OTRA HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN JALISCO* “Pasemos ahora a otra historia”, pero ya no con cierto dejo y desatención, sino con inquietudes e interrogantes al hombro, ojos y oídos en rumbo, pies y huellas en otro andar. Pensar y analizar la historia de Jalisco desde los “movimientos sociales”, desde los “sujetos” de esos movimientos y en el “largo plazo secular”, permite comprobar que en este territorio no ha habido dominación total, perenne y sin tropiezos. Que la dominación formalizada en cada ocasión por sujetos e instancias inmediatas y mediatas (la conquista, la colonización, el capitalismo liberal, el capitalismo de Estado y el capitalismo neoliberal) ha tenido fracturas, rasgaduras y hasta la posibilidad de desmoronamiento en sus bases de poder, suscitadas por sujetos y colectivos que han dicho ¡no más! a la agresión y negación impuesta sobre ellos, poniéndose en contra del sistema que los agrede y niega en su hacer y posibilidades de existencia1; y por lo mismo, mostrando y demostrando el desbordamiento de esa dominación en cuanto a relaciones sociales y de producción distintas.2 Urge abrir los cementerios de la historia –ponerlos con el rabo arriba- en los que se ha querido sepultar esta inmensidad y diversidad de historias de resistencia, rebeldía, lucha y rebelión en Jalisco desde el siglo XVI hasta la actualidad, con la mala intención de nublar y ofuscar la memoria y práctica política de los de abajo, para derrotarlos y someterlos bajo el falso tiempo y espacio de la dominación sin alternativas. Como bien dice Rafael Sandoval, “no falta escribir esa historia” como algo ajeno, sino desenterrar, descubrir y reconocernos en la historia cotidiana de luchas contra y más allá de la dominación que han estado implementando los distintos sujetos sociales en Jalisco en más de cuatro siglos y medio transcurridos. Es decir, la historia como condensación de pasado-presente-futuro de lucha y rebeldía contra y más allá del sistema, en el que participamos como sujetos o nos excluimos como espectadores u opositores. La historia no como erudición, sino como memoria de resistencia, rebeldía y rebelión antisistémica, y como compromiso de superación práctica inmediata y en proceso del tiempo-espacio de la dominación. Buscando encontrarnos y encontrarse entre los mismos sujetos de las resistencias, rebeldías, luchas y rebeliones de Jalisco en más de cuatro siglos y * Este texto es fruto de la rica y profunda discusión llevada a cabo entre las/os compañeras/os del Seminario de Movimiento Sociales Sujetos y Prácticas, en la sesión del 2 de octubre de 2008 sobre “La historia larga y secular de los movimientos sociales en Jalisco”, finamente coordinada por Jorge Regalado y Rubén Martín. Gracias a todos se comprueba, una vez más, la veracidad de la construcción colectiva de los conocimientos, que supera y libera de la supuesta y privilegiada individualidad del saber. 1 Negación de la negación impuesta. 2 Negación de la negación impuesta que conduce a una mayor negación, y así persistentemente, hasta que termina por volverse innecesaria la tentación de la afirmación del sistema de dominación. Es otra lógica, por supuesto, contra y más allá de la dominación.
medio transcurridos -oír y oírse, hablar y hablarse-, resulta entonces necesario no solo desempolvar documentos y datos, sino leer entre líneas, por detrás y por debajo de esos datos y documentos para recuperar la vida y palabra de los sujetos;3 más aun, desenterrar sujetos, colectivos e historias de lucha para ponernos cara a cara, oído con boca, hasta decirse compañera/o, convocándose todos/as a un inmenso presente en el que dialogando se junten las preguntas que han desglosado la más general del ¿qué hacer en el territorio de Jalisco? (¿cómo impedimos la brutal y desproporcionada conquista? ¿cómo regresamos a los españoles a España? ¿cómo impedimos el descarado y acelerado despojo legalizado? ¿cómo persistimos como pueblos? ¿cómo hacer que se valore el trabajo concreto de cada quien y cómo defender los derechos laborales tanto de los hombres como de las mujeres? ¿cómo defenderse o impedir la violencia y represión implementada sistemáticamente por el capital y el Estado? ¿qué hacemos con la clase política, el Estado, sus instancias y tiempos? ¿cómo resolvemos nuestras necesidades con autonomía, autogestión, justicia y democracia? ¿cómo cambiar el mundo? ¿cómo hacer avanzar la pluralidad de luchas sin control ni manipulación, sin arriba y abajo? etc.)4, y entonces sí conjuntar la fuerza y determinación que conforma esa constelación de respuestas en Jalisco, y ya sin la mentira y fragmentación que la dominación difunde y provoca. O sea, la historiografía, la comunicación y difusión histórica, como instrumentos en la conjunción de luchas y acciones en contra de la negación y superación del tiempo y espacio de la dominación. La historiografía, comunicación y difusión histórica como herramientas y complemento en la construcción de un “nosotros” persistente, rebelde y en rebelión constante y cotidiana en Jalisco, y en contrastante y dialéctica superación de la dominación. Rompiendo y superando, a la vez, con la fragmentación que separa y controla -impuesta por los administradores de la dominación- en cantones, zonas y regiones; municipios, agencias y delegaciones. Levantando las otras relaciones sociales e inter-colectivas que ya acontecen y tienen un largo proceso, en el mismo ejercicio y practica de las luchas antisistémicas de Jalisco. Esta otra historia de los movimientos sociales de Jalisco, acontece y se realiza ya en los sujetos y colectivos que persistentemente se resisten y rebelan contra la agresión y negación que ejerce el sistema contra su vida y sus derechos; solo que sigue siendo bastante corta y fragmentada (lo nuestro, los nuestros e inmediatos). Creo que entre ellos y con ellos, ser puede ampliar y hacer más grande y contundente la potencia histórica de la transformación social de Jalisco, México y el mundo entero. Porque no admito la supuesta contundencia de la historia fabricada por profesionistas, ajenos y distantes de los sujetos que han determinado a diario construir su potente propia historia. Y niego también la falsa suposición de la imparcialidad del hacer histórico.
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La historia como escuchar y hablarse con sujetos y colectivos siempre vivos, no muertos ni matados. La historia, primeramente, no como enseñanza y trasmisión de respuestas; sino como compromiso colectivo de no dejar caer al vacío y desmemoria las preguntas heredadas por los/as luchadores/as sociales de Jalisco. La historia como constelación de preguntas asumidas valiente y responsablemente en el presente colectivo y rebelde. 4
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Martín González 13 de noviembre de 2008 Zapotlán el Grande, Jalisco.
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