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biznaga
MUSIKA / MÚSICA / MUSIC
Entrevista por teléfono respondida el 11 de marzo.
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EVOLUCIONANDO SIN PERDER LA RABIA PUNK.
En su último trabajo, ‘Bremen no existe’ (Música para otra generación perdida), Biznaga investigan con sonidos más elaborados, sin perder la rabia punk, marca de la casa.
Al igual que hicisteis en vuestro anterior disco, ¿os planteasteis este ‘Bremen no existe’ como un disco conceptual, sobre la situación actual
de los jóvenes de vuestra generación? Por ahí van un poco los tiros, pero ha sido algo más accidental, porque la articulación del discurso no está tan meditada ni planteada como en ‘Gran Pantalla’, en el que Jorge, que es el encargado de hacer las canciones, hizo un trabajo específico, para que todo estuviese muy bien cohesionado con todo el discurso del capitalismo tecnológico; en éste, la temática de las canciones es similar y, además, en el momento que se arma el disco estamos saliendo de una situación claustrofóbica, igual de mal que antes, pero sin estar encerrados, en la calle, pero jodidos.
¿Son estas canciones, por tanto, resultado de la pandemia, o el pesimismo ya venía de antes?
Yo creo que el desencanto social y la precariedad las llevamos viviendo un montón de tiempo, pero en la actualidad hay cosas de las que se habla que antes no se comentaban, como el paro juvenil, la ansiedad, las depresiones… sobre las que los políticos no responden ni generan alternativas. Aunque Jorge y yo seamos de distintas generaciones, nuestros conflictos y disputas sociales son las mismas, pero ha habido situaciones que lo han recrudecido todo. La pandemia amplificó el discurso y estos textos sí que son consecuencia de todo lo que hemos pasado.
Hablando del sonido, también habéis dado un paso adelante, saliendo del punk más
básico que habíais hecho hasta ahora… Yo creo que vamos evolucionando musicalmente y cogiendo seguridad a la hora de tomar decisiones y armar canciones. Pero también, como posición vital, hay que cambiar, explorar y mejorar. En este sentido, fue una parte fundamental delegar la coproducción de este disco en Raúl (Pérez), al que le dijimos que queríamos que todo sonara más “tocho”… no comercial, pero potente, cercano al punk rock americano. El cambio está ahí, el sonido se aparta del punk cuchillero y abrasivo de guitarras agudas, suena como más grande y con toques ochenteros. Sigue siendo Biznaga, pero con esos atrevimientos que nos da la experiencia, para explotar las facultades que podemos tener, como el spoken word-pop de ‘La escuela nocturna’, donde aprovechamos la capacidad para cantar cualquier cosa de Álvaro, que a mí siempre me ha parecido un cantante con mucho flow, que se atreve con todo.
Lo que no perdéis en ningún momento es la
rabia punk, marca de la casa, ¿no? Mientras haya socialdemocracia de mierda, capitalismo, depresión y un mercado laboral asqueroso, la rabia punk no se puede perder.
Hortaleza, Carabanchel, Sol, Los Claveles… Esto sí que es un disco madrileño, y no el de C. Tangana