Notas surgidas en la sesión de Resistencias y solidaridades
Carlos Peralta Varela 2 de marzo 2009
1. Ideas iniciales A partir de la sesión del seminario relativa a la represión surgen algunas ideas que pueden retomarse para clarificar y aprender
Una primera surge de un apunte histórico. Entre las décadas de los sesenta a ochenta del siglo XX, la represión y la criminalización eran evidentes y los gobiernos tenían la suficiente libertad para criminalizar indiscriminadamente. Cualquier activista de movimientos sociales, y prácticamente por cualquier motivo, podía terminar en la cárcel acusado por delitos que no había cometido o por delitos que el gobierno fabricó para justificar sus acciones. A partir de los noventa se aprecian diferencias, posiblemente impulsadas por una creciente pérdida de poder por parte del PRI, una mayor observación internacional sobre el actuar de nuestro país, o un creciente aumento en la acción de la sociedad civil organizada, cansada de las arbitrariedades, impunidad y corrupción.
En la actualidad puede mencionarse que la represión mantiene dos posibles vías de acción, la pública y la privada. Para la represión pública usan las fuerzas coercitivas del Estado y normalmente la realizan cuando están abrumados por las exigencias de la sociedad. Por otro lado es evidente que se mantiene presente la modalidad no visible o privada de la represión. Cabe mencionar que se criminaliza a una persona o grupo de personas, cuando se levantan cargos por faltas o delitos, a consecuencia de su acción social. Obviamente los cargos pueden ser falsos o pueden ser fruto de la manipulación de leyes. En un momento dado los cargos podrían ser por verdaderas falta o delitos, pero no se contempla el contexto y problema social por el cual se generó la acción. Debe tenerse presente que la criminalización en la actualidad tiene un mayor costo público-político para los actores que la implementan, en la medida que ha aumentado la vigilancia de la sociedad y de otros actores (algunos internacionales), en relación a las acciones de los gobiernos. Si se criminaliza sin sustentar pueden perder mayor los gobiernos legitimidad.
2. La criminalización 1
Lo anterior lleva a que, en aras de plantear estrategias o planeas de acción, debe hacerse una lectura cuidadosa de las diferentes formas de represión y analizar las posibilidades de criminalización. El objetivo de criminalizar es generar temor, desorden y desgastar una persona o un movimiento, esto se logra cuando salen de su apuesta organizativa y tiene que introducirse en el enredoso laberinto de la impartición de justicia. La criminalización obliga a los grupos sociales a salirse de los planes de lucha propios e introducirse en la lógica y mecánica del Estado represor. La criminalización confunde a la sociedad puesto que la lleva erróneamente a creer, que todo aquel que participe en manifestaciones o acciones para defender derechos, esta a un paso de ser delincuente. Podríamos diferenciar dos tipos de criminalización, uno es cuando a una persona (luchados social), se le fabrica un delito que no cometió (como sembrarle droga) y el otro es cuando un grupo social viola una ley y el gobierno asume la aplicación de la ley en forma muy estricta, sin tomar en cuenta desde una perspectiva política, los problemas sociales que llevaron a violar la Ley. Este sería el caso de los grupos que bloquean carreteras o confrontan a policías, por ejemplo. Como mencionamos la criminalización tiene costos para el gobierno, no sólo implica el costo de echar a andar la maquinaria del laberinto jurídico, con policías, secretarios, abogados, cárceles y jueces, entre otros recovecos. También tiene el costo del deterioro de la imagen en relación al control público, de abrirse a ser observado y criticado por la sociedad, ser vigilado y ser expuesto ante la opinión pública, gracias a instancias que se encargan de la contraloría social y de instancias supra gubernamentales (como organismos internacionales), lo cual puede influir en deslegitimar profesional y éticamente, las acciones de gobierno.
3. La represión Por otro lado la represión no siempre lleva a la criminalización. Es evidente que aun existen formas de represión abierta y pública, que sobre todo se aplican a movimientos que desde la perspectiva del gobierno, han violentado leyes o ponen en peligro la paz social. Sin embargo no siempre la represión es abierta, ni se busca llegar al terreno jurídico. La represión también puede ser velada, en la medida que a los actores de la represión les conviene mantener el anonimato, exponerse poco y moverse en el ámbito de lo privado.
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Debe quedar muy claro que la represión obviamente puede ser originada por actores gubernamentales, sin embargo también puede realizarse por individuos o grupos con poder, que son tolerados desde el gobierno. Otra lógica de represión podría identificarse estrechamente vinculada a la estrategia gubernamental de seguridad pública. Esta lógica de represión la realizan las fuerzas de seguridad pública y va dirigida contra todo aquel individuo que por su apariencia o comportamiento pueda ser considerado sospechoso de delito o alguna falta administrativa. Es por ello que se generan forma de represión contra todos lo grupos de jóvenes banda que se juntan en los parques. Pero también se generan formas de represión para limpiar la ciudad de personas que podrían caer en la tentación de robar, como los limosneros, los limpiaparabrisas y los niños de la calle entre otros. Otra lógica de represión podría considerarse cultural. Esta fórmula de represión se aplica contra aquellos grupos que desde la perspectiva de gente en el gobierno o con poder, transgreden las “buenas costumbres”, transgreden los valores de la gente tradicionalista. Puede llegar a generarse una represión derivada de la estética personal, por la forma de vestir o de comportarse. Estas formas de represión cultural se aplican por ejemplo a gente que se define como libre pensadora, o a personas que abiertamente se visten de manera diferente o se definen como homosexuales, por ejemplo.
4. Formas y lógicas de la represión a) Tanto la criminalización como la represión tienen como objetivos: desgastar y confundir, humillar o paralizar infundiendo miedo, desorganizar grupos e imprimir una lógica y mecánica de trabajo ajena a los objetivos trazados por la organización. b) Las formas de represión son variadas, como mencionamos pueden ser abiertas o veladas, pero también pueden ser diseñadas en función de individuos en lo particular (por lo general líderes o personas clave de la organización), o en función de varios miembros en una agrupación. Las formas comunes dirigidas a individuos son: • Secuestros y desapariciones por corto tiempo • Hostigar con vigilancia pública visible • Generar problemas en su ámbito laboral • Amenazas a familiares y amigos • Amenaza con criminalizar (fabricarle un delito) • Agresiones físicas que pueden llegar hasta la tortura
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Las usuales dirigidas a movimientos • Buscan cortar los diferentes apoyos a la organización • Se usan los medios para deslegitimar a la organización (campañas de desprestigio) • Se usa la fuerza pública para agredir sin motivo o con pretextos fabricados • Se mantiene vigilancia policiaca constante • Se cooptan cuadros importantes
5) pauta a reflexionar Algunas ideas a reflexionar en relación a evitar la represión podrían ser las siguientes: • Ser un personaje visible y público genera más costos a la represión • El comportamiento personal debe ser coherente con el proyecto social y no provocador • Se deben crear vínculos cotidianos con organizaciones para enraizar la solidaridad • Los liderazgos deben ser compartidos y horizontales (no deben desfasarse de la organización) • Deben elaborarse y seguirse unas orientaciones mínimas de comportamiento precavido y de la propia organización • No deben generarse movilizaciones o acciones sin sentido y estrategia • Al emprender una acción se deben valorar las múltiples implicaciones, incluyendo las jurídicas • Cuidar las relaciones con los medios de comunicación, para ganarle terreno a la desinformación • Las organizaciones por lo general carecen de recursos y cualquier acción para criminalizar puede desestabilizarla, debe tener claridad sobre lo que puede hacer
En general debería repensarse el tema de la solidaridad, no como una acción puntual a partir de la represión, sino como una estrategia para generar una cultura de interacción organizativa que aporte a la consolidación de los proyectos de acción entre las organizaciones.
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