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THE HISTORY OF TANNING
Pese a que a la mayoría de las personas les gusta tener una piel bronceada, y presume de ello, no siempre ha sido la mejor opción: los excesos han sido habituales a lo largo de la historia. Buscar un tono bronceado en la piel es algo relativamente reciente ya que surge en las primeras décadas del siglo pasado. En la antigüedad, la piel blanca era símbolo de distinción, de status social alto y de pertenencia a la aristocracia o a la realeza. La tez morena se les atribuía exclusivamente a las clases bajas que trabajaban de sol a sol.
Sin embargo, a principios del siglo XX, el médico danés Niels Finsen gana el Nobel por sentar las bases de la fototerapia, momento a partir del cual sus compañeros de profesión empiezan a recetar “baños de sol” para combatir enfermedades como la anemia o la depresión. A partir de ahí, surge la cultura del bronceado y su larga historia a través de los años. Muy rápidamente, resumimos:
En los años veinte, Coco Chanel regresa de sus vacaciones en un yate con la piel bronceada y las mujeres de la época comienzan a imitar a este icono de estilo. Con la llegada de los años treinta, el cine deja de ser en blanco y negro y las nuevas películas a color requieren y buscan un tono de piel más saludable y sonrosado.
Ya en la década de los cuarenta, la invención del bikini aumenta la superficie de piel expuesta al sol; de la misma manera, aumentan las ganas de estar moreno. Para ayudar al fenómeno, con la llegada de la siguiente década, los cincuenta, los aceites de bebé y de coco se convierten en los productos mas usados en la playa.
Seguimos la cronología y llegamos a los años sesenta con el auge del surf y de la música pop que canta a la playa y al verano, por lo que más tiempo allí proyecta un mayor uso de productos. Con los setenta se empieza a construir la fama de un lugar sin el que no se entiende el verano: Ibiza. Las vacaciones en la isla y el estilo de vida hippie promueven el nudismo y el bronceado.
Nos acercamos a los ochenta y aparecen unas cabinas de rayos UVA que ganan popularidad, hecho que coincide con la publicación de los primeros estudios acerca de los riesgos de la sobreexposición solar. Gracias a ellos, con los noventa se empieza a tomar conciencia de los peligros del sol, aunque no es hasta el nuevo milenio cuando la protección solar se convierte en un paso fundamental del día a día de la urbe, y no solo en verano o en la playa.