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Ayer y hoy de ETS de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real

La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad Real ha celebrado en 2019 su 50 aniversario. Fue la primera carrera instaurada en la capital ciudadrealeña en 1969, merced a la apuesta de la propia sociedad ciudadrealeña por conseguir esta titulación, primero de grado medio, y posteriormente, en 1972, universitario con su incorporación a la Universidad Politécnica de Madrid. Como bien indica su actual director, Jesús López Perales, la importancia del sector agropecuario en la provincia (en la actualidad la industria agroalimentaria representa el 15% del PIB regional) desembocó casi de forma lógica en la creación de estos estudios universitarios.

Partiendo del antecedente de la Escuela de Peritos Agrícolas de Ciudad Real en 1918(de la que solo hubo tres promociones hasta su desaparición en 1923 por centrarse en Madrid esta especialidad), la E.T.S. de Ingenieros Agrónomos comienza como Escuela Técnica de Grado Medio de Ingeniería Técnica Agrícola y tres años más tarde pasa a ser Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, manteniéndose así hasta 2013. Desde ese año y hasta 2016 se rebautiza como Escuela de Ingenieros Agrónomos y ese último año adquiere su nombre definitivo.

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Erigido en los terrenos de la Granja Agrícola, donde está ubicado actualmente, el edificio de la Escuela no entró en funcionaIngenieros Agrónomos Cincuenta años de impecable enseñanza para formar a los más cualificados profesionales del sector agropecuario CIUDAD REAL ETS de

miento hasta febrero de 1972 y fue objeto de una amplia reforma en los años 2000 y 2001. Las instalaciones, de tres plantas y 8.500 metros cuadrados, se distribuían en 11 aulas, 10 laboratorios, biblioteca, patios y otros servicios. El primer director fue José Moreno de Acevedo Sampedro, que atendió una primera matrícula de 135 alumnos, manteniéndose así en cursos sucesivos. Según cuenta el segundo director, Eduardo Iriarte Burgos, en la publicación histórica ‘Veinte mil kilómetros cuadrados’, en la Escuela solo se impartía la Especialidad de Explotaciones Agropecuarias si bien desde el claustro se luchaba por conseguir también la de Industrias Agrícolas. En aquellos primeros planes de estudio se incluían algunas asignaturas como Formación Política, Educación Física y Religión –algo que puede resultar curioso hoy día-, aunque también se impartía Inglés y las propias de la titulación como Biología, Fitotecnia, Motores y Máquinas Agrícolas, Fitopatología, Cultivos Herbáceos, etcétera.

A la izquierda un grupo de alumnos del centro elabora unas migas durante una fiesta estudiantil; a la derecha alumnos participan en una clase práctica sobre el estudio de la aceituna

A la izquierda imagen de la Escuela en los años 70; a la derecha foto de familia de autoridades en la celebración del 50 aniversario UNA PROFESIÓN SIN PARO Y CON RECONOCIMIENTO SOCIAL .-En la memoria de muchos están los ingenieros técnicos agrícolas de las primeras promociones como Félix Ureña Pardo, Casimiro Andrade Plaza o Francisco Sepúlveda Angulo (obtuvieron plaza como peritos agrícolas del Estado), y las primeras mujeres María Rosa Gómez Delgado (también aprobó las mencionadas oposiciones) y María del Carmen Villena Carretero, entre muchos otros, algunos con menciones a nivel nacional y con destacados puestos de trabajo. En este sentido, el actual director enfatiza el buen hacer de la Escuela a lo largo de su existencia, “los ingenieros surgidos del centro siempre han tenido un buen reconocimiento social, los técnicos cualificados que han salido de aquí han ocupado puestos de responsabilidad en la industria agroalimentaria regional y nacional; actualmente, agrónomos es una profesión sin paro”.

Económicamente hablando, los inicios del centro no fueron fáciles. Como refiere Eduardo Iriarte Burgos, con las subvenciones de la Cámara Oficial Sindical Agraria, la Diputación y la delegación de Educación (más de 570.000 pesetas) se pudo crear el primer año una mínima infraestructura administrativa y se montó un laboratorio en el instituto Juan de Ávila que cedió también algunas aulas. Además, el Ayuntamiento y la Caja Rural y otras entidades crediticias colaborarían en próximos cursos.

A José Moreno y Eduardo Iriarte les han sucedido en la dirección del centro Luis López García (1984-1996), María Luisa Soriano Martín (1996-2000) –que también fue consejera de Agricultura en Castilla-La Mancha-; José María Alía Robledo (2000- 2004), Rocío Gómez Gómez (2004-2016) y Jesús Antonio López Perales. Una Escuela que durante la mitad de su vida ha estado 16 años dirigida por mujeres, “algo nada habitual en las escuelas de ingeniería de España”, subraya López Perales. EL RETO, INCREMENTAR LA MATRÍCULA.- En cuanto al alumnado, 2.600 profesionales se han formado en sus aulas durante sus 50 años de trayectoria. En el último curso, 20 alumnos están matriculados en Ingeniería Agrícola y Alimentaria, otros 20 en Enología y 12 más en el máster universitario de ingeniería agronómica. Cabe destacar algunos datos al respecto: Enología está recién llegada a la Escuela (hay proyectada una bodega experimental como ha anunciado el rector de la UCLM en febrero de 2020); en 2010 se adoptó el sistema europeo de créditos ECTS y en 2013 se unificaron los dos títulos de grado precedentes.

Precisamente, el reto presente y futuro de la Escuela es aumentar la matrícula de nuevos alumnos, como sucede en el resto de ingenierías, que han registrado un descenso en los últimos tiempos. Pese a ser todavía una gran desconocida para el gran público, en favor de los ingenieros agrónomos, una profesión con más de 160 años de historia, juega el enorme abanico de salidas profesionales, más aún en CastillaLa Mancha, desde la reconocible producción y gestión de explotaciones agropecuarias, pasando por la topografía, los riegos, el asesoramiento para la percepción de ayudas comunitarias, proyectos de industrias agroalimentarias (bodegas, almazaras, queserías, industrias cárnicas…), comercialización de productos agroalimentarios…, “el ingeniero agrónomo es el ingeniero más versátil y el que mejor se adapta a la idiosincrasia de Castilla-La Mancha, y la empleabilidad, aun en tiempos de crisis, así lo corrobora”, apunta el director. Apostilla por último que gracias a la buena labor desarrollada por los ingenieros agrónomos en la producción, transformación, distribución y venta de productos agroalimentarios, tenemos asegurado el suministro de alimentos en esta época de confinamiento por el coronavirus.

Texto: Oliva Carretero Fotos: Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos Edificio de la Escuela en la actualidad

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