La otra política la de la digna rabia - Holloway

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Diciembre 2008 La Otra Política, la de la Digna Rabia John Holloway 1.

Rabia, rabia, rabia.

Rabia como la de los jóvenes en Grecia en las últimas semanas. Rabia ante la violencia de la policía, rabia ante los bajos sueldos y la falta de oportunidades. Rabia hoy ante la masacre de los palestinos en Gaza por el ejército israelí. Rabia ante los cinco años de matanza y destrucción en Irak. Rabia, rabia aquí, todos los días. Rabia ante la represión de Atenco y los 112 años de prisión dictados a Ignacio del Valle. Rabia ante la violación de las compañeras que luchan por una vida digna. Rabia ante la violencia cotidiana de la policía. Rabia ante la destrucción de los bosques. Rabia ante el racismo, rabia ante la brecha obscena entre los ingresos de los ricos y la miseria de los pobres, rabia ante la arrogancia de los poderosos. Rabia porque ellos están convirtiendo un país precioso en un país podrido, un país donde vivir es vivir con miedo. Rabia porque no es sólo México sino el mundo entero que se pudre, que se está destruyendo. Rabia porque vivimos en un mundo basado en la negación de la humanidad, la negación de la dignidad. Rabia porque la única forma de sobrevivir es vendiéndose. Rabia porque la crisis de este sistema se está traduciendo en más pobreza, más violencia, más frustración. 2. Rabia, rabia, rabia. La rabia rompe. La rabia rompe la víctima. Antes de la explosión de rabia somos víctimas, víctimas del sistema capitalista. Lo único que podemos hacer como víctimas es sufrir, pedir cambios, formular demandas. Como víctimas necesitamos un líder, un partido. Como víctimas esperamos un cambio en el futuro, una revolución en el futuro. Con el grito de rabia rompemos con eso, decimos “¡no, no somos víctimas, somos humanos, ya basta de vivir así, ya basta de sufrir! Ya no vamos a pedir nada a nadie, ya no vamos a formular demandas, ya no vamos a esperar la revolución en el futuro porque el futuro nunca llega. Vamos a cambiar las cosas aquí y ahora. Rabia, digna rabia. La rabia anticapitalista es una digna rabia porque rompe con la condición de víctima, porque ya tiene el deseo de otra cosa, de un mundo diferente, porque detrás de los gritos y de las barricadas hay otra cosa, la construcción de otras relaciones sociales, la creación de otro hacer, de otro amar. 3. La rabia es el umbral de la dignidad. Pero la pura rabia no es suficiente porque todavía no crea los cimientos de otro mundo, todavía no crea la base para resistir la reintegración al capitalismo. Abre la puerta a una política radicalmente 1


otra, a un hacer radicalmente distinto, pero el pleno desarrollo de la digna rabia significa no solamente el grito de No, no obedecemos, no aceptamos, no nos subordinamos. También es el Vamos a hacer otra cosa, vamos a vivir de una forma que no encaja con el capital. Luchamos contra el capitalismo no solamente con manifestaciones y piedras sino también (y tal vez sobre todo) construyendo otra cosa. Luchamos contra el capitalismo viviendo el mundo que queremos crear. ¡Ya basta! Ya basta de vivir así, ya basta de crear todos los días un sistema que nos está matando. Pero detrás del ¡Ya basta! zapatista hay otra cosa, sin la cuál el zapatismo no tendría la fuerza que tiene. Detrás de la urgencia del ¡Ya basta! hay otra temporalidad, la temporalidad del Caminamos no corremos porque vamos muy lejos. El núcleo del zapatismo es la construcción paciente de otro mundo, la creación aquí y ahora de otras relaciones sociales. Las comunidades zapatistas de Chiapas luchan contra el capitalismo viviendo el mundo que quieren (y queremos) crear. Luchan contra el capitalismo yendo más allá del capitalismo. Esta es la digna rabia. No solamente los zapatistas por supuesto. La digna rabia existe por todos lados. Existe en todos los lugares y todos los momentos donde la gente dice “No, no vamos a aceptar el dominio del capital, o del dinero, vamos a hacer otra cosa.” A veces es el No que se enfatiza, a veces es la construcción de otra cosa. A veces es la rabia que se expresa más claramente, a veces la dignidad, pero es importante reconocer la unidad, las líneas de continuidad entre los dos tipos de lucha. Por eso la tolerancia, el anti sectarismo tiene que ser elemento central de cualquier política de la digna rabia. Queremos juntar los dos lados, la rabia y la dignidad, y la única forma de hacerlo es respetando las diferentes formas de lucha. 4. La dignidad no es la dignidad de las víctimas, sino de los sujetos activos (y de las sujetas activas). La política de la digna rabia, es decir la otra política, es un caminar que deja atrás la política de las víctimas, la política de demandas, la política de las denuncias constantes, la política de líderes y partidos y Estado. La digna rabia pone a nosotras y nosotros en el centro. Nosotras y nosotros creamos el mundo con nuestra creatividad, nuestra actividad. También somos nosotras y nosotros que creamos el capitalismo que nos está matando: por eso sabemos que podemos dejar de crearlo. También somos nosotras y nosotros que estamos creando la crisis actual del capitalismo, o, mejor, nosotras y nosotros somos la crisis del capitalismo. Es importante insistir en esto porque la crisis constituye una amenaza muy seria para la otra política. La crisis nos jala hacia la vieja política de la izquierda, hacia la política de la víctima, la política de las demandas. Hay básicamente dos formas de hablar de la crisis. La forma más obvia es echar la culpa a los capitalistas y al capitalismo. La crisis es la demostración del fracaso del capitalismo. Necesitamos una revolución. Hay que hacer la revolución de la forma más eficiente posible. Y mientras, tenemos que pedir más empleo, 2


más gasto social, subsidios para los pobres y no para los ricos. La comprensión de la crisis como la crisis de ellos nos regresa a la política de la víctima, de las demandas, de la revolución futura. La otra forma es decir que no, no es así: nosotras y nosotros somos los responsables de la crisis, y no es que tengamos que hacer la revolución porque ya la estamos haciendo y la crisis es la expresión visible del hecho que la estamos haciendo. El capitalismo es un sistema de dominación, de subordinación. La existencia del capital depende de nuestra subordinación. No solamente eso, sino que depende de una subordinación cada vez más absoluta de la vida al trabajo alienado. Si no logra imponer esta subordinación total, entra en crisis abierta. Nosotras y nosotros somos los insubordinados, nosotros somos la crisis del capital. La gran crisis de 29 fue resultado de la ola de insubordinación que se expresó en la revolución rusa. La crisis de hoy es resultado de las olas de insubordinación de los últimos cuarenta años. La crisis en ambos casos es una crisis pospuesta, pospuesta por la expansión de crédito, que oculta el vínculo entre la insubordinación y sus consecuencias y da a la crisis de subordinación la apariencia de una crisis financiera. La expansión del crédito es una suerte de apuesta sobre la explotación futura del trabajo, es decir sobre la subordinación futura de nuestra actividad, una apuesta que el capital está perdiendo. Nosotros somos la insubordinación que es la crisis del capital, y no nos vamos a subordinar. Es mejor asumir nuestra responsabilidad. Nos ayuda a entender nuestra fuerza: no somos los perdedores de siempre: nuestra rebeldía, nuestra insubordinación, nuestra dignidad está sacudiendo al sistema. La crisis del capital es la expresión de la fuerza de nuestra dignidad. Entonces no hay que pensar en la crisis como el colapso del capitalismo sino como la erupción de la dignidad, el nacimiento de otra cosa, de otras relaciones sociales, relaciones sociales basadas en la dignidad, en la digna rabia. El desafío de la otra política es fortalecer este proceso, esta creación de otro mundo. No puede ser cuestión de pedir más empleo o más Estado, porque estos significan la renovación de la subordinación al capital. No pedimos nada a nadie, más bien vamos desarrollando aquí y ahora la insubordinación creativa, expandiendo lo más que podamos los momentos y espacios donde decimos “no nos vamos a subordinar a los requerimientos del capital, vamos a hacer otra cosa, vamos a fomentar la auto-ayuda, la cooperación, la creación en contra del capital.” No es fácil, no es obvio, pero esta es la dirección en la cuál tenemos que caminar, que explorar. Con rabia, pero con una rabia que va abriendo otras perspectivas, creando otras cosas, una digna rabia. Preguntando caminamos.

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