La practica del analisis de la realidad desde el sujeto situado - Rafael Sandoval

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Seminario Sujetos y Prácticas Sesión del 24 de Enero 2009 La práctica del análisis de la realidad desde el sujeto situado Rafael Sandoval A. Para pensar cómo desde la perspectiva del sujeto habrá que hacer la práctica del análisis colectivo sobre la situación en que estamos, van algunas reflexiones generales de las que se podrían desprender pautas y sobre todo cuestionamientos. La forma de pensar la realidad desde la perspectiva del sujeto, considerando que es la pluralidad de sujetos quienes la genera, a partir del despliegue de su subjetividad, exige partir del reconocimiento de las necesidades de esa pluralidad de sujetos, de la voluntad colectiva que manifiestan, tanto en la acción como en sus posibilidades no desplegadas, los deseos de lo que quisieran hacer y, todo ello, entendido como fuente y potencialidad de su movimiento y subjetividad emergente. Respecto de cómo pensar el contexto que constituye esa realidad, aunque es ese conjunto de intersubjetividades en conflicto producida por el hacer de los diferentes sujetos, es importante reconocer que dicha realidad se va generando desde la incertidumbre de lo que todavía no existe pero que es un dado dándose en construcción que se va tejiendo en el tiempo y en el espacio donde el futuro es indeterminado, pero siempre desde esa espacialidad de sus localidades y cotidianidad temporal donde el sujeto hace y es en su presentepasado lo va moldeando. Para pensar sobre la realidad es conveniente tener como presupuesto que no sabemos mirar y escuchar lo que no está en la realidad aparente, que lo latente de lo real está más allá de lo evidente, de manera que se tiene que considerar los dos puntos anteriores. Más aún, implica estar consciente de que nuestra mirada y escucha está mediada por la perspectiva que deviene de la posición desde la cuál observamos, vivimos y sentimos, que muchas veces no es la misma realidad particular de los sujetos que miramos, aunque si en lo general, de manera que la pretensión de vincularnos y reconocer el contexto de la lucha, la resistencia y los proyectos de autonomía de otros tiene que ver también con lo que desde nuestro contexto particular estamos viviendo. Otro elemento a considerar es que la situación económica, social y política que se vive está siendo impactada por la acción de todos los millones de sujetos singulares que constituimos la sociedad pero también como clases, familias, pueblos, barrios, etc. que conformamos como colectivos y sociedades en movimiento. Esto se plantea así con objeto de que se considere a las personas que con todo, actúan y constituyen en colectivo su imaginario social y las formas de organización y relaciones sociales. En cada contexto local y cada pluralidad de sujetos que lo constituye, generan condiciones particulares que exigen formas de hacer política que atiendan

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dichas particularidades, es decir, a partir de las reflexiones de cómo mirar, cómo escuchar, cómo caminar-preguntando, etc. sobre su situación respecto de lo que en cada localidad y comunidad se está creando y transformando sin que sea evidente, pues no se debe implantar desde fuera de los sujetos un análisis de su propia práctica cotidiana, proyectos de autonomía y emancipación. Cómo entender el análisis de la realidad como un autodiagnóstico En algunos espacios de trabajo político, en otros tiempos y coyunturas, hemos acostumbrado nombrar radiografías y diagnósticos, cuando se ha trabajado el análisis y la reflexión en situaciones determinadas y coyunturales concretas, lo mismo que en las discusiones y reflexiones políticas colectivas actuales, sin embargo, tal vez sea necesario pensar, en la lógica de la autonomía, en el autoanálisis y el autodiagnóstico, a sabiendas de que sólo serían conceptos técnicos abiertos y que está por delante construir el tipo de metodología de trabajo que es pertinente en relación con la problemática y los sujetos involucrados. En este sentido, es seguro que no partimos de cero (no estamos en ningún punto de partida y menos de llegada), pues son muchas las experiencias de lucha de colectivos y organizaciones sociales que han experimentado metodologías en la línea de procesos de investigación-acción (en todas sus derivaciones) y de análisis de coyuntura y autodiagnóstico. Con todo, la reflexión en torno a la agenda y el sentido de la lucha social anticapitalista en Jalisco, exige pensar cómo se teje la resistencia, entre los sujetos que la protagonizan desde sus espacios y tiempos. Esta reflexión tiene sentido en la perspectiva de reconocer las necesidades y posibilidades de vinculación en los colectivos y con las personas que están colocadas en esos espacios de resistencia anticapitalista (o al menos no subordinados al sistema político). Esto, en la perspectiva de no seguir reproduciendo la forma de hacer política pragmática e instrumental de llevar desde fuera “la línea-la concienciala neta”, sino atender la experiencia de apoyo mutuo (lo comunitario-cotidiano) y constitución de un sujeto en común, es decir, como pluralidad de sujetos, que coincidimos en un hacer político y una forma de hacer política. Entender el diagnóstico como reconocimiento de la realidad que están construyendo los diferentes sujetos y no reducirse a la descripción de los efectos producidos por los actores hegemónicos que, sin embargo, es importante reconocer para dar cuenta del carácter de la dominación y explotación que han logrado infringir al resto de la sociedad. Así mismo, está la exigencia de construir un análisis de la realidad que incluya las posibilidades de acción política que influyan en los procesos económicos, sociales y culturales que están dándose. La posibilidad de reconocer la potencialidad de los sujetos que por sus condiciones de vida y conciencia política están dispuestos a formular y escuchar preguntas que se conviertan en dispositivos para la iniciativa política que influya en su condición presente.

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Dar cuenta de las estrategias y las iniciativas diferentes que se están aplicando por los diferentes sujetos, la dominación y la resistencia que se configura y la política de alianzas, solidaridad y apoyo mutuo que cada cual se construye. Advertir en lo posible de las posibilidades de desarticulación de los movimientos a causa de las estrategias hegemonizantes de los grupos de poder económico y político, y la posibilidad de conformar una estrategia de articulación de la resistencia. También, desde la perspectiva de los sujetos, dar cuenta de las acciones y esfuerzos de resistencias locales, tratando de identificar los elementos que pueden vincularse y las iniciativas políticas, culturales y económicas que pueden concretar la solidaridad, la ayuda mutua y la defensa común frente a las políticas neoliberales. En términos generales, habría que preguntarse y hacer una reflexión crítica sobre tres cuestiones básicas: 1. ¿Qué significa el diagnóstico, el análisis de coyuntura, el saber organizado, qué resulta pertinente para que el movimiento de resistencia anticapitalista pueda resolver de mejor manera la lucha y la construcción de un México nuevo, para favorecer y potenciar su práctica política en concordancia con una ética y política que reconozca la dignidad, la autonomía y la autoemancipación? 2. ¿Cómo se construye el diagnóstico, el análisis de la realidad y se organiza el saber necesario para orientar nuestro caminar; de tal manera que no se caiga una vez más en el error de exportar la línea de acción política y organizativa por unos cuantos ilustres al movimiento y a los sujetos de la acción? 3. ¿Cómo reconocer que el proceso social y la acción de los diferentes sujetos que conforman México puede desembocar en múltiples senderos, dependiendo del tipo de acción y movimiento que provoquen? ¿Cómo evitar caer en la ilusión de que el camino ya está trazando de antemano y diseñar nuestra estrategia de lucha y de vida cotidianamente en el entendido de que el futuro se construye en el presente y de que la forma de hacerlo es determinante y no sólo la buena voluntad y un contenido utópico? Estas son sólo algunas preguntas que pueden hacerse para caminar en la búsqueda y realización de un quehacer que refiere a la necesidad de hacer un diagnóstico y un mapa que oriente en nuestra práctica política. Reflexión autocrítica sobre el análisis de coyuntura y la geoestrategia. Uno de los obstáculos que, aunque poco evidente, determinante para la práctica política, es el tipo de análisis que hacemos, pues de cómo pensemos la realidad es la manera de abordarla. En experiencias anteriores llegamos a considerar la metodología del Análisis de Coyuntura, la perspectiva de la Geoestregia, el análisis de los corredores multimodales de la estrategia del capital, entre otros; en esta última incurrimos en el error de considerar que se

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trataba de La Estrategia del capital y de su proyecto, y no de un sector de capitalistas, la pensamos como si fuera de todos los capitalistas y, la convertimos en el espacio y el lugar desde donde podíamos ofrecer resistencia a sus programas. (Este fue un señalamiento que el EZLN hizo en su momento). Para poder asimilar esta experiencia, se tiene que reconocer varios elementos que a modo de preguntas se pueden abordar para su reflexión: ¿La estrategia de los corredores era una teoría que soportaba programas como el ALCA? ¿Era una estrategia, entre otras, que le sirvió al capital para distraer tanto a las burguesías locales como a los movimientos de lucha local? ¿Construía, un sector de la burguesía, un espacio para la aplicación de su programa neoliberal Existían oposiciones y pugnas intercapitalistas (¿y entre quienes?) contra el PPP, por ejemplo, y se disputaban el lugar desde donde producir sus mercancías (en el territorio que va de Puebla a Panamá, o bien en China y el sureste asiático?) o simplemente hubo un cambio de planes ante la oposición de los movimientos y pueblos de México y Centroamérica? ¿Qué significa pensar la realidad desde las condiciones de vida y lucha de los propios movimientos y comunidades, y cómo se establece el espacio y el tiempo de la confrontación desde los planes y estrategia de los movimientos? ¿La lucha de la comunidad de Atenco contra la construcción del aeropuerto, puede resultar significativa para comprender la racionalidad que está detrás de la estrategia capitalista, que como todo instrumento para operar programas y planes puede sufrir quiebres y desactivarse en la confrontación con las oposiciones? Además de todos estos cuestionamientos, resulta conveniente observar los aspectos en los que creímos como militantes, independientemente que la estrategia de la resistencia desde los corredores haya sido errónea. La participación ahí trajo para muchos compañeros la experiencia de un trabajo político de lucha, de alianzas, de discusión, de análisis y de reconocimiento de la tarea de hacer diagnósticos; es decir, de un campo de acción donde se ponía en juego una práctica política integral. Ciertamente fue diferente para cada región y cada compañero. Se vivió lo que es una estrategia de lucha, un plan (ahora se discute si era la estrategia y el plan del capital) y todo lo que implica la construcción político-organizativa en un frente de acción. Los análisis y los diagnósticos a partir de los espacios que llamamos corredores de resistencia nos permitieron transitar un tiempo de la coyuntura que se abrió con el silencio del EZLN después de que no se cumplió por el gobierno los acuerdos de San Andrés (La Ley COCOPA). Considero que no hemos reflexionado lo suficiente sobre lo que significa la ruptura de los acuerdos de San Andrés al legislarse una ley que no corresponde. La lectura de esto, como resultado de un proceso de varios años en los que el Estado no abandonó la Guerra de Baja Intensidad, más aún, la está modernizando, solo puede ser que la guerra podrá subir de intensidad en

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el momento en que la clase política dominante considere que no habrá suficiente respuesta de la sociedad civil para parar la guerra, mientras el exterminio lo llevan a cabo en la estrategia de contrainsurgencia. El debate que nos plantean los compañeros del EZLN en los últimos años, tiene que ver con esto y específicamente se plantea el cuestionamiento del trabajo político-organizativo que es pertinente para construir la fuerza organizativa zapatista que logre enfrentar con éxito la estrategia de guerra del Estado mexicano y el “imperio” norteamericano. La política de organización y lucha con base en la construcción de la autonomía entre comunidades y pueblos, es una forma de hacer política organizativa. Por otra parte existen una serie de elementos que son sintomáticos sobre la forma en que el Estado está implementando su estrategia de corporativista, de cooptación, asistencialismo y represión: a) Las redes de ONG’S que vienen incorporándose desde hace varios años, 1995 por lo menos en varias entidades y municipios, al proceso de reconversión y modernización del régimen político, y con más contundencia a partir de la derrota electoral del PRI en julio del 2000, han estado dando señales de interesarse y participar en los corredores de resistencia. Considero que esto tiene que ver con el cambio de “rubro” al que las ONG’S están dispuestas a propósito de las bolsas de dinero que se están ofreciendo para trabajar en el campo controlado de la interlocución como antiglobalistas. No hay que perder de vista que como parte del proceso de modernización del régimen político se está operando un sistema corporativista en el que varias redes de ONG’S son los nuevos mediadoresmediatizadores y así como se movieron de los espacio diversos donde se encontraban en los 90’s pasaron al campo de la democracia y los derechos humanos siguiendo las directrices del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; y ahora se prefigura la posibilidad de que un buen número se pasen al campo de la antiglobalización light, ligera, como el lugar por excelencia hoy para la interlocución ad hoc del espacio y el tiempo de la globalización neoliberal. b) Cuando se convocó a los llamados corredores de resistencia se observaron dos problemas: las ONG’S querían llevar las cosas hacia la lógica de lo electoral y la renegociación del TLC y en ese sentido de la resistencia antiglobalización que abre la posibilidad de negociar los acuerdos de libre comercio sin atender la lógica de la resistencia desde la situación local, de hecho, las ong´s están aún instaladas en esta perspectiva estratégica y se han posicionado en los espacios abiertos por el Estado para cumplir su papel mediatizador con las organizaciones y movimientos sociales. c) Se empezaron a evidenciar síntomas de quiebre en la estrategia neoliberal. Las luchas locales que en todo el planeta han establecido diques a sus planes y estrategias globalizantes (Atenco, Chiapas, Argentina, Paraguay, etc.); la crisis y contradicciones de Estados Unidos, la nueva correlación de fuerzas en Asia con la Organización Mundial del Comercio, y la posible constitución del bloque para controlar el mercado Euroasiático por parte de China, Rusia India y países de sureste asiático; los quiebres al interior del

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bloque de países imperiales por motivos de corrupción, fraude y acumulación de capital que ha provocado que varias transnacionales tronarán; así como el desgaste que les a provocado su política de guerra contra el mundo musulmán en aras de apropiarse del petróleo y el gas. d) No debe perderse de vista que la conformación del “campo pacificado” como escenario para la nueva fase para la democracia controlada, después del periodo de guerra fría, a partir de 1989, constituyó el nuevo escenario de repartición del mundo unipolar y que después de parecer como que se había estabilizado inició un nuevo ciclo de crisis y recesión que impacta en todo el planeta. Ante este contexto es necesario un replanteamiento de las formas de hacer política y la militancia que reconoce la necesidad de organización con fuerte espíritu de cuerpo capaz de sostener iniciativas políticas que en tiempos de crisis política y económica exige prepararse para desarticular la represión. Además de evitar entrar al terreno de los partidos y las ONG’S que juegan al interlocutor con el Estado y que, por tanto, se propicia que choquemos innecesariamente con ellos. En el mismo espíritu es menester reconocer la necesidad de contar con una formación política sólida que nos permita hacer el análisis y la discusión, así como sostener un debate político que confronte posiciones que favorecen el neoliberalismo y muestre la alternativa que representa la otra campaña y el Zapatismo. En ese sentido, se reconoce que es una necesidad el constante análisis del contexto en el que se está dando la lucha. El análisis de (coyuntura) sobre nuestra situación no se hace de una vez y ya queda, sino que es una práctica política permanente, pues la realidad está en constante movimiento y ésta se constituye por la acción de los sujetos. Los diagnósticos no deben ser ajenos a la práctica y a las luchas ya que son al mismo tiempo materia prima para el análisis y de eso depende la estructuración de planes y estrategias. Con el diagnóstico hacemos política cotidianamente y éste debe de ser un autodiagnóstico: reconocer cómo estamos en la realidad. Es importante reconocer que existen situaciones políticas en que las iniciativas más importantes son de carácter político-organizativo sin que necesariamente tengan una manifestación hacia fuera y en relación con otras fuerzas sociales, esto con la intención de reestructurar y consolidar la organización y la militancia que permitan sostener nuevas iniciativas políticas de lucha. Retomar en estos momentos todos los elementos que han surgido del zapatismo sobre las formas de hacer política de nuevo tipo significa al mismo tiempo concretar una militancia zapatista, es decir estudiar y apropiarnos de una práctica organizativa que sea la base para pensar el futuro de relaciones sociales no capitalistas. El crecimiento de la militancia zapatista en este contexto no debería entenderse como la clásica afiliación de personas que utilitariamente puedan ser soporte de una política organizativa sino en función de un trabajo político concreto y que al mismo tiempo haga crecer al movimiento del zapatismo con cada vez más militantes de la causa zapatista.

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El proceso zapatista de construir una organización de nuevo tipo es un gran desafío que exige una nueva forma de hacer política y un método en el que el caminar preguntando nos oriente. En este sentido, es necesario que el enlace y la articulación entre las personas y los colectivos diferentes debe de ser en función de iniciativas políticas donde los medios con los que cada quien cuenta se pongan al servicio de la articulación y acompañamiento de las luchas y los movimientos sociales (materiales, análisis, herramientas, etc.). Asimismo, es pertinente reconocer las redes preexistentes como embriones de organización, nodos del tejido social, relaciones informales y formas de resistencia para poder facilitar su articulación a través de apoyo mutuo e intercambio de información políticamente pertinente y la posibilidad de compartir ejes de acción y campos de trabajo con iniciativas comunes. Pensar en cómo facilitar dicha articulación a partir de identificar las carencias de los núcleos y colectivos en lo que se refiere a información, formación, medios y materiales, y promoviendo la elaboración de diagnósticos y autodiagnósticos que puedan superar las carencias al reconocer las capacidades que colectivamente se pueden desarrollar. En la perspectiva de convertir a cada sujeto que conforman los núcleos y colectivos en un puente con capacidad de transmisión y articulación entre grupos personas y movimientos, y que promueva la evaluación permanente del trabajo; esto es, reconocer la capacidad de generar saber local, iniciativas propias, formas creativas de participación, extensión de relaciones con grupos y movimientos, capacidad de documentación y análisis, y el desarrollo de la calidad de diálogo interno y externo que logre mantener la horizontalidad entre todos y con todos reconociendo lo colectivo. Premisas para configurar una metodología del Caminar Preguntando1 • • • •

Es un método que implica estar-desde-con-la-gente. Preguntamos para saber por qué lo hacemos y para la acción. Estando desde dentro, desde el lugar de los sujetos. Es un método que implica reconocer: quiénes somos, qué hacemos, dónde lo hacemos, cómo lo hacemos, es decir, el reconocimiento de un autodiagnóstico: Los planes colectivos es el resultado de este proceso de reflexión, autodiagnóstico y elaboración de planes de trabajo. De aquí se propicia la rearticulación y agrupamiento de los participantes, ubicándonos y confiando en los compañeros, pues todos estamos involucrados. Dando cuenta cómo se empuja la conciencia con la voluntad. Estando-haciendo de este modo el trabajo político estamos en condiciones de aprovechar coyunturas a partir de la acción de los sujetos.

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Quiero hacer notar que estas premisas las recopile recién iniciada la discusión sobre el caminar Preguntando entre compañeros de fzln al iniciar la década del 2000, ahora me parece que algunas ideas podrían ser replanteadas sobre todo las que se refieren al acompañar a sujetos y movimientos pues contienen una tonalidad que deja ver que se trataba de hacer un trabajo como acompañante, es decir, junto con y no desde el propio sujeto.

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Con la colectivización del trabajo y la complementación se pueden compaginar visiones para podernos ver y construir un tablero y calendario desde abajo. Uno de los objetivos del caminar preguntando es no suplantar ni imponer, ni cooptar ni dirigir, que son cualidades de la forma de hacer política que se asientan en la idea de ser vanguardia, de llevar desde fuera la conciencia de clase y de controlar los aparatos del estado-poder para sólo entonces cambiar y emanciparse. Por lo tanto, el caminar preguntando es un especie de método de y para hacer política que tiene su asiento en varias premisas: - más que una forma de enseñar es aprender con el intercambio - más que una forma de interpretar al otro es propiciar que se caiga en cuenta juntos y al mismo tiempo, interpretación conjunta - una forma constante y simultánea de transferencia y contratransferencia del saber, a partir de poner en común lo que se sabe y lo que no se sabe, de tal manera que no se endilgue a nadie el papel de conocedor - una constante reflexión, autocrítica, de lo que se dice y se hace en relación con los otros. Es decir, de la posición que se toma, debe ser objeto de autoanálisis para evitar caer en las formas de dominación conscientes e inconscientes que nos aquejan en y como parte de la cultura centenaria de la que somos producto, pero también, y sobre todo producentes. En el ámbito del trabajo político, de investigación, educación, etcétera, en el que exista la voluntad de respeto y reconocimiento al sujeto y, más aún, de concretarse dicho trabajo en la posibilidad de convertir en parte de un proceso de autodiagnóstico, co-investigación autónoma, reconocimiento de saberes locales y del contexto histórico-social, por parte del propio Sujeto, estaríamos en el camino de otro proceso, el de construcción autonómica y autogobierno y reconocimiento de Lo Colectivo; así, estaríamos en la generación de un proceso de Formación donde el método del caminar preguntando puede ser un guía para la acción.

Observaciones generales sobre el que hacer en el acompañamiento del trabajo político en la perspectiva del método del Caminar Preguntando • •

Este es un proceso que hay que identificar para saber en donde vamos para tener claridad en la intencionalidad política y las perspectivas posibles. En el proceder/caminar con los colectivos y personas, y después de hacer el autoanálisis/diagnóstico, volver a preguntar y propiciar el caer en cuenta de la situación que se analiza preguntándose, por qué tienen que ser las cosas como están. A propósito de compromisos y acuerdos, planear con los compañeros de los frentes de trabajo a partir de situaciones limite que se presentan, con intención de saber qué hacer nosotros y ellos. Es decir, tener clara la intención política en el acompañamiento y encontrar, conjuntamente, soluciones. Además, por ejemplo, 8


enlazando con otros frentes y colectivos para resolver, con el apoyo e intercambio, los problemas concretos. Para hacer nuestra planeación habrá que realizar análisis; reflexionar, dar seguimiento y ver la perspectiva. Preguntándonos cómo se está dando la organización y cómo en el acompañamiento propiciar las formas de hacer política con el caminar preguntando. Todas las dimensiones, aunque discontinuas, de alguna manera son medios para hacer política, por tanto, deben ser congruentes con el fin, pues los principios y medios son el fin. Será conveniente que toda acción (principal) concreta, conlleve un desglose de actividades diferentes que la hacen posible, con intención de saber cómo se va concretando y puede desarrollarse el proceso de acompañamiento, y cómo todo se va intencionado en la perspectiva de crear una red de horizontal con una forma de hacer política: Autonomía, rebeldía, dignidad, etc.

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Anexo 1. Pensar a contrapelo para reconocer el que hacer de los sujetos Hoy es pertinente tratar de mirar cómo la acción política de los sujetos sociales puede generar nuevas situaciones y contribuir a transformar la realidad social, y esa mirada, convertida en una forma de pensar resulta necesaria en una época en que la dinámica y la crisis social y económica promueve un pensamiento sin esperanza y subordinado a los intereses del capital. En los últimos quince años, se han observado cambios en el orden de lo político y lo social que no se podrían explicar suficientemente sin considerar la acción política de estos sujetos sociales. Se han generado procesos que dieron como resultado la crisis de la hegemonía política del partido de Estado, la alternancia gubernamental después de más de sesenta años de mantenerse el PRI en el gobierno, de nuevo la crisis y decadencia de los partidos junto con el sistema de gobierno, la emergencia de movimientos sociales que ensayan sus primeros pasos en el hacer político al margen del poder y del Estado. Oaxaca y Chiapas son dos casos con sus ensayos de autogobierno y rebelión. Por eso afirmar que la acción política de los sujetos puede generar nuevas situaciones, tiene sustento en los cambios producidos en los últimos años donde, insisto, la forma de hacer política ha sido determinante para gestar una opción de futuro diferente al que se presenta por el discurso hegemónico del neoliberalismo. Así, el papel del sujeto en la construcción de la historia a través de su propia emancipación y autonomía, se puede observar en la iniciativa abierta por estos sujetos y su forma de entender y hacer política que, aun cuando a sufrido repliegues, continua generado procesos que se mantienen abiertos a través del quehacer político cotidiano, ensayando la constante ruptura con la tradicional cultura política. Lo dicho hasta aquí no es más que el reconocimiento de la existencia de una pluralidad de sujetos sociales y políticos, que desde su cotidianidad ha sido capaces de crear y transformar. La clave aquí es caer en cuenta de que son precisamente los sujetos quienes hacen lo que hacen, y que pueden dejar de hacerlo y nadie puede suplantarlos. El problema es que no se sabe mirar desde adentro y desde abajo, desde el espacio y el tiempo del sujeto que se aprecia. En este mismo contexto, los partidos y la gran mayoría de las ONG´s siempre quedaron del lado del poder y la reproducción de las relaciones de dominación. Esto es así aunque se le llame de la manera que sea, pues la emancipación sólo puede ser autoemancipación y ella se constituye a través de la autonomía, la autogestión, el autogobierno y el apoyo mutuo como formas de hacer política. No hay manera de justificar la ayuda, la caridad, el asistencialismo, la promoción, la facilitación, el encauzamiento o cualquier tipo de formulas que se les asemejen es organizarlos desde fuera, si no se es parte del propio sujeto que vive, que lucha, que se organiza, en tanto que no se es parte del proceso de relaciones sociales que laten cotidianamente en el campo donde se llevan acabo, no se justifica llegar desde fuera del espacio del sujeto social bajo

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pretexto de organizar, sistematizar y bajar información a las bases o de enseñarles como es que viven lo que viven. Ciertamente existe la ingenuidad y la ignorancia, que no son menos peligrosas ni menos eficaces para obstaculizar los procesos de emancipación y lucha, sin embargo, en la gran mayoría de los individuos que en lugar de practicar la autonomía en su propia territorialidad donde reproducen su vida, se convierten en profesionales de la política, de la asistencia social, de la ayuda humanitaria, del análisis político o de la academia institucionalizada, subyace, cuando menos, la perversión del sentimiento de culpa inconsciente y el autoritarismo, por decir lo menos para concederles el beneficio de la duda de que, como primera intensión, no lo hacen por interés económico y por inconsecuente convicción; sin embargo, en política, la “buena voluntad” es hija de la mala conciencia, la culpa inconsciente que no respeta al otro en su condición de sujeto Pensar la historia a contrapelo es reconocer cómo es que se da en la cotidianeidad los procesos de independencia y autonomía, la creatividad de los sujetos por sobrevivir, pues para millones de personas vivir hoy es resistir a la colonización y la dominación. Es decir, entender cómo el sujeto indígena, campesino, las mujeres y jóvenes de los pueblos de América construyen la nueva revolución de independencia contra la nueva colonización, desde la resistencia cotidiana que se recrea en la construcción de autonomía y dignidad. Walter Benjamín advierte que las luchas de liberación y emancipación social del presente se inspiran en el sacrificio de las generaciones vencidas, en la memoria del pasado, de manera que pensar la historia a contrapelo implica desmarcarse de la idea del tiempo continuo del calendario de los colonizadores. Así pues, las resonancias de la rebeldía que se vivió en la revolución de independencia hace casi doscientos años, se pueden mirar en la actualidad, aunque para verlas hace falta una mirada diferente a la que acostumbramos, una mirada a contrapelo de la que nos tienen acostumbrados los académicos, intelectuales, periodistas y políticos profesionales que desde sus plataformas interpretan, dictan, nombran y exigen a todos los demás sujetos. Este desde dónde tiene en el territorio de América Latina, en el Alto en Bolivia, en Ecuador y Perú, en Guatemala y Honduras, en Argentina y Brasil, en México, pero no solamente, el lugar de la rebeldía y la dignidad, y si queremos ubicarnos en lo más local, pues es Chiapas, pero también en cientos de municipios de Oaxaca, algunas decenas en muchos estados como Michoacán, Veracruz, Guerrero y algunos de Jalisco, donde la dignidad rebelde tiene su condensación más elaborada, y ello lo podemos constatar ya, por lo menos, durante el tiempo actual de los últimos años. Este desde donde en territorio de Jalisco tiene en la lucha de las mujeres y esposas que resisten de las familias obreras de Euzkadi, las mujeres y los hijos de la resistencia al despojo de la maquiladora Lix-internacional, los comuneros indígenas cocas de Mezcala que mantienen su territorio como propiedad comunal, los indígenas mixtecos, nahuas, purepechas emigrantes (cerca de

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treinta mil en la zona metropolitana de Guadalajara) que sobreviven al margen del mercado capitalista, los pequeños núcleos de trabajadores universitarios que resisten a la privatización encubierta y abierta de la universidad pública, los campesinos que resisten defienden su tierra y la conservan por medio de la agricultura orgánica y el comercio justo, las miles de mujeres que desde sus patios y jardines cultivan y producen para comerciar en los tianguis productos orgánicos como el maíz, mujeres que desde abajo y en silencio construyen la dignidad y un nuevo tiempo de vida; la resistencia de las trabajadoras y los trabajadores sexuales ante el robo de la policía y los gobernantes; la lucha de los braceros que más que por recuperar el dinero robado por el gobierno, están conscientes que es por su dignidad y el honor heredado a sus nietos y cientos de miles más que si alguien duda puede voltear a ver los informes de gobierno anuales de los últimos diez años, por ejemplo. En este sentido, cabe tener presente la idea de crisis de la cultura civilizatoria capitalista, pero también como es que todavía prevalece “el Estado y el poder que llevamos dentro de nuestra cabeza” (Zibechi, 2006), como parte de la propia mentalidad producto del anexionismo ideológico y constitutiva de la subjetividad que se despliega en el ámbito de nuestra realidad histórico-social tanto como en el ámbito de nuestra realidad psíquica; dos ámbitos de la realidad del sujeto que han sido sometidas a la represión, una parte respecto de nuestro pasado y otra con respecto del futuro, en tanto la dominación ha ejercido un poder sobre nuestras resistencias desplegadas desde nuestro poder-hacer colectivo y autónomo. Es importante insistir en esto de la dignidad rebelde para poder reconocer cómo esas formas de hacer política están sustentadas en la esperanza y el dolor, constituyentes de su vida cotidiana y que se convierten en nociones básicas y ordenadoras de su sentir y pensar, es decir en una especie de epistemología de la esperanza (González Casanova, 2000). Que cada quien sea el estratega de su propia resistencia En los últimos meses de este año del 2007, hemos podido observar como el despojo del que son objeto tanto las comunidades de Montes Azules en Chiapas, como en la ribera de Chapala y el sur de Jalisco y en general en todos los espacios habitados por los pobres de las ciudades y el campo mexicano, es operado por los déspotas iletrados de la clase política, afanados en “limpiar” de pobres los espacios de los centros urbanos y los territorios ricos en biodiversidad para explotarlos como parte de su industria turística. Esto se ha convertido en el eje de la guerra del capital en contra de los pueblos indios, con el objetivo de seguir acumulando capital a costa de robarles el último patrimonio que les queda, su tierra-territorio. Desde el año del 2001, cuando se violaron los acuerdos de San Andrés pactados entre el EZLN y el gobierno, la clase política ha venido instrumentando una guerra de rapiña y colonización violenta no sólo contra los pueblos indígenas. Lo mismo le han hecho a los trabajadores de la ciudad y el campo con la imposición de leyes y políticas públicas que violan la Constitución y sus leyes reglamentarias que se supone garantizan el derecho al trabajo y la

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salud, la educación y la cultura, la vivienda y la tierra, así como el derecho a la información, la libertad, la justicia, la democracia y la paz. Con un escenario nacional de represión policiaca y militar, que operan los gobiernos emanados de todos los partidos, cualquier iniciativa relacionada con acompañar a esos partidos políticos en sus intentos por legislar en el ámbito estatal o federal cualquier tipo de leyes, resulta no sólo imprudente sino complicidad con la guerra del capital contra el trabajo. Cómo olvidar las iniciativas que promovió el Banco Mundial en años recientes entre los partidos y organizaciones no gubernamentales con aquello de la democracia y el respeto de los derechos humanos como ejes ordenadores para la alternancia en el poder y la transición democrática y ni hablar de las leyes estatales indígenas que han impuesto para cerrar la pinza en la intensión de privatizar la tierra comunal de los pueblos indigenas. Estamos a tiempo de advertir que, en los planes de los verdaderos dueños del poder, los capitalistas, está utilizar al sector de la clase política más retrograda y reaccionaria para impulsar el despojo y la represión abierta para inhibir la resistencia del pueblo, y posteriormente utilizar al otro sector de los partidos y políticos que se hacen llamar de izquierda o liberales o de centro, para amortiguar lo que seguramente podría ser una rebeldía generalizada provocada por la represión y por la imposibilidad de reproducir la vida en las condiciones impuestas por las políticas neoliberales. En este sentido conviene reivindicar la importancia que tiene no dejarse seducir ni doblegarse ante el poder y el dinero en los momentos de mayor confusión y desesperación, pues la otra política, la que se hace al margen del poder y el Estado tiene mucho que ver con la dignidad, la independencia y la autonomía. Esto será más necesario que nunca en el momento en que la clase dominante le de el pase a un gobierno progresista como última fórmula para contener la rebeldía. El tamaño de la represión y el desprecio que se soporta, ha logrado hasta ahora contener o desarticular las iniciativas, pero no desaparecen del todo y tampoco puede contenerse por tiempo indefinido. Mientras tanto se realizan cientos de acciones en forma parcelada para dispersar el poder del Estado, ello se ha convertido en un dispositivo desde el cual se logra diluir la dominación del capital, sólo mientras todos caminamos al mismo ritmo. Dispersar el poder a través de acciones parceladas puede ser un buen método, si aplicado en común se realiza, al ser una táctica relacionada con la aplicación subversiva de la regla de dislocarse para evitar que nos identifiquen-clasifiquen-cosifiquen en un lugar común general. En los acontecimientos represivos en Atenco y Oaxaca en el 2006, la practica inhumana de desaparición y tortura de personas, es síntoma de cómo la guerra de baja intensidad que cotidianamente practica el Estado, es la realidad que impone violentamente el capital reflejando una grave crisis que, además del cierre de decenas de industrias por todo el país y el despojo disfrazado de desarrollo eco-turístico en territorios de comunidades indígenas y campesinas, demuestra también su crisis de acumulación de capital que quiere salvar con la rapiña de una nueva colonización de territorios.

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Como parte de la crisis del sistema social, la clase política en su experimento de alternarse en el poder gubernamental, logró generar expectativas en algunos sectores de la sociedad, particularmente en donde el PRD llego a gobernar metió en su lógica de ganar elecciones a colectivos y activistas sociales, envolviéndolos en sus formas de hacer política, de tal manera que en sólo diez años, 1997-2007, logro someterlos y desarmarlos, generando el reflujo de los movimientos y organizaciones sociales que se sometieron a la relación con la burocracia política de partidos y gobiernos. En estos pocos años se vio hasta dónde y hacia dónde se puede llegar con la clase política, burócratas déspotas y analfabetas funcionales en su gran mayoría. Se trata de una crisis del sistema político mexicano que pone a la orden del día la posibilidad de que se opte por resolverla por medios violentos, como ha sido en otras épocas. Ante ello, es necesario considerar que ahora existen sujetos sociales que no están en la disposición de ser parte de una solución en la lógica del propio sistema social capitalista, es decir, que no les disputa ni el poder ni el control del aparato del Estado, entonces, existen sujetos y voluntades para plantearse un proceso instituyente de un nuevo proyecto de nación con base en la construcción de la autonomía y la organización de los pueblos y comunidades. Son miles de resistencias organizadas y miles de luchas y manifestaciones de descontento espontáneas, por toda la geografía del país. El aparato militar y policiaco ejerce la represión, y ante la posibilidad de que sigan los brotes de descontento e insubordinación, se hace necesario construir una alternativa de defensa al mismo tiempo que de fortaleza. Esta posibilidad no puede pensarse al margen de la propia construcción cotidiana de la resistencia y la dignidad, mediante la organización y la reconstrucción del tejido social con base en la solidaridad y el apoyo mutuo para resolver las necesidades que van desde la sobrevivencia hasta las de seguridad en la reproducción de la vida dignamente. Considerando pues los efectos de la profundización de la crisis del sistema político, el flujo de los movimientos y luchas sociales, pero también su discontinuidad y la asimetría entre los diferentes procesos que llevan a cabo, es importante destacar cómo se da la vinculación de personas y colectivos en espacios de comunidad para la resistencia, como una manera de fortalecerse, creando dichos espacios o utilizando los que ya tienen para otras actividades, y desde ahí se encuentran para iniciar una relación de apoyo mutuo entre sus luchas a partir de iniciativas de trabajo en común, en el ámbito de lo local y lo regional, en una perspectiva de organización horizontal, es decir ensayando relaciones sociales sin dominación, reconociéndose como compañeros que se respetan. Espacios de comunidad en resistencia desde donde comparten experiencias de nuevas formas de trabajo y de vida. Un ensayo para la construcción de un nuevo sistema donde se da una oportunidad a la palabra de todos los diferentes que participan desde su resistencia, explorando formas nuevas de hacer política, un espacio donde se conversa y dialoga, se comparte

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sufrimientos y felicidades y se solidarizan en el acompañamiento de sus movimientos y luchas. Espacios de comunidad simbólico-reales en tanto se mueven hacia donde se esté luchando y resistiendo, y desde donde se puede escuchar la resonancia de otras luchas, como la de las comunidades indígenas zapatistas de Chiapas, la Asamblea de los Pueblos de Oaxaca, Los Sin Tierra de Brasil, los piqueteros de Argentina, los Aymaras de Bolivia, los Mapuches de Perú y Chile; de todos los que resisten y son anticapitalistas, con todos ellos hay ecos y resonancias. Imaginémoslos como una especie de gran archipiélago de resistencias. Se trata de miles de espacios de encuentro, impulsando acciones en común: de defensa ante la represión, de movilización y de construcción con base en todo tipo de necesidades: educación, salud, trabajo, etc., espacios de rebeldía que van emergiendo desde la necesidad de los sujetos, con autonomía individual y colectiva, como otra forma de hacer dentro del agotado sistema capitalista que hoy se pudre en corrupción, asistencialismo y autoritarismo. La autonomía en la práctica política Pensar la política desde la práctica de la autonomía implica una forma de hacer política condicionante para su autoemancipación. Pensar la autonomía como práctica social instituyente, para no quedarme en la abstracción, me lleva a pensar en las formas de hacer política de sujetos concretos como el zapatismo, a la experiencia de la autonomía comunitaria de los indígenas Mayas sublevados en 1994 reivindicando su dignidad y el respeto a sus derechos y cultura. Pensar en la política con sentido revolucionario, de acuerdo con el neozapatismo, presenta el reto de entenderse como permanente rebeldía, antes que partir del supuesto instituido de que tomando el poder y el Estado es suficiente para cambiar las relaciones sociales. Pero traducir en la práctica la permanente rebeldía exige de formas de pensar la política como practica transformadora de la realidad desde la cotidianidad y la localidad de cada sujeto. Pensar la política desde la practica de autonomía, trae consigo entender que la realidad social es una construcción social que depende del despliegue de la acción de los sujetos, pues no está dada de antemano, no está determinada por nada ni por nadie previamente, es el dado-dándose de la condensación de prácticas, utopías y proyectos lo que la construye. Así, entre la realidad y los sujetos, la práctica política es la mediación por la cual ambos se pueden transformar, más aún, de las formas de hacer política depende el cambio en las relaciones sociales o no. En este sentido, es necesario reconocer que, así como se genera un poder sobre la mayoría de los seres humanos que nos explota, desprecia y reprime, despojándonos de la posibilidad de satisfacer las necesidades y los deseos, así también es posible generar un imaginario y practica social instituyente del poder-hacer que se rebela contra la dominación que, de manera latente y muchas veces oculta va constituyendo relaciones sociales donde la autonomía,

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individual y colectiva, la autogestión y el autogobierno, se manifiestan desde la cotidianidad, que es desde donde se hace la historia. Dignidad, compasión, fraternidad, justicia, responsabilidad, humildad y compromiso son valores consustanciales a las formas de hacer política que no tienen el objetivo de buscar el poder sobre los otros, y que en el campo de lo político presentan el desafío de romper los esquemas desde los cuales se ha pensado la política, en los que la idea de poder y Estado, y los engendros correspondientes de partido y vanguardia dirigente, prevalecen. Pensar la política desde la idea de que la emancipación es obra de los sujetos mismos a través del ejercicio de la autonomía exige una ruptura con las relaciones sociales que instituye el capitalismo, con todo y los condicionamientos que dichas relaciones imponen para que prevalezca la dominación, es decir, dejar de reproducir las formas instituidas de relación social. Cómo hacerlo es un problema que el zapatismo aborda cuando el sub comandante Marcos dice: “hay que cambiar las formas organizativas, incluso rehacer el quehacer político para que esto sea posible. Cuando decimos no a los líderes, en el fondo también estamos diciendo no a nosotros como ejercito, pues consideramos que no es ético que todo se valga por el objetivo del triunfo de la revolución… no creemos eso de que el fin justifica los medios. Finalmente nosotros pensamos que el medio es el fin. Construimos nuestro objetivo a la hora que vamos construyendo los medios por los que vamos luchando. En ese sentido, el valor que le damos a la palabra, a la honestidad y a la sinceridad es grande, aunque a veces pequemos de ingenuos” En esta idea de cambiar las formas organizativas y rehacer los modos de la política es lo que pone de manifiesto que las prácticas, utopías y proyectos que el zapatismo ha estado planteando reivindica una suerte de autonomía donde la escucha y el dialogo colectivo sean el principio de la autoorganización, pero también concientes de que un cambio radical en las formas de hacer política debe de pensarse como un proceso donde coexisten elementos de la vieja y la nueva política que exige el cuestionamiento y la crítica, aportando ya con ello un elemento de transformación, que si se continua socializando será el germen de socialidades distintas, es decir relaciones entre sujetos que dejan de hacer y reproducir la dominación capitalista. Hacer política, utilizando el caminar preguntando zapatista, es un método del quehacer político que exige poner por delante el escuchar antes que el hablar, pues el hablar trae consigo el decir qué hacer; el caminar preguntando exige preguntar en la perspectiva de escuchar la resistencia a la dominación, preguntar para problematizar y no para demandar una forma de hacer las cosas, para hacer caer en cuenta y no para dirigir en un sentido de modo vanguardista. También exige escuchar con respeto y regularmente caminar en silencio sin exhibirse, escuchando y dialogando desde los movimientos y luchas haciendo puente y enlazando para construir lo colectivo. Así, el caminar preguntando, tiene como premisa el reconocimiento, la autorreflexión, individual y colectiva. Es decir, el ejercicio de la autonomía, individual y colectiva.

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Rafael Sandoval Álvarez Septiembre del 2007 Anexo 2. Ideas contenidas en Una lingüística que escucha la realidad de Carlos Lenkersdorf. 1. Escuchar lo que las palabras dicen: “el contenido semántico del hacer de los verbos”, y no sólo “las relaciones formales de los verbos en el contexto sintáctico, es decir, un esquema y un método no derivado de lenguas mayas, sino de criterios occidentales… de la lingüística en uso” (Lenkersdorf, 2006). 2. Escuchar no sólo “el aspecto formal de los enunciados”, sino lo que las palabras dicen, oír las palabras como habla, que es una forma de ser que significa lo que hace del sujeto del habla quiere representar de la realidad, pues “las lenguas forman parte integral de la realidad que viven” (Ibíd. 9). 3. Escuchar es un acto que no es igual en todos, “no escuchamos de la misma manera”, mucho en ello tiene que ver con la historia que hemos vivido, así, una palabra significa y recuerda una determinada historiamemoria; por tanto, las palabras no son indiferentes respecto a la realidad de los que las pronuncian y tienen que ver con su historia. 4. Escuchar lo que las palabras comunican tiene su cierta independencia con respecto de la significación que tiene el pronunciarlas, pues en lenguas como la de los tojolabales “distinguen entre palabras habladas (x´umal) y las escuchadas (´ab´al). Por eso, al llamarse tojol´ab´al representan al pueblo que sabe escuchar bien” (Ibíd. 5). Escuchar conlleva “las razones por las cuales posee una manera determinada de escuchar. Se trata de no des-pojar de las palabras lo que enlaza de la realidad vivida en el acontecimiento que dio “motivo” para resignificarle.

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Anexo 3. Las siguientes son ideas de los análisis del economista Sergio Rodríguez Lascano sobre la crisis actual que pretenden favorecer la discusión. •

La depresión económica a la que va el sistema capitalista se puede convertir en una crisis generalizada de las relaciones de producción. Por lo pronto, se manifiesta en el ámbito financiero y en el de sobreproducción de mercancías. Y esto de por si detiene el ritmo de acumulación de capital que traían en los últimos 25 años los grandes capitalistas solamente.

Paradójicamente, la explotación de trabajadores y, por tanto, las ganancias de los capitalistas crecieron espectacularmente pero como las ganancias las metieron a la especulación financiera y dejaron de reinvertir en la producción básica, dejando en el desempleo a la mitad de los trabajadores, pues de agudizaron las contradicciones del propio sistema de relaciones de producción y sociales que impone el capitalismo.

La relación entre las ganancias que genera acumulación de capital y la competencia regulada a favor de los más grandes capitalistas provoca la inestabilidad permanente de la economía en los últimos 30 años sobre todo. Con la crisis integral más se concentra la acumulación de capital.

La explotación sin dar los mínimos para que los explotados vivan y se reproduzcan, está atentando contra la fuente principal de la plusvalía de la que obtienen la acumulación de capital.

El despojo es el otro medio por el cual acumulan capital y la resistencia ha ido extendiéndose ante dicho despojo.

Como el capitalismo es minado con la crisis habría que ver si hay quienes puedan destruirlo y en qué medida, esto considerando que prácticamente se sostiene generando la guerra total contra la mitad de la población. Por tanto las potencias imperiales se juegan la hegemonía no sólo en lo económico sino también en lo militar. Y todo indica que así como EEUU fue el ganón económico haciendo la guerra, ahora haciéndola perdió la hegemonía económica.

En el contexto de crisis se incrementa el proceso de centralización y concentración de los capitales y la monopolización. Ahora, el capital monopólico norteamericano se expande a otros países pero al mismo tiempo la industria norteamericana está quedando en propiedad de burgueses de otros países. Así podemos observar, la concentración de fortunas nunca vistas en países diferentes.

Conforme avance el tiempo de la crisis, en México se manifestarán los efectos del sometimiento político y la dependencia económica, productiva y comercial, que la burguesía y la clase política han mantenido con EEUU. Sobre todo, considerando que las ganancias petroleras, las remesas, el dinero del narco, la riqueza de las 39 familias más ricas de México (en 2008 representaban el 15% del PIB) y las inversiones y ganancias de las 18


trasnacionales asentadas en México verán detrimentos o incapacidad de desplegarse. •

Es cierto que en el siglo XX se vivió la temporalidad más extensa en la fase de auge de la economía-mundo capitalista y también estamos padeciendo la fase de crisis, en su fase de depresión profunda y más larga en el tiempo, 1935/1973 y 1968/2008, respectivamente (antes se observo un promedio de 26 años la fase B y hoy lleva 35/40 años según Wallerstein). Según Sergio Rodríguez Lascano e Immanuel Wallerstein los indicadores observables a los que se les puede atribuir este comportamiento, fenomenologicamente planteado, son: o Caída de acumulación de capital / baja tasa de ganancia que sustituyeron con mayor explotación: deslocalización de la inversión persiguen bajos salarios y mano calificada. o Inversión en capitalización financiera y baja inversión en sector productivo que no se reinvierten en un nuevo ciclo productivo. Así el incremento de productividad contrasta con aletargamiento de la producción. o Caída internacional de salarios y conformación de un ejercito de reserva mundial (que se convierte en presión a los salarios hacia abajo), caída de salario indirecto (prestaciones socioeconómicas), desaparición de prestaciones sociales (jubilación, salud, vivienda), incremento de ritmos de trabajo y alargamiento de jornada, subcontratación y perdida de seguridad en el empleo. o Renacimiento del trabajo esclavo en África, Asia y America Latina. o Regreso a la esfera del capitalismo de 2 mil millones de personas que permitió la relocalización espacial de la explotación y la ganancia. o El trabajo masivo de millones de personas a la megapolis capitalistas. o Es decir poder político directo del Estado hacia el capital de manera que no se ha respetado la propia regulación que imponía el Estado sobrepasando límites y mecanismos de dicha regulación. o Despojo que va desde quitar tierras a las comunidades, imposición de cultivos para agroenergia, de las presiones, del tiempo libre, de la cultura y la diversión.

La reorganización espacial del mundo bajo la lógica del capital. • • • • •

En los países imperialistas hay millones de trabajadores de los países del sur. En los países colonizados existen capitalistas que son parte de la lista de los más ricos del planeta. En todos los países hemos visto caída de los salarios y condiciones de vida y trabajo. Un auge mundial del despojo como mecanismo de acumulación: desde robarle la tierra a los pueblos indígenas y campesinos. Hasta de condiciones de vida. La lucha contra el capitalismo es mundial por lo que no se puede jugar a la correlación de fuerzas y a la geoestrategia. El problema no es la toma del Estado sino la toma de los medios de producción.

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No hay salida intermedia a la crisis, en tanto es una crisis en medio de una guerra. La mayoría de los dominados no pueden esperar nada de los explotadores. Ya no se acepta ni se puede legitimar la dominación capitalista; además la crisis pasa por todas las instituciones del Estado, las organizaciones corporativistas y las ONG´s. No se ve quien de los de arriba pueda ser legitimado para seguir reproduciendo el sistema político2. En las condiciones de la crisis actual el quehacer político se da en un contexto de descomposición del sistema social, la desesperación y la rabia de los de abajo e el condicionante principal/esencial en las luchas y en ese camino se tiene que tejer y articular y desde ahí tenemos que pensar el quehacer y no desde mapas, geopolíticas, geoestrategias, correlaciones de fuerzas (políticas de alianzas con todo tipo de posiciones que quieren la restauración del Estado y el sistema político).

Por ello resulta relevante que en el tiempo en que más jodido esta el Estado, con gobernantes y políticas de despojo y opresión, existan antropólogos, sociólogos y etc. que sostengan que su función más importante es evaluar y sancionar dicha política desde los formatos del propio Estado, pagados por la clases política gobernante para su “autoevaluación” y por supuesto para sugerir medidas que nunca tocan la raíz de donde nace la dominación y opresión que genera la pobreza. 2

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