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biznaga + pabellón 6

¿eh? (risas) ¡Claro, somos “barrionalistas”, tío! Madrid nos gusta mucho y es nuestra ciudad, la amamos, la odiamos, es un terreno siempre en disputa, también es el centralismo español, hay muchas cosas buenas y malas… pero aquí seguimos, y las canciones hablan de eso. Cuentan, por ejemplo, que hace diez años estábamos en la puerta del Sol pidiendo un cambio, pero también que todavía la chavalada se está organizando en los barrios para hacer lucha política, para montar bolos, para ocupar locales y generar alternativas políticas, culturales y de ocio… En ese sentido, estamos involucrados en las cosas que ocurren en Madrid a nivel social y político. Estamos hasta los cojones de lo de siempre, pero tiramos para adelante y eso se refleja en algún fogonazo de optimismo que hay en ese sentimiento pesimista general del disco, pero es que, como dice Jorge Ilegal, “si no luchas, te matas”.

¿Piensas que en Madrid vivisteis peor que

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en otros sitios la pandemia? No, porque políticos y gestores irresponsables los hay en todas partes del mundo, esto era una cuestión más personal, depende de cómo y dónde lo hayas pasado, lo has pasado mejor o peor… en todos los lados hemos estado jodidos, y hemos tenido que apechugar y sacarnos las castañas del fuego.

En ‘Cómo escribimos adalides de la nada,’ habláis del 15M, ¿crees que fue una

oportunidad perdida? Eso es algo curioso, porque muchas veces no sé qué pensar. En el 15M Esperanza Aguirre desafió a los actores políticos que andaban por ahí a que dejaran la calle y montaran un partido, pero aquí hay una estructura judicial, policial y legislativa que impide el cambio.

Lo que yo creo es que hay que llenar las plazas, pero también las instituciones y, sobre todo, hay que llenar de conciencia a la masa crítica que puede haber dentro de la gente común… esa es mi reflexión personal y, volviendo a tu pregunta, sí puede que fuera una ocasión perdida, pero una de tantas que nos deben impulsar a seguir luchando. Porque seguimos teniendo un bipartidismo endémico, del que parece imposible salir, seguimos teniendo monarquía… a lo mejor, la próxima oportunidad es liarla bien parda y desmantelar todo esto, porque hay unas estructuras que son más fuertes que nosotros con las que hay que acabar.

Otra cosa que habéis demostrado con vuestros cuatro discos es que todavía hay sitio para el rock y el punk de guitarras en

la música actual… No creo que las guitarras se pierdan nunca, son como el bipartidismo, que nunca se acaba de ir (risas). De todas formas, no creo que sea una cuestión de instrumentación, por ejemplo, yo ahora estoy en tres proyectos, en uno hago cosas electrónicas, en otro power pop a lo Nacha Pop y luego Biznaga… es una cuestión de creatividad y, dentro de eso, coger la herramienta que mejor te sirva para hacer música.

Para terminar, ¿hay ganas de volver a salir

a la carretera? Pues sí, porque recuperamos una agenda muy extensa de conciertos después de 2020 y 21, que fueron años de supervivencia. Así que, cuando ves lo que tenemos ahora, te estimula porque hay una cantidad de conciertos de la hostia y dices: “Ok… 2022, el mundo se va a la mierda, pero vamos a morir matando”. Texto de Sergio Iglesias.

Biznaga debutan en 2014 con ‘Centro Dramático nacional’, con un particular sonido que mezclaba el punk y el garaje con toques incluso flamencos. Con su segundo trabajo, ‘Sentido del espectáculo’ se confirman todos los buenos augurios de su debut y consiguen captar la atención del gran público y actuar en importantes festivales, con temas en los que destacan la fuerza de su mensaje, con letras potentes y reivindicativas, muy bien escritas. En 2019, Biznaga se enfrenta a un ambicioso proyecto discográfico conceptual que, bajo el nombre de ‘Gran Pantalla’, analiza los efectos del capitalismo tecnológico imperante en nuestra sociedad. Ahora vuelven, tras dos años de parón, con ‘Bremen no existe’, donde siguen manteniendo el discurso combativo, pero actualizando su sonido.

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