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Real Hermandad
Vicepresidente......................
Secretario..............................
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Vicesecretaria.......................
Tesorero................................
Vicetesorera.........................
Vocales..................................
D. Francisco Haro Donoso
D. José Arredondo Hernández
D. Manuel Martiañez Cruz
Dª Almudena Gostanza Lucio
D. Fco. Javier Sancho Afuera
Dª Inmaculada Ruiz
D. Mariano Figueroa Lucio
D. Antonio Fuentes Bernardino
D. Pedro Martiáñez Haro
D. Ángel García Haro
D. Samuel Freire Hidalgo
D. Emilio García García
D. Jesús Benito Peral
D. Manuel Sancho Juvera
D. Álvaro Bernardino Palacios
La Real Hermandad ruega a todos aquellos que por ofrecimiento o deseo quieran contribuir con su esfuerzo en la traída y procesión de llevada del Cristo, que con anterioridad a esas fechas lo comuniquen en el domicilio de d. Antonio Fuentes Bernardino, con el fin de ordenar de antemano los turnos de portadores.
Queridos hermanos:
En 1929, nuestro entonces vecino don Ángel Martín Pompey, a quien se concedió el Premio Nacional de Música en 1999, puso música a la poesía popular La canción del espartero, cuya partitura manuscrita y autógrafa, para voz, coro y armonio, fue estrenada en nuestra iglesia de Santa María La Mayor. La letra había sido recuperada por Don Santiago Benito Corredera, cura ecónomo de la entonces Villa de Colmenar de Oreja, en su libro El Santísimo Cristo del Humilladero en Colmenar de Oreja, que fue impreso en 1900 en Madrid.
Pues bien. No encuentro en este año mejor manera de condensar y expresar lo que representa nuestro Santo Cristo para Colmenar de Oreja que reproducir alguno de los versos de esa antigua poesía popular, en la que el espartero, y hoy debemos entender que el colmenarete, alaba, pide y agradece sus favores a nuestro Santo Patrón, a quien en el siglo XVIII se le daba el nombre de Su Majestad del Humilladero.
Los siguientes versos de La canción del espartero son, más que versos, una verdadera y bella oración que os invito a rezar y a recordar:
Mientras mi juicio esté entero y haya en mi pecho calor, yo besaré con amor la cruz de tu Humilladero.
Pues cuando el pobre espartero acuda a Ti en su dolor, no le rechaces, Señor, de tu santo Humilladero.
Perdóname, si pecare; levántame, si cayere; cuando la muerte viniere, tu dulce Madre me ampare.
Y en aquel trance postrero, cuando ya no hay valedor, defiéndeme Tú, Señor, desde el santo Humilladero.
Cuenta también en su libro el cura don Santiago Benito que en 1791 se comenzó el camino que actualmente conduce al Humilladero, y que se terminó en abril de 1793, argumentando que en esta fecha debieron plantarse los robustos olmos que a trozos le sombrean, como si estuvieran haciendo guardia permanente al Rey de la Naturaleza, los árboles que, bajo sus ramas frondosas, han visto desfilar durante 230 años “a multitud de generaciones y han podido contar las visitas de los devotos, las lágrimas de los penitentes y las limosnas de los bienhechores...”
Hermanos y devotos del Santísimo Cristo del Humilladero. Vivimos tiempos difíciles en los que continúan sonando cañones de guerra, en los que se sigue arrastrando la crisis económica derivada de la pandemia que hace vulnerables a muchas familias y frustra las esperanzas de nuestros jóvenes.
Por eso este año, más que nunca, cuando nuestras velas encendidas transiten por el Camino del Cristo bajo los centenarios olmos que se alzan a ambos lados del Puente del Pilarejo, hemos de recordar que nuestro Santo Patrón está a nuestro lado, nos reconforta y atiende nuestras súplicas, pues tal y como finaliza la Canción del espartero:
Y porque al Humilladero llegó el piadoso rumor, escuchó atento el Señor la canción del espartero.