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SURREALISM
CON MOTIVO DE PHOTOESPAÑA 2024 Y EN CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DEL MANIFIESTO SURREALISTA DE ANDRÉ BRETON PUBLICADO EN 1924, LOEWE Y LA FUNDACIÓN LOEWE PRESENTABAN EN LEICA GALLERY MADRID UNA EXPOSICIÓN QUE EVIDENCIA EL IMPACTO DEL SURREALISMO EN LA FOTOGRAFÍA. CON MARÍA MILLÁN COMO COMISARIA, LAS FOTOGRAFÍAS DE VEINTICUATRO ARTISTAS Y COLECTIVOS DE EUROPA, AMÉRICA Y ASIA A LO LARGO DE TODO UN SIGLO PONEN DE MANIFIESTO UN FENÓMENO QUE ENRIQUECIÓ LA COMPOSICIÓN, TEMÁTICA Y ESTÉTICA DE LA PRÁCTICA FOTOGRÁFICA.
Tras la Primera Guerra Mundial y con el psicoanálisis freudiano como telón de fondo, el surrealismo surgió como movimiento que impulsaba la esfera inconsciente e intangible de los sueños y deseos más íntimos, abrazando las posibilidades creativas de la psique humana. Tal y como se aprecia en la exposición, la fotografía se convirtió en una herramienta para manipular la representación de la realidad. Las distintas técnicas fotográficas empleadas — desde las exposiciones múltiples, los negativos superpuestos, el fotomontaje y la solarización, hasta el uso de atrezo absurdo y la iluminación teatral— fueron fundamentales en la búsqueda del surrealismo de distorsionar la percepción racional del mundo con el fin de reconfigurar la visión propia y examinar lo real desde una perspectiva más astuta.
La muestra incluye una obra sin título de la serie Ode to Necrophilia (1962) de Kati Horna (1912-2000) en la que se aprecia a una mujer encapuchada junto a una máscara mortuoria. Se trata de un ejemplo perfecto de la búsqueda de la artista de encontrar deseo durante periodos de pérdida y dolor. Además de iconos surrealistas como Horna, Leonora Carrington (1917-2011) y Dora Maar (1907-1997), la exposición incluye obras de otros fotógrafos que no formaban parte del canon surrealista pero que, no obstante, adoptaron enfoques alternativos y experimentales inspirados por el surrealismo como André Kertész (1894-1985), Horst P. Horst (1906-1999), Tina Modotti (1896-1942) y Edward Weston (1886-1958). Conocido sobre todo como fotógrafo de moda, Horst P. Horst es el autor de obras como “Robert Wilson on Paul Walter Chair” (1990) en la que se muestra a un hombre en una silla de gran tamaño sobre un fondo de nubes pintadas, resaltando lo real frente a lo artificial. Las imágenes de la coreógrafa Martha Graham realizadas por Imogen Cunningham (1883-1976) y Barbara Morgan (1900-1992), están cargadas de una arrebatadora sensibilidad surrealista gracias al uso de primeros planos, trajes que alteran el cuerpo y poses atípicas, sensibilidad que también se palpa en los retratos del dramaturgo Jean Cocteau realizados por Berenice Abbott (1898-1991), Lucien Clergue (1934-2014), Philippe Halsman (19061979), Germaine Krull (1897-1985) y Dora Maar.
El legado más duradero del surrealismo queda patente en obras posteriores de artistas como Hiro (1930-2021), Ana Mendieta (1948-1985), Marion Scemama (1950), Kiki Smith (1954), David Wojnarowicz (1954-1992) y Francesca Woodman (1958-1981). Destacan las fotografías en blanco y negro de figuras femeninas espectrales realizadas por Francesca Woodman, y la singular obra en técnica mixta de David Wojnarowicz titulada New York (1988), un collage de un tren de vapor y un esqueleto inspirado en la estética de las radiografías.
Como guiño a la Exposición Internacional de Surrealismo celebrada en Ciudad de México en 1940, la muestra pone de relieve la importancia de Hispanoamérica en el surrealismo, no solo por su participación, sino también por su aportación. Las obras de artistas mexicanos como Lola Álvarez Bravo (1903-1993), Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), Rosa Covarrubias (1895-1970), María García (1936) y Graciela Iturbide (1942) muestran el impacto del movimiento en una región que albergaba una imaginación creativa que se inclinaba hacia lo maravilloso y lo fantástico, conocida como “realismo mágico”.
La participación de Loewe y la Fundación Loewe en PHotoESPAÑA durante la última década remarca el empeño de ambas entidades por mostrar obras de fotógrafos pioneros del siglo XX para los que primaban la libertad de pensamiento y el rechazo de cánones de moral convencional. Entre los artistas expuestos en años anteriores se encontraban Tina Modotti, Minor White, David Wojnarowizc, Hervé Guibert y George Platt Lynes. Tal y como ocurrió con los surrealistas, las obras de muchos de ellos percutían en temáticas como el deseo, la identidad y la sexualidad, desvelando maravillosos mundos interiores secretos.