LUGARES SAGRADOS
Trabajo de recopilación sobre el porqué se construyen en unos emplazamientos concretos, contemplando un punto energético central, con una orientación determinada y con una geometría muy estudiada y su simbolismo principal.
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MEGALITISMO
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ELECCIÓN DEL EMPLAZAMIENTO
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CLAVES TERRITORIALES
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CLAVES DE USO
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EL ALTAR O PUNTO DE INICIO
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LA ORIENTACIÓN
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LAS CONSTRUCCIONES CRISTIANAS
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LA GEOMETRÍA
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EL SIMBOLISMO DE LA PLANTA DE LAS IGLESIAS
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LOS LABERINTOS Y LAS CRIPTAS
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Elementos técnicos e interpretativos del fenómeno megalítico El megalitismo es un fenómeno constructivo caracterizado por construir con grandes piedras (mega=“grande” y lithos=“piedra”, aunque también se emplean lajas y pequeñas piedras) monumentos arquitectónicos (aunque en ocasiones sólo se incorporen elementos arquitectónicos a entornos naturales como las cuevas) ya sea con finalidad funeraria, de culto o ritual. Este hábito pervive cronológicamente desde el V milenio a. C. (época de sus más tempranas manifestaciones) hasta el II milenio a. C., aunque con perduraciones y reutilizaciones que llegan casi hasta el I milenio. Casi siempre, el megalito –salvo casos puntuales como los menhires o alineamientos de menhires (cromlechs)– no se manifiesta al exterior sino que está cubierto por una estructura tumular característica. MENHIR Del galés maen (“piedra”) e hir (“larga”), designa a los megalitos que están constituidos por grandes piedras hincadas. Se han relacionado con la señalización de centros energéticos, cultuales o astronómicos. En Europa, los monumentos más antiguos son los de las costas atlánticas donde desde 6.000aC. a 3.500 aC. hay testimonios megalíticos (principalmente sepulcros de corredor) asociados a concheros de cazadores-recolectores (CARROWMORE, Irlanda; KERKADO o SAINT-NAZAIRE, Bretaña, Francia). La elección del emplazamiento. Los Druidas, sacerdotes o los chamanes, en contacto permanente con la naturaleza, habrían descubriendo una serie de puntos con unas energías especiales a través de su sensibilidad para captarlos. Casi siempre, los monumentos megalíticos coinciden con lugares que interesa destacar: vías de trashumancia (Santa Elena, en Biescas); puntos de nieve permanente (Aragües, en Huesca); observatorios de carácter astronómico (Stonehenge, Inglaterra, …) y por supuesto, se solían reunir en estos lugares energéticos al lado de una hoguera, puesto que por la datación por medio del C14, las hogueras fundacionales están documentadas frecuentemente en diversos sitios (dólmenes de La Rioja, dólmenes gallegos, …) y a veces en pozos de gran profundidad (Galisancho, Salamanca), en muchos puntos señalizaban el lugar con un menhir o con el denominado peristáltico, y/o la alineación de pequeños menhires que señalizan el lugar energético. Claves territoriales. Lo primero que llama la atención de los monumentos megalíticos es su afán de visibilidad, son monumentos siempre visibles y nunca camuflados. Su localización suele coincidir con zonas divisorias entre territorios presuntamente fronterizos, junto a fenómenos naturales (neveros, ibones, ríos, bosques, cimas, puntos energéticos…), en ejes de rutas de trashumancia, siguiendo vías naturales de comunicación, en llanos de gran visibilidad astronómica, etcétera.
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Un ejemplo clave sería (además del conocido de Stonehenge) el “Gran Menhir” de Lormariaquer, que medía 21 metros de altura y era visible desde diversos lugares. Seguramente fue un centro visible de culto empleado para mediciones astronómicas relacionadas con los calendarios agrícolas en una sociedad en la que la que la agricultura debió tener tanta importancia. Claves de uso. La existencia de algunos conjuntos denominados templos megalíticos (MNAJDRA o HAGAR QUIM, en Malta) permite relacionar estas construcciones, además, con centros de culto de una compleja religión en la que se mezclaban ritos de fertilidad, de ultratumba, de regeneración de la tierra, y de simbolismo astral. Los petroglifos decorativos de lo que se ha llamado “arte megalítico” remitirían también a este uso ritual. Ronald Harris Diez, en su investigación sobre las “Características del emplazamiento del templo griego” del Departamento de Historia y Teoría de la Arquitectura, expone: Sin lugar a dudas, dentro de la arquitectura griega, el templo es la tipología más representativa, es la obra donde se concentran sus mayores logros artísticos, entendiendo que se trata de la morada de sus dioses. Por lo tanto podemos deducir, que es en los santuarios religiosos, que contenían estos templos, donde encontraremos las claves más significativas, sobre la relación que se establecía entre el hombre griego y su entorno natural, de allí que junto con el marco teórico aportado, este trabajo se apoya en algunas teorías de la historia de las religiones, en particular el punto de vista de Mircea Eliade, en lo que se refiere al “cosmos” o espacio sagrado que habitaban los pueblos de la antigüedad. El paisaje helénico tiene una variedad de sitios naturales muy contrastante, valles fértiles y llanuras que están encerradas entre escarpadas y desnudas montañas, a los que la luz intensa y el diáfano aire del mediterráneo, les confiere una presencia dominante. El paisaje parece representar una variedad de “fuerzas” naturales y no acepta fácilmente el dominio del hombre. “A causa de la variedad ordenada, de la claridad y de las dimensiones del paisaje, en Grecia el hombre no se siente ni anclado ni a la deriva. Puede acercarse a la tierra para experimentar el confortamiento o bien la amenaza”. De esta manera los griegos tendieron a caracterizar el paisaje, lo llenaron de significados psíquicos y religiosos: le dieron un contenido espiritual. Consideraban la naturaleza dotada “con un espiritualizado contenido humano”. Personificaron el paisaje natural, con atributos que evocaban imágenes antropomorfas, el genius loci, el genio del lugar. De allí que la caracterización de los lugares naturales, “la caratterizzazione antropomorfa”, viene de los griegos. De este modo los numerosos sitios del paisaje griego, topográficamente muy diversos, poseían una “personalidad” claramente reconocible, una individualidad; “Individual se usa aquí para significar que los sitios eran sentidos no como absolutamente diversos, sino como manifestaciones de caracteres arquetípicos”. De esta manera, en algunos lugares el hombre podía sentirse protegido o amenazado por el ambiente circundante; este tipo de orden natural, estimulaba, por lo tanto, una determinaba relación entre el paisaje y el hombre. “… en cambio otros se sienten como centros de un "cosmos" bien definido. En ciertos lugares existen elementos naturales de forma y función muy particulares, tales como cumbres agudas, grutas y surgentes.” El santuario cristiano es edificado en el emplazamiento exacto de un templo anterior. Es un hecho sorprendente y contrario al espíritu del constructor, que prefiere un terreno en el que aún Lugares Sagrados _ 2013/02
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no se haya edificado para asentar unos cimientos de cuya resistencia puede estar seguro. Construir sobre otro edificio significa encontrar restos de antiguas cimentaciones que pueden entorpecer las obras, en las que no se puede confiar y que deben, sin embargo, recibir nuevas cargas. Si se excava en un terreno virgen, se puede construir la cripta como se desee, para instalar en la penumbra las reliquias más preciadas o la sorprendente estatuilla de la Virgen negra. Chartres, por ejemplo, se fundó sobre una cueva que todavía conserva vestigios del culto druídico. En España, muchas iglesias y catedrales fueron erigidas sobre antiguos templos paganos, sobre castros celtas o romanos y hasta en antiguas ubicaciones o en las proximidades de altares megalíticos. "La iglesia que domina el pueblo se levanta sobre un cerro, al igual que los dólmenes dominaban las zonas circundantes; la palabra es revelada sobre la montaña sagrada; hay que subir los peldaños de una escalera para alcanzar el lugar santo. En lo alto de la colina suele haber una fuente. Por lo general, las iglesias poseen pozos y, muy curiosamente, cerca de ellos suele velar una Virgen negra". Para el emplazamiento original de la construcción ¿no se buscaría una fuente, un pozo? Para emprender la construcción de pozos muy profundos hay que disponer de excelentes zahoríes y no tener miedo a iniciar trabajos costosos y azarosos. ¿No indica esto una obligación litúrgica? Todo esto hace pensar en las aguas vivas del bautismo, en las corrientes telúricas, en los campos de fuerza. “Por lo cual no es sorprendente la gran rapidez con que experimentaron el valor de las relaciones entre los edificios y el paisaje, entre los propios edificios y el espacio que los rodeaba, el cual trataron de organizar contando con el espacio de que disponían para construir. Pero las tendencias que es posible descubrir a lo largo de toda la época arcaica y clásica no proceden jamás de normas o leyes estrictas, si bien responden, a veces, a ciertas preocupaciones matemáticas, es decir, geométricas, ya que no reemplazan jamás a la estética pura.” Existía siempre una estrecha relación, entre el templo y el altar, que incluso llegaba más allá del plano meramente funcional, para ubicarse en el plano de las interacciones estéticas. Por lo general había un camino pavimentado que unía el altar con el templo, morada divina, en relación “de proporciones más o menos exactas con el desarrollo y el volumen de la fachada”. En el plano funcional, no debemos olvidar que los fieles tenían que ver las ceremonias del sacrificio y participar en las procesiones celebradas en el santuario, donde en mucho de los casos, se sacaba la estatua de culto y, previos ritos de purificación de ésta, era expuesta a los fieles, para dar evoluciones alrededor del santuario. El hecho que el altar se ubicara frente a la fachada principal del templo, permitía establecer una comunicación visual con el simulacro del dios, que se encontraba al interior de la naos o cella, mientras se realizaba el ritual. “Los fieles no tenían acceso a su oscuro interior. En los días de fiesta permanecían de pie ante el templo esperando a que se abrieran las pesadas puertas de bronce de la cella; en ese momento podían contemplar la estatua divina…”
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El Altar Centro focal del témenos, era lo primero en construirse, era el lugar al aire libre donde se concentraba la actividad ritual y se reunía la comunidad, y dado que el templo no era un lugar de reunión, el altar adquirió gran importancia, ubicado en un lugar claramente visible, y accesible para el pueblo que se reunía para los sacrificios. La elección del emplazamiento del templo lleva a la determinación del centro, del punto en el que se levanta el altar. Todo empieza en este núcleo del edificio y todo regresa a él. En el confluyen las fuerzas de atracción y emanación. Todo el edificio se ordena alrededor de este eje, un centro más del mundo. “La distancia efectiva entre el templo y el altar variaba, naturalmente, de acuerdo con la escala de la disposición, pero el punto final alcanzado por el espectador en su aproximación al frente principal del templo, de modo que su visual del edificio era una experiencia plana directa. Frente a estas actividades se levantaba el templo, a manera de marco intemporal, con su implacable geometría que trasciende lo transitorio, lo efímero. Cuando el espectador se aproxima al templo, lo mide con su propio movimiento; pero al detenerse, lo transfiere al ritual, y el templo, que presentaba una forma cambiante durante el avance del espectador, ahora aparece fijo, con el sereno estatismo de su simetría.” A lo largo del desarrollo de esta investigación descubrimos el modo peculiar en que los santuarios griegos se asentaban en el territorio, algo que no solo nos habla de la intención de los arquitectos griegos, sino que también es reflejo de una particular visión de mundo. Pero un punto que en un principio nos pareció menor, al llegar a las conclusiones adquiere una importancia inusitada, casi como punto de partida para una nueva investigación: es el hecho que si estudiamos los santuarios griegos y seguimos el desarrollo cronológico de los edificios que los componían, vemos que fueron levantados con cierta diferencia de años, pero sin perder la coherencia plástica del conjunto. Este tema nos remite a uno de los temas centrales: “construir en lo construído”. Sabemos que esto no fue fortuito ni fruto de la casualidad, sino que el resultado de un enorme respeto de parte de los arquitectos, respecto de los edificios precedentes, con el fin de mantener la relación que se podía establecer en el emplazamiento de un nuevo templo y la relación de vistas y equilibrios compositivos que se podían lograr con las construcciones existentes, incluso en el caso que antiguos templos fueran destruidos o demolidos para ser remplazados por otros, no se perdía el equilibrio de volúmenes que componían el conjunto del santuario. Orientación. El Templo se orientaba de este-oeste, con la abertura del naos hacia el oriente, permitiendo que los primeros rayos del sol, bañaran de luz la estatua de culto, que se encontraba al interior del templo; de allí que la mayoría de los rituales se realizaran al amanecer, ya que se facilitaba la contemplación del simulacro, a través de las puertas de la naos y de las columnas del peristilo, “La habitación de culto, o cella, creaba un túnel visual hacia la estatua situada en el extremo posterior.”
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A partir del conocimiento derivado de la historia de las religiones, sabemos que los pueblos antiguos, como los griegos, habitaban un “cosmos sagrado”, donde el espacio es heterogéneo, por lo tanto dependiendo del lugar, éste tiene diferentes características; de allí que al referirnos a la ubicación del templo griego, debemos inferir que la elección del lugar para su emplazamiento, no era un hecho fortuito. “Para el hombre religioso el espacio no es homogéneo; presenta roturas, escisiones: hay porciones de espacio cualitativamente diferentes de las otras…” Vitruvio menciona que la edificación del templo empieza por su implantación y que los trabajos de orientación se inicían al mediodía. En el centro del recinto sagrado se planta una estaca, el axis mundi. A partir de este eje se describe un gran círculo y en el momento en que la sombra proyectada por el eje es más corta, se determina la dirección norte-sur. De este modo, se puede determinar el lugar por donde sale el sol en relación a dos columnas, especialmente durante los solsticios y los equinoccios y también la latitud del lugar. La salida y la puesta del sol influyen en la vida vegetal y animal, marcan un ritmo. Tras las horas están las estaciones; se determinan las direcciones primordiales, pues el cuatro, símbolo del mundo material, es la base de la cruz y el cuadrado, cuyo centro es el omfalo, el ombligo del mundo. La Iglesia católica y romana orienta sus iglesias sobre el eje que va de levante a poniente; el templo toma, a menudo, la forma de cruz latina; el coro se sitúa hacia oriente, mientras que el pórtico se abre hacia occidente.
los fieles.
En Egipto, la entrada se situaba en los primeros tiempos hacia oriente; es el caso de Hierópolis, en Menfis (Herodoto: Libro II, cap.CXXXVI). Por la puerta común, los rayos de sol penetraban en el santuario, los fieles miraban hacia el oeste durante la oración y el sacerdote estaba frente a ellos. En la época de Augusto se decidió abrir la puerta hacia occidente para así mirar a oriente durante la oración y los sacrificios; el sacerdote miraba siempre al punto por el que se levantaba el sol, como indica Vitruvio, por lo que daba la espalda, a
Todas las iglesias antiguas se abren hacia poniente, mientras que el coro está orientado hacia el punto por donde sale el sol en el día del aniversario del santo (o la santa) a quien está dedicado el santuario. Todas las iglesias dedicadas a la Virgen están orientadas hacia el punto en que el sol se levanta el 15 de agosto. En el siglo XIII, esta regla todavía se mantiene y Guillermo Durand hace de ella una regla ineludible. Ya las hileras de los dólmenes estaban perfectamente orientadas; los cuerpos reposaban en dirección este-oeste dentro de los sepulcros: los pies hacia levante, la cabeza hacia el oeste, presumiblemente para que pudieran ponerse en pie mirando hacia el sol naciente el día de la resurrección. Los monumentos que albergan estos cuerpos tienen, naturalmente, la misma orientación. Prácticamente todas las iglesias tienen el ábside orientado hacia el sudeste; la fachada, hacia el noroeste, y el crucero, que forma los brazos de la cruz, de nordeste a sudoeste. Es una orientación invariable, establecida a fin de que fieles y profanos, al entrar en el templo por Occidente y dirigirse en derechura al santuario, miren hacia donde sale el sol, hacia Oriente, hacia Palestina, cuna del cristianismo. Salen de las tinieblas y se encaminan a la luz. Lugares Sagrados _ 2013/02
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Las construcciones cristianas. Podría quedar bastante claro que los constructores medievales hicieron ermitas en lugares de un alto nivel energético, se limitaron a cristianizar un lugar que era objeto de culto desde hacía milenios, donde la gente acudía a realizar sus ritos. Es posible que la Iglesia desconociera todo lo referente a la energía de la Tierra, pero sí que le interesaba cristianizar un lugar de culto pagano para ir liquidándolos para siempre. El cristianismo tuvo muchas influencias de las religiones anteriores, particularmente del druidismo, que permaneció activo hasta el siglo VI de nuestra era. Ceremonias como la de la misa, las vestiduras sacerdotales o la forma de nuestros primeros templos se encuentran ya en el pasado pagano. La catedral se edifica en el emplazamiento de un templo idólatra o de un menhir. El mito de la serpiente o el culto a la diosa madre, ya existían en civilizaciones muy antiguas, en todos los continentes. La cripta es el templo mágico; al igual que la cueva situada bajo la montaña sagrada poseía una cámara secreta. Los libros sagrados de todas las religiones muestran esta universalidad de los cultos; las mismas actitudes religiosas se alimentan de los mismos símbolos atávicos. En este simbolismo, el claustro (lugar intermedio entre la iglesia y el monasterio) toma la forma de un cuadrado con una fuente central; los jardines, que representan el tercer recinto, dan paso a la Jerusalén celestial. Encontrar el emplazamiento justo no es tarea fácil y, sin embargo, las elecciones de los antiguos parecen muy acertadas: rigurosos análisis y las detecciones confirman que estos puntos están determinados por radiaciones energéticas y corrientes telúricas. Los fieles se reúnen en un lugar sometido a las emanaciones de una poderosa fuerza cósmica, a una irradiación saludable. El lugar sagrado no es escogido por el hombre, es descubierto por él. Por otro lado, todo nos hace pensar que los primeros lugares de culto fueron parajes naturales. Los bosques, las rocas, las fuentes y las cuevas eran la morada de las divinidades. Las pinturas rupestres, con su empleo del ocre rojo, hacen pensar en un culto basado en el sacrificio y en el valor de la sangre; la piedra misma es la morada de un dios y, de una manera general, un espíritu (como el de la muerte) puede introducirse mágicamente en la piedra. El edificio se beneficia de la presencia de espíritus que ayudan a los humanos". Bayard nos habla en "El secreto de las catedrales" del secreto iniciático y su razón de ser, y de la sociedad iniciática y simbólica, del simbolismo de la piedra y de la talla, de las herramientas y de la planta de las iglesias. Elementos como las linternas de los muertos, los laberintos y las criptas; el emplazamiento del templo, la consagración de los cimientos, la orientación y la luz... La Geometría. El símbolo, lenguaje mudo, define el edificio religioso, sometido a la ley de lo ternario. En realidad se trata de una compleja red de influencias, tradiciones y costumbres en la que el pasado se incorpora al presente y cada detalle tiene su importancia. Los signos se multiplican e invaden todo el espacio. El triángulo equilátero es el de la Divinidad, pues posee todas las perfecciones, pero también se trabaja con el escaleno y, sobre todo, con el de Pitágoras. Para subir al altar, hay tres escalones y para acceder al pórtico hay tres, cinco o siete peldaños, siempre un número impar. Lugares Sagrados _ 2013/02
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El círculo participa en el trazado regulador; el rosetón -o la rosa- es circular. Esta forma, absoluta e inmutable, es la imagen de un inicio sin fin; significa la eternidad. Su centro es el principio generador. Aparte de las formas geométricas simples, los siete metales se asocian a las doce casas astrológicas... Sus atribuciones, retomadas por la Iglesia romana, se encuentran ya en las doctrinas del mitraísmo. El simbolismo de la planta de las iglesias. En cuanto a la planta de las iglesias, "se establece en función del culto, del simbolismo religioso y de la fe de los fieles. Antes de la época medieval, el templo era concebido en forma de rectángulo, generalmente con tres recintos; después se estableció la planta de cruz latina, por imitación del Templo de Salomón". Las basílicas antiguas pueden tener una planta rectangular o un sistema de cruces diversas, tal como se observa en Armenia. Hay ejemplos de formas hexagonales, octogonales, circulares, recintos triples con pasillos circulares, espirales y laberintos, pero ninguna planta ha sido impuesta por la liturgia. No obstante el santuario es también la gruta, el centro iniciático por excelencia. Tiene el poder mágico de la cueva. Es un lugar donde se recibe vida y donde el cuerpo es enterrado; todo nace en esta matriz y todo retorna a ella. Jesús, Mitra, Zeus, Hermes, Lao-Tse y otros dioses nacen y son inhumados. Todos los que poseen una fe común y son perseguidos se reúnen en cuevas, lo que hace decir al inquisidor Bernardo Gui (1263-1331): "Durante mucho tiempo, los herejes han permanecido rebeldes a la luz, ocultándose ora en las montañas, ora en grutas y cuevas, como hacen los búhos y los hijos de las tinieblas." El mundo del subsuelo, en el que el sistema nervioso del neófito entra en contacto con las energías de las fuerzas telúricas, es el de la Gran Paz, el del recogimiento a salvo de los ruidos exteriores. En este aislamiento, el hombre puede concentrarse, meditar, orar; su pensamiento se regenera. El templo secreto es el lugar del equilibrio, el medio invariable. En ese punto se concilian y se resuelven todos los opuestos. Es el santo sepulcro. Debería tener forma circular, pues es un Centro del Mundo que irradia en todas direcciones sin que ninguna sea más importante. Parece ser que la rotonda, reservada para los edificios de gran importancia y a la que se otorga un prestigio excepcional, dio nacimiento a otros santuarios de forma circular. Se cree que la planta octogonal es símbolo de las ocho bienaventuranzas. Igualmente, la planta hexagonal se relacionaría con los seis días activos de la creación, aparte de que el seis era el número de la armonía. Otras iglesias se construyen según una planta en forma de trébol, el signo de la trinidad; el trébol simboliza además la resurrección. Todas las formas, todas las plantas sagradas son así interpretadas según la enseñanza cristiana.
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Los labe erintos y la as criptas oliza el cam mino de la vida; v es el viaje v iniciáttico que conduce de lo o efímero a lo El laberrinto simbo eterno, de lo profa ano a lo sag grado. El laberinto E o de las catedrales, o laberinto l de Salomón, es una figu ura que se en c cabalística ncuentra all principio de ciertoss manuscritos a alquímicos y que form ma parte de e las tradiciones mágicas atribuid das a nombre de Salomón. Es una serie de al e círculos concéntriccos, i ininterrump pidos en ciertos c puntos, de m manera que e forman una u t trayectoria chocante e inextrica able. Los la aberintos del interior de l catedrales, en form las ma de intriincada red de meandrros, ya no son s construidos en las profundida ades de la tiierra, sino a ras de sue elo. Suelen ser s de form ma circular, pero algun nos son octo ogonales e incluso cua adrados. El más conocido se es el de e Chartres. El laberinto de Saintt-Quentin, es también n llamado "lengua de Jerusalén"; J dice qu ue cuando los Santos Lugares se e hicieron inaccesible es, el pere egrinaje a Jerusalén fue f reempla azado de fo orma simbó ólica por ell recorrido,, de rodilla as, de este complejo laberinto. Los L laberinttos, se pued den recorre er para enco ontrar la piiedra filosoffal, tienen en cuenta a los profan nos y les incitan a desscubrir lo que q está de etrás del esspejo, les recuerdan r lla necesidad de cogerr su bastón de peregrin no y empre ender la bússqueda de la "Palabra Perdida" q que revela el e trazado del laberintto. En cuan nto a las crriptas, en m muchos mon nasterios y templos se levantaban n sobre lugares de pod der m marcados po or el cruce e de corrie entes energgéticas de la Tierra. En algunos caso os, las colum mnas de cie ertas cripta as cumplían la función de u acupun ntura terre estre, obra ando, lo mismo m que los agujas de una m menhires de e la proto ohistoria, como c condu uctores de las energ gías te elúricas, pa ara que ésta as actuasen n sobre quie enes oraban n o meditab ban e aquellos antros especialmentte sagradoss, buscando en o absorber la fu uerza espirritual que transmite la Madre Tierra a quienes q sab ben buscarla a y aproveccharla.
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