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STYLE BARCELONA

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GIPSY CHEESE

GIPSY CHEESE

ASSALTO BAR DE VINS_

Así se llama el sitio en el que te tienes que sentar a disfrutar de la mejor experiencia en el Raval barcelonés. Un nuevo local ubicado en la calle Nou de la Rambla, hermano pequeño de My Fucking Restaurant, pensado como su nombre indica para tomar unos vinos y acompañarlos de tapas y platillos a compartir.

Su carta de vinos puede ser el principal reclamo, aunque no es ni mucho menos el único. Cuenta en su mayor parte con propuestas de escasa intervención, con vinos naturales, ecológicos y biodinámicos catalanes, nacionales y otros internacionales que también podrás conocer por copas. Incluso tienen un vermut propio, sorprendentemente elaborado con agua de berberechos, entre otros ingredientes.

Si beber es un placer, comer no lo es menos. Su barra es perfecta para conocer mejor el arte de su personal a pocos metros, pues desde ahí hay vistas privilegiadas de todos los platos que se inician y terminan al otro lado. Su carta está llena de sabor y es muy dinámica y solvente, siempre con un ojo puesto en lo que deparan y ofrecen los proveedores de confianza con los que trabaja Matteo Bertozzi, quien siempre tiene previstas una serie de sugerencias fuera de carta.

Todo está muy pensado, con platos que tienen una gran vuelta de tuerca centrados en un ingrediente principal de primer nivel. Así su pulpo a feira (se sirve con gnocchis en lugar de cachelos) o la ensalada al estilo granadino, con naranja e hinojo, que da nivelazo a su lubina; la berenjena -con salsa de cacahuete y kimchi casero-, o la ostra frita, esta vez con mayonesa de boniato y salsa de salicornia. Su steak tartar está deliciosamente acompañado de un pan de gamba, con pilpil de ostras, raifort y berro, y su clásico pan con tomate tiene una versión sui generis: la salsa se sirve aparte y se elabora con tres tipos de tomates y con pan de masa madre procedente de sus amigos de Pa de Kilo.

Un último comentario de quien pasó por su espacio, estuvo en su barra y quedó pleno con lo que vio, escuchó y degustó: al “Assalto” de tus sentidos es indispensable el rol de su equipo de sala, con Manu al frente. Ya sabemos que nadie es imprescindible, pero con ellos en tu equipo, todo es mejor.

BAR GALÁN_

Con ganas de todo entras en este estupendo espacio. De impecable decoración, con gran fachada, mesas cómodas, amplia terraza, ¿cómo no quedarse con su barra? Siguiendo con esta ¿contradicción?, el restaurante se anuncia con “comida sin floripondios”. Una sugerente idea que ya da puntos.

El plan tiene mucho más. Desde una de las calles con más solera y majestuosidad de la Ciudad Condal, los socios han elegido un trozo urbano de la calle Muntaner y se han quedado con una esquina de gran visibilidad. Ya dentro del local se entiende que lo acertado de la elección del lugar para levantar Bar Galán, coincide con el buen gusto de una decoración donde la madera cumple con creces con una de las razones de su recurso: la calidez.

En todos los sentidos, en este espacio “hay madera”, siguiendo por su equipo. Al frente, su líder, Alejandro (“cada noche, un examen” decía en una gran y justa reflexión de un sector nunca valorado en su dimensión), mientras Juan Manuel “cocina” a un educado y diligente equipo de servicio. Es lo bueno de detenerse en su barra, que uno huele de verdad el talento, salga de cocina o se esconda tras los grifos.

Plenamente atendido, por sus bandejas creí descubrir que son el primer local con un “happy hour del steak tartar” (también comprendí pronto la razón de por qué no paraba de salir y salir). Disfrutamos también sus croquetas (de rabo de toro) y aplaudimos la visión de continuar el trabajo bien hecho del anterior negocio que tomaba su espacio manteniendo -seguro mejorando, pues son excepcionales- sus puerros. Ahora llamados “Puerros asados al josper estilo Galán” es “el único plato que ha permanecido del restaurante anterior”, comenta Alejandro.

También nos encontramos con su pulpo a la brasa con papada, en medio pecamos con unas gildas, luego pasamos a su tortilla (otro hit), gastamos media barra con la marinera de sus almejas y cerramos con un poco de carne roja. Es lo bueno que tienen las familias grandes, que aunque haya un poco de algo siempre es para todos.

Esta familia de Muntaner va por los tres años. No lo contamos sin vivirlo, y es por eso que ahora podemos recomendarlo de verdad. Tanta verdad como tiene este galán proyecto en cada comanda.

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