleto el principio de a cada uno según su trabajo. A medida que el trabajo inmediato es reemplazado como fuerza productiva principal por el nivel de la ciencia aplicada a la producción, el libre desarrollo de las individualidades, y la producción de valores de uso en función de las N, se convierten en los fines (Gorz sigue los Grundrisse).


Gorz: ICUSI y transformación social, 5 La reivindicación del ICUSI se inscribe en esta perspectiva. No es realizable de inmediato, pero presenta un valor heurístico: extrae el sentido más alto posible sobre el cual se abre la evolución presente, dice Gorz. Hace aparecer la apropiación individual y colectiva del tiempo que ha quedado disponible como apuesta mayor, y la aptitud individual y social, de llenar de goce y de sentido el tiempo disponible, como virtud cardinal. Remite a esa otra sociedad que se diseña en la prolongación de las tendencias en marcha. El término último al que remite el ICUSI, continúa, es el de una sociedad en la cual la N de trabajo no se hace sentir más como tal porque todos, desde la infancia, son llevados a una variedad de actividades artísticas, tecnocientíficas, políticas, etc. Donde los medios de producción son accesibles a todos a toda hora.


Gorz: ICUSI y transformación social, 6 El tiempo libre permite a los individuos desarrollar capacidades de invención, creación, concepción, que les confieren una productividad casi ilimitada, y ese desarrollo de su capacidad productiva, no es trabajo. Ese tiempo liberado para su propio desarrollo es lo que permite tomar como fin el libre desarrollo de las individualidades, su formación artística, científica. Y ese desarrollo reaparece en la producción como capacidad de crear una variedad ilimitada de riquezas con gasto muy pequeño de tiempo y energía. Dicho de otra manera: el aumento de la capacidad productiva de los individuos es la consecuencia y no el fin de su pleno desarrollo. Permite hacer de la producción una actividad accesoria y hace posible que el llevar al máximo el tiempo disponible se convierta en el sentido y el fin inmanente de la razón económica. Reemplaza el trabajo como forma dominante de actividad por la actividad personal. Esto es lo que hay que querer políticamente y volver tangible por medio de cambios realizables desde la actualidad.


Gorz: ICUSI y transformación social, 7 Para reemplazar la sociedad del trabajo con la de la multiactividad, el ICUSI ha de ir acompañado, dice Gorz, de la redistribución del trabajo; y nuevos modos de cooperación e intercambio. Si se quiere repartir un volumen decreciente de trabajo entre un número creciente de personas, hay un solo camino: hacer el trabajo cada vez más discontinuo y permitir a las personas la elección entre diversas formas de discontinuidad, transformando así a ésta en nueva libertad: el derecho a trabajar de manera intermitente y llevar una vida multiactiva. En Dinamarca se subsidia el no-trabajo. Sus principios reconocen igual importancia al derecho al trabajo y al no trabajo y las ligas entre ambos: el derecho al trabajo discontinuo con ingreso continuo. El pago cuando no se trabaja es el 72% del salario normal, por lo que alguien de medio tiempo percibe un salario del 86% del de tiempo completo. El límite de la fórmula danesa es que garantiza un ingreso social condicional que no todos pueden alcanzar. Pero como fórmula transicional es muy interesante.


Economía moral (EM), 1 E.P. Thompson entiende el concepto EM, que él acuñó, como el conjunto de creencias, usos y formas asociadas con la comercialización de alimentos en tiempos de escasez, así como las exigencias que la multitud hacía a las autoridades en tales crisis, y la indignación provocada por el lucro durante emergencias que ponían en peligro la vida. Ello le daba una carga moral particular a la protesta. Las revueltas eran provocadas por precios al alza, por prácticas indebidas de los comerciantes, o por hambre. Pero estas ofensas operaban dentro de un consenso popular sobre lo que eran prácticas legítimas e ilegítimas de comercialización, molienda, etc., que estaba cimentado sobre una visión tradicional de las normas y las obligaciones sociales, las que constituyen la economía moral de los pobres. Un atropello de estos supuestos morales, tanto como las privaciones experimentadas, era la ocasión para la acción directa


Economía Moral, 2 Además de mostrar la existencia social objetiva de niveles de vida considerados socialmente mínimos, y mostrar el conocimiento y consenso que de ellos tenía la población, los trabajos de Scott y Thompson muestran una manera de entender el mundo de lo económico diferente del de la economía política, el de la economía moral. Thompson señala que pocas victorias intelectuales han sido más contundentes que la que los proponentes de la nueva economía política ganaron en materia de regulación del comercio interno de cereales. Más que un modelo, el planteamiento de laissez-faire es un antimodelo, un rechazo a las políticas de abasto alimentario del período Tudor. En lugar de estas políticas, se establecía la libertad irrestricta del comercio de granos. La nueva economía entrañaba una de-moralización de la teoría del comercio y el consumo, con implicaciones cuya importancia no es menor a la de la disolución de las restricciones sobre la usura.


Economía Moral, 3 Las obras de E.P. Thompson y de James Scott reflejan el hecho ineludible de que la vida humana no puede dejarse a merced del mercado. Ninguna sociedad ha aceptado que el mercado decida sobre la vida y la muerte de las personas. La fuerza de trabajo no es una mercancía común y corriente, cuyo valor y grado de ocupación pueda ser decidido inconsecuentemente por las fuerzas del mercado. El elemento moral entra inevitablemente. El alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente. Toda ciencia económica que se respete, toda economía política, tiene que ser también economía moral. Otra reflexión a la que conducen sus obras es a considerar que las responsabilidades morales por la vida de la gente son un hecho presente en la mayoría de las sociedades. Que lo que debemos considerar una anomalía son los periodos y lugares donde tal responsabilidad se ha diluido..


Hacia una Nueva Economía Moral, 1 En mayo del 2008 se desataron “protestas violentas en numerosos países del tercer mundo.¿Se trata del retorno de la economía moral? No puede haber una vuelta a la economía moral, porque se ha perdido el consenso sobre lo que las normas y obligaciones sociales vigentes son; porque se han adelgazado enormemente las normas no monetarias, porque vivimos en la época del triunfo casi absoluto de las “racionalizaciones monetarias”, de las reglas del mercado. Las multitudes actuales protestan sin saber bien a bien qué pueden y deben exigir, porque ya no hay claridad sobre las normas y obligaciones sociales, incluyendo las del gobierno. Porque todo mundo se ha creído el cuento de las fuerzas anónimas de los mercados.


Hacia una nueva Economía Moral, 2 La crisis alimentaria y global pueden señalar el final del auge neoliberal y la creación de una nueva economía moral. Las ONGs han venido desarrollando ideas bastante claras al res-pecto que podrían socializarse intensamente hasta hacer que las multitudes las hagan suyas, como ocurrió con el precio justo en los siglos XVII/XVIII. La más radical de estas ideas es que los alimentos no son una mercancía común y corriente, e incluso que no deberían ser mercancías. Si de los alimentos depende la reproducción de la vida de manera directa, es evidente que el acceso a ellos no debería depender de la relación mercantil fortuita entre el poder adquisitivo de los salarios y los precios de los alimentos. Rasgo central de la nueva economía moral debe ser la desmercantilización de los alimentos.


Hacia una nueva Economía Moral, 3 Toda sociedad tiene la responsabilidad de velar por la vida de sus integrantes. En condiciones de recesión severa hay que evitar, ante todo, el hambre. La propuesta siguiente va en esta dirección, pero debo advertir que la protección no debe reducirse a la alimentación pues los humanos somos seres de múltiples N. El rasgo esencial inicial de la Nueva Economía Moral será la desmercantilización de los alimentos, la cual resulta difícil porque, a diferencia de educación y salud, el productor principal no es, ni puede ser, el sector público. La única vía es la que asume esto y elimina su carácter mercantil en el camino. Propongo aprobar y promulgar en la Constitución el derecho a la alimentación, y hacerlo efectivo mediante el Ingreso Alimentario Ciudadano Universal Suficiente e Incondicional (IACUSI). El IACUSI garantiza a todos un ingreso suficiente para adquirir una canasta de alimentos nutricional y culturalmente adecuada y los medios para cocinarlos (alimentos en lo que sigue).


Hacia una nueva Economía Moral, 4 En la opción que transfiere el ingreso como cuasi-dinero es más evidente el carácter desmercantilizador de la propuesta. Cada persona recibe un monto mensual de vales para alimentos que retira de las empresas participantes. Los beneficios del programa se agigantan si se asume no como transferencia monetaria sino como compra gubernamental de alimentos para su distribución igualitaria y gratuita a todos. El gobierno compra las mercancías-alimentos y entrega alimentos desmercantilizados, valores de uso, a todos. La alimentación básica se desmercantiliza y el derecho a la alimentación se hace realidad. El gobierno negocia precios con los productores y márgenes de intermediación con los comerciantes. Opone su enorme poder de compra ante los oligopolios. Los precios de los alimentos básicos se abaten sustancialmente. Como comprador gigantesco de alimentos, el gobierno va obligando a los productores a mejorar su calidad eliminando todo lo que daña la salud, y va desarrollando nuevos proveedores (asociaciones de productores).


Hacia una nueva economía moral, 5 El IACUSI cubriría a toda la población: 107 millones. Tomando como norma para todo el país la canasta alimentaria formulada para el medio urbano por INEGICepal se obtiene un costo persona/mes de $942 pesos, que se eleva a $1,038 al incluir el costo de los insumos, equipos e implementos requeridos para cocinarlos y consumirlos. El presupuesto requerido es de 1.33 billones de pesos anuales: 10.9% del PIB que no parece excesivo para garantizar alimentación básica adecuada a toda la población. El financiamiento provendría de: a) Eliminación de programas que se vuelven redundantes (vg. pensiones a adultos mayores y transferencias del Oportunidades). b) Ahorros derivados de la reducción de: sueldos de altos funcionarios y de otros rubros; c) Reducción drástica de la evasión fiscal; d) Reforma fiscal (predial, rentas monetarias, herencias e ISR)


Hacia una nueva economía moral, 6 El IACU erradicaría de tajo, y para siempre, el hambre y la desnutrición y haría desaparecer casi totalmente la pobreza extrema para siempre, mientras disminuiría sustancialmente la pobreza no extrema. Como no se puede implantar de golpe, se debe adoptar una estrategia para ir acompasando su cobertura con las disponibilidades fiscales (sin buscar el déficit fiscal cero mientras dure la recesión, para que la política fiscal sea anticíclica). Se podría empezar con todos los de 65 años y más, seguir con los menores de hasta 8 años, y luego ir cubriendo los demás grupos de edad. Así se haría más difícil la corrupción y el clientelismo electoral que podrían propiciarse en una estrategia de implantación territorial.


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