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Racionamiento, control social y estraperlo. Marbella: los años del hambre Lucía Prieto Borrego
El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella II. Inversiones y dispendios de TTomás omás Domínguez Artola (1843-1886) José Luis Casado Bellagarza
3ª ÉPOCA. AÑO VIII • Nº 16. 2003
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La vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: Ojén, Istán y Benahavís Lina Urbaneja Ortiz
Rehabilitación del Molino de Inca Juan Fernández Bonnemaison
“L os Molinillos”, un complejo industrial de época romana “Los en BenalmádenaCosta Benalmádena-Costa Gonzalo Pineda de las Infantas Beato
La recuperación del yacimiento romano de la “Finca El Secretario” Ramón F. Hiraldo Aguilera
La industria papelera de Mijas en tiempos de la industrialización malagueña José Carlos Balmaceda
Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo
José Suárez Padilla, José María Tomassetti Guerra, Luis-Efrén Fernández Rodríguez e Ildefonso Navarro Luengo
El castillo de LLaa Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de carácter militar en su entorno Marcos Vázquez Candiles
Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Fernando Álvarez Cantos y Vicente Murillo Utor
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EDICIÓN Asociación Cilniana para la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural Apartado 821 - 29600 Marbella www.cilniana.org cilnianajlcb.terra.es Telf. 639 00 72 90 COORDINACIÓN Francisco de Asís López Serrano RED ACCIÓN REDACCIÓN José Luis Casado Bellagarza Rafael García Conde Andrés García Baena Antonio Luna Aguilar Francisco Javier Moreno Fernández Lucía Prieto Borrego Antonio Rodríguez Feijóo Antonio Serrano Lima Lina Urbaneja Ortiz DISEÑO Y MAQUET ACIÓN MAQUETACIÓN Pepe Moyano IMPRESIÓN Graficamar (Marbella) LIBRERÍAS COL ABORADORAS COLABORADORAS (Marbella) FM - Gral. López Domínguez, 12 HERMES - Avda. Mayorazgo AREMAR - Avda. Arias Maldonado MA TA - Enrique del Castillo, 3 MAT ZOCO - Valentuñana, 2 (San Pedro Alcántara) DEL TA - Avda. Oriental DELT Depósito Legal: MA-845-97 ISSN 1575-6416 Título clave: CILNIANA La Asociación Cilniana no se hace responsable de las opiniones contenidas en los artículos firmados.
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RACIONAMIENTO, CONTROL SOCIAL Y ESTRAPERLO.
Marbella: Los Años del Hambre Lucía Prieto Borrego
Antigua Comandancia de Marina. A la derecha “El Barrio”. Al fondo el cementerio (Foto cedida por Bar Altamirano. Colección A. Serrano Lima).
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uperadas las interpretaciones, que justificaban la escasez y el hambre padecida por dos generaciones de españoles como consecuencia de la guerra civil, destrucciones bélicas y del aislamiento impuesto por el enemigo exterior, hoy se asume que fue la política económica de signo autárquico inspirada en la Italia fascista y en la Alemania nazi la que con sus agobiantes sistemas de intervención impidió la recuperación del nivel de vida anterior a la guerra hasta bien avanzados los años cincuenta. Los efectos de la guerra sobre la agricultura han sido matizados por los historiadores agrarios. Para Barciela fueron menores que los anunciados por la propaganda oficial –la falta de maquinaria y abonos no eran elementos estructurales y por tanto recuperables– el objetivo de la autarquía fue formulado antes de que España fuera sometida al aislamiento internacional; la prohibición de importar fertilizantes y bienes de equipo y la intervención de la producción, de la distribución y del consumo y el respeto y protección de la propiedad privada de la tierra fueron los elementos básicos constitutivos de la políti-
ca autárquica1 . Igualmente, Naredo ha podido demostrar la ausencia de una caída de los rendimientos en los latifundios andaluces, especialmente en los sevillanos, que apenas padecieron la guerra y cuyos propietarios serían los primeros beneficiarios de las concesiones de fertilizantes y maquinaria. Fue el acaparamiento de la producción y su canalización hacia el mercado negro lo que provocó el desabastecimiento, la escasez y la aparición de una economía paralela2 . En palabras de Antonio Miguel Bernal, a los grandes propietarios de trigo y aceite, dos de los productos que más escasearon durante la posguerra, el gobierno de Franco los hizo ricos3 . Desde otra perspectiva, la autarquía se ha interpretado como producto ideológico y cultural, no sólo político o económico, que tuvo que ver con el objetivo de mantener aislada a España de las influencias exteriores; la autosuficiencia encarnaba la esencia de la hispanidad y de la identidad nacional; la autarquía fue la expresión de un nacionalismo ultraconservador, que identificaba raza y patria, que permitió la justificación de un ostraCILNIANA
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cismo desde el que se negaba la herencia del pensamiento liberal 4 . Pero la penuria y la miseria tan dilatadamente consentida por el poder y padecida por una gran mayoría de los españoles fue también otra forma de represión, que explica la inhibición y la pasividad de una población empeñada en sobrevivir y “olvidar”. El hambre y el miedo fueron instrumentos para la desmovilización, lo que compromete seriamente la supuesta aceptación generalizada del Nuevo Régimen por las clases populares, sometidas a un exhaustivo control de su ámbito privado y familiar. La percepción que del ejercicio del poder tuvieron los individuos o la incidencia que los efectos de la guerra tuvo sobre la vida privada son hoy objetos de estudio preferente, abordados desde la Historia Oral5 . Pero es precisamente la profundidad de la vigilancia ejercida sobre la sociedad española la que nos permite también a través de la documentación generada por la administración municipal y provincial –expresada en forma de bandos6 , disposiciones, ordenes de la Alcaldía y de los informes particulares elaborados por los múltiples agentes del poder: alcaldes, directores de prisiones, párrocos, jueces o guardias civiles, custodiados en los archivos locales– abarcar las dimensiones alcanzadas por el control social sobre un amplio sector de una población hambrienta y amordazada. RACIONAMIENTO, ESTRAPERLO Y BENEFICENCIA El racionamiento surgido como una más de las múltiples formas del intervencionismo era la respuesta oficial a la escasez de alimentos y artículos de primera necesidad. Su implantación en mayo de 19397 pretendía la regulación del consumo. La distorsión entre la oferta y la demanda de los alimentos intervenidos tuvo como primera consecuencia la aparición de un mercado clandestino, que jamás fue controlado a pesar de la amplitud de las medidas sancionadoras ni de los controles que sobre el abastecimiento de la población ejercía la Comisaría General de Abastecimiento y Transporte, creada en marzo de 1939. En los pueblos eran los alcaldes los responsables de los censos de consumidores a partir de las declaraciones juradas de los cabeza de familia, a quienes se les facilitaba la correspondiente cartilla, una para carne y otra para el resto de los comestibles. Los alimentos racionados: legumbres, patatas, arroz, aceite, carnes, tocino, leche condensada, bacalao... necesitaban las llamadas “Guías” para la comercialización
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interprovincial. La distribución y el consumo eran entorpecidos por una maraña de disposiciones que impedían la fluidez entre los centros de producción y consumo, el abastecimiento a las poblaciones se demoraba y la población aguardaba en pacientes colas la posibilidad, a veces remota, de acceder a los artículos. Las raciones, establecidas en un primer momento en 400 gramos para el pan, 250 para las patatas, 100 gramos para las legumbres y 125 para las carnes8 , jamás fueron suministradas en estas cantidades, que se ajustaban a los aportes calóricos y proteínicos necesarios, pero a los que los españoles no accedían mediante la cartilla de racionamiento. Unas raciones que en el caso del pan se fueron restringiendo hasta tal punto que han sido consideradas inferiores a las facilitadas a los prisioneros en los campos de concentración nazis9 . En 1945, uno de los años de mayor agudización del hambre, el mismo gobernador de Valencia reconocía que el racionamiento organizado por sus propios servicios no alcanzaba más de 953 calorías, la mitad de lo necesario para vivir10 . En 1940, uno de los años de mayor escasez, se estableció una clasificación de las cartillas según el nivel de ingresos familiares y el nivel de vida de las poblaciones españolas 11 . Se pretendía garantizar un mínimo consumo de pan a las familias que no podían acceder a la alimentación fuera de los cauces oficiales, ciertamente en la España de entonces, la mayoría. Como en el resto del país, prácticamente todas las familias de Marbella se inscribieron como pobres. De las 2.113 cartillas censadas, más del 97% eran de tercera categoría12 . Si tomamos como referencia el grupo familiar predominante, el compuesto por cuatro miembros, los ingresos máximos quedaban establecidos en 410 pesetas. A medida que el grupo familiar aumentaba los ingresos exigidos eran mayores. En Marbella sólo nueve personas tenían derecho a cartilla de primera y por tanto a menor ración de pan: el médico don Félix Zea, el farero, don Francisco Pendón, y los herederos del Mayorazgo. Igualmente, muy pocas personas tenían la cartilla de segunda: algunos propietarios e industriales o profesionales acomodados como el médico don Antonio Maíz y el maestro don José Maldonado. Las personas más humildes a las que según el decreto se quería beneficiar –“para las que el pan no es sólo un artículo de primera necesidad, sino básico para la vida, por constituir su principal alimento”13– mediante la cartilla de tercera categoría presentaban, sin embargo, niveles de renta muy dispares. Los responsables de los censos debieron escasamente comprobar las declaraciones juradas de quienes tenían huertas y tierras; así se explica que junto a un grupo más numeroso que nunca de indigentes, alineados también con los pescadores y jornale-
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ros, aparezcan propietarios agrícolas con posibilidades más que suficientes de producir y consumir: un miembro de la familia de los Chinchilla declaraba no contar ingreso alguno, y otros ilustres apellidos como algunos Domínguez y Gutiérrez de Quijada también poseían las cartillas de la gente humilde.
Cartilla de racionamiento. Fuente: Colección particular.
Uno de los grupos más empobrecidos es el formado por las mujeres a quienes la guerra convirtió en cabeza de familia. Su situación aparece claramente definida a partir unos ingresos que, como las 250 pesetas que declaraba la dueña de una pequeña tienda a cargo de diez miembros, eran tres veces menores que el mínimo exigido, y aun así muy por debajo, en el límite de la mendicidad, quedaban algunas como las que tenían a los maridos huidos o en la sierra. La muerte de tantos hombres, bien en los fusilamientos del treinta y siete, en los frentes republicanos, en las cárceles, o su desaparición en la zona republicana, privaba a sus mujeres de la protección que el Régimen concedía a las “víctimas del marxismo”. En Marbella, no es arriesgado afirmar que alrededor de un centenar de familias quedaron en esta situación14 . Muchas de ellas eran además grupos familiares amplios, de hasta ocho y diez miembros como los que aparecen a cargo de Nieves Sánchez, Mariana Cuevas o las viudas del republicano Vicente Pérez Montenegro y de Felipe Lara, dirigente socialista de San Pedro. El derecho, establecido por decreto, de los más pobres a una mayor ración de pan era una falacia. Durante aquellos años, el pan blanco se convirtió en un en un artículo tan deseado como inalcanzable. Es conocido cómo el sector triguero fue tempranamente intervenido y regulada la producción, distribución, elaboración y consu-
mo15 , pero, independientemente de la ineficacia de una política que se reveló incapaz de garantizar minímamente el consumo básico, en torno al pan habría un conjunto de prácticas ilegales que alcanzaban desde los grandes productores con capacidad de almacenar y desviar la producción al mercado negro hasta al más modesto de los molineros y panaderos locales. Los controles no podían de forma alguna impedir que el cupo de trigo al que los productores tenían derecho se canalizara fuera del consumo estrictamente familiar. Fue un fenómeno generalizado que se daba cotidianamente ante unas veces la complicidad y otras la impotencia de la autoridad responsable de la política de abastos. La población, pese a la imposibilidad de arbitrar queja alguna, sabía que la falta de pan no se debía sólo a la escasez de harina. A don Enrique Belón, el alcalde, las denuncias le llegaban en forma de rumores y se vio obligado a desmentir cualquier complicidad con las ventas clandestinas de pan, a la vez que admitía la imposibilidad de controlar el consumo de pan al margen del racionamiento: “(...) habiendo poseedores de harina, por resultas de sus trigos declarados al S.N.T que tienen autorización para consumir, es perfectamente natural y lógico que amasen pan en cualquier tahona, no siendo posible preveer, ni evitar que estos poseedores cedan o regalen, por convenios amistosos o familiares, parte de sus existencias a otros vecinos, aunque desgraciadamente no pueda ser eso todo lo general que deseáramos para el abastecimiento de la población (...)”16 . Olvidaba tal vez el alcalde su obligación de comprobar las cantidades de trigo de los reservistas y controlar el consumo, teóricamente reservado para los familiares del productor. Era práctica común la modificación de los porcentajes de harina, las moliendas clandestinas y el tráfico de pan blanco en el mercado negro. Para la memoria oral de aquella generación, la cartilla de racionamiento fue la representación material del hambre y de la escasez de todo tipo de artículos; pero la ausencia en la gran mayoría de los hogares de los dos alimentos que constituían tradicionalmente el soporte de la dieta alimenticia de las clases populares, el pan y el aceite, y el rechazo hacia el consumo de pan integral son evocaciones recurrentes cuya dimensión simbólica y CILNIANA
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cultural es percibida en los testimonios orales sobre la posguerra: “(...) Yo tenía 16 años en el año cuarenta y apenas había para comer. El pan que daban con el racionamiento era de
Calle Virgen de los Dolores. Años 50.
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maíz, negro, y te daban un bollito de unos 100 gramos por persona. El pan blanco no llegaba (...). Mi madre amasaba harina de cebada y maíz y en una hoja de palma lo metía en el horno, estaba malo, pero peor era ninguno (...)”17.
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“(...) Pan blanco tenía el que tenía trigo y amasaba (...), pero la mayor parte de la gente carecía de todo (...). Nosotros en mi casa teníamos más posibilidades porque mi padre iba de viaje; cuando alguna vez podía traer una hogaza de pan, aquello era una fiesta (...)”18. “Con el racionamiento daban un bollito diario y nada más, 150 gramos. Yo me lo comía antes de cogerlo, le iba quitando los picos y cuando llegaba a mi casa no tenía (...)”19. La cartilla como único instrumento para acceder a los alimentos fue objeto de una reglamentación tan exhaustiva como ineficaz, a la vista de los frecuentes fraudes de tenderos y consumidores; pero la responsabilidad que las autoridades locales tenían sobre los Padrones de Racionamiento, que estaban obligados a mantener actualizados, convertían a las cartillas en uno de los muchos instrumentos de control que el poder ejercía sobre los individuos, un control que fue intensificado cuando en 1943 se estableció la cartilla individual. Se pretendía evitar que las ambigüedades o medias verdades sobre el número de miembros del grupo familiar impidieran a las autoridades el control de las raciones. La identificación de cada consumidor para obtener la cartilla individual excluía por tanto de la alimentación oficial a quienes huyendo de su pasado político se cobijaban con parientes en otras localidades, a los huidos en la sierra o a tantos como en silencio pretendieron salvar la vida pasando desapercibidos. El intervencionismo sobre los mecanismos de distribución retrasaba enormemente la llegada de los alimentos a los pueblos y el acaparamiento subía artificialmente los precios. Basta una mirada a la prensa diaria para observar como no todos los productos se distribuían diariamente, igual se facilitaba el mismo alimento durante varias semanas que desaparecía de la oferta; alimentos como el chocolate o la leche condensada raramente llegaban a los comercios20. Determinados productos eran retenidos por los almacenistas negándoselos a los pequeños tenderos. En el otoño de 1940, el alcalde de Marbella se dirigía de forma desesperada al delegado provincial de abastos “por si es humanamente posible conseguir que nos surtan en la medida que permitan las existencias de que dispongan en la Delegación de Abastos, (...)” 21. Escaseaban productos de primera necesidad, como el jabón, y alimentos como el azúcar, sin embargo los comerciantes locales los compraban en Málaga a “precios extratosféricos [sic] (...)”22, negándose además a facilitar a las autoridades locales el nombre de los acaparadores, ante el temor de que éstos nos les volvieran a
vender. “¿Porqué se permite esto en detrimento de nuestro Movimiento?”23, clamaba el alcalde. No era la única queja; la corrupción del sistema y el escándalo del enriquecimiento ilícito a costa de las necesidades más básicas fueron frecuentemente denunciados por los responsables falangistas que por otra parte temían que tales prácticas impidieran el acercamiento de las clases populares al Régimen24. Pero el acaparamiento de productos alimenticios no se detenía en los almacenes de la capital. Una mujer de La Línea de la Concepción, a quien se había sorprendido con 12 kilos de jabón, declaró ante la policía municipal que la mercancía se la facilitó un comerciante de la localidad. El precio de compra declarado estaba por debajo del permitido en la ciudad. Pero el avispado comerciante al que se acusa de ocultar a la población los artículos racionados los vendía o cambiaba a las matuteras, mujeres que se dedicaban al pequeño comercio clandestino por mercancías procedente de Gibraltar 25 , que en la Marbella de 1940 era simplemente un lujo. Que en algunas tiendas se reservaran los productos, incluso los racionados, para quien podía pagarlos mejor y más rápidamente eran prácticas conocidas y habituales, una de tantas manifestaciones de la fenomenología de lo que fue el mercado negro. Si el racionamiento quiso ser un mecanismo de respuesta oficial a la escasez, el mercado negro evidencia de forma clara el funcionamiento real de la economía española, marcada por una práctica real al margen de la rigidez del intervencionismo impuesto por la política autárquica. El estraperlo, como el fenómeno fue conocido popularmente, formó parte de la cotidianidad de los españoles. En sus múltiples modalidades de subversión de las leyes vigentes, tuvo varios niveles, que abarcaban desde los grandes negocios, origen de la aparición de una clase de nuevos ricos que Abella26 ha descrito gráficamente, hasta la generalización de un mercadeo clandestino de pequeño nivel que no permitió sino la supervivencia de quienes se dedicaron a comerciar con artículos básicos y alimentos al margen de los cauces legales. Las proporciones reales de la economía paralela fueron asumidas por la propia administración franquista, que habría de generar una amplísima legislación para la penalización de delitos que no existían antes de 193627. La incorporación de las mujeres al contrabando y su presencia en las tradicionales rutas del tráfico de tabaco de Gibraltar es un fenómeno totalmente nuevo que no puede desligarse de los efectos de la guerra y de la represión y que CILNIANA
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por otra parte tiene una clara connotación de género28. La creciente presencia de mujeres en la Prisión Provincial de Málaga por infracción de la Ley de Tasas a partir de 1941 es indicativa de su participación en la economía clandestina, pero el control del contrabando en el ámbito municipal permite también a partir de los expedientes de decomiso 29, aproximarnos a la naturaleza del mercado negro local. A lo largo de 1940, uno de los años de peor cosecha, toneladas de patatas fueron intervenidas por la Guardia Civil. Los productos decomisados eran vendidos a precio de tasa y su importe ingresado en el Banco de España. Era infrecuente que los alimentos decomisados llegaran a los consumidores. En el verano de 1940 miles de kilos de patatas, destinadas a los comedores de Auxilio Social, se pudrieron en los almacenes municipales y cientos de kilos de tocino fueron quemados después de haber sido requisados en algunas tiendas de la localidad 30. Ambos artículos eran esenciales en unas dietas en las que habían desaparecido casi por completo los aportes de azúcares y de proteínas animales. De hecho, el tocino, el único producto del cerdo –cuya matanza, por cierto, estaba también estrechamente vigilada– sustituía a la carne en una gran “variedad” de platos de legumbres, y en muchas familias jornaleras constituía la comida principal y única de los hombres que lo tomaban simplemente untado en el pan. Garbanzos y judías eran facilitados con la cartilla, pero de forma tan irregular y escasa que no cubría la demanda como demuestra las frecuentes intervenciones de legumbres en el mercado local, efectuadas a pequeños tenderos y comerciantes, en un volumen mucho menor que las que afectaban a los dueños y conductores de camiones y carros con posibilidad de transportar grandes cantidades de mercancías. Es en este nivel, elemental del mercadeo clandestino de alimentos, donde intervienen con mayor frecuencia las mujeres. Ellas introducirán a lo largo de toda la década artículos procedentes de Gibraltar y como recoveras o pequeñas corsarias constituyen una red alternativa pero imprescindible para la supervivencia familiar a partir del trueque de alimentos producidos en los cortijos y casas de campo por los artículos que los comerciantes locales “atesoraban” en sus trastiendas. Con frecuencia, en la misma parada de los autobuses con destino a La Línea, el omnipresente policía municipal sorprendía a las mujeres con gallinas, aceite o jabón, a las que rápidamente quitaba la mercancía y expulsaba del municipio, tras ser convenientemente “interrogadas”. En sentido contrario, se introducían café, sacarina o el llamado “pan inglés”, también en pequeñas cantidades, cuando los traían las mujeres. El es-
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pectáculo de las “estraperlistas”, escoltadas por la pareja, era familiar. Más de una vez, las que podían, dejaban caer los bultos en las mismas escaleras del castillo, antes de ser registradas en el cuartel. Pero no sólo la circulación de productos fuera del abastecimiento oficial era delito, también lo era la venta de artículos a precios superiores a los de tasa, y el ocultamiento de mercancías. Los informes de la policía municipal –más rigurosos sobre los sospechosos de desafección– son indicativos del control ejercido sobre algunos comerciantes31 . Los tenderos se espiaban entre sí controlando los precios de venta, pero raramente se atrevían a denunciar a sus vecinos. Una pequeña tendera fue acusada ante el alcalde de vender judías a 3,50 pesetas, casi el doble de lo permitido A esta mujer que tuvo la osadía de decirle al temible agente local que vendía al mismo precio que un conocido falangista, le fueron incautadas más de 100 kilos de legumbres y abierto expediente ante la Fiscalía de Tasas. Este organismo era auxiliado en los pueblos por una pluralidad de agentes implicados en la represión del contrabando: alcaldes, guardias municipales, mandos falangistas... Pero aunque la ley establecía que al denunciante le correspondía el 40% de lo incautado, al menos entre la población, las denuncias no eran frecuentes, la necesidad de sobrevivir unía en una complicada red de complicidades a tenderos, distribuidores, almacenistas y consumidores. Para la mayoría de la población, el silencio constituía la garantía para conseguir comida, aun así poco escapaba al control de los agentes del alcalde, que a veces mediaba para suavizar las transgresiones de las personas más afectas, no hay que olvidar que el consenso en torno al Régimen dependía del grado de satisfacción de los intereses de los grupos que lo apoyaban. El alcalde, como delegado local de abastos, podía o no tramitar un expediente ante los delegados provinciales si las partidas no eran lo suficientemente significativas. Así, certificando que eran para consumo personal, solicita a la fiscalía la retirada de la multa impuesta a un comerciante al que se le encontraron siete quilos de azúcar y de tres de bacalao, un caso notorio de “estraperlo legal”, puesto que la máxima ración personal de azúcar permitida era de 30 gramos. Si en la España de la posguerra se pudo sobrevivir fue gracias a la alimentación extraoficial, vedada para amplios sectores de la población, que durante dos décadas no pudieron sino subsistir. A partir de los alimentos racionados, era imposible articular una dieta coherente. La irregularidad en el suministro obligaba a combinaciones imposibles y lo que se podía adquirir
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Plaza del Generalísimo, hoy de los Naranjos. Postal años 50 (Edic. J. Belón Lima. Foto: O. Cortés).
no aportaba los nutrientes necesarios. Las legumbres se cocinaban sin grasa, la carne desapareció de la dieta, los huevos eran artículos de lujo, que se vendían a escondidas y como mucho se daban a los enfermos; el café se sustituyó por todo tipo
de sucedáneos, como cebada y algarrobas, y el azúcar por unos edulcorantes en forma de cristales que amargaban. De la información extraída de nuestros archivos orales32, se deduce una dieta monótona y desesperante a base de gazpacho CILNIANA
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en verano, gazpachuelo en invierno, legumbres cocidas y sopa hervida o pescados que antes de la guerra eran despreciados o que hubieron de ser consumidos a falta de aceite o de harina de forma muy diferente a la cultura culinaria local. La desnutrición y la falta de higiene incidieron en la aparición de enfermedades infecciosas 33, como la epidemia de tifus que asoló Málaga en los años cuarenta. Los datos aportados por el doctor Maíz Viñal señalan una escasa incidencia de las fiebr es tifoideas en la ciudad, durante la década de los cuarenta. La falta de estudios sobre los niveles de densificación urbana nos impide de momento acercarnos a las condiciones de habitabilidad y por tanto a explicar las causas de la ausencia en nuestra ciudad de una de las enfermedades de mayor incidencia de la posguerra, si bien no hay que descartar la posibilidad de que muertes por tifus no se hayan inscrito como tales, debido al rechazo de la población a las medidas de aislamiento y control impuestas por las autoridades. Sí es sin embargo significativo el rebrote de fiebres palúdicas en el municipio que el citado doctor Maíz relaciona con la pobreza, y el mantenimiento en 1941 de una de las más altas tasas de mortalidad infantil desde 193034. En la actualidad, la incorporación a los estudios históricos de indicadores biomédicos (el peso, la estatura o la masa corporal) permiten desde las aportaciones de la investigación antropométrica establecer la relación entre la baja estatura y las situaciones carenciales o una adaptación a las condiciones de vida desfavorables. El nivel de vida biológico de los españoles queda reflejado en los r eemplazos del primer franquismo; los niños y adolescentes de aquellos años llegaron a la edad adulta con menor estatura que los de los años treinta35 en una coyuntura histórica que se manifiesta como una de las más críticas de la historia de España. El retroceso de los niveles de renta 36 estuvo acompañado de un total deterioro de la vida material. El racionamiento alcanzó a prácticamente todos los bienes de consumo y a los equipamientos que hacían posible la vida cotidiana. Las restricciones en el suministro eléctrico limitaban enormemente las horas de luz en los hogares. Junto a la falta de alimentos, la oscuridad –la luz de una única bombilla que llegaba a últimas horas de la tarde y se
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retiraba al amanecer– y el frío son recuerdos aún obsesivos. El control sobre los tejidos convirtió, asimismo, a la ropa en un artículo de lujo, alcanzable sólo en el mercado negro. Ni siquiera los artículos más baratos llegaban a Marbella a precio oficial; los comerciantes de tejidos denunciaban ante la Fiscalía de Tasas la negativa de los almacenistas a suministrar tejidos de lana o algodón con los descuentos correspondientes37. Mientras, en la calle de la Caridad podían encontrarse todo tipo de artículos procedentes de un comercio de La Línea, llamado “La Africana”, e igualmente se vendía clandestinamente en una casa de la calle del Viento. En ambos casos, el negocio estaba en manos de mujeres que ofertaban artículos cuyo precio y naturaleza quedaba lejos de las posibilidades de la mayoría de la población: mantas, camisetas acolchadas, sedas o calcetines, medias de señora, aunque también opal, lanilla de cuadritos y tela de Vichy. No faltaban las corbatas, tan desprestigiadas durante “la revolución”, que distinguían a sus usuarios de los hombres del campo y la mar, ni grandes piezas de satén morado, casi con toda certeza destinadas a túnicas de penitencia, muy demandadas en unos momentos en los que la exteriorización de los sentimientos religiosos en ceremonias y procesiones constituían certificados de adhesión. Más de una vez fueron decomisadas partidas de mercancías lo suficientemente importantes como para que las intermediarias fueran denunciadas ante la Fiscalía. Los registros efectuados por la Guardia Civil terminaban sacando paquetes de cualquier sitio, el correspondiente interrogatorio en el cuartel y el traslado de los artículos a la tienda que un comerciante de “orden” tenía en la calle Gloria 38. La represión del pequeño estraperlo entraña otra dimensión: las denuncias ante la Fiscalía de Tasas se acompañaban de los correspondientes informes sobre la conducta moral y social, de forma que un delito económico se convertía automáticamente en un delito político cuando el denunciado era de dudosa fidelidad al Régimen. En Marbella, el quehacer cotidiano del jefe de la policía municipal convertía en desafectos a quienes en el momento de ser sorprendido con cualquier tipo de mercancía se resistiera pronunciando “palabras injuriosas contra la autoridad”. La población en general y los implicados sabían que las mercancías incautadas volvían, las más de las veces, al mercado negro o que se “perdían” en los depósitos
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oficiales. El estraperlo era en definitiva, el principal método utilizado por el gobierno para recaudar un tributo a beneficio de una jerarquía parasitaria, “los controladores de la comida”39. Pero no sólo los altos precios del mercado negro impedían el acceso a la comida, muchas familias ni siquiera podía comprar los alimentos racionados. No faltaron casos de venta de cartillas por parte de quienes no podían utilizarlas; otras familias las reservaban para comprar alimentos destinados a los enfermos y los mayores. Para los niños quedaba el recurso extremo de alimentarse en los comedores del Auxilio Social, una organización asistencial que desde la apertura del primer comedor en Valladolid por iniciativa de Mercedes Sanz40 se convirtió en la mayor obra benéfico-social del Régimen. Surgida de la necesidad de atender a los cientos de niños que la represión y la guerra dejaron desamparados supuso tanto una cobertura de ayuda humanitaria, atendida por mujeres, como un instrumento de propaganda del Régimen. Como en la generalidad de la zona nacional, los servicios de Auxilio Social establecidos en Marbella desde 1937 fueron proporcionales a los efectos de la represión. El comedor situado frente a la Alameda acogía diariamente, en los primeros años cuarenta, entre 25 y 30 niños huérfanos o abandonados41; eran hijos de fusilados o de encarcelados. Aunque la implantación de Auxilio Social en el medio rural fue muy limitada, la instalación de un comedor en San Pedro, que antes de la guerra no llegaba a los 2.000 habitantes, revela que proporcionalmente la incidencia de la represión sobre la población infantil fue mayor. En la antigua Colonia 25 niños habían quedado huérfanos como consecuencia de la guerra, hijos de fusilados o desaparecidos en la carretera de la costa. Su número aumentaría con el reintegro al municipio de muchas mujeres y niños que habían pasado a Francia. La beneficencia del Régimen fue también el único recurso de decenas de personas mayores y enfermas, incluso aquellos que por su edad no podían acudir eran alimentados en su domicilio con la comida que se servía en el comedor de la institución, bajo control de los delegados locales y comarcales de Falange, una vez que Auxilio Social quedó subordinada a la Sección Femenina, haciendo realidad un objetivo largamente perseguido por Pilar Primo de Rivera en su enconada lucha contra Mercedes Sanz. En los pueblos, las autoridades municipales gestionaban los suministros y elaboraban los
registros de los beneficiarios de la caridad del régimen. Pese a la ínfima calidad que las fuentes orales atribuyen a la comida, la escasez llevó a algunas familias, consideradas de mediana posición, a utilizar los servicios del comedor. Mateo Álvarez, delegado comarcal de Auxilio Social, se vio obligado a prohibir que se sirvieran comidas a un conocido vecino42 porque perjudicaban al racionamiento de las personas más necesitadas; éstas compartían con los huérfanos unas raciones escasas, pero en muchos casos las únicas a las que tenían acceso los hijos de las familias más pobres, entre los que se encontraban los de los pescadores. En los niños de entonces perdura el recuerdo del comedor como la representación del hambre: el haber ido o no al Auxilio Social implica la jerarquización de una pobreza que afectaba a amplias capas de la población. “Yo he ido a comer al comedor que le decía ‘El Falange’, iba porque mi madre no tenía, lo que recogía era para mi padre que estaba en una cama, mi madre habló para que nos dejaran ir a comer ¡yo no sé con quién hablaría! A mí y a mis hermanos nos dijo: tenéis que ir a comer a Falange. El comedor estaba en el centro, como llegaras dos minutos tarde ya no comías, te tenías que lavar las manos en la pila de los peces ¡con el frío que hacía entonces! Allí se comía unas veces sopa, otras arroz y un bollito de racionamiento para tres. Yo tenía tanta hambre que me ponía en los cristales antes de que abriera por ver en qué mesa estaba el bollo más grande y cuando abría entraba la primera. Por la noche ya abrían, se comía sólo una vez y ya hasta el otro día (...)”43.
Sede del Auxilio Social de la Sección Femenina en Marbella (Fuente: Colección particular).
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DELINCUENCIA Y CONTROL SOCIAL La delincuencia común en forma de pequeños robos y la mendicidad constituyen la manifestación más evidente del deterioro social, siendo prácticas que afectaron a los sectores más marginados socialmente, ampliados ahora por los efectos de la represión y por el aislamiento impuesto por los vencedores a los grupos más alejados de su cultura y más indiferentes a los valores y normas hegemónicos. En una población donde más de una tercera parte de la población masculina adulta había sido represaliada con la muerte o la cárcel, el ejercicio de la violencia política se mantuvo durante la posguerra en cualquiera de sus modalidades. La ignorancia intencionada del carácter social de la mayoría de las transgresiones y el tratamiento de la mendicidad como problemas de orden público sirvieron de pretexto a los agentes del poder, desde policías municipales hasta falangistas, para mantener bajo control a un amplio sector de la comunidad cercado por el hambre y el miedo.
un almacén particular dio lugar a una investigación en la que parte del fruto fue hallado en manos de personas que no dudaron en declarar haberlas comprado a varios muchachos, procedentes de las calles San Francisco, Bermeja y Lobatas. El hallazgo de lo que en aquellos días constituían productos básicos de consumo, algarrobas que los hombres disputaban a los cerdos y varios ceretes de higos secos, condujo a la cárcel de Málaga a varios de los muchachos acusados, en octubre de 1940. Uno de tan sólo 17 años estaba presente cuando tres años antes, voluntarios falangistas sacaron a sus padres del domicilio familiar de “El Fuerte” para matarlos; el padre de otro había sido igualmente fusilado, los demás tenían también familiares encarcelados y huidos45. No fueron los únicos “delincuentes” del Barrio Alto. El caso anterior es sólo un ejemplo de la situación de desamparo que afectó a los hijos de los vencidos, para quienes llegada la adolescencia el comedor de Auxilio Social, presidido por los retratos de Franco y de José Antonio, dejaba de ser una solución. De las calles San Francisco, Santo Cristo, Aduar, Bermeja y sobre todo Lobatas habían desaparecido decenas de hombres, algunos permanecían escondidos en la sierra tan cercana que en sus incursiones se llegaban a la Huerta del Leganitos a recoger ropa y comida. El Barrio vivía bajo sospecha: a menudo se efectuaban registros y detenciones. La ausencia en muchas casas del cabeza de familia no dejaba más recurso para subsistir que el trabajo de los menores y las mil estrategias de supervivencia que las mujeres desplegaban, desde la recogida del esparto al pequeño estraperlo, pues muchas madres, hijas y hermanas de “rojos” no eran de confianza para servir en las casas de las “personas de orden”.
A partir de 1940 se incrementan las detenciones por delitos comunes. Se trataba de pequeños robos de higos, pasas o algarrobas que se castigaban con penas que podían llegar a alcanzar hasta un año de reclusión. Regularmente eran conducidos al arresto niños y adolescentes, simplemente por coger frutos en huertas ajenas. Sólo entre los últimos meses de 1940 y 1941, 23 jóvenes fueron detenidos y encarcelados por el delito de “hurto en el campo” 44. Nadie escapaba a la vigilancia del jefe de los municipales, un agente tan odiado como temido, omnipresente en todos los rincones de la ciudad, los arrabales y el campo. De la operatividad de su gestión dan cuenta los exhaustivos informes presentados al alcalde: “En la madrugada de hoy he sorprendido (...)”, redactados de tal forma que no queda duda de su eficacia en la labor de atrapar a muchachos hambrientos; por pequeño que fuera el hurto ninguno se libraba de pasar 3 o 4 días en el arresto municipal. Mayor pena, hasta 6 años, correspondía al delito de robo y asalto del que sería acusada una pequeña banda de adolescentes. La desaparición de Subida al castillo. Propaganda del régimen. varios kilos de algarrobas de Posguerra (Fuente: Fondo Temboury).
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Las detenciones de mujeres por el delito de “hurto en el campo” aumentan desde 1940. Entre 1940 y 1945 el 30% de las mujeres encarceladas procedentes del partido de Marbella lo son por delitos comunes. En el año 1941 se produce el mayor número de ingresos. Como en el caso de la “delincuencia juvenil”, la vinculación entre algunas de las detenidas y los efectos de la represión parecen clara. Sólo en el mes de febrero de 1941 nueve mujeres fueron arrestadas por robar frutos del campo, algunas también hi-
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jas y hermanas de fusilados. La supervivencia al margen de la legalidad impuesta por los vencedores era la única salida para decenas de familias que volvieron –sobre todo a la Colonia de San Pedro Alcántara, de donde prácticamente toda la población había huido y la gran mayoría de los hombres adultos tenían informes negativos–46 dejando a sus familiares en Francia o en la cárcel. Muchas personas, conscientes de que pasar la guerra en la España republicana era motivo más que suficiente para ser investigado, vagaban por los alrededores de la población sin atreverse a hacerse visibles, sin solicitar la cartilla de racionamiento, alimentándose sólo de los frutos que robaban en las fincas que antes habían trabajado. Cuando eran detenidos, su conducta personal era minuciosamente informada, llegando hasta la jurisdicción militar ante la más mínima sospecha de responsabilidad política. Fue el caso de un vecino de San Pedro, a quien los celosos informes del alcalde acusaron de encontrar robando, después de haberse evadido de un campo de concentración. Una acusación de la que no se tenía noticia en el Gobierno Militar, donde al individuo no se le atribuía responsabilidad política alguna47. Pero la total hegemonía de la justicia militar no excluyó la instrumentalización de la justicia ordinaria para el control de los vencidos48. La incriminación fue una amenaza permanente que perseguía la sumisión y el silencio para la eficaz imposición de la dictadura. Al margen de la represión institucional y económica, eliminada toda disidencia y soterrado cualquier resquicio de cultura política, se dieron múltiples formas de coacción sobre una población sin más responsabilidad que la ignorancia o la indiferencia. Un simple agente municipal, empeñado en hacerse perdonar su pasado político, hizo de la delación un instrumento de dominio. El ejercicio de las formas más elementales de la violencia en forma de tortura y palizas, fue percibido como la manifestación más inmediata del poder, que delegaba en sus agentes los métodos más expeditivos de intimidación. Fue una sociedad estrechamente vigilada. La obligatoriedad de la identificación personal para acceder a las cartillas, los permisos para cambiar de residencia, las certificaciones de buena conducta para trabajar o examinarse implicaban someterse al control de las autoridades. Si al finalizar la guerra la ley de Responsabilidades Políticas implicó a los alcaldes en la elaboración de informes de conducta, convirtiendo a los poderes locales en los agentes más cercanos de la represión. Después, cuando se hizo necesario descongestionar las cárceles, los beneficiarios de la libertad condicional siguieron dependiendo de las opiniones que los alcaldes y sus agentes tuvieran de su comportamiento público y privado.
Los reclusos mayores de 60 años a los que la ley permitió la excarcelación49 necesitaban, además del patrocinio y de la solvencia moral y material de algún vecino, los informes municipales que les permitieran residir en sus pueblos. Comenzaba
Bajada del castillo. Capilla. Años 40 (Fuente: Fondo Temboury).
de nuevo la peregrinación de las mujeres al Ayuntamiento, solicitando la declaración del alcalde “de no tener inconveniente”. En efecto, alcanzada la libertad algunos reclusos, entre tanto se gestionaba su vuelta a sus lugares de origen, habían de permanecer en otras ciudades. Varias vecinas de San Pedro solicitan el permiso para la vuelta a la antigua Colonia sobre la base de la precariedad de una situación material que ni les permitía visitar a los liberados en otras ciudades ni a éstos, en general ya casi ancianos, subsistir sin el poyo de sus familiares. Igualmente, las familias de los presos que “redimían” su pasado rojo en batallones de trabajo cobraban los beneficios de la asignación familiar a través del ayuntamiento. Ni a los que ya habían cumplido condena ni a los familiares y vecinos a quienes la paz había exigido la vida se les permitió olvidar quiénes eran. El mantenimiento de la vigilancia sobre un amplio sector de la población mantuvo a la coCILNIANA
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munidad profundamente escindida. La guerra – que arrasó la cultura política de los grupos que desde principios de siglo habían sido la base de la militancia republicana y obrera y quedaron confinados en los espacios urbanos que les eran propios– levantó fronteras psicológicas y simbólicas. Al norte de la antigua muralla, “El Barrio Alto”, al oeste del río, “El Barrio” de pescadores y San Pedro... El imaginario colectivo de cualquiera de los grupos sociales así lo percibió; las complicidades que los unieron y los miedos que los separaron se nos transmiten a través de los recuerdos de dos mujeres que vivían en los dos extremos de la misma calle. “Nosotros vivíamos en la calle de San Francisco, cerca del Santo Cristo, Mi madre era lavandera y se levantaba a las 2 de la mañana a lavar a ‘La Fabriquilla’, en el camino de la sierra y cuando había luna me llevaba (...). Los rojos pasaban y saludaban a mi madre(...,) no le hacían daño, porque ellos sabían de más que mi madre no hablaba (...)”50. “En la sierra había más de uno, los que estaban aquí los sabían y, con sus propios compañeros, los mandaban a llamar para que se entregaran, diciéndoles que no iba a pasarle nada. Vino uno y lo mataron y entonces les mandaban a decir que ‘ya estaba cara al sol’. Los de la sierra venían y dejaban preñadas a sus mujeres, porque ellos bajaban y ellas también subían adonde ellos estaban. Nosotras les teníamos pánico, no nos atrevíamos ni a salir al campo, ni a ir de paseo. Yo vivía en el Puente Ronda y ni por la calle Ancha subía, y eso que detrás de mi casa hubo uno encerrado un montón de años (...)”51. Sobre los grupos sociales más apartados de la cultura de los vencedores se desplegaron una serie de mecanismos de coacción tendentes al mantenimiento del orden y el silencio. Aun así, estos grupos mostraban su rechazo en el alejamiento consciente de los procesos socializadores vehiculados por la escuela, la Falange y la Iglesia, que implicaban la exclusión de unos espacios de sociabilidad en los que se protegían y perpetuaban los valores e intereses de los grupos más cercanos al poder. “Cuando era joven, yo no tenía conciencia de lo que eran las clases sociales, pero me daba perfecta cuenta de otras cosas, que entonces no me parecían raras. Cuando había baile en el casino nosotros entrábamos para adentro como si nada y mucha gente se quedaba mirando desde
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la Alameda por encima de la barandilla (....). Cuando los del Frente de Juventudes montaron un hogar que estaba en la Plaza de los Naranjos, pusieron cosas muy novedosas en Marbella como mesas de ping-pong y ajedrez. Allí íbamos muchos, pero yo sabía que también había jóvenes que no querían entrar y a otros que sus padres no los dejaban (...)”52. La reacción colectiva de rechazo era percibida por el poder y sus agentes con recelo y desconfianza. Las respuestas eran expeditivas ante la más insignificante manifestación no ya de rebeldía sino de simple autodefensa. Con todo, fueron frecuentes las denuncias por insultos a la autoridad, las detenciones por escándalo público, las amenazas verbales al jefe de la policía que le lanzaban las mujeres cuando se llevaba a sus hijos por una simple pelea callejera. El obsesivo empeño por controlar la moral pública y privada supuso la reglamentación de los comportamientos colectivos. El mismo régimen que toleró y reguló la prostitución prohibía y penalizaba la más mínima expresión que pudieran prodigarse las parejas en la vía pública. Desde el Gobierno Civil se instaba a los alcaldes a mantener bajo estrecha vigilancia los usos y costumbres de la población: “En la calle, en paseos y en lugares de esparcimiento y recreo, tales como teatros, cines, cafés, bares y otros similares, se advierte un relajamiento censurable en nuestras costumbres, oyéndose frases obscenas, groseras y viéndose parejas jóvenes, que, sin recato alguno, mantienen actitudes más que incorrectas, desvergonzadas, acusando todo ello una falta de pudor y poco respeto, que más bien parece un insulto a las personas honestas y educadas que las observan (...). Importa también considerablemente el mejoramiento de las costumbres en la vida ciudadana, ser inexorables en el cumplimiento del horario de cierre de los establecimientos que cultivan el género frívolo y de ‘cabarets’, ‘dancings’, ‘boites’ y demás centros de vida nocturna, sobre todo los situados en las afueras de las ciudades (...)”53. En efecto, tras la guerra aumentarían de forma considerable los locales y casas de “mal vivir”. La prostitución fue una de las manifestaciones más evidentes de la doble moral de la época, permitida y tolerada. El Régimen crearía el Patronato de Protección a la Mujer, un organismo en el que Iglesia y el Estado compartían el proyecto de regeneración de las prostitutas. Por
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supuesto, los informes sobre la moralidad pública elaborados por el Patronato achacaban el deterioro de la moral pública en la provincia de Málaga, no al empeoramiento de la situación de los miles de mujeres que quedaron viudas y huérfanas como consecuencia de la guerra y la represión, sino al descenso en la capital del nivel moral durante “el período marxista”, en el que “las autoridades rojas se entregaron al libertinaje, desapareciendo los matrimonios legales, efectuándose únicamente la unión carnal de hombres y mujeres a su libre albedrío (...)” 54. La moral femenina habría de ser especialmente controlada por el Estado y la Iglesia, empeñada esta, en mantener su hegemonía sobre la vida y la conciencia de las mujeres. Es conocida la intencionada atribución de “una conducta moral pervertida” a las mujeres que habían sido represaliadas por su ideología o su pasado republicano55. La imposición de los principios religiosos como normas reguladoras de la vida familiar y privada se manifestó en la derogación de la legislación republicana que permitió el divorcio y el matrimonio civil y en el restablecimiento del delito de adulterio, considerado mucho más grave para el honor y la moral cuando era cometido por la mujer56. La trasgresión de estos principios implicaba que comportamientos que pertenecían exclusivamente a la vida privada de los individuos eran tenidos en cuenta a la hora de enjuiciar su conducta política, como ponen de manifiesto informes elaborados por las autoridades locales, todavía en la década de los cincuenta; en éstos se hacen constar aspectos de la vida familiar de los individuos, de sus prácticas religiosas de sus amistades o de sus hábitos de ocio y sociabilidad. Así, de uno de los directivos de una sociedad recreativa se decía: “su conducta dejó que desear llegando al extremo de separarse judicialmente de su esposa, en cuya situación vive actualmente”. Mientras que de otro de los miembros de la misma junta directiva, conceptuado como “buena persona”, no se evitaba hacer constar: “no asiste jamás a los cultos religiosos”57. En efecto, la Iglesia desarrollaría una combativa actividad en la condenación de todas aquellas actitudes contrarias a la moral cristiana haciendo a la mujer blanco de un mensaje que la consideraba mitad demonio, mitad inconsciente y por tanto necesitada de una permanente tutela material ejercida por padres y maridos y espiritual por los sacerdotes. Estos no tenían reparos en decir a las mujeres, desde el púlpito, cómo tenían que vestirse y comportarse. En Marbella, como en el resto de las zonas turísticas, la llegada del turismo supuso una
amenaza para las buenas costumbres que no dejó de preocupar a las autoridades civiles y religiosas. Las conclusiones del I Congreso Nacional de Moralidad en Playas y Piscinas, celebrado en Valencia en 1951, instaban a los poderes públicos a frenar la invasión nudista extranjera y a mantener la prohibición de tomar el sol conjuntamente a las personas de ambos sexos, y a la separación de sexos en playas y baños 58. Los círculos femeninos más cercanos a los procesos socializadores del poder político y de la parroquia secundarían esta peculiar cruzada solicitando al alcalde de Marbella una playa donde las mujeres no pudieran ser observadas: “(...) dándose cuenta de las ofensas que las playas mixtas causan al Señor, han prometido a la Santísima Virgen como recuerdo de la Santa Misión solicitar una playa para el sexo femenino (...)” 59. No es arriesgado pensar que la iniciativa contará con el conocimiento del párroco, don Rodrigo Bocanegra, que en aquellos días, según sus propios hagiógrafos, tenía el control absoluto sobre la vida en Marbella –“Toda la calle es suya, incluso Marbella es suya”60–, y a quien se ha atribuido la liberalización de las modas y costumbres en la Costa del Sol61, sin que ello excluya la prolongación de las formas de control que desde otras iniciativas seguiría desarrollando el poder religioso en paralelo al imparable proceso de secularización de la sociedad española.
Notas 1 BARCIELA LÓPEZ, C., “Los costes del franquismo en el sector agrario: la ruptura del proceso de transformación. Introducción”, en GARRABOU, R; BARCIELA, C. y JIMÉNEZ BLANCO, J. I. (eds.)., Historia agraria de la España contemporánea. 3. El fin de la agricultura tradicional (1900–1960), 3 vols., Barcelona, 1986, pp. 383-454. Del mismo autor: “El mercado negro de productos agrarios en la posguerra, 1939–1953”, en FONTANA, J. (ed.), España bajo el franquismo. Barcelona, 1986, pp. 192205 y “La España del estraperlo”, en GARCÍA DELGADO, J. L, El primer franquismo. España, durante la Segunda Guerra Mundial. Madrid, 1989. 2 NAREDO, J. M., “La incidencia del estraperlo en la economía de las grandes fincas del sur”, Agricultura y Sociedad, 19, abril–junio 1981, pp. 82-127. 3 BERNAL, A. M., Economía e historia de los latifundios, Madrid, 1988. 4 RICHARDS, M., Un tiempo de silencio. La guerra civil y la cultura de la represión en la España de Franco, 1936-1945, Barcelona, 1999. 5 Son varias los proyectos de investigación centrados en el estudio del franquismo a través de la oralidad, como el que coordina en la Universidad de Murcia Encarna Nicolás, vinculado al Seminario de Fuentes Orales de la Universidad Complutense, que organiza a su vez Las Jornadas de Fuentes Orales de Ávila. En Cataluña, bajo el impulso de Mercedes Vilanova, se creó en 1983 el primer Archivo de Historia Oral de España.
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6 A este respecto, se refiere Encarna Nicolás a la necesidad de estudiar la legislación contenida en los Boletines Oficiales de la Provincia y a la documentación de los Gobiernos Civiles. NICOLÁS MARÍN, M.ª E., “Los gobiernos civiles en el franquismo, la vuelta a la tradición conservadora en Murcia (1939-1945)”, en TUSELL, J. (coord.), El régimen de Franco (1936–1945), Madrid, 1993, pp. 135-149. 7 O. 14 mayo 1939. (Ministerio de Industria y Comercio). RACIONAMIENTO. Normas, BOE de 17 de mayo, en ARANZADI, E., Repertorio Cronológico de Legislación, Pamplona, pp. 371372, Hemeroteca de la Diputación Provincial de Málaga (AMMA). 8 Son raciones fijadas para un hombre adulto por el decreto de 28 de junio de 1939, que asignaba el 80 % de las raciones del hombre adulto a las mujeres y a los ancianos y el 60% a los niños. 9 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., Francisco Franco y su Tiempo, Madrid, 1984. ......................... 10 LLERA, L. de y ANDRÉS–GALLEGO, J., La España de la posguerra: un testimonio, Madrid, 1992, p. 43. 11 O. 15 NOVIEMBRE 1940 (PRESIDENCIA). PAN. RESTRICCIONES EN SU CONSUMO. BOE de 19 de noviembre, en ARANZADI, E., Repertorio Cronológico de Legislación, Pamplona, pp. 1.216-1.220, Archivo Municipal de Marbella (AMMA). 12 Clasificaciones con expresión del cabeza de familia, n.º de personas a su cargo, domicilio, total de ingresos declarados y categoría, 1940, C. 515-H, Pieza (P.) 8, AMMA. 13 O. 15 NOVIEMBRE 1940 (PRESIDENCIA). PAN. RESTRICCIONES EN SU CONSUMO. BOE de 19 de noviembre, en ARANZADI, E., Repertorio Cronológico de Legislación, Pamplona, pp. 1.216-1.220, AMMA. 14 PRIETO BORREGO, L., La Guerra civil En Marbella. Revolución y represión en un pueblo de la Costa, Málaga, 1998, pp. 194195. 15 BARCIEL A LÓPEZ, C., “Los costes del franquismo... ”, op. cit. 16 AMMA: “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H. 17 Testimonio personal de A. M. Z., Marbella, 1916. 18 Testimonio personal de A. S. L., Marbella, 1932. 19 Testimonio personal de M. C. L., Fuengirola, 1937. 20 En el periódico Sur aparece a lo largo de la década de los 40 los productos facilitados a la población, las cantidades y los precios. AMM ( Hemeroteca). 21 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H. 22 Ibídem. 23 Ibídem. 24 RICHARDS, M., Un tiempo de silencio..., op. cit. 25 AMMA, “Correspondencia Oficial”, C. 184-H 26 Son varios los trabajos que describen a través de un rico anecdotario los comportamientos y actitudes de la nueva clase social surgida en la posguerra de la práctica del contrabando. Entre ellos, ABELLA, R., Por el Imperio hacia Dios. Crónica de una posguerra, Barcelona, 1978; y MARTÍ GÓMEZ, J., La España del estraperlo (1936-1952), Barcelona, 1995. 27 El delito de acaparamiento fue creado por la Ley de 26 de octubre de 1939. La legislación sobre represión del contrabando en CLARET, P., Las Leyes de Tasas y el Delito vulgarmente llamado “de Estraperlo”, Talleres Penitenciarios Alcalá, 1941. 28 BARRANQUERO TEXEIRA, E. y PRIETO BORREGO, L., Así sobrevivimos al hambre: estrategias de supervivencia de las mujeres en la posguerra española, Biblioteca de Estudios sobre la Mujer, CEDMA, Málaga, 2003. 29 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941-1942, C. 184-H. 30 Ibídem. 31 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940-1942, C. 184-H. 32 BARRANQUERO TEXEIRA, E. y PRIETO BORREGO, L., Así sobrevivimos al hambre... op. cit. 33 JIMÉNEZ LUCENA, I., El tifus en la Málaga de la posguerra. Un estudio históricomedico en torno a una enfermedad colectiva, Málaga, 1990. 34 MAÍZ VIÑAL, A., Geografía médica de Marbella, Marbella, 1976. La tasa de mortalidad infantil es superada sólo en 1932, 1939 y 1936. El extraordinario aumento de la tasa en 1936 se debe a la incidencia de la mortalidad entre los niños de las
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familias refugiadas en Marbella. 35 MARTÍNEZ CARRIÓN, J. M., “Biología, historia y medio ambiente. La estatura como espejo del nivel de vida de la sociedad española”, Naturaleza y conflicto social. Ayer, 46, 2002, p. 116. 36 CATALÁN, J., La economía española y la segunda guerra mundial, Madrid, 1995. 37 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H. 38 Ibídem. 39 RICHARD, M., Un tiempo de silencio... op. cit. 40 La figura de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, ha sido tratada por PAUL PRESTON en su libro, Palomas de Guerra, Barcelona, 2001. 41 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H. 42 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H. 43 Testimonio personal de M. S. S., Marbella, 1933. 44 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940-1941, C. 184-H. 45 Los datos contenidos en los informes de la Guardia Civil que se conser van en las Cajas de la Correspondencia Oficial correspondientes a 1940 y 1941 permiten establecer los vínculos familiares de los detenidos con los represaliados en 1937. Las circunstancias del asesinato de José Ramos, fusilado junto a su mujer María Machuca en marzo de 1937 son evocadas de forma recurrente en la casi totalidad de los testimonios recogidos en nuestra investigación de la guerra y el franquismo, minuciosamente narrada por uno de sus hijos en entrevista personal realizada el 26 de junio de 1989. 46 AMMA, “Expedientes de Conducta”, 1937-1942, CC. 8.553-8.556. 47 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H. 48 El estudio de la actividad de los tribunales civiles ha sido abordado entre otros por MIR, C., “Justicia civil y control moral de la población marginal en el franquismo de posguerra”, Historia Social, 37, 53-72. También MIR, C., “El sino de los vencidos: la represión franquista en la Cataluña rural de posguerra”, en CASANOVA, J. (coord.), Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Barcelona, 2002, 123-193. 49 Boletín Oficial del Estado (BOE), Libertad Condicional, 14 de abril de 1940. 50 Testimonio personal de E. U. L., Marbella, 1939. 51 Testimonio personal de C. J. L., Marbella, 1911. 52 Testimonio personal de A. S. L., Marbella, 1932. 53 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H. 54 PATRONATO DE PROTECCIÓN A LA MUJER, Informe sobre la moralidad pública en España. Memoria correspondiente al año 1942, Madrid, 1943, p. 151. 55 Sobre el tema de la moralidad femenina en la posguerra, además de la conocida obra de Carmen Martín Gaite, Usos amorosos en la posguerra española, Barcelona, 1987. Véase ROCA, G., De la pureza a la maternidad. La construcción del género femenino en la posguerra española, Madrid, 1996. 56 SCANLON, G., La polémica feminista en la España contemporánea 1868-1974, Madrid, 1986. 57 Archivo Histórico Provincial (AHP), Sección: Gobierno Civil, Serie: Asociaciones, C. 928. 58 Las conclusiones de este congreso y en general la reacción de la Iglesia Católica con respecto al fenómeno turístico han sido abordadas en el trabajo de segundo año de doctorado, realizado por Rafael Lozano Yudeco, que he codirigido con la profesora Marion Reder Gadow, El turismo en la Costa del Sol y la Iglesia de Málaga. 59 AMMA: “Correspondencia Oficial”, 1952, C. 208-H . 60 TORRES, A. A., S. J., Biografía de don Rodrigo Bocanegra, Marbella, 1974, p. 25. 61 El citado trabajo de Rafael Lozano reproduce el contenido de un artículo de Antonio Burgos, publicado en Diario 16 el 11 de agosto de 1993 en el que atribuye a monseñor Bocanegra, el merito de permitir el bikini “para que las turistas suecas estuvieran a sus anchas y entrara mucho dinero en las arcas municipales”.
El fin de una dinastía:
LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA II. INVERSIONES Y DISPENDIOS DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ARTOLA (1843-1886) José Luis Casado Bellagarza
En la primera parte de este trabajo, publicado en el número anterior de esta misma revista, pudimos comprobar cómo Antonio Domínguez Alburquerque –fallecido en 1866–, mantuvo con dificultades el patrimonio familiar mientras permaneció al frente del mayorazgo1 . De este modo, los años centrales del siglo XIX suponen un punto de inflexión en la trayectoria económica de los Domínguez de Marbella. En esta segunda entrega, abordaremos la gestión de los bienes heredados por Tomás Domínguez Artola: sus proyectos agrícolas e industriales, sus gastos personales, su falta continua de liquidez; factores que serán analizados para conocer las causas que condujeron al declive final de la dinastía de los Domínguez.
REPARTO DE LOS BIENES DE ANTONIO DOMÍNGUEZ ALBURQUERQUE
calle del Arco, que costaban cada una entre 15.000 y 18.000 reales.
ecordemos que las propiedades heredadas por los hijos de Antonio Domínguez en febrero de 1870, sobre todo inmuebles rústicos, ascendieron a 2.442.675 reales. Al primogénito, Tomás Domínguez Artola, le correspondieron 1.574.366 reales, el 62,5% de la herencia, mientras que cada uno de los otros tres hijos recibió algo más de 300.000 reales 2.
A Manuela Domínguez Artola –casada con el abogado malagueño Ignacio Fernández de la Somera4– se le adjudicaron bienes más dispersos y variados que a los dos hermanos anteriores: dos casas en Marbella y otras dos en Málaga; la huerta del Mesón en el pago de Valdeolletas por 45.975 reales; las siete hazas de la familia en el término de Ojén, que valían 49.550 reales; las tres fincas de Casarabonela, por 35.660 reales; y un cortijo en Ronda la Vieja que costaba 66.250 reales.
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Así, Francisca Domínguez Artola –casada con el abogado y político Joaquín Chinchilla y Díez de Oñate3– heredó las fincas de Puente Genil, que sumaban 280.470 reales, entre ellas dos grandes cortijos, valorados cada uno entre 130.000 y 140.000 reales; completaba su legado una parte de la casa 7 de la calle del Viento de Marbella José Domínguez Artola –casado con Pilar Chinchilla, hermana de Joaquín– recibió dos casas en Marbella, siendo la de más valor, 24.950 reales, la situada en el n.º 16 de la calle Ancha, y 12 casas en Málaga por un valor total de 194.899 reales, 10 de ellas en la
Isabel II. Óleo de Josefa Murillo y Bravo de Vela fechado en 1862. Fue un regalo de Francisco Serrano Domínguez a Antonio M.ª Domínguez Alburquerque. Propiedad de Antonio Romero Domínguez.
El primogénito, Tomás Domínguez Artola, heredó: las fincas rústicas de Marbella –a excepción de la huerta del Mesón que había pasado a manos de su hermana Manuela– que sumaban casi 900.000 reales; la totalidad de las fincas de Istán, 242.090 reales; una casa en Málaga; y aproximadamente la mitad de las casas de la familia en Marbella, entre las que destacaba la vivienda principal de los Domínguez en el recinto del castillo; rotulada con el n.º 1 de la plaza de San Bernabé rondaba los 200.000 reales. CILNIANA
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LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA
Como hemos indicado, la fortuna del nuevo titular del mayorazgo era de algo más de 1.500.000 reales.
Quien mantuvo, y acrecentó, el patrimonio heredado fue Francisca Domínguez, conservando hasta el final de su vida los valiosos cortijos enclavados en Puente Genil. Situación a la que no sería ajena la favorable situación económica de la que gozaba su esposo, Joaquín Chinchilla, el cual labró una gran fortuna desde su destino como alto funcionario en Filipinas.
Los criterios de reparto de los bienes adjudicados responden, en primer lugar, a la localización de los inmuebles. Se procuró que cada heredero recibiera las propiedades que estaban enclavadas en un mismo lugar o en lugares cercanos, para administrarlas con mayor faciliTOMÁS DOMÍNGUEZ dad 5. Además, cada hermano ARTOLA AL FRENTE DE conser varía una casa en SU HERENCIA Marbella, para no perder los vínculos familiares con la ciu¿Y qué ocurrió con los dad que los vio nacer, en parbienes que obtuvo el primoticular las dos mujeres, quiegénito? ¿Los conservaría Portada de una escritura de la notaría nes estaban casadas con percomo lo habían hecho sus ande Francisco Acosta y Granados. sonas que no residían en ella. tepasados durante siglos? 18 de septiembre de 1879. Y cada uno de los herederos ¿Cuál sería su estrategia como Archivo Antonio Romero Domínguez. recibió una cuarta parte de los agricultor y como industrial? muebles, 6.170 reales, que más allá del valor maLas respuestas no se hacen esperar, pues Tomás terial de los mismos puede entenderse como un Domín-guez Artola se apresuró a enajenar parte deseo de conservar determinados recuerdos fadel legado recibido. La falta de liquidez y los nuemiliares6. vos proyectos fueron las causas más inmediatas, aunque no las únicas, de estas primeras ventas. COMIENZAN LOS CAMBIOS Así, el 26 de marzo de 1870 Tomás Muy pronto comienzan los herederos a Domínguez vende a Juan Bautista García Romeefectuar transacciones con sus bienes, rapidez ro, para su hijo José García Belón (farmacéutico y que viene justificada por el retraso acumulado vecino de Málaga), la huerta y el haza de los Haen los trámites para la ejecución del testamento, llazgos, situadas en el Chorreadero, por 30.000 que habían durado cuatro años, desde el fallecireales la primera y 1.300 la segunda9. Los premiento de Domínguez Alburquerque en 1866. cios fueron considerablemente más bajos que los reseñados en la partición, que se había Así, el 24 de febrero de 1870, sólo 5 días protocolizado sólo una semana antes: 33.800 y después de la fecha de la partición de bienes, 2.590 reales respectivamente. Los Hallazgos se José Domínguez Artola autorizó a su cuñado Igconstituiría como colonia agrícola algunos años nacio Fernández, residente en Málaga, para formás tarde, concretamente en 187710. malizar créditos con la finalidad de arreglar las casas que acababa de recibir en la capital7. La disminución en los precios de las fincas será una constante en la mayoría de las venOtros hermanos esperaron algo más, tas. En alguna transacción se llega a justificar bacomo Manuela, que el 9 de agosto de 1872 vensándose en que los peritos, procedentes de Mádió 6 hazas, situadas en Ojén, a los vecinos de laga, aplicaron a los inmuebles de Marbella los precios de la capital 11. Aunque no hay que descartar otros factores, que influirían en la devaQuien mantuvo, y acrecentó, el patrimonio luación, como las crisis económicas acaecidas heredado fue Francisca Domínguez, durante estos años12, y los momentos desfavorables por los que atravesaron algunos herederos. gracias a la situación económica de su esposo,
Joaquín Chinchilla
Marbella Francisco de Paula Urbano, arcipreste y cura párroco, y Andrés Galbeño, comerciante, por 14.000 reales8.
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En el verano de ese mismo año de 1870 Domínguez Artola resolvió, también con ventas, un conflicto que tenía planteado contra el administrador de la colonia de San Pedro Alcántara, Ángel María Chacón, con el fin de “recuperar la
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posesión de la tercera parte de las aguas del río Guadaiza de que ha sido despojado”, y para lo cual tuvo que hipotecar la casa solariega de la plaza de San Bernabé, como fianza de los 16.000 reales que le exigió el juzgado para ratificar su denuncia13. Debió pesar la influencia del propietario de la Colonia, el marqués del Duero, para que Tomás Domínguez se aviniese a un acuerdo, que firmó un mes después en la ciudad de Málaga con el propio Marqués14. Éste cedía el cortijo de Jurado y la casa venta de Campanillas, ambos predios en la vega de Málaga, y el haza de la Picaza en el pago de Guadaiza; a cambio recibió de Domínguez el agua de riego del olivar de Guadaiza, del haza de Gálvez y del cortijo de la Campana15. La permuta pone de manifiesto la importancia del agua en la agricultura de la época, imprescindible en un cultivo como la caña de azúcar16, el cual se estaba implantando en San Pedro Alcántara, y se materializa en el alto precio de esta cesión, valorada en 166.500 reales17. Esta inyección económica llegó en un momento muy adecuado para Domínguez, al poco tiempo de recibir su herencia; él tenía un gran volumen de tierras y negocios que atender, pero no disponía de efectivo para desarrollar iniciativas agrarias o industriales; por consiguiente, conservaría el haza de la Picaza, valorada en 30.000 reales, pero vendió los predios cercanos a Málaga, 126.500 reales, que junto con los 10.000 reales que recibió en metálico del marqués del Duero constituyen, a corto plazo, una aportación de efectivo muy considerable, aunque a medio plazo resulta evidente la desvalorización de las propiedades junto al río Guadaiza, que se convirtieron en tierras de secano. En el mismo año de 1870 podemos seguir la pista de nuevas ventas por parte de Tomás Domínguez. Son algunas de las fincas que poseía en el vecino término de Istán. Así, el 24 de octubre de 1870 vende a Miguel Moreno Añón, secretario del Ayuntamiento, cinco fincas en ese municipio, en total 12.745 metros cuadrados por 15.000 reales, observándose de nuevo precios inferiores a los reflejados en el reparto de los bienes de Domínguez Alburquerque; en sucesivas operaciones durante octubre y noviembre del mismo año vendería a distintos personas otras 11 propiedades por un valor total de 26.500 reales18. Las ventas de las fincas panochas continuaron en los años siguientes. En octubre de 1871 Tomás Domínguez acudió a Istán para firmar nueve escrituras de compraventa19. En marzo de 1872 vendió, a Jesús Gil Jiménez, 3 hazas contiguas20. En septiembre de 1873 nos hallamos con un nuevo traspaso de propiedad, una de las mayores parcelas, de 6.843 m², es vendida por 4.000 reales, muy por debajo del precio que se había fijado en 1870: 7.395 reales21. Los 60 predios que habían acaparado en el vecino pueblo de Istán
sus ascendientes, los Domínguez de Marbella, valorados en 1870 en 242.090 reales, fueron liquidados por Tomás antes de terminar el año 1873, por una cantidad, que con la rebaja de precios, no llegaría a 200.000 reales; de todas formas, una fortuna considerable en la Marbella de su época. Una transacción de menor cuantía tiene lugar el 5 de febrero de 1871, al cambiar Tomás Domínguez la casa n.º 9 de la plazuela de la Verdura, antes Puerta del Mar, valorada en la partición en 5.422 reales, por un haza de secano en la Vega de Guadalpín, 3.000 reales, propiedad de Antonio Guerrero Mancilla, que paga además 500 reales en metálico 22. A pesar de los ingresos que percibe por todas estas ventas, la necesidad de efectivo sigue siendo perentoria para Tomás, como demuestra que en diciembre de 1872 se viera obligado a contratar un préstamo de 60.000 reales, al elevado interés de un 10% anual, con Joaquina Díez de Oñate y Prados23. Dos años más tarde, al continuar con problemas financieros tuvo que prorrogar el préstamo, ya que abonaba los intereses estipulados de 500 reales mensuales, pero no podía hacer frente al pago del capital24. LA MARBELLA DEL ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XIX Quizá sea el momento de hacer un paréntesis en la descripción de la trayectoria económica de Tomás Domínguez Artola, y trazar algunos rasgos de la Marbella que encaraba el último cuarto del siglo Diecinueve, que reflejaba las dificultades económicas y los sucesos políticos que convulsionaban la vida nacional; pero que resurgía de los fracasos, algunos de los cuales, como la industria siderúrgica de Río Verde, habían trascendido, en sus años de esplendor, los límites municipales. En fin, una Marbella que plantaba cara al futuro con nuevos proyectos. Uno de esos proyectos continuaba con la tradición minera del hinterland marbellí. El 5 de agosto de 1872 la compañía inglesa “The Marbella Iron Ore” adquiría a Guillermo Malcolm varias minas, entre ellas las del Peñoncillo, por 4.800.000 reales –quizás un precio demasiado alto–, el ferrocarril minero recién construido, por 2.400.000 reales, y el muelle de hierro, por 350.000 reales25. El muelle de hierro, auténtico símbolo de progreso, representaría durante el medio siglo siguiente el poder de la compañía minera sobre Marbella. Se había abierto al tráfico marítimo en enero de 1872 y junto con el que existía en la CILNIANA
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capital malagueña eran los dos únicos puertos de la provincia. Con su peculiar fisonomía se adentraba en el mar 277 metros, con una anchura de 14 metros, y permitía el embarque a buques de hasta 6,5 metros de calado26. Por todo ello no resulta extraño el incremento de las exportaciones, y si en el año 1871 el tráfico marítimo fue de 34 buques y 49,82 toneladas de mineral de hierro, en 1872 ascendió a 49 buques y 103,74 toneladas 27. El ferrocarril minero descendía de las cercanas montañas por la fuerza de la gravedad, y en los 100 metros previos al embarcadero una calculada pendiente amortiguaba la llegada de las vagonetas, tal como lo describe el escritor José Ortega Munilla en una crónica fechada unos años más tarde28: “Una amable invitación me proporcionó el gusto de hacer el viaje ascensional á las minas. La pequeña locomotora arrastraba jadeando la larga fila de vagones, al fin de la cual habían enganchado el vagoncillo en el que íbamos los expedicionarios. Cada curva de la vía nos dejaba ver nuevos horizontes espléndidos de luz y de vegetación, el mar dilatándose en amplia llanura, sólo limitada por la borrosa silueta de la costa de África, el promontorio de Sierra Bullones y el Peñón de Gibraltar. … Cuando el sol se fué poniendo, regresamos á Marbella en una vagoneta que, abandonada a su propio peso, corría por el plano inclinado con una velocidad de un kilómetro por minuto. Aquel despeñamiento suave por la hermosa vía, aquella caída sin temores ni angustia desde el nido del águila, aún iluminado por la luz diurna, al oscuro valle, nos produjo viva impresión y dulce abandono. El vivo vientecillo del mar nos acariciaba los sentidos, la luz tenue del horizonte daba infinita magia a objetos, contornos y dintornos. Cuando el extraño vehículo se detuvo, nos pareció despertar de un sueño.”
tros a la redonda. Constituía la otra muestra del cambio experimentado en las estructuras productivas del municipio. La fábrica, inaugurada en mayo de 1871, fue la última apuesta financiera del marqués del Duero en su empeño por completar el proceso agroindustrial de la Colonia; una explotación que rondaba las 5.000 hectáreas y traspasaba la frontera de la fértiles tierras del poniente marbellí, para adentrarse en las vegas del río Guadalmansa, de Estepona, y subir casi a las puertas del pueblo de Benahavís, siguiendo el curso del Guadalmina. Esta vez el cambio venía desde la transformación de la agricultura tradicional. Y si al principio, los grandes propietarios de Marbella – entre ellos los Domínguez– mostraron su escepticismo, cuando no su sorna, ante las ideas innovadoras del marqués del Duero, pronto comprobarían los notables resultados de la tarea colonizadora en torno a la nueva población. LA FÁBRICA HARINERA DEL CASTILLO Tomás Domínguez, impregnado del espíritu emprendedor que se respiraba en el municipio, se dispuso a la aventura empresarial a imitación de las iniciativas que protagonizaban los forasteros. Y que había tenido entre miembros de su propia familia antecedentes muy notables. Su bisabuelo Tomás Domínguez y Vargas, a mediados del siglo XVIII, explotó el grafito de Benahavís y proyectó la instalación de una fábrica de crisoles en Marbella29, además de dedicarse a otros negocios derivados de la agricultura, lo que supone un caso destacado de ocupación burguesa por parte de la nobleza local30. Y su padre, Antonio Domínguez Alburquerque, había participado en distintas sociedades que tenían como finalidad la extracción y fundición de plomo, siendo director de los trabajos en las minas de la Fuente de la Cañada de la Encina y La Campana, situadas en Sierra Blanca31. El hombre más rico de Marbella, aún con severas limitaciones impuestas por su escasez de efectivo, estaba dispuesto a ampliar su actuación agroindustrial, en este caso relacionada con la molienda del trigo.
En el interior del castillo instaló la industria que aparece descrita como una “casa de fáSi la luz roja del muelle de hierro de brica de harinas, compuesta de planta baja y alta Marbella se veía a seis millas de la costa, el humo con varias habitaciones, graneros, patios y dede la chimenea de más oficinas nela fábrica azucarecesarias”32 . ConTomás Domínguez, el hombre más rico de Marbella, ra de San Pedro cretamente en el Alcántara se vis- amplió su actividad agroindustrial con la instalación n.º 2 de la plaza lumbraba desde de San Bernabé, de una fábrica harinera en el interior del castillo bastantes kilómerecordemos que
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la residencia secular de los Domínguez ocupaba el n.º 1 de la misma plaza, aunque hacía tiempo que el castillo había dejado de ser una de las zonas nobles de la ciudad33. Para acondicionar el inmueble para la fábrica gastó 82.872 reales, más 2.400 reales de un solar adjunto que compró a Francisco Sánchez Campos, por lo que su valor total alcanzó 110.000 reales. Además, invirtió en “la maquinaria, molino, bombas, torno, herramientas, sacos, pesos, muebles y demás” otros 83.940 reales 34. Relacionada con esta fábrica podría estar la denuncia que presentó el concejal Antonio Álvarez Toro, en agosto de 1872, contra Tomás Domínguez, por haber dejado sin agua a los vecinos del castillo, tras destruir el pilar de la fuente de este barrio y romper las tuberías con el paso de los carros35. LA SITUACIÓN FAMILIAR Y LOS GASTOS DOMÉSTICOS Conviene acercarnos a la situación familiar de Tomás Domínguez, para comprender mejor al personaje y relacionar los gastos personales con el conjunto de su fortuna.
ce n.º 1, elaborado teniendo en cuenta el inventario de la escritura de dote. Los bienes de la nueva esposa de Tomás Domínguez suman 37.233 reales, procedentes de la herencia de una tía suya y de regalos de padres, parientes y amigos. Suma importante para la familia de Elisa, que no estaba entre las más ricas de Marbella39, y que supone un esfuerzo que ha de rendir sus frutos dentro de las estrategias de parentesco. Es una cantidad notable para la Marbella de la época –donde el sueldo medio de un trabajador era de 7 reales diarios–, pero que era menos de la mitad de lo que recibió de su propio esposo al contraer matrimonio, y exigua cantidad al compararla con el capital total de Tomás. Así, la segunda boda del prohombre de Marbella, respondiendo a su contemporaneidad, rompe con las antiguas costumbres de las bodas de conveniencia económica mutua y proporciona un fuerte ascenso social a uno de los contrayentes40. El único inmueble que poseía Elisa Torralba era una casa en la calle Ancha, valorada
Su primera esposa, Rosalía Salcedo Roldán36, tenía 24 años cuando falleció el 3 de febrero de 1873 a causa de una meningitis. Dejaba tres hijos pequeños: María del Carmen de 4 años, Manuela de 3 y Miguel con sólo un año de edad37. Tomás contrajo nuevo matrimonio antes de que acabara el año, para ser más exactos la “noche” del 30 de noviembre, con Elisa Torralba Bolós. Los recién casados “marcharon inmediatamente a la ciudad de Sevilla y llegaron hace pocos días”, según se dice en la escritura de dote el 3 de febrero de 1874, que efectuaron al regresar a Marbella tras dos meses de viaje de bodas38. En esta escritura se resalta la generosidad y cariño de Tomás hacia su nueva esposa a la que regala en concepto de arras 80.000 reales, además de otros obsequios como un aderezo completo de oro, perlas, calabrote y medallón de 2.500 reales, un abanico de nácar de 300 reales y un pañuelo para las manos de 200 reales. En el documento notarial se incluye un inventario de los bienes de Do-mínguez, lo que nos permitirá hacer un balance de los primeros cuatro años al frente del legado paterno, desde que recibió la herencia en 1870. AJUAR DE ELISA TORRALBA BOLÓS Pero antes vamos a comentar los bienes que aportó al matrimonio Elisa Torralba, apéndi-
Tomás Domínguez con su primera esposa, Rosalía Salcedo, a los pocos días de su boda. 1866. Archivo Antonio Romero Domínguez.
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en 7.500 reales. Entre las joyas, que suman 3.730 reales, destaca un reloj de oro de 2.140 reales y dos libros religiosos, uno de ellos un devocionario encuadernado en marfil y plata que valía 180 reales. El resto de sus bienes corresponden a ropa de vestir y complementos, ropa de casa y objetos personales, como un neceser de costura o cepillos, peines y tarros de tocador. Hemos clasificado y agrupado los objetos del ajuar, que aparecen con todo detalle en el documento notarial. No corresponde aquí su estudio pormenorizado, que constituye una fuente documental de gran valor para trabajos sobre historia de la vida cotidiana. Sólo comentar algunos aspectos, como el gran número de vestidos, 16, que suman 10.480 reales, y son de muchos tipos y precios, desde el más caro que era uno de gros41 color café con leche, que alcanza 2.900 reales, hasta otros de diferentes tejidos, como seda, cachemir, popelín, percal, o lana, valorado en 100 reales este último. Otra prenda de lujo es un velo de chantillí cuyo costo asciende a 2.200 reales. Completa el ajuar gran cantidad de ropa: 24 camisas, 30 pares de medias, 17 enaguas –algunas de organdí o madapolán–; y complementos como pañuelos, guantes, corbatas, sombreros, abanicos, quitasoles, botillos y zapatillas. Entre la abundante ropa de cama hay también una gran variedad, así entre las 16 sábanas encontramos de hilo de Holanda y de algodón, y entre los cobertores y colchas se describen un cobertor de lana superior con cenefa celeste y una colcha de damasco de seda carmesí 42. AJUAR DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ARTOLA
muy variado, como los destinados a la iluminación: araña, candelabros, faneles, quinqué, candeleros de cristal o lámparas de petróleo. Con una gran diversidad de precios. Así, en los muebles encontramos desde una cama de caoba de 2.000 reales hasta catres de 50, pasando por una dorada de 900 reales. Y diversidad de materiales, encontrándonos muebles de caoba, de nogal –ropero valorado en 1.300 reales–, o de pino los más corrientes. Variedad que también se refleja en los colchones, que oscilan entre los 80 reales que cuestan los de lana hasta los 400 de uno de muelles (debe de tratarse de un somier), otra muestra del lujo y de la modernidad que imperaba en el nuevo hogar de los Domínguez; y en una gran cantidad de sofás, sillones y sillas, siendo el de más valor un juego de sofá con 24 sillones por valor de 2.000 reales, tapizado en seda adamascada. Completan el mobiliario multitud de objetos decorativos, como 43 cuadros y 5 espejos, entre los que destacan cuatro relojes, tres de pared y uno de sobremesa, que valorado en 600 reales resulta el más caro. En cambio, Tomás Domínguez Artola no incluye entre sus propiedades obras de arte, ya que los cuadros al óleo son de escaso valor, y tampoco libros de ningún tipo, demostrativo de las inquietudes del dueño de la casa, y del nivel cultural de la ciudad46. También es apreciable el lujo en el menaje de cocina. Una vajilla de loza de porcelana con filos dorados está inventariada en 1.000 reales, y completan esta parte del inventario botellas, copas de cristal tallado y juegos de café. Otro apartado de gran valor es el de la ropa, que suma 24.000 reales, entre ropa blanca, nueva o usada, y ropa de vestir; y quizás por algún recato de masculinidad no se detalla como se hizo con la ropa de Elisa Torralba.
Los objetos domésticos pertenecientes a Tomás Domínguez Artola podemos verlos clasificados en el apéndice n.º 2. Este inventario podrá compararse con otros de la Marbella del siglo XIX, que se extraigan de los protocolos notariales, aunEntre los elementos más personales de que pensamos que éste constituye, con mucha diTomás encontramos un reloj cronómetro de oro ferencia, el más amplio y de mayor valor43. Y tamcon cadena, asimismo de oro, cuyo costo es de bién con otros inventarios de la época44, por ejem4.800 reales. Asimismo se enumeran varias arplo con los que conocemos del matrimonio de un mas de fuego –3 escopetas, 2 revólveres y 2 pispariente suyo, Frantolas–, una caja de caudales, un sillón cisco Serrano DoEl salario medio era de 7 reales. Elisa Torralba de despacho, varias mínguez hijo homónimo del general Seposeía 16 vestidos valorados en 10.480 reales escribanías de metal y una cigarrera. Y rrano45. como elementos de transporte se inventarían un coche, de 2.500 reaEste inventario aporta múltiples detalles les, y una montura. para conocer el nivel material de existencia de la familia Domínguez-Torralba, como la muestra más LA GESTIÓN PATRIMONIAL representativa de la burguesía de Marbella. DesENTRE 1870 Y 1874 de elementos singulares, modernos y prácticos como una máquina de coser, hasta otros tradiSi Tomás Domínguez recibe en 1870 como cionales y religiosos como una pila de agua benherencia 1.574.366 reales y cuatro años después dita. El repertorio de los objetos de la casa es
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dispone de 1.671.611 reales, su capital ha aumentado en casi 100.000 reales. Sin embargo, el resultado no es tan positivo como puede parecer a primera vista, según vamos a analizar teniendo en cuenta el cuadro siguiente. En primer lugar, arrastra unas deudas elevadas, 218.181 reales, a unos intereses muy altos y con pocas posibilidades de amortización a corto y medio plazo.
Domínguez Artola, pero han experimentado un cambio considerable en tan corto periodo de tiempo, pues si en 1870 el apartado inmobiliario suponía la práctica totalidad del capital, un 98,9%, en 1874 sólo alcanza un 85,1%. Este porcentaje oculta un cambio mayor, pues las abultadas cifras de ventas no se compensaron con otras similares de compras, sino que algunas propiedades han sido revalorizadas con fuertes inversiones. Veamos con más detalles las transacciones efectuadas. OPERACIONES DE VENTAS Sabemos que por la huerta y el haza de Los Hallazgos recibió Tomás Domínguez 31.300 reales, y si por la huerta la rebaja con respecto a los precios de la partición de 1870 fue de un 11% en el haza llegó a un 50% de su valor anterior49. Estas depreciaciones habrá que tenerlas en cuenta en otras compraventas, en algunas de las cuales desconocemos el precio exacto de la transacción. Como es el caso de las 60 fincas que poseía Domínguez en el municipio de Istán. Según las escrituras que hemos podido manejar, las fincas panochas se rebajarían al menos en un 20%, en relación al precio total de 242.090 reales de la testamentaría.
El cambio más visible tuvo lugar en los objetos domésticos, pues si en el momento de la herencia constituían una cantidad insignificante, muebles por 6.170 reales, ahora ascienden a 81.000 reales47, el 4,3% del capital total. El valor del mobiliario se ha multiplicado por 9, y si incluimos las ropas y joyas el factor multiplicador llega a ser 13, lo que demuestra la liberalidad de Tomás Domínguez al adquirir estos bienes, que hemos descrito con anterioridad. Surgen nuevos capítulos entre las propiedades, como el mobiliario afecto a la actividad agroindustrial. Así la maquinaria y otros elementos de la fábrica harinera del castillo, junto con herramientas, 2 carros y 4 animales –una mula, una yegua y dos caballos 48–, y existencias de trigo, harina y aceite suman la cantidad de 143.820 reales, que suponen un 7,6 % del capital total. Las variaciones más destacadas radican en el capítulo de inmuebles. Siguen constituyendo el apartado más importante del patrimonio de
Por la venta de los derechos de agua de las tres fincas junto al río Guadaiza, percibió 166.500 reales por parte del marqués del Duero, aunque éste sólo pagó 10.000 reales en efectivo. El resto lo recibió Tomás Domínguez en fincas, y si bien conservó la Picaza, pronto se deshizo, por una cantidad que desconocemos, de las fincas cercanas a Málaga valoradas en 126.500 reales. También vendió varios inmuebles urbanos. La casa nº 9 de la Puerta del Mar, valorada en 5.442 reales, se enajenó por 3.500. De la casa nº 23 de la calle del Muro, que compró a su hermana Manuela en 1871 por 8.000 reales desconocemos el precio de la venta50. Igual sucede con otros inmuebles, de los cuales sólo conocemos su precio según el inventario de 1870: el solar de la calle Solano estaba evaluado en 760 reales; la casa n.º 6 de la plaza de la Constitución en 61.770 reales; y la vivienda n.º 52 de la calle Angosta en Málaga en 14.860 reales. Por ello, la cantidad total de este apartado oscilaría entre 70.000 y 90.000 reales. OPERACIONES DE COMPRAS Las compras de inmuebles que hizo Tomás Domínguez son escasas y de poco valor. Destaca la compra, en 1871, a su hermana Manuela de la huerta del Mesón por 30.000 reales, lo que suponía una disminución de un 34,7% CILNIANA
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sobre los 45.975 reales reflejados en el inventario post-morten. En la misma operación también adquiere la casa n.º 23 de la calle del Muro, por 8.000 reales 51. Como hemos dicho anteriormente, 30.000 reales es la valoración del haza de Picaza, en el pago de Guadaiza, que recibió del marqués del Duero como parte de la cesión del riego que tenía proveniente de este río. El resto de las adquisiciones son de pequeña cuantía, como un haza en Las Albarizas por 1.800 reales y otra en Guadalpín por 3.000. E igual ocurre con algunas fincas urbanas, que suponen 6.700 reales: las casas n.º 11, 17 y 19 de la calle de Ronda por 1.000 reales cada una y las nº 9 y 15 de la calle del Peral por 2.500 y 1.700 reales respectivamente. OPERACIONES DE MEJORAS Si las operaciones de compras que conocemos totalizan 79.500 reales y por las ventas podría haber recibido en torno a 475.000, ¿en qué invirtió Domínguez Artola la gran diferencia que resultó a su favor? En primer lugar invirtió en la mejora del patrimonio rústico. Así, en una de sus fincas más rentables, el cortijo de Miraflores, gastó la considerable cantidad de 140.000 reales, tanto en la casa como el molino de aceite 52, más de lo que costaba el propio cortijo en 1870, que era 120.000 reales; así su valoración final de 260.000 reales sobrepasa en mucho al resto de los inmuebles rústicos. Esta inversión correspondería a la última reforma del cortijo, que es la que ha perdurado hasta nuestros días, tanto en el aspecto arquitectónico como en el industrial53. Tomás Domínguez mejoró también, aunque en menor proporción, otra finca cercana a la ciudad de Marbella, el haza del Calvario. Empleó 28.045 reales para plantar vides y 1.000 pies de olivo. El valor de esta finca pasó de 1.955 a 30.000 reales. Como todos los propietarios importantes de Marbella, Tomás Domínguez disponía de un almacén en la playa, al sur de la Alameda, necesario en las operaciones de embarque y desembarque de mercancías para el tráfico marítimo. En su ampliación gastó 20.080 reales, de este modo el almacén alcanzó un valor final de 40.329 reales. Domínguez Artola invirtió su capital en los cultivos tradicionales de Marbella, que a su vez habían sido los habituales en su familia, en la vid y
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el olivo, y también en la industria oleícola. Pero, como ya hemos reseñado, también apostó decididamente por una nueva actividad: la industria harinera. En la fábrica de harina del castillo empleó 82.872 reales, sólo en la adaptación del edificio. Pero el inmueble más caro que poseía Domínguez Artola era su vivienda, la casa nº 1 de la plaza de San Bernabé, tasada en 320.080 reales. A pesar de que en 1847 su padre había gastado 175.300 reales para la reconstrucción de la casa solariega en el castillo de la ciudad, Tomás desembolsó 120.000 reales para su rehabilitación entre los años 1870 y 1873, en una prueba más de su gusto por el buen vivir. A MODO DE BALANCE A la vista de los datos anteriores podemos acercarnos con bastante fidelidad a lo que fue la gestión patrimonial de Domínguez Artola entre los años 1870 y 1874. Si a la cantidad de 391.006 reales de las mejoras sumamos los 79.500 de las compras de fincas, los 83.940 de los enseres de la fábrica, los 21.000 de herramientas, carros y animales, y los 81.000 de los objetos personales, da como resultado 656.446 reales. Como los ingresos fueron unos 475.000 reales, la diferencia en contra es de unos 181.000 reales, que se aproxima a los 218.181 reales que Tomás reconoce como deuda54. En resumen, los cuatro primeros años que Tomás Domínguez dispuso de su herencia no se pueden considerar satisfactorios en el aspecto económico. A un ritmo desenfrenado de ventas corresponde una fuerte inversión en componentes de transformación agroindustrial: el molino de aceite del cortijo de Miraflores y la nueva fábrica de harinas del castillo; pero al mismo tiempo se excede con otro tipo de gastos: la rehabilitación de la vivienda familiar y la adquisición de numerosos objetos domésticos y personales como ropas, muebles y joyas; aparte de dispendios que no han dejado testimonio, aunque algunos sí como los empleados de su casa, que en 1870 eran una nodriza, una niñera, una sirvienta y un sirviente55. El desequilibrio entre ingresos y gastos le originó un fuerte endeudamiento, del cual no lograría recuperarse en los años siguientes. LA ACTUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DE TOMÁS DOMÍNGUEZ Como primogénito de los Domínguez, a Tomás le correspondía ser patrono de sangre del Hospital de Santo Tomás de Málaga56, y adquirió los derechos de sus antepasados por nombra-
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miento de 5 de abril de 186957. Por las mismas fechas, autorizó a su cuñado Ignacio Fernández de la Somera, para que promoviera expediente ante la Diputación Provincial y se declarara patronato particular la fundación del Hospital, ya que el organismo provincial pretendía integrarlo en su red de beneficencia58. La primera noticia que conocemos sobre la actividad política de Tomás nos la proporciona un acta capitular de 14 de febrero de 1869, en la que se insta a Tomás a posesionarse de su plaza de concejal. Habría sido elegido en el segundo semestre de 1868, pero ciertas lagunas documentales en la documentación municipal de estos años nos impiden conocer más detalles de su incorporación al Ayuntamiento, en esos momentos de agitación política59. Tiempos de represión como nos indica la fianza que tuvo que prestar el vecino de Marbella, el 28 de febrero de 1870, Felipe Laguna Aparicio a favor de José Casimiro Sindone y Juan de Fuente Sindone, “presos por haber tomado parte en la última insurrección republicana” 60. Y tiempos de algaradas, como la ocurrida en la feria de San Bernabé, en junio de ese mismo año. Primero se oyeron gritos de “¡abajo los consumos!”, contra los impuestos más odiados que gravaban los productos básicos, durante la corrida de toros que se celebraba en la plaza principal de la ciudad. Luego, una petición para que se matara a un toro, degeneró en asalto al balcón del Ayuntamiento donde presidía los festejos el alcalde, Pedro Artola Villalobos –tío de Tomás Domínguez Artola–, que tuvo que refugiarse en el edificio consistorial, protegido por concejales, empleados y vecinos, perseguido por los revoltosos que ampliaban el repertorio de la protesta con voces de “¡muera el alcalde, ladrones, pillos!”61.
gobierno municipal. En cambio, tenemos una referencia sobre su pertenencia a la junta de gobierno de una asociación religiosa. En 1872 era mayordomo de la Hermandad de la Soledad63. Años en los que continúan la dificultad económica para las arcas municipales, pues la desamortización de los bienes de propios dejó al Ayuntamiento sin una parte sustancial de lo que habían sido sus ingresos durante siglos, y el pago de los intereses de las láminas intransferibles, como compensación de esos bienes, además de suponer una cantidad menor a lo percibido con anterioridad se hacían con mucho retraso. Como consecuencia el Ayuntamiento se veía obligado a endeudarse, llegando a deber cerca de 600.000 reales a los hijos de Manuel Agustín Heredia64. LA FÁBRICA DE EL ÁNGEL El cultivo de trigo nunca había sido demasiado productivo en Marbella, entre otros motivos por el relieve montuoso de gran parte de su territorio, por lo que el déficit de un producto que entonces era un elemento básico de la dieta alimenticia, obligaba a su compra fuera del municipio65. No es descabellado pensar que debido a la conjunción de diversos factores, como la construcción en Marbella del muelle de hierro y la articulación de un mercado mundial, que hacía que el trigo extranjero que llegaba por barco fuera más barato que el procedente de las regiones del interior de España, Tomás Domínguez ampliara su actividad en la industria harinera, instalando otra fábrica, esta vez en las proximidades del río Verde, aprovechando la infraestructura de la desaparecida ferrería de El Ángel.
Algunas de las intervenciones de los regidores en las reuniones del cabildo son auténticas proclamas, que ensalzan las libertades conseguidas y proponen mociones que intentan reflejar el nuevo orden político en la ciudad de Marbella, lo que no impide que se mantengan ciertos honores como el nombramiento de hijo adoptivo a Ignacio Fernández de la Somera, diputado provincial, por su preocupación por los asuntos de Marbella62, entre los que destaca su papel en el restablecimiento del Hospital de San Juan de Dios, suprimido desde 1837 y que fue abierto, tras misa solemne a la que asistió la corporación municipal, el 24 de septiembre de 1870. En los años que restan del Sexenio Revolucionario, Tomás no participa en las tareas de
Caserío de El Ángel, “Fábrica de Arriba”, en un mapa de 1881.
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Adquirió los terrenos donde se enclavaba el antiguo establecimiento siderúrgico, el 13 de febrero de 1874, a Guillermo Malcolm –éste lo había comprado a su vez, en 1869, a la sociedad El Ángel, en extinción, representada por Juan Giró Aramburu y José de la Peña Martínez– por 100.000 reales66. La propiedad estaba constituida por dos fincas. Una de ellas era la “fábrica o martinete de El Ángel”, que además de los hornos y talleres contaba con diferentes edificios, casas para los obreros, e incluso un pequeño cementerio. La otra finca era un molino harinero en el lugar denominado cortijillo del Hospital o de Galiano. El alto precio pagado no se corresponde con la extensión de las fincas, pues la primera tenía una extensión de 6,12 ha y la segunda de 1,93 ha, pero sí con su infraestructura industrial; así la rueda hidráulica la reutilizaría en la nueva
Tomás Domínguez instaló una nueva fábrica de harina en El Ángel, aprovechando la infraestructura de la desaparecida ferrería instalación fabril harinera. En el año 1875 entra mucho más trigo por la aduana de Marbella que en los años anteriores, y desaparece la entrada de otro cereal panificable: la cebada, lo que podría entenderse como una mejora de la alimentación debido a cierta bonanza económica y a la producción de la industria local harinera67. Tomás Domínguez pagaba contribución industrial por una fábrica de harina de una piedra en el año económico de 1874 a 1875; en los dos años siguientes la fábrica aparece como de dos piedras y en el año de 1877 a 1878 contribuye por un molino de presa con cuatro piedras68. De lo que se infiere la mayor capacidad tecnológica que impulsó Tomás Domínguez en su industria harinera de Río Verde, y la desaparición de la fábrica del castillo. No le irían bien las cosas a Tomás Domínguez, porque el 26 de febrero de 1877 se vio obligado a hipotecar El Ángel en un préstamo que le hizo Francisco Reyna y Zayas, vecino de Málaga, de 65.773 reales. Vencía el 1 de enero de 1881 y si se demoraba en el plazo tendría que pagar intereses del 12%. Al final de ese mismo año, el 7 de noviembre de 1877, Tomás Domínguez vendió los terrenos e instalaciones de la antigua ferrería a José Martínez y Martínez de Pinillos por 170.000 reales69. No sabemos si fue un buen negocio para Domínguez, al desconocer lo que invirtió para
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mejorar las instalaciones, por las que había pagado 100.000 reales tres años antes. De todos modos, ese dinero le permitiría afrontar deudas pendientes y liberarse de los altos intereses que ahogaban sus finanzas. No acabó aquí la relación de Domínguez Artola con El Ángel, convertida en colonia agrícola desde febrero de 188070. José Martínez y Carlos de Cuadra y Viteri71 adquirieron, en septiembre de 1881, numerosas fincas que Domínguez poseía entre los ríos Verde y Guadaiza, que recibían en su conjunto el nombre de La Campiña o Santa Elisa. Tomás recibió un adelanto de 60.000 reales, en forma de préstamo, y el resto hasta completar 400.000 reales le sería abonado en un plazo máximo de 6 meses72. Una importante cantidad de dinero, que coincide –de forma excepcional– con la evaluación de las fincas en los inventarios de 1870 y 1874, aunque supone desprenderse de unas tierras muy feraces y que habían pertenecido a la familia desde hacía generaciones. La nueva colonia de El Ángel creció considerablemente. Con la incorporación de nuevos socios aumentó su capital73, permitiendo esta ampliación de 463 ha74 –aunque sólo 16 de ellas se regaban con una presa que recogía las aguas del río Benabolá–. Los propietarios de la flamante colonia agrícola revitalizaron la fábrica harinera, impulsaron el cultivo de la caña de azúcar y construyeron una fábrica para su molienda, además de embalses y otras mejoras hidráulicas75. No iba descaminado Tomás Domínguez cuando adquirió El Ángel, cuya potencialidad era innegable, pero además del factor tierra se necesitaba un importante capital, y él carecía de la liquidez necesaria para la dotación de infraestructura hidráulica e industrial. Este fracaso es el último gran intento de la burguesía de Marbella para liderar la economía del municipio, y muestra de la incapacidad de las clases medias locales para incorporarse a los nuevos modelos económicos76. PRIMER MANDATO COMO ALCALDE, 1877-1879 El 1 de marzo de 1877 Domínguez Artola toma posesión como concejal en el Ayuntamiento que preside Diego Romero Amores. Durante los escasos meses de gobierno de éste se suscitan bastantes enfrentamientos en la corporación municipal, los concejales acusan al alcalde de no rendir cuentas, varios de ellos no están de acuerdo en distintas ocasiones con el contenido de las actas y algunos intentan dimitir77. Tomás Domínguez lo sustituirá como alcalde en septiembre de ese mismo año. Con él la
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tranquilidad vuelve a las sesiones plenarias. Al renovarse parte de la corporación municipal, es nombrado para dirigir el Ayuntamiento por real orden de 7 de septiembre de 1877, y el día 29 toma posesión. La nueva ley electoral reforzaba la intervención del poder central con el nombramiento directo del alcalde en los municipios de más de 6.000 habitantes78. El nuevo sistema de la Restauración encuentra en Tomás Domínguez el candidato idóneo. Su pertenencia a la oligarquía tradicional, sus relaciones familiares a nivel provincial y nacional, su red clientelar en el municipio, hacen de Tomás Domínguez el primer cacique, en sentido estricto, del régimen canovista en Marbella. Resulta sintomático que Tomás firme –lo que no hace ningún otro alcalde– en la parte superior de todas los folios de las actas, además de la firma habitual al final del acta con el resto de regidores; parece querer demostrar con ello que controla la situación en el Ayuntamiento; y lo hace con tinta morada, rompiendo la monotonía de la tinta negra de los cuadernos capitulares, una muestra más de su interés por las innovaciones, inquietud demostrada en la implantación de proyectos agroindustriales o en la decoración de su propia casa. La pervivencia de situaciones sociales injustas se puede comprobar con la existencia, en el municipio, de un gran número de jornaleros que reciben salarios de miseria; y sobre ellos y sus familias recae todo el peso de las situaciones de crisis, que no son pocas, y que pueden ser originadas por la climatología, una sequía, unas inundaciones, son motivos suficientes para que se agrave la precaria economía de la mayoría de la población. Esta situación es remediada, a veces, con arcaicos modelos de caridad. Así, con motivo de la boda del rey Alfonso XII, que tuvo lugar el 23 de enero de 1878, el Ayuntamiento repartió 600 panes entre los pobres, eso sí, eran de trigo, de buena calidad y de 2 libras de peso, costando 968 reales79. El Ayuntamiento y el arrendatario del impuesto de consumos vigilaban para que las mercancías que se vendían en la ciudad pasaran por el fielato, donde se abonaba la tasa correspondiente. En ocasiones extremaban la vigilancia, como en agosto de 1878 cuando se decidió contratar más empleados por “transitar de noche los trajineros de aceite, aguardiente y otras especies” y ser la época del tráfico de fruta con Gibraltar80. El tráfico ilegal de mercancías salpica a sujetos de todas las clases sociales, y es la propia corporación municipal la que tiene que suspender, ese mismo año, al concejal Lucio Chapestro acusado de delito de contrabando 81.
La corrupción de la administración pública se puede seguir a través de las propias actas capitulares. Así, el 4 de abril de 1878, el Ayuntamiento argumenta ante una reclamación del médico Juan Bautista de la Torre y Martínez que, recién acabada la carrera de medicina, logró la plaza por influencia de su padre que era el secretario de la corporación. El tráfico de favores es notorio y cotidiano, y el mandato de Tomás Domínguez no iba a ser una excepción. De este modo, el 23 de junio de 1878, su suegro José Torralba Cuesta, es nombrado administrador del fielato con un sueldo de 14 reales diarios, y el 20 de julio el arrendador de la panera del pósito pide que se le pague el alquiler, al tiempo que denuncia que se haya trasladado al Cortijo de Miraflores82. Por ello no es extraño, que al posesionarse un nuevo alcalde, Cristóbal Lara Urbano, el 9 de julio de 1879, se cambien a los trabajadores del fielato, y algunos concejales protesten de forma reiterada, entre ellos Tomás Domínguez. Durante el bienio 1879-1881, y a pesar de ser primer teniente de alcalde, no asiste con asiduidad a las reuniones del Ayuntamiento, aunque el 8 de abril de 1880 recibe el encargo de ir a Málaga, a gestionar la venta de los títulos de deuda pública, propiedad del Ayuntamiento83. El 1 de julio de 1881 al reTimbre del año 1881 en un novarse la corporafolio de escritura pública. ción ya no aparece entre los concejales que continúan su mandato84. Se estaba preparando para la aventura colonial en Filipinas. ESTANCIA EN FILIPINAS Aparte de la compra venta de El Ángel, el resto de transacciones de los años 1874 a 1881 que hemos podido localizar son de pequeña cuantía: en 1874 Tomás Domínguez vende a Ana Artola Villalobos la huerta de los Postigos, por 18.000 reales85; en 1877 compra el haza de Casasola, situada en Río Verde, propiedad de Antonio Céspedes y Francisco Sánchez, por 4.000 reales86; en septiembre de 1879 vende a Gerónimo González Rubí la Huerta del Mesón y la casa contigua, por 35.000 reales87; y en febrero de 1881 hipotecó su vivienda, la casa n.º 2 de la calle de San Bernabé, por un préstamo de 5.000 reales a un 12% de interés, que le hace Luis Solano y Pertura88. CILNIANA
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Como acabamos de decir, tras abandonar el Ayuntamiento a mediados del año 1881 Tomás Domínguez se prepara para marchar a Filipinas. El 12 de julio firma un poder notarial a su esposa y a su suegro, José Torralba Cuesta89, y el 12 de septiembre otorga testamento90. También en el mismo mes de septiembre se había comprometido, tal como hemos indicado, con los propietarios de El Ángel para venderles las fincas que componían La Campiña, y aunque la venta asciende a una cantidad muy importante Tomás emprende el viaje a las lejanas islas, en las que permanecería al menos hasta febr ero de 188391 .
cargos administrativos, militares y políticos, destacando la trayectoria de José Chinchilla, que tras pasar por Cuba y otros destinos llegó a ser ministro de la Guerra con Sagasta, entre 1888 y 189095. Mientras los Domínguez que mantienen su residencia en Marbella se ven obligados a vender, los Chinchilla –hemos visto los casos de Joaquín y Juan– se dedican a comprar, muestra de las fortunas que obtuvieron en las colonias, “donde la corrupción y el favoritismo carcomían la administración pública”96. LOS INTERESES DE LOS PRÉSTAMOS
Los altos intereses de los préstamos, que obstacuAllí ejerció de secrelizan el desarrollo de los tario de su cuñado Joaquín proyectos de Tomás Chinchilla, que como IntenDomínguez, constituyen dente General de Hacienda una muestra a nivel local del en la colonia española labró escaso desarrollo del crédiuna ingente fortuna. En camto agrícola en la España del bio, Tomás no consigue prosDiecinueve, que tanto frenó perar y formaliza la venta de las capacidades del campo esalguna de las haciendas herepañol. En la provincia malagueña fracasaron diversos prodadas de sus antepasados, alguyectos de bancos agrícolas y el nas de gran relevancia –por su exBanco de Málaga, creado a partir tensión y cercanía a la ciudad de de las leyes de 1855 por los Larios, Marbella– como el cortijo de CabaHeredia y Loring, no pasó de ser un lleros, que pasa al propio Joaquín Tomás Domínguez durante “instrumento del comercio Chinchilla, y que éste convertiría en su estancia en Filipinas. oligopolista de la plaza para realiresidencia favorita durante los últiArchivo Antonio Romero Domínguez. zar a su favor el beneficio que remos años de su vida. La venta se sultara de todas las transformaciones mercantiformalizó el 25 de febrero de 1882, por poderes, les de la misma”97. La creación en 1872 del Banal estar comprador y vendedor en Filipinas 92. El precio, 45.000 reales, estuvo muy por debajo de co Hipotecario, en el ámbito nacional, tampoco los 59.200 reales del inventario de 1870. resolvió los problemas de los agricultores, pues se dedicó en su mayor parte al negocio inmobiPor estas mismas fechas, el hermano de Toliario urbano. más, José Domínguez Artola, también marchó a las colonias, aunque a un destino diferente, Cuba. En el ámbito municipal la única institución Su viaje estaría más justificado dado la menor forque en Marbella estaba relacionada con el crédituna personal de José. Los preparativos son similato agrícola era el Pósito, que durante la época de res, otorgamiento de poder a su esposa, Pilar Chinsiembra –a final de año– repartía el trigo a agrichilla y Díez de Oñate, y testamento93. Y similar es cultores y pegujaleros, obligados a devolverlo desel alto cargo que ocupa un cuñado, pues Juan Chinpués de la recolección98. No existe ningún estuchilla y Díez de Oñate era Administrador General dio sobre esta institución local, aunque las notide Correos de Cuba; una pista sobre la fortuna de cias que tenemos sobre él nos ilustran sobre los éste último nos lo proporciona la adquisición en problemas de los labradores y campesinos para Marbella, a Pedro Artola, de varias fincas por un devolver el trigo prestado, y sobre las deudas que total de 100.000 reales94. acumulaba el Pósito. Los Domínguez de Marbella de esta época La moción del síndico Francisco González no obtuvieron deDelgado, el 18 de masiado provecho febrero de 1869, La falta de efectivo y los altos intereses de de sus relaciones fapara “la creación de los préstamos originaron el endeudamiento miliares. Al contraun banco u otra asorio de los Chinchilla, ciación o establecide Domínguez Artola que ocuparon altos miento de crédito”,
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debido a la decadencia de la ciudad y la ruina de los labradores que denunciaba el concejal, no pasó de ser una reivindicación más de los años del Sexenio Revolucionario99. Las dificultades de Tomás Domínguez para hacer frente a los intereses del 10 ó 12%, coinciden en el tiempo con problemas similares de otro hacendado del municipio, ya que el marqués del Duero adquirió en 1870 un préstamo de 5.700.000 reales al 13% de interés anual, para la construcción de la fábrica de azúcar de San Pedro Alcántara –al final, el fuerte endeudamiento obligaría al Marqués a vender la Colonia en 1873– 100. Como excepción podemos considerar algún préstamo sin interés, más bien adelanto de capital, proporcionado por los propietarios a sus arrendatarios, como es el caso de los 3.850 reales, 20 fanegas de trigo y 20 de maíz que prestó José Artola Villalobos a José Cerbán Reyes101. De otra manera sería ahogar económicamente al campesinado e ir en contra de los propios intereses del arrendador. Un caso especial de interés lo encontramos en el préstamo que recibió Pedro Artola Villalobos de Guillermo Malcolm. Eran 23.000 reales a pagar en 6 años al 5%, para terminar de construir una casa 102. Este interés tan bajo es explicable por las relaciones entre el prestatario y el prestamista, pues Artola es el alcalde de Marbella y Malcolm es el empresario que construye el ferrocarril minero; y este último necesita repetidamente que el Ayuntamiento apruebe diversas concesiones de terreno, incluida la venta de algunas parcelas de propiedad municipal 103. SEGUNDO MANDATO COMO ALCALDE, 1885-1886 El año 1884 acabó trágicamente en la provincia de Málaga. El 25 de diciembre un fuerte terremotó afectó sobre todo a los pueblos de la Axarquía y a Málaga capital, produciendo numerosos muertos y heridos, además de la destrucción de muchos edificios104. Y un fuerte temporal de viento y nieve produjo daños muy considerables en los cultivos de la provincia a comienzos de 1885105. El Ayuntamiento de Marbella, en su sesión de 20 de enero, solicitaba ayuda al gobierno provincial, pues “si bien este pueblo no ha sufrido tanto como otros, ha tenido también graves quebrantos por ellos mismos, y por las inundaciones del 21 de octubre y 2 de noviembre, así como por las heladas subsiguientes, que destruyeron todos los frutos”106.
Tomás Domínguez Artola inicia a mediados de 1885 un nuevo mandato como alcalde de Marbella. Toma posesión el 1 de julio y recibe “como insignia de su honorífico cargo el lujoso bastón” que él mismo había regalado unos días antes al alcalde saliente, junto con otros tres bastones a los tenientes de alcalde107; otra muestra del gusto por el refinamiento que protagonizó Tomás durante toda su vida. Desde el 5 de julio el Ayuntamiento comienza a prepararse ante la eventualidad de una invasión de cólera –epidemia que el año anterior había tenido un primer brote en la zona de Levante108– que se extendía por España, y que el 26 de junio se había declarado en Cuevas de San Marcos, primer pueblo afectado de la provincia malagueña109. En semanas sucesivas la alarma es evidente, sobre todo por la situación de los más desfavorecidos, donde la epidemia puede cebarse con más facilidad, y su gran número, ya que el censo de pobres con derecho a medicina gratuita arroja una cifra de 4.000 sobre una población total de 7.666 habitantes110. Para allegar fondos se autoriza a Domínguez a negociar en Málaga los intereses de las láminas intransferibles, que si bien no pueden cobrarse en efectivo se pueden convertir en títulos de la deuda pública, y a contratar, si fuera necesario, un préstamo de 120.000 reales. Todo hacía presagiar lo peor. El gobernador civil comunica, a finales de agosto, que saldrá a subasta urgente el cerramiento del nuevo cementerio, situado al este de la ciudad111. A comienzos de septiembre se adoptan medidas sanitarias ante la aparición de enfermos aislados112. Nunca se cita explícitamente el cólera morbo, en lo que parece ser una ocultación de la enfermedad, según denunciaría la prensa de la capital113, motivada por las cuarentenas y otras restricciones que afectarían negativamente al tráfico comercial del municipio y en general a toda la economía del mismo. En la sesión de 20 de septiembre se autoriza a Tomás para que viaje a Madrid, y como alcalde gestione cobros pendientes y negocie la deuda pública propiedad del Ayuntamiento, con el fin de reunir fondos que alivien la penuria económica de las finanzas municipales114. El 11 de octubre el Ayuntamiento – Domínguez ya no está en Marbella–, se da por enterado de un escrito del director de la colonia de San Pedro Alcántara, en el cual comunica que el cólera ha invadido esta población. El director rechaza la ayuda ofrecida desde el Ayuntamiento, respondiendo que la sociedad propietaria y los vecinos de San Pedro disponen de recursos CILNIANA
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suficientes para combatir la epidemia. Mientras, en Marbella continúan la asistencia a enfermos y las medidas de protección115. El 7 de noviembre Tomás Domínguez telegrafía desde Madrid para informar que le ofrecen el 50% del importe de la deuda amortizable al 4%. El Ayuntamiento reconoce la labor del alcalde, pero no aprueba la venta, porque la deuda cotiza al 75% y, como la epidemia ha decrecido, se decide esperar por si llega al 100% y de este modo se lograrían unos beneficios de 20.000 reales116. A la desgracia de la epidemia se añade otro luto, el oficial que se declara por la muerte del rey Alfonso XII, que tuvo lugar en Madrid el 25 de noviembre117. Hay que esperar al 13 de diciembre de 1885 para que se reconozca que la epidemia de cólera afecta a Marbella, cuando se cita por primera vez a enfermos contagiados y fallecidos 118 . Mientras tanto, el malestar por la prolongada ausencia del alcalde es evidente. En la sesión del Ayuntamiento de 17 de diciembre los concejales deciden comunicar por telegrama a Tomás Domínguez que, dada la alteración de la salud pública, vuelva con objeto “de que la autoridad revista toda la fuerza moral que las circunstancias requieren”119. Para coordinar los esfuerzos contra la epidemia se organiza una Junta de Socorros, presidida por Joaquín Chinchilla y Díez de Oñate. En ella se integran la Junta de Sanidad local, representantes del Ayuntamiento y de los propios vecinos. La Junta de Socorros reparte las medicinas, se encarga de las tareas de desinfección, y de la alimentación y otros gastos de los enfermos pobres. Para financiar toda esa labor promueve suscripciones semanales entre los vecinos pudientes, y el propio Ayuntamiento colabora con 60 reales diarios y le entrega 12.000 reales recibidos del gobierno provincial120.
Los facultativos de Marbella son reforzados con otros procedentes de Málaga. A los médicos titulares, José Carrasco Sánchez y Juan Bautista de la Torre y Martínez, se une como delegado gubernativo José Martín Navarro, que deberá comprobar si la enfermedad es cólera morbo, y dos médicos más, pues a finales de diciembre Juan Bautista de la Torre está enfermo y se contabilizan 160 contagiados121. La Unión Mercantil sigue ofreciendo datos sobre contagiados y fallecidos en Marbella durante el mes de enero de 1886; día 4: 11 y 5 respectivamente; día 5: 9 y 3; día 7: 11 y 0; día 9: 10 y 1; día 10: 7 y 3; día 12: 4 y 1; y día 13: 2 contagiados y 1 fallecido; al igual que sucede en otros pueblos cercanos, como Monda o Manilva122. El corresponsal del periódico en Marbella es menos crítico que la redacción de Málaga –que pone
Tomás Domínguez era alcalde de la ciudad cuando fallece en Madrid el 14 de febrero de 1886. Mientras tanto, una epidemia de cólera asolaba Marbella de relieve la ocultación y la falta de medios empleados– e intenta quitarle importancia a la epidemia, escribiendo que ningún día excedió de 10 defunciones, siendo la mayor parte niños, y que se tomaron las medidas oportunas cuando se comprobó que era cólera123. El 5 de enero de 1886 visita la ciudad una comisión presidida por el gobernador civil, Juan Antonio Corcuera, y el presidente de la Diputación Provincial, Antonio Guerrero Pérez (diputado por el distrito Coín-Marbella). El Ayuntamiento celebra una sesión extraordinaria y a las alocuciones de las autoridades provinciales responde el alcalde accidental y el arcipreste –no están presentes ni el alcalde titular, Tomás Domínguez, ni el presidente de la Junta de Socorros, Joaquín Chinchilla–, con palabras de agradecimiento, por la visita y las donaciones recibidas124. El 14 de febrero se tiene noticia de la muerte, esa misma mañana en Madrid, de Tomás Domínguez Artola, a causa de una pulmonía fulminante. El Ayuntamiento fija para el día 20 las honras fúnebres por el alcalde fallecido125.
Noticias sobre la epidemia de cólera en “La Unión Mercantil”. 8 de enero de 1886. Archivo Díaz de Escovar.
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El cólera va remitiendo y el 25 de febrero el Ayuntamiento disuelve la brigada de desinfección, por lo que se puede considerar que la epidemia había finalizado en Marbella. La última gran epidemia del siglo XIX produjo en la provincia de Málaga 5.040 enfermos y 1.705 fallecidos126.
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En el mismo pleno se estudia la documentación económica municipal que tramitaba Tomás Domínguez, y había entregado su familia127. El 19 de septiembre los encargados de la testamentaría de Tomás entregan al Ayuntamiento 2.700 reales en efectivo y 7.304 en una letra de cambio, quedando a deber 4.269,32 reales, y asimismo una cuenta de los gastos ocasionados por el viaje del alcalde a Madrid, por 7.665 reales, que no es aprobada por la corporación. Unos días más tarde se acuerda rebajarlos a 6.499 reales, al mismo tiempo que se comunica a la familia que paguen cuanto antes lo que queda pendiente128. LA HERENCIA DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ARTOLA L a partición de bienes de Tomás Domínguez se protocolizó el 16 de noviembre de 1889 129, tres años y medio después de su muerte, que le había sorprendido mientras residía en la calle de la Gorguera n.º 14 de Madrid, recibiendo sepultura en el cementerio de la sacramental de San Lorenzo de la capital 130 . En el cuadro siguiente, se ve la distribución de los bienes de la testamentaría de Tomás Domínguez.
Los bienes inmuebles continúan siendo parte fundamental del patrimonio familiar, con un 94,8% del volumen final. Completan el 5% restante un censo a favor de 4.400 reales sobre la
casa n.º 3 de la plaza del Puente de Ronda, un crédito de 5.800 reales en contra de José Domínguez Pérez, y 16.789 reales por muebles y joyas, entre los cuales sólo se especifica un juego de plata cincelada para té con un valor de 3.000 reales. Entre las bajas del capital, y ante la imposibilidad de pagar todas las deudas pendientes por falta de liquidez, se enumeran dos créditos, uno de 12.000 reales que se debe a José Chinchilla y Díez de Oñate y otro de 18.500 a Antonio Lima Fernández. Asimismo se resta la parte que corresponde a los hijos de Rosalía Salcedo y Tomás, y aunque ella no aportó nada al matrimonio ahora se recoge la herencia que recibió de sus padres, Miguel Salcedo e Isabel Roldán, que supone 28.955 reales, y la de su abuela, Rosalía López, que son 1.000 reales más. La baja más importante es el capital propio de la viuda: Elisa Torralba Bolós recupera la dote, de 37.233 reales, que llevó al matrimonio, más los 80.000 que recibió como arras por parte de Tomás al contraer matrimonio en 1873. De este modo el caudal de la herencia queda reducido a 344.634 reales, de los cuales hay que segregar una quinta parte para los hijos que tuvo Tomás con Rosalía. Así lo decidió él poco después de su segunda boda, para compensarlos en relación a los hijos que tuviera con Elisa, los cuales saldrían beneficiados por el gran regalo, que en concepto de arras, le hizo a esta última131. Finalmente, la cantidad a repartir entre los siete hijos, la legítima, es de 275.707 reales, correspondiéndole a cada uno 39.387 reales. Ahora bien, los hijos de Rosalía recibirán otros 22.976 reales en concepto de la mejora que se acaba de explicar y 9.985 por herencia materna, en total 72.348 reales para cada uno de ellos: Carmen, Manuela y Miguel Domínguez Salcedo. Y los hijos de Elisa: Antonia, José, Tomás y Francisca Domínguez Torralba recibirán ahora la legítima, pero si le añadiésemos la parte correspondiente a los bienes de su madre, podemos calcularle una herencia de 78.465 reales. De este modo, la pretensión de Tomás de igualar a los hijos de sus dos matrimonios, aunque no fuera exacta al cien por cien, logró su objetivo. Lo que no logró es transmitirle el patrimonio que él había heredado, pues de aproximadamente 1.500.000 reales sólo lega a sus hijos un caudal de 344.634 reales y, extinguidas las leyes del mayorazgo, el igualitario reparto entre sus siete hijos hace que cada uno reciba entre 70.000 y 80.000 reales, cantidad muy alejada de la que él CILNIANA
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con anterioridad, destacaremos en estas tres etapas las siguientes operaciones. Durante la primera, efectuada entre 1870 y 1874, Domínguez se desprendió mediante diversas transacciones de las 60 fincas que poseía en el municipio de Istán, por un precio que no llegaría a los 200.000 reales, dada la rebaja que se constatan en diversas ventas. En la segunda etapa, destaca la venta de la finca denominada La Campiña o Santa Elisa, efectuada en el año 1877 a los socios de la colonia de El Ángel, que agrupa a los predios citados en el cuadro desde el haza del Palmar de D.ª María hasta el haza de Picaza, por un valor total de 400.000 reales. En la tercera etapa, entre 1874 y 1889, el inventario de las propiedades vendidas –sobre todo grandes cortijos de la zona de Las Chapas– suma unos 200.000 reales, de las cuales sólo hemos localizado documentalmente la venta del cortijo de Caballeros a Joaquín Chinchilla por 45.000 reales en el año 1882.
Tomás Domínguez Artola en los últimos años de su vida. Archivo Antonio Romero Domínguez.
heredó de su padre. Definitivamente, el poderío económico de los Domínguez de Marbella se había extinguido poco antes de acabar el siglo XIX.
En cuanto a los inmuebles urbanos, descritos en el cuadro n.º 2, hay que destacar, en primer lugar, que su valor en conjunto es muy inferior al de los inmuebles rústicos, y que las operaciones de compra venta son también más reducidas en su número y en su precio. Los aumentos más destacables nos lo proporcionan la rehabilitación de la vivienda familiar entre los años 1870 y 1874, vivienda que se mantiene a la muerte de Tomás; y la inversión efectuada, durante las mismas fechas, en la casa n.º 2 de la plaza de San Bernabé para convertirla en fábrica de harinas.
Podemos conocer la forma del reparto de los bienes de Tomás a través del legado de uno de sus descendientes. Se trata de la hijuela de Manuela Domínguez Salcedo, que recibe una sépVENTA DE BIENES INMUEBLES tima parte de la casa familiar, 17.143 reales; la mitad del haza Vega del Constituyendo los Guadalpín, 30.000 reales; la bienes inmuebles la base casa nº 4 de la calle del Ceprincipal de la fortuna famimenterio, 16.000 reales; la liar, haremos mención a la casa nº 6 de la calle Chorrón, evolución de la propiedad de Firma de Tomás Domínguez Artola. 8.000 reales; y 1.204 reales las fincas, tanto rústicas en muebles y joyas para completar su legado de como urbanas, de Tomás Domínguez Artola. Para 72.348 reales. ello, se puede tomar como referencia: la partición de bienes de 1870, mediante la cual Tomás acceRelacionando los bienes que reciben los de a las propiedades de su padre, Antonio herederos con los valores de los inmue-bles de Domínguez Alburquerque; la escritura de dote e los cuadros anteriores sorprende la desvalorizainventario que hace poco después de casarse con ción que sufren la mayoría de ellos entre los su segunda esposa, en 1874; y la partición de 1889, inventarios de 1874 y 1889. Y si algunos podrían tras la muerte de Tomás Domínguez. estar justificados, como la casa n.º 2 de la plaza de San Bernabé al La distribución abandonarse la activide venta de las fincas La disminuida herencia de los Domínguez se dad de la fábrica harirústicas se recoge en reparte en el año 1889 entre su segunda nera o el haza del Calel cuadro n.º 1. Sin vario por cuestiones entrar en detalles, esposa y sus cinco hijos que desconocemos, que hemos descrito
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Cuadro n.º 2
como había vivido, dejando como recuerdo deudas pendientes y su afán por las innovaciones. Una última muestra de estas dos facetas de su vida la tenemos en un acuerdo del Ayuntamiento del 15 de agosto de 1886 –seis meses después de su fallecimiento–, por el que se decide abonar un gasto de 1.200 reales que él había contraído, para la compra de un moderno artefacto: una bomba contra incendios135. Bibliografía
hay casos que resultan sorprendentes por la cuantía de la devaluación. Así, el cortijo de Miraflores132 alcanza un 61% de desvalorización, 157.427 reales, tomando en relación los dos años citados, y la casa n.º 1 de la plaza de San Bernabé, la vivienda familiar, un 63%, 200.080 reales en términos absolutos. Por todo ello, podría pensarse en una maniobra de Elisa Torralba133 y su entorno, devaluando de forma ficticia las propiedades que reciben ella y sus hijos, para conseguir el mayor número de fincas, mientras que sus hijastros reciben menos fincas al valorarlas al alza, por ejemplo la lamada Vega de Guadalpín, que como hemos dicho se adjudica por mitad a Manuela Domínguez Salcedo, se revalorizó en un 88%134 . Por último, cabría señalar que con Tomás Domínguez Artola muere el último de una dinastía, el último de los, en otros tiempos todopoderosos, Domínguez de Marbella. Y Tomás muere
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Notas 1 Dificultades originadas en gran parte por la peculiar forma en la que accedió su padre al mayorazgo. En un grosero balance de su actividad económica sólo se puede destacar como inversión la reconstrucción de la casa solariega, emplazada dentro del castillo de Marbella, por una cuantía de 175.030 reales, que equivale aproximadamente al valor de las fincas que se vio obligado a vender. Casado Bellagarza (2002b). 2 Escritura de partición de bienes, 19 de febrero de 1870. Ante el notario Francisco Acosta y Granados. Archivo Histórico Provincial de Málaga (A.H.P.Ma), Fondos Notariales (F.N.), legajo P-4971, folios 220-345. 3 En 1870 era diputado a Cortes. 4 También se dedicó a la política, en 1870 era diputado pro-
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vincial. Además, tenía una considerable fortuna; a su matrimonio aportó bienes inventariados por 1.496.824 reales. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5156, fols. 1707-1716v. 5 Así, las fincas de Puente Genil correspondieron a Francisca, a causa de la mayor movilidad geográfica de su marido, que en 1865 era diputado por la provincia de Jaén. 6 Completaban la herencia algunos censos, a favor y en contra, que por su pequeña cuantía no hemos especificado. 7 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 374-375v. 8 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 930-939v. Situadas en torno al destruido molino de la Fuente Santa o de Don Tomás, según el poder dado en Málaga el 1 de agosto de 1872 a Juan Bautista de la Torre. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5121, fols. 1518-1520. 9 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 436-441. 10 El Ayuntamiento en su sesión de 29 de mayo de 1877 aprobaba la petición de José García Belón, y el 10 de julio el gobernador civil concedía la autorización definitiva. Archivo Municipal de Marbella (A.M.Mb.), Actas Capitulares (AA.CC.), leg. 17-H. La extensión de la colonia no llegaba a 8 ha, y hasta el 10
de julio de 1896 gozó de los beneficios que otorgaban las leyes de colonización. En 1900 pertenecía a Alejandro García Belón y sus hermanas. 26 de mayo de 1900. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H. 11 Así se recoge en la escritura de compraventa de la casa n.º 3 de la calle del Castillo, efectuada entre José Domínguez y Joaquín Chinchilla por el precio de 4.000 reales, y que en la partición de bienes se había valorado en 11.350 reales. 11 de mayo de 1885. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5439, fols. 221-224v. 12 Gabriel Tortella enumera doce grandes crisis de subsistencias durante el siglo XIX, de las cuales las de 1867-68, 1879, 1882 y 1887 son coetáneas de Tomás Domínguez. Crisis que tienen como causa inmediata las fluctuaciones climáticas, lluvias excesivas pero sobre todo sequías; sin embargo, sus causas más profundas radican en la organización social, el nivel de desarrollo económico, el atraso técnico de la agricultura y sus bajos rendimientos, el lento sistema de transporte y la ineficaz redistribución de alimentos. Tortella (1995), pág. 29. 13 13 de agosto de 1870. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols. 872-882.
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14 7 de septiembre de 1870. Ante Joaquín Bugella, notario de Málaga. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5114, fols. 1763-1783. 15 Se indica que el nombre correcto del haza de Gálvez era Algarbe. Estos acuerdos se ratificarían muchos años después, 2 de julio de 1885, entre Tomás Domínguez y Carlos de Cuadra Viteri, representante de la colonia de San Pedro Alcántara y, al mismo tiempo, socio fundador de la colonia de El Ángel. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5439, fols. 315-323v. 16 Hacia 1800 el agua sería motivo de conflicto entre Enrique Grivegnée, propietario del trapiche del Prado, y algunos propietarios de Marbella; y decidiría al nuevo dueño del trapiche, Juan Lesseps, a construir uno nuevo junto al río Guadaiza. Lucía Prieto (1996), págs. 9 y 10. Las captaciones ilegales de agua eran frecuentes. El 7 de agosto de 1875 el Ayuntamiento denuncia ante el juez municipal el desvío de agua al cortijo de Miraflores, propiedad de Tomás Domínguez, desde la red de abastecimiento público, acusando al arrendatario del mismo como presunto autor del delito. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H. 17 Eran 4,5 días de riego de cada turno de 13 días de las aguas del río Guadaiza por la acequia de Levante. Además el marqués del Duero conservaría el riego de la Picaza. 18 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4973, fols. 989-994 19 Ante el notario José María Escobar. A.H.P.Ma., F.N., leg. P4936. El mal estado de conservación de estos documentos ha aconsejado prescindir de una consulta más detallada. 20 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 272-275v. 21 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4937, fols. 291-296v. 22 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4974, fols. 146-151. 23 Joaquina es tía de sus cuñados Joaquín y Pilar Chinchilla Díez de Oñate. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4977, fols. 1324-1327v. 24 25 de septiembre de 1874. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 767-777. 25 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4977, 887-929v. La compañía se había constituido el 8 de diciembre de 1871. 26 Memoria sobre el estado de las obras públicas en España desde 1 de enero de 1873 a 31 de diciembre de 1881, pág. 148. Para que el lector local pueda hacerse una idea de su tamaño, el actual pantalán del hotel Puente Romano mide aproximadamente 62 metros de largo por 5 de ancho. 27 Según el informe del cónsul británico en Málaga. Report de 1873, pág. 296. 28 Del capítulo titulado “Por las costas andaluzas”, año 1887, en un libro de viajes del periodista Ortega Munilla (1892), padre de José Ortega y Gasset, que estaba emparentado con la familia Chinchilla. 29 Fernando Alcalá (1980), pág. 46. 30 “La familia Domínguez será la primera que desde la nobleza se acerque a posiciones económico sociales a las de la burguesa, al controlar, a mediados del XVIII, importantes resortes económicos en Marbella”. Antonio Rodríguez Feijóo (1988), pág. 244. 31 Según se desprende de diversos protocolos fechados entre agosto y diciembre de 1836. A.H.P.Ma, F.N., leg. P-4939, fols. 73-75v, 81-83v, 119-120v. y 121-128v. 32 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 68v. 33 En el castillo se encontraba el cementerio. Y desde el siglo XVIII se puede considerar un suburbio, incluyendo diversas industrias y vecinos pobres. Según la tesis doctoral que prepara Francisco Javier Moreno Fernández. 34 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 79v-80. 35 6 de agosto de 1872. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H. 36 El matrimonio tuvo lugar el 14 de febrero de 1866 en la iglesia de Santiago de Málaga. Expediente matrimonial de Tomás Domínguez y Rosalía Salcedo, procedente del Archivo del Obispado de Málaga. Copia en el Archivo de Antonio Romero Domínguez (A.A.R.D.). Al cual agradecemos su inestimable colaboración en la cesión de los documentos escritos y gráficos, así como su opinión acerca de diversas cuestiones tratadas en este trabajo. 37 El 10 de octubre de 1874 Tomás Domínguez hacía una declaración formal de herederos para estos tres niños. A.H.P.Ma.,
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F.N., leg. P-4979, fols. 811-827v. El 16 de junio de 1879 Tomás otorgó un poder notarial para gestionar la herencia de Isabel Roldán López, abuela de los tres hijos que tuvo con Rosalía. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5435, fols. 498.499v, 38 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 39-90v. 39 El padre de Elisa, José Torralba Cuesta, tenía escasas propiedades inmuebles. El 30 de diciembre de 1875 gestiona el cobro de 2.760 reales correspondientes a la paga de su hijo José, subteniente, fallecido en Filipinas. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H. 40 Aunque se mantienen otras conveniencias, como los matrimonios de hombres ricos con mujeres mucho más jóvenes que ellos, y los matrimonios de viudos. Así, Ignacio Fernández de la Somera cuando casó con Manuela Domínguez Artola aportó al matrimonio 1.496.824 reales, y después de enviudar contrajo matrimonio con su cuñada Luisa Guzmán y Galtier, viuda de su hermano Silvestre (que había llevado al matrimonio 3.600.000 reales, mientras Luisa sólo aportó 44.000). Aunque no dejan de aparecer en los documentos conmovedoras frases relativas al afecto de los contrayentes: “siéndoles ya difícil, después de la felicidad de la familia, habituarse a vivir en la soledad del alma que se experimenta cuando la muerte de un ser querido viene a desatar los lazos que anudó el afecto…”. Capitulaciones matrimoniales entre Ignacio Fernández, de 56 años, con Luisa Guzmán, de 37 años, cada uno con tres hijos de su anterior matrimonio. 16 de septiembre de 1880. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5156, fols. 1707-1716v. 41 Gro: tela de seda sin brillo, y de más cuerpo que el tafetán. Lo hay de Tours, París, Lyon y otras procedencias. Del francés “gros”. Diccionario de la Real Academia de La Lengua, ediciones de 1869 y 1884. 42 Entre las escrituras de Marbella consultadas, correspondientes a la segunda mitad del XIX, la más parecida a esta dote es la que aportó María Dolores Torralba Cuesta, tía de Elisa, cuando se casó con el notario Francisco Acosta y Granados. En total 47.436 reales, entre vestidos (el más caro era un o de 840 reales), joyas (la más cara era una de 1.400 reales) y también ropa de casa, muebles y todo el ajuar de la casa. A cambio Acosta entregó como arras 8.000 reales. 14 de diciembre de 1848. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4943, fols. 678-679v. 43 Así, en la partición de bienes del acomodado vecino de Marbella Antonio Fernández Matoso, 2 de julio de 1870, sobre un líquido total de 434.294 reales los muebles de madera de la casa se valoran en 5.495 reales y la ropa de la viuda en 202 reales. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols. 641-691. 44 De la ciudad de Málaga conocemos algunos inventarios domésticos del siglo XVIII a través de un artículo de M.ª Begoña Villar (1997), que explica también las estrategias familiares en las cuales el matrimonio es utlizado como factor de movilidad social. 45 Francisco Serrano, conde de San Antonio, se casó en octubre de 1880 en París con una rica heredera cubana, María de las Mercedes Martínez Campos. Ésta aportaba al matrimonio más de doce millones de reales y él algo más de cuatro millones, entre los que llama la atención una corona condal de brillantes y una gruesa perla, que había regalado a su prometida, valorada en 320.000 reales. La novia enseguida se separó de Serrano, alegando que no había consumado el matrimonio, lo que provocó además de los pleitos consiguientes, un escándalo que salpicó a los duques de la Torre, publicándose diversos opúsculos a favor y en contra, uno de los cuales firma el propio Francisco Serrano hijo en unión de su abogado Juan Chinchilla y Díez de Oñate (1883), del cual hemos extraído los datos de la escritura de gananciales. 46 El bajo nivel cultural de la burguesía de Marbella se refleja en el fracaso de la enseñanza secundaria durante el siglo XIX, constatado por Antonio Rodríguez Feijóo (1988), págs. 274-278. 47 Muy superior al de otros inventarios que hemos consultado, como el efectuado a la muerte de Silvestre Fernández, hermano de su cuñado Ignacio, en el cual los muebles de la casa suponían 15.224 reales sobre un capital total de 3.600.000 reales. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5137, fols. 1842-1960v.
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48 Algunos de estos animales compartirían las funciones de transporte y de labor con las domésticas o las de recreo. Recordemos que en el inventario de bienes consta un coche de caballo. 49 No repetiremos las citas documentales, ya que son transacciones que hemos descrito con anterioridad. 50 6 de septiembre de 1871. Escritura ante el notario de Málaga Romualdo Hurdisán y Agudo. Copia en A.A.R.D. 51 Ibídem. 52 El alcalde de Marbella remite el 3 de junio de 1875 a Tomás Domínguez, como uno de los productores de aceite más destacados (el otro es Salvador Buendía), un impreso del Consejo de Agricultura, Industria y Comercio, en vista de la importancia que está tomando el aceite en las exportaciones españolas. Aunque sólo un mes más tarde, el 2 de julio, el alcalde responde al gobernador civil que en los pueblos del partido judicial se cosecha poco aceite y no es de la calidad suficiente como para llevarlo de muestra a la exposición que se está organizando en Filadelfia. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H. 53 Coincidente con la apreciación del ingeniero Alberto DíazMaroto, restaurador de la maquinaria del cortijo, que fecha la mayor parte de la maquinaria de la almazara en la segunda mitad del siglo XIX. Información facilitada por Germán Borrachero Valderrama. En el libro de Antonio Santiago, Isabel Bonilla y Antonio Guzmán (2001), págs. 239-249, podemos disponer de imágenes de la industria aceitera decimonónica en Málaga. 54 La diferencia de las últimas cantidades, 33.000 reales aproximadamente, puede ajustarse más si tenemos en cuenta otros apartados del inventario de 1874. Si sumamos los créditos a favor y la existencia de trigo y otras especies, resulta 84.3350 reales, y si le restamos la depreciación de las fincas de Guadaiza, al perder el agua de riego, por 49.454 reales, nos da 34.898 reales, que se acerca bastante a esos 33.000 reales de descuadre. 55 Padrón de 1870. A.M.Mb., leg. 452-H. 56 Esta institución -que se mantiene en la actualidad, aunque inactiva- fue fundada por Diego García de Hinestrosa, uno de los conquistadores castellanos de la ciudad de Málaga, en su testamento de 6 de agosto de 1500. 57 A.H.P.Ma, F.N., leg. 5108, fols. 569-575. 58 7 de abril de 1869. A.H.P.Ma, F.N., leg. 5108, fols. 581582v. 59 Se dispone del cuaderno de las actas capitulares desde 1 de enero de 1869 hasta 30 de mayo de 1869, pero falta el cuaderno anterior y el posterior. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H. 60 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 382-384. 61 Informe al juez de primera instancia. 13 de junio de 1870. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H. 62 El nombramiento se hace en la sesión de 10 de abril de 1870, y la gestión del diputado consistió en la compensación de impuestos que debía el Ayuntamiento por los intereses de las inscripciones intransferibles procedentes de la desamortización de bienes de propios. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H. En 1871 Fernández de la Somera vuelve a presentarse a las elecciones de diputado provincial, por el partido unionista, y el alcalde informa al gobernador civil que es el candidato que tiene más probabilidades de salir elegido. 23 de enero de 1871. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H. 63 21 de noviembre de 1872. Poder otorgado por Tomás Domínguez Artola para el cobro de créditos a favor de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad. A.H.P.Ma, F.N., leg. P4977, fols. 1298-1302v. 64 Se acuerda firmar una escritura en Málaga, tras el pago de 585.559 reales, capital e intereses hasta 30 de junio de 1867, que se le debían a Tomás Heredia. Sesión celebrada por el Ayuntamiento el 29 de septiembre de 1872. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H. 65 Un estudio de las fluctuaciones de los precios del trigo y de la cebada en el municipio de Marbella entre los años 1866 y 1874 puede verse en José Bernal (2001). 66 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 115-142.
67 Estadísticas del Comercio Marítimo por Cabotaje (E.C.A.B.). Esta tendencia se invertirá a finales de la década de los ochenta, coincidiendo con una época de crisis. Casado Bellagarza (2002a), pág. 10. 68 Molino que al año siguiente, 1878 a 1879, aparece a nombre de José Martínez y Martínez de Pinillos, nuevo propietario de El Ángel. Matrículas de la contribución industrial y de comercio de los años respectivos. A.M.Mb., leg. 3298. En 1881 los propietarios de El Ángel solicitan descuento en el impuesto de consumos para una partida de 100 sacos de trigo, procedentes de Londres, puesto que ya habían pagado impuesto en la aduana de Málaga. La llegada de trigo al puerto de Marbella en grandes cantidades podemos conocerla a través de las E.C.A.B, al igual que la consiguiente salida de harina, en los años 1881, 1882 y 1883, rompiendo la tendencia natural de importación de esta última. Casado Bellagarza (2002a), pág. 10. 69 Cantidad neta, descontando un censo en contra. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5147, fols. 1891-1902v. 70 Aprobación del Gobierno Civil el 4 de febrero. Sesión municipal de 29 de febrero de 1880. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. José Martínez había constituido una sociedad con Pedro López Ortiz, contribuyendo éste con la cerca de Río Verde, que había adquirido en julio de 1877 a Salvador Delgado Llanos. 71 Muy relacionado con la vecina colonia de San Pedro Alcántara, pues era ingeniero y director en la misma, a la vez que familiar de los propietarios. 72 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 866-871v. El préstamo en A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 872-877. En un documento de 1883 el suegro de Tomás recibe, mientras él se encontraba en Filipinas, los últimos 80.000 reales de la venta, tras inscribir la Picaza en el Registro de la Propiedad. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 80-91. 73 En noviembre de 1881 se constituyó una nueva sociedad, “López, Janer, Cuadra y compañía”, que adquirió las fincas de La Campiña y otras más a distintos propietarios. 74 Algunos vecinos expresaron al Ayuntamiento que debía actualizarse el amillaramiento de las fincas de La Campiña, antes de que se incluyeran en la colonia agrícola, pues contribuían con una cantidad por debajo de la realidad. Esto demuestra la infravaloración de las fincas. Y como la legislación sobre las colonias las eximía de los impuestos en las mejoras que se realizaran, durante los próximos 25 años sólo pagarían la contribución que tenían antes de la declaración, una posterior subida de la cuota de rústica repercutiría sobre el resto de los contribuyentes municipales. 1 de enero de 1882. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 75 El Gobierno Civil había autorizado la construcción de una presa en el río Verde, más arriba de otra que estaba arruinada. 15 de octubre de 1882. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 76 Antonio Rodríguez Feijóo (1988), pág. 263. 77 La crisis interna del Ayuntamiento provocó la destitución del secretario Cristóbal de Torre Lara. El 25 de octubre de 1877 se nombra a Manuel Ortiz de Molinillo, que toma posesión el 2 de diciembre y que continuará en el cargo hasta el final del siglo. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 78 Junto con el reforzamiento de las Diputaciones Provinciales y del Gobernador Civil. González de Molina y Gómez Oliver (2000), pág. 278. 79 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 80 14 de agosto de 1878. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 81 24 de febrero de 1878. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 82 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 83 Ibídem. 84 Ibídem. 85 20 de abril de 1874. En un precio muy inferior a los 25.650 reales con que se evaluó en la partición de bienes, a pesar de que tenía la ventaja de hallarse extramuros de la ciudad. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 305-310. 86 24 de abril de 1877. Con una extensión de 9,15 ha. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4980, fols. 359-362v. 87 18 de septiembre de 1879. Antes de vender la huerta, Tomás segregó 4 fanegas de viñas y olivar para agregarlas al cortijo de Miraflores. Escritura ante el notario de Marbella Francisco Acosta y Granados. Copia en A.A.R.D.
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88 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 171-174. Y Registro de la Propiedad de Marbella, finca n.º 716. Inscripciones 5.ª y 6.ª, fols. 77-78. 89 Poder general, y en especial para que procedan a la venta del cortijo de Caballeros. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 890-895v. 90 Nombra como albaceas testamentarios a su suegro, José Torralba Cuesta, y al padre de su primera esposa, Ildefonso Roldán López. A los tres hijos que tuvo con ésta los mejora “por terceras partes iguales a cada uno, en el quinto de todos sus bienes, íntegro y sin descuento ninguno, en consideración a que sus otros hijos les ha de pertenecer más cantidad por su señora madre en razón a las arras y donación esponsalicia que le hizo”. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 896-899v. 91 29 de febrero de 1883. Su suegro cobra los últimos 80.000 reales de la venta de las fincas de La Campiña, que estaban pendientes hasta inscribir la Picaza en el Registro de la Propiedad”. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 80-91. 92 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5437, fols. 108-117v. 93 6 de abril de 1881. El poder en A.H.P.Ma., F.N., leg. P5436, fols. 341-3434v., y el testamento a continuación, fols. 345346v. En 1883 continuaba en Cuba, según se desprende del poder otorgado por su esposa a un procurador el 14 de mayo de este año. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 411-414v. 94 27 de agosto de 1867. El apoderado en Marbella es su padre, Juan Chinchilla y Bernardy, senador. A.H.P.Ma., F.N., leg. P4966, fols. 995-1010v. 95 Alcalá Marín (1980), págs. 196-197. 96 La cita corresponde a una biografía del general José Lachambre Domínguez, primo de Tomás Domínguez Artola. Lachambre fue hijo de Mercedes Domínguez (hermanastra de su padre). Anguita Galán y Moreno Gómez (1992), pág. 421. 97 Gámez Amián (1998), pág. 133. 98 Como muestra podemos citar los acuerdos del Ayuntamiento para “abrir la panera y repartir el grano” el 13 de noviembre de 1870 ó el 6 de enero de 1878, este último año se distribuyeron 209 fanegas y se exigió garantía hipotecaria, con inscripción en las anotaciones de las fincas en el Registro de la Propiedad. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H y 17-H. 99 A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H. 100 Gutiérrez Álvarez (1992), pág. 20. 101 17 de mayo de 1870. Sirve como fianza la cosecha que Cerbán tiene pendiente en la finca arrendada a José Artola, canónigo de la catedral de Málaga, y el ganado que tiene en medianería con su hermano Pedro Artola. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols. 540-541v. 102 3 de julio de 1870. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 711-720. 103 Como se puede comprobar en las actas capitulares de estos años. En cambio, la compañía minera no tenía tanto miramiento con modestos labradores, como con María Josefa Añón y López y su esposo Manuel del Castillo Gutiérrez. Éstos, tras un largo pleito con The Marbella Iron Ore, a propósito de la cantidad pagada por la ocupación de terrenos para la vía férrea, no disponían de dinero para pagar los 8.182 reales de gastos del juicio que habían perdido contra la compañía inglesa. Como consecuencia, el 7 de marzo de 1881 se procedió a la venta judicial de la finca de María Josefa, en la Fuente del Prado, que se adjudicó a la propia compañía, con una extensión de algo más de 10 ha, aparte de los 200 m² que ocupaba la vía férrea origen del litigio A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 227-252v. 104 El epicentro del terremoto fue en la provincia de Granada, cerca del límite con Málaga. Fueron más de 700 muertos y casi 1.500 heridos entre las dos provincias. García Montoro (1994), pág. 567. 105 Según el cónsul británico en Málaga. Reportde 1886, pág. 341. 106 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 107 Las elecciones en las cuales Tomás fue elegido como concejal fueron el 4, 5 y 6 de mayo, y la donación de los bastones se recoge en el acta de 10 de junio, por lo que parece que Domínguez se preparó el regalo para sí mismo. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 108 El 24 de julio de 1884 se habían establecido medidas higiénicas debido a «las circunstancias que amenazan la salud pública», como era la aplicación de cal a los cadáveres cuando se enterraran en el cementerio de Marbella, y también el blanqueo de pudrideros en la colonia de San Pedro Alcántara, junto con el alejamiento de la población de los depósitos de estiércol.
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A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 109 Los pueblos más afectados fueron Antequera, Cuevas de San Marcos, Arenas, Archidona, Cañete la Real, Marbella, Nerja, Torrox, Vélez-Málaga, Yunquera, Ojén y Archez., según Juan Luis Carrillo (1972), pág. 151. 110 16 de agosto de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 111 30 de agosto de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. En estos meses también se adquiere un carro fúnebre y un caballo para la conducción de cadáveres al nuevo cementerio, alejado de la población. 112 Se abonan indemnizaciones por quemar ropas, camas y otros efectos de enfermos sospechosos. En un caso 1.040 reales y en otro 112 reales. 6 de septiembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 113 La Unión Mercantil critica el 10 de enero de 1886 las sistemáticas ocultaciones de la enfermedad y las carencias de las familias pobres, por lo que pedía medidas urgentes de auxilio a la población. Hemeroteca del Archivo Díaz de Escovar. 114 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 115 El alcalde accidental y el médico visitan a los enfermos y designan las chozas, donde vivían los campesinos, que han de quemarse, durante una visita a la zona de la torre del Lance de Las Cañas. 11 de octubre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 116 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 117 28 de noviembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 118 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 119 El 6 de diciembre se recibió una carta de Tomás con reclamaciones de gastos de procurador y abogados. El Ayuntamiento responde que se pagaría cuando se dispusiera de fondos. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 120 28 de diciembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 121 31 de diciembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. 122 La Unión Mercantil de 8, 10, 14 y 16 de enero de 1886. 123 La Unión Mercantil de 12 de enero de 1886. 124 El gobernador pide que las 12 camas que se han traído no se concedan sólo al hospital sino también a los pobres que ha visto dormir en el suelo, y dona 1.000 reales; otros 1.000 reales entrega el presidente de la Diputación, además de 8.000 del organismo provincial, junto con el compromiso de pagar el importe de medicinas y desinfectantes. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H. 125 A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H. 126 Juan Luis Carrillo (1972), pág. 151. 127 25 de febrero de 1886. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H. 128 30 de septiembre de 1886. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H. 129 Ante el notario de Marbella Francisco de Paula Romero Rodríguez. Esta escritura no se encuentra en el A.H.P.Ma., por lo que hemos utilizado la información que proporciona la hijuela correspondiente a Manuela Domínguez Salcedo, fechada el 22 de septiembre de 1890 ante el mismo notario. Copia en A.R.R.D. 130 Según el certificado de defunción recogido en la hijuela citada en la nota anterior. 131 10 de octubre de 1874. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4979, fols. 811-827v. 132 Para completar la dote de Elisa Torralba, sus hijos le cedieron el cortijo de Miraflores, en la cantidad de 24.000 reales. Ella lo vendería a José Roldán Salcedo casado con su hijastra Manuela Domínguez Salcedo, según Antonio Romero Domínguez (1996), pág. 50. Posteriormente, Manuela siendo ya viuda donó a sus nietos, hijos de Pilar Roldán Domínguez y Juan Lavigne Gutiérrez, la totalidad de sus fincas valoradas en 309.400 reales, siendo la de mayor cuantía el cortijo de Miraflores, con 200.000 reales. 9 de junio de 1943. Notaría de Manuel García Mayor. 9 de junio de 1943. Copia en A.A.R.D. 133 Elisa Torralba murió en su domicilio de la plaza de San Bernabé, a los 68 años de edad, el 23 de mayo de 1915. Acta de defunción. Registro Civil de Marbella. Libros de defunciones, tomo 68, folio 156. Copia en A.A.R.D. 134 Esto no exime del cariño de algunos miembros de la familia Torralba hacia los hijos de Rosalía. Así José Torralba Cuesta, cuando falleció en 1893 deja a su nieto Miguel Domínguez Salcedo, a quien cuidaba desde los dos años, muebles, efectos de carpintería, un coche y una escopeta. 1 de febrero de 1894. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5442, fols. 65-74v 135 A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.
La vida cotidiana de los Moriscos del alfoz de Marbella: OJÉN, ISTÁN Y BENAHAVÍS* Lina Urbaneja Ortiz
Desde estas páginas pretendo esbozar de forma genérica el periodo morisco en los pueblos integrados dentro de la Tierra de Marbella. Para ello, me voy a ceñir a datos muy puntuales contenidos en la memoria de licenciatura que, bajo el título “Los moriscos de Istán, 1485-1568” defendí en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga. No pretendo hacer un análisis exhaustivo sobre el tema, ni detenerme en pormenorizar situaciones concretas sobre cada una de estas alquerías, más bien trataré en su conjunto la historia social por ser uno de los aspectos menos conocidos de la cultura morisca.
Istán: población morisca importante tras la llegada de los cristianos.
* Dedicado a Antonio Serrano 1. La sociedad morisca
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as relaciones entre los vecinos de las distintas alquerías de Marbella fueron armoniosas debido en parte al estrechamiento de lazos familiares mediante enlaces matrimoniales, situación nada sorprendente pues en el Islam la familia está organizada de tal forma que funciona como una sociedad en miniatura1. Y es la propia cohesión de grupo la que hará resaltar del conjunto de la
población a los elementos discordantes, poco frecuentes, pero que en algunos casos se dieron. A veces estas actitudes discrepantes eran castigadas con la expulsión del transgresor, pasando su hacienda a manos de otro lugareño, una disciplina impuesta con la finalidad de mantener controlada a la población. Al respecto podemos citar a Alonso Laso, considerado públicamente enemigo personal de Tomás de Mora, administrador de Fadrique de Vargas y máxima autoridad en Istán. Esta enemistad es consecuencia de CILNIANA
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los hechos acaecidos a raíz del impago de los arrendamientos por parte de Laso, motivando la pérdida de todos sus derechos como miembro activo de la sociedad local y su exilio en Ojén 2. La misma situación se dio con Juan Ataly, un alabardero que se marchó a Monda tras residir en Istán. Este morisco dejó un desagradable recuerdo entre sus antiguos convecinos, quienes le consideraban “Hombre vil e pobre, … borracho … e que estando ansy, … mató a un hombre”3. La transcendencia de unas buenas relaciones, ya fuera entre convecinos o con los cristianos viejos, deriva del carácter endogámico de la población, cuyos enlaces harían de estos pueblos una inmensa familia 4. El hecho de encontrar un mismo apellido en alquerías próximas, no puede considerarse fenómenos aislados, pues son detectadas igualmente en las comunidades moriscas de Castilla, Aragón, Valencia y Granada5. Una de las características más destacadas de la población morisca es la movilidad geográfica derivada, como hemos señalado, de uniones matrimoniales entre personas de diferentes pueblos, lo que motivaba un cambio de residencia para alguno de los cónyuges. Sobre este punto Juan Haqueni, natural de Monda, afirma tener un hermano casado en Istán aunque no especifica su nombre; o Lorenzo Almodóvar, igualmente
Cerca morisca con entrada de acequia. Almachar (Istán).
residente en las tierras del marqués de Villena, está emparentado con otros vecinos, hermanos de su mujer, en Istán6. Son datos referentes a moriscos, un colectivo que, a semejanza de los cristianos viejos, no mostraba ningún interés por integrarse en la sociedad castellana. Esta indiferencia hacia la asimilación proyectada por la Monarquía los con-
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vertía en un grupo cerrado y poco comunicativo, cuidadoso de mantener sus prácticas mahometanas pese a bautismos, catequesis y misiones o, como señala Caro Baroja, pese también a procesos inquisitoriales7. Es por ello que ante el intento de aculturación potenciado desde las más altas instancias del poder, la respuesta fuese una latente resistencia a perder aquellos signos de identidad que les marcaban como grupo cultural muy definido. Este férreo conservadurismo originaría un problema político de primer orden cuando se extendió la sospecha de la manipulación que podría ser objeto esta minoría, por parte de las potencias enemigas, en un momento de gran tensión internacional. Este temor denotaba un gran desconcierto sobre su pretendida inclusión en cualquier grupo social o étnico de la España del Quinientos y una total indiferencia hacia el pueblo morisco, que ya manifestaba evidentes síntomas de aculturación. Por una parte, los dorados años de al-Andalus quedaban lejos y apenas si eran un breve recuerdo para los ancianos y, por otra, habían perdido en el devenir de los tiempos parte de los elementos que les caracterizaban como un pueblo dotado de una cultura propia. La imposición de la lengua castellana, unida a la quema de libros escritos en arábigo, habían incidido en el alto índice de analfabetos, detectado por Cabrillana en Almería y extrapolable a cualquier zona del antiguo reino nazarí para la década de los 50 del siglo XVI, en donde “apenas si encontramos moriscos que sepan firmar en árabe, ni en caracteres latinos”8. Asimismo, el aislamiento de las comunidades moriscas del medio rural, les impidió evolucionar hacia la paulatina integración con la sociedad imperante, la cual no siempre mostraba indicios de rechazo, sino que en muchos casos las relaciones de amistad florecían auspiciadas por las transacciones comerciales, necesarias e imprescindibles para la supervivencia, tan frecuentes entre moriscos campesinos y los habitantes de las ciudades cercanas a sus núcleos poblacionales. Una de las consecuencias de estos contactos pudo ser la aparición de estrechos vínculos de amistad entre individuos de ambas comunidades. La proximidad geográfica existente entre Marbella y los lugares de su ámbito de influencia fue determinante para incrementar este tipo de relaciones entre sus pobladores. Pero si existieron vínculos amistosos entre ambos grupos sociales, no era frecuente que los cristianos
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viejos residiesen entre moriscos. En los pueblos del alfoz marbellí, sólo encontramos dos viudas en Ojén9, y los allegados a Cifuentes y Villegas en el señorío de Benahavís y Daidín. Lazos de sangre y amistad, fundamentales para un mayor acercamiento entre pueblos con una misma base cultural e ideológica, hicieron posible que conceptos musulmanes como Umma o Saria nunca cayeran en el olvido. Por otra parte, su calidad de grupo socialmente diferenciado, y por ello marginado, avivará sentimientos de solidaridad reflejados en la práctica de la Asabiyya, sin la cual sería muy difícil de explicar la pervivencia de ritos, costumbres y modos de vida netamente islámicos a pesar de las presiones10. Si admitimos la posibilidad de una confraternización, la idea de que entre ambos pueblos surgieran parejas en disposición de contraer matrimonio, debemos aceptarla con reservas debido a las normas eclesiásticas impuestas para el no cristiano, el cual debe abrazar la fe católica si quiere casarse con un creyente. Esta normativa coincide con los planteamientos islámicos: “el matrimonio debe ser entre gente que comparte una perspectiva común de la vida y la moral y que conjuntamente participan del hecho para cumplir con su destino como representante de Dios” 11. Inicialmente uno de los objetivos prioritarios de la Corona fue conseguir la asimilación de los moriscos, pues se creía que tras convivir con los castellanos terminarían adoptando sus usos y costumbres, incorporándose paulatinamente al espectro social de sus lugares de residencia hasta lograr la plena integración. De acuerdo con este planteamiento, deben considerarse las facilidades dadas por los organismos oficiales para potenciar los matrimonios mixtos, como únicos instrumentos capaces de lograr esta finalidad. La política de fomento de este tipo de uniones fue temprana, pues ya en 1526 una real provisión concede a estas parejas una serie de ventajas que incluirían, además, la exención del alojamiento de tropas y de préstamo de caballerías, así como el acceso a tierras baldías. Estas mismas disposiciones eran aplicables a los cristianos viejos que se avecindaran en lugares de moriscos12, aunque en la Tierra de Marbella se dieron pocos casos. La Corona establecía, además, favores especiales a quienes realizaran este tipo de enlaces, destacando por su originalidad las modificaciones que afectaban a la dote de la novia, que
sería inconfiscable lo mismo que los bienes aportados por el morisco a su matrimonio con una cristiana. A pesar de que estas novedades puedan parecer avances sociales, autores como Cardaillac dudan sobre su eficacia por considerarlas utópicas para una imposible convivencia, puesto que “a un morisco y a una cristiana vieja les es difícil vivir bajo el mismo techo, incluso cuando están unidos por los lazos del matrimonio”13. La Iglesia reaccionó con menos celeridad y se mantuvo a la expectativa en espera de los resultados. Tuvo que pasar un cuarto de siglo hasta que decidiera pronunciarse al respecto. Fue en el Sínodo de Guadix, celebrado en 1554, cuando se presentó alguna normativa relativa a favorecer las uniones de cristianos nuevos y viejos 14. Dentro del ámbito territorial que comprende el presente estudio, hemos detectado sólo un matrimonio mixto, de cristiano viejo y morisca, en el lugar de Istán. No constan sus nombres, pero Francisco Bernal, cristiano viejo vecino de Marbella, confiesa tener un hermano casado en Istán15. De sus declaraciones se deduce que mantenía buenas relaciones con su hermano, pues confiesa subir al pueblo con cierta frecuencia, sin que se observen evidencias de rechazo hacia su cuñada. Pese al oscurantismo sobre este tema, las relaciones de bigamia debieron resultar habituales entre los moriscos, al estar permitidas dentro del Islam. Su legalidad se justifica como una forma de equilibrar la población en momentos de alteraciones demográficas, especialmente después de una contienda, cuando el número de mujeres excede al de los hombres. Para evitar dejarlas solas y verse obligadas a sobrevivir en un mundo hostil, pueden ser absorbidas por el sistema familiar a través de la poligamia16. No obstante, es difícil detectar en las fuentes este tipo de relaciones. La única excepción la constituye Ojén, donde dos mujeres llegan a un acuerdo amistoso sobre la herencia del esposo común, a fin de no continuar el pleito iniciado e incrementar las costas. Estas moriscas, Por una parte, Catalina de Palaçios, viuda de Francisco de Roxas, e por otra Francisca Sánchez, viuda de Francisco de Roxas … Dixeron que por quanto entre ellas se faga partiçión e dataçión de los bienes del falleçido Francisco de Roxas 17. Se reparten las escasas pertenencias del difunto. Además de algunas tierras de labor, los CILNIANA
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bienes en litigio lo forman objetos de uso cotidiano y doméstico, como cuatro paños de damasco, una sábana labrada, almohadas, mantas, cuentas de ámbar, “un cofreçillo” y “unos ferros de cavallo”18. La carencia de datos similares respecto a Istán y Benahavís no puede considerarse determinante, ni debe alentarnos a dar por asentado el carácter monógamo de las parejas en el ámbito local. Por el contrario, y a semejanza de lo visto en otros lugares del Reino, pudo tratarse de una medida socialmente aceptada por un colectivo demasiado apegado a sus creencias y tradiciones 19. La admisión de unas normas de conducta de carácter consuetudinario, encuentra su respaldo definitivo en el Corán, que aconseja a los creyentes: “Casaos con las mujeres que os gusten, dos, tres, o cuatro”20. El silencio de las fuentes sólo puede interpretarse como un perfecto entendimiento entre las esposas a la hora de repartir las posesiones del difunto, considerando innecesario recurrir a la aplicación de unas leyes que ignoran la normativa musulmana, no escrita en muchos casos, pero siempre desconcertante para la mentalidad castellana. 2. Las sagas familiares En Benahavís, Daidín, Tramores, Ojén e Istán, encontramos un porcentaje muy próximo al 100% de población de origen musulmán, o quizás sería más prudente hablar de neocristianos, ya que no se puede atribuir un concepto netamente islámico a los moriscos, cuyo permanente contacto con los castellanos debió suponer modificaciones no sólo de tipo social sino también conceptual. El roce de ambos grupos, los asuntos de tipo económico y profesional, tuvieron que producir inevitables intercambios, manifiestos en relaciones de amistad, enlaces entre personas de distintos credos y absorción paulatina de modos de vida y costumbres, aplicables a ambos sectores sin exclusión. Benítez Sánchez-Blanco, propone una línea de investigación basada en la búsqueda de puntos de encuentro entre ambas comunidades, aquellos rasgos comunes que les unen más que los que les separan21. De acuerdo con esta propuesta, vislumbramos influencias mutuas dentro de los hábitos cotidianos que evidencian una sutil convivencia. Una de ellas es la adopción de elementos netamente musulmanes en la vestimenta de las mujeres castellanas, los bordados “a la morisca” citados en las relaciones dotales 22, nos plantean una cuestión de difícil respuesta por la parquedad de las fuentes. ¿Acaso los confeccionaban ellas mismas siguiendo las tendencias de la moda o eran encargados a bordadoras moriscas?
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El atuendo masculino de los criptomusulmanes evidencia asimismo un paulatino mimetismo hacia la indumentaria de los cristianos viejos más influyentes a fin de emular algunos de sus hábitos. En el interrogatorio efectuado a Brianda Pérez, viuda de Fernando de Valor –Aben Humeya– se recogen algunos datos especialmente significativos en lo que respecta al modo de vestir de los moriscos. Aquí es evidente la diferencia de ropajes entre hombres y mujeres, éstas más apegadas a su tradicional atuendo, en tanto que los varones habrían experimentado un avance hacia la integración con el grupo dominante. La noche que eligieron por rey a Aben Humeya, se encontraban reunidos en el Albaicín granadino un grupo de disidentes, “muchos moriscos … y como dieseseis mugeres, algunas con sus marlotas y otros adereços”. Al ser preguntada Brianda si los hombres con quienes trató Valor eran ricos y principales, se ciñe en su respuesta a los ropajes que llevaban, “en su traje y ábito, por andar vestidos de negro” y por su trato exquisito, les parecieron gente “bien y rica”23. Por el contrario, cuando relata su huida de Granada hacia las Alpujarras, no duda en confesar que, a fin de pasar desapercibida, utilizó ropa de cristiana vieja y pudo llegar sin problemas a su destino. Este dato trae a colación el tan manido tema del aspecto físico de los moriscos, sobre el que se han vertido ríos de tinta. El hecho de que la esposa de Humeya ocultara su verdadera identidad bajo los ropajes castellanos sin despertar sospechas entre las personas que encontraron en su camino, evidencia la escasa diferencia física entre cristianos viejos y nuevos. Sin embargo, los dos hombres que la acompañaban, su esposo y el criado, no tuvieron que ocultar sus ropajes pues ya vestían a la castellana. Esta situación sería imputable al proceso que se venía efectuando con el paso de los años, mediante el cual la cultura dominadora iba absorbiendo paulatinamente los rasgos más elementales de los moriscos24. Luces y sombras en unos contactos que, pese a no dejar huella en las fuentes documentales, son detectables en una lectura entre líneas. Es evidente que las relaciones entre moriscos y cristianos no debieron limitarse al sector masculino y sería un error por nuestra parte pensar que sólo se reunirían para efectuar operaciones mercantiles. Por el contrario, creemos que en un ámbito territorial como el que nos ocupa, donde prevalecen los grupos intermedios, los encuentros sociales serían práctica habitual. Si excluimos a los nobles e hidalgos que compondrían la élite marbellí –corregidores, regidores, etc.– bastante minoritarios por cier-
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to, las familias mantendrían frecuentes contactos que posibilitarían una amistad más o menos estrecha, aunque siempre de acuerdo con sus respectivos status. ¿Acaso la sociedad de nuestros pueblos moriscos era tan lineal que no existían familias con un elevado nivel económico? La documentación manejada al respecto presenta un grupo autodenominado “hombres ricos”, lo que evidencia una estratificación social similar a la castellana. Para la mentalidad del Antiguo Régimen el concepto “rico” era sinónimo de honrado, es decir “persona de calidad”, de ahí que los moriscos lo usaran profusamente. La riqueza, para ser aceptada por sus convecinos, debía basarse en factores determinantes como pudieran ser la posesión de la tierra y, consecuentemente, de numerosos ganados25. Una prueba de la división clasista de los moriscos marbellíes la encontramos en los Expedientes de Hacienda del Archivo General de Simancas referentes al año 1561. En ellos se contienen los interrogatorios efectuados a algunos vecinos para justificar la correcta distribución del pago de tercias y alcabalas, además de una relación de los residentes en cada una de sus alquerías. Tramores cuenta con 10 vecinos y en este acto intervienen “ocho vezinos del pueblo, de diez que somos, para dar quenta”26. Al ser tan reducida su población no hallamos en sus declaraciones ningún dato sobre una marcada estratificación social. Acaso señalar al alguacil, Juan Alonso, personaje de relevancia debido a su ocupación. Figura clave dentro de su comunidad, algunas provisiones reales les habían facultado para llevar armas, pese a ser una norma prohibitiva para el resto de sus convecinos. Otras competencias, administrativas, judiciales y fiscales, hacían que dicho cargo recayera en personas de prestigio y de lealtad contrastada. Para Castillo Fernández, era un oficio que solía heredarse dentro de un mismo linaje, aunque teóricamente eran elegidos por los miembros de la comunidad27. Dentro de ésta destacan otras personas que ostentan una primacía, no siempre basada en la posición económica, sino en otras características que la sustentaran. El núcleo central de la sociedad islámica lo constituye la familia, con una estructura am-
plia. Para poder analizarla debemos dividirla en varios grupos. El principal estaría formado por la denominada familia nuclear, es decir, el matrimonio y sus hijos, los padres que vivan con ellos y los criados. A continuación se van multiplicando las agrupaciones al insertarse ciertos parientes cercanos que tienen derechos especiales, se mueven libremente dentro de ella y con los cuales está prohibido contraer matrimonio28.
Mocaber de Istán. Detalle de una tumba.
Este concepto se amplía aún más al incorporarse, además de la consanguinidad y afinidad, la crianza de leche, al-rid’ah. Estos criadores son considerados padres adoptivos del lactante y, por consiguiente, los hijos pasan a convertirse en “hermanos de leche”, cuyas relaciones son similares a las de sangre, excepto en los asuntos de herencia29. Si adscribimos esta normativa a los lugares de escasa población que constituyen el eje de este trabajo, encontramos la familia patriarcal, compuesta por un determinado número de hogares, que en pocas ocasiones superarían la decena, y cuyos miembros se consideran descendientes de un mismo antepasado30. El comportamiento familiar de los moriscos seguía las normas de la más pura ortodoxia islámica, en donde no es fácil encontrar una familia atomística, sino que por el contrario suelen convivir tres o cuatro generaciones, siendo el miembro más anciano el que ocupe la posición de cabeza de la misma31. En la Tierra de Marbella, algunas familiastipo serían los Pacheco, Zuriel, y Atayfor, en Istán; Mofarrax, Alarabís, Alharrox y Abeniza, en Benahavís. La parentela del alguacil Alabus, los CILNIANA
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Daidín. Detalles de edificios.
Alganam y Almutaguan en Tramores; el alguacil Abdudin en Almachar, junto con los Abdalá; los hermanos Cordí y los Cazán en Daidín y el alguacil Zaide junto con los Alarguas, Valderramas y Hernando de Ruenda, en Ojén. En la visita que en 1560 realiza al Obispado de Málaga el inquisidor Martín de Coscojales, son procesados numerosos moriscos de la vicaría de Marbella. En Ojén, se castiga a Hernando de Rueda por trabajar los días de fiesta, no acudir a misa y hablar mal de la Inquisición. De los once de Benahavís, tres son mujeres acusadas de cantar leilas y “pintar y componer novias a la morisca”, en cuanto a los hombres, destaca el beneficiado Alonso de Toledo por apoyar a sus feligreses y ocultar libros escritos en árabe, el resto de varones son castigados por degollar reses “atravesado”, tocar música a la morisca y cantar en las zambras y leilas. En Istán, encontramos a tres miembros de la familia Atayfor acusados de trabajar los días de fiesta y celebrar bodas con zambras y leilas; por último, en Daidín, son cuatro vecinos los procesados, también por hacer fiestas moriscas32. Sobre Alvaro Atayfor, poseemos una información de diferente naturaleza. Aparece en la rebelión de 1568 como jefe de los sublevados,
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aunque su trayectoria sería cuestionada por muchos de sus correligionarios. Tradicionalmente se ha venido considerando a Pacheco Manxuz como líder indiscutible del alzamiento, no obstante, y manteniendo la importancia que tuvo, su papel se limitaría a mero transmisor de las propuestas de los alpujarreños, así como enlace entre los cabecillas granadinos y los moriscos del obispado de Málaga. Si como evidencian las fuentes, pasó desapercibido durante la sublevación, su captura en 1573 es considerada de especial trascendencia, pues estaba considerado como uno de los cabecillas más famosos33. Pero si el liderazgo ideológico era ejercido por hombres de rancio linaje, cuya presencia sería imprescindible para aglutinar en su entorno al resto de los rebeldes, entonces esta preponderancia debe atribuirse a Alvaro Atayfor34. Los moriscos atrincherados en el fuerte de Arboto designaron al Atayfor, Alarabi y otras personas de las alquerías levantadas, portavoces válidos para negociar con el duque de Arcos. Mármol califica a este grupo de “hombres principales” y relata cómo se desplazaron hasta Casares a fin de obtener un acuerdo favorable para los sublevados. Esta misión no obtuvo los resultados apetecidos, aún más, durante su ausencia otro cabecilla, el Meliche de Daidín, convenció a
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sus compañeros de que los mediadores sólo querían proteger sus vidas y vender, por mil ducados, “su tierra, su nación y las personas de su ley”35. Años más tarde, Atayfor confesaría que su liderazgo fue efímero, doce días, pues eligieron a otro adalid durante el tiempo que se ocupó en negociar “las paces”36. Ignoramos si se produjo algún acuerdo especial entre Arcos y los moriscos, pero la trayectoria de Atayfor es desconcertante, ya que a partir de este encuentro se iría adaptando a las nuevas circunstancias, no siempre favorables, merced a su instinto de supervivencia. En la relación que hace Carlos de Villegas en octubre de 1570 sobre los musulmanes que se acogen bajo su amparo, aparece Atayfor con dos de sus hijos y un sobrino pequeño. Como acto de buena voluntad, entrega su arcabuz al señor de Benahavís37. Y en 1571 vuelve a aparecer, esta vez al servicio del duque de Arcos en calidad de guía. En esos momentos el noble se ocupa en perseguir a los moriscos rezagados en las sierras sin querer entregar las armas. Para reducirlos necesitan el asesoramiento de Atayfor y sus profundos conocimientos del terreno. Su incorporación al servicio del noble se evidencia en la relación de personas que reciben víveres por desempeñar su trabajo:
A Alvaro Tayfor y Juan Rodríguez Mundara, cristianos nuevos que servían de guías, veinticuatro panes de a libra que se les dio de raçión para tres días, desde nueve del dicho mes de diziembre hasta once de él, a rrazón de cuatro panes de a libra a cada uno ques raçión doble, por librança del dicho duque Darcos38. El pr ofesor Gil Sanjuán localiza al Atayfor en 1573 en Ronda. Una vez aplastada la rebelión, se había integrado entre los monfíes, bandoleros moriscos que se dedicarán al asalto de caminantes. En ese año, un grupo de monfíes proponen su rendición al corregidor de la ciudad para poder acogerse a una amnistía regia39. Tan dilatada trayectoria, su comportamiento pendular, tendrá como cierre el proceso que la Inquisición le hará en Córdoba, acusado por una persona que oculta su identidad de ser capitán de los moros alzados e impulsar a su pueblo a la rebelión. Asimismo se le inculpa de celebrar bodas por el rito musulmán y poner nombres árabes a los ya bautizados. El tribunal no pudo hallar al delator para que se ratificara en sus afirmaciones y la condena fue mínima 40.
Terrazas de antiguos viñedos moriscos. La vid llegó a tener gran importancia.
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3. La vida cotidiana Vistas la población y naturaleza de las relaciones que los vecinos mantenían entre sí, nos surgen algunas interrogantes: ¿Cómo se desarrollaba la vida cotidiana? ¿Cuál era el marco en que discurría? Son preguntas de difícil respuesta, a las que trataremos de contestar basándonos en la información que nos ofrecen las fuentes documentales y bibliográfícas, ambas imprescindibles para llevar a buen puerto este reto. En primer lugar dibujaremos el entorno en que se desenvuelve la sociedad morisca: el núcleo urbano, la mezquita, el mocaber, etc., un conjunto de cuya interrelación surgirá la mayor o menor habitabilidad del lugar, características que serán fiel reflejo de sus moradores. André Bazzana se pregunta cuáles son los elementos que pueden explicar la elección de un lugar para implantar un hábitat. Estima que, en líneas generales, se pueden presentar situaciones englobadas en varias opciones. De éstas, seleccionamos las que mejor se ciñen a nuestros pueblos: presencia de un punto de agua, tierras fértiles, necesidad de protección y establecer el asentamiento en torno a una fortaleza41. El entorno de Istán, Ojén y Benahavís, por ceñirnos a los que permanecen habitados, puede considerarse favorable para el establecimiento humano, pues sus posibilidades de defensa son idóneas, las tierras periurbanas aptas para los cultivos, y cursos de agua que forman fértiles
Daidín. Detalles de edificios.
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valles, relativamente próximos al enclave urbanizado. A estas características debemos añadir la presencia de una torre fortaleza, que pudo servir de residencia al alcaide o algún otro mandatario, hasta el momento de la conquista. A su alrededor se distribuyen las casas con un elemento común: derivan directamente de la topografía, implantadas sobre una fuerte pendiente en los casos de Almachar, Daidín, Istán y Ojén, y menos pronunciada en Benahavís: sus calles forman un trazado tortuoso en el que predominan los recodos, subidas y adarves. Acaso el único ensanchamiento pudo estar relacionado con la medina. Fuera del hábitat, aunque en sus cercanías y, siempre junto a una de las vías principales, se encontraba el mocaber. Para su ubicación y en aplicación de la tradición islámica, se habría optado por un espacio junto al camino, en una ladera frente al establecimiento urbano. Si bien no ha sido posible localizar estas necrópolis en todos los pueblos, al menos conocemos la de Istán42, sobre una colina de abundante vegetación y tierras de labor muy próximas43. En Daidín, se extiende igualmente sobre una colina que domina el casco urbano, denominada “cerro de la horca”44, mientras que en Tramores las casas lindaban con él45. Por el contrario, en Ojén no se concreta su situación46. El Islam marca unas normas muy precisas para los enterramientos. Los cadáveres deben
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depositarse sobre tierra virgen, lo que explica la amplia extensión de las necrópolis musulmanas; las fosas no pueden ser más profundas que la altura de la cintura de un hombre y se prohibe el ajuar funerario. La aplicación de estos preceptos justifica que no se encuentren materiales en las excavaciones arqueológicas que permitirían conocer determinados aspectos de la vida cotidiana47.
Dentro de este entorno, los moriscos desarrollaban otras actividades propias del medio rural, entre las que destacan la explotación de los recursos del bosque, apicultura, carboneo y, principalmente el mantenimiento del ganado, labor encomendada a los más jóvenes55, así como el aprovechamiento del matorral para hacer con sus cenizas, la lejía de las pasas.
El espacio cultivado se situaba inmediato al núcleo urbano y estaría formado por extensiones muy parceladas, utilizadas para la siembra de productos hortícolas, con un rendimiento intensivo que produciría fácilmente dos cosechas anuales 48. De esta forma se podrían consumir verduras y hortalizas frescas prácticamente durante todo el año, pues las de verano rotaban con las de invierno, favoreciendo la dieta alimenticia49.
Fuera del ámbito laboral la vida cotidiana, discurría dentro de unos cánones muy peculiares, pues no podemos afirmar que sus comportamientos estuviesen marcados por los preceptos coránicos ni tampoco por las costumbres del pueblo castellano. En síntesis, se estaba gestando una nueva cultura con reminiscencias de dos civilizaciones opuestas y en la que cada una de ellas ejercía una considerable impronta, al tratarse de la asimilación y adaptación por parte de un pueblo con una profunda ideología musulmana. Una sociedad desconcertada ante los acontecimientos que le había tocado vivir y en continua evolución hacia una forma de vida y unas pautas de comportamiento desarrollados por los vencedores. La mezcolanza de estas nuevas tendencias tuvo que ser determinante en cuanto a un profundo cambio de mentalidad para los vencidos, cuyo punto final es una incógnita, pues es evidente que, de haber permanecido los moriscos en el antiguo Reino de Granada, acaso hubiésemos asistido a la conformación de una nueva cultura andalusí.
En las huertas crecían gran variedad de árboles frutales que se simultaneaban con los morales, los cuales convenía tenerlos cercanos a las viviendas para facilitar la provisión de hojas para alimentar a los gusanos de seda50. Pero la presencia de estos espacios irrigados hubiera sido imposible de no contar con redes de riego adaptadas a las exigencias del terreno, para lo cual se había construido un complicado entramado de canales que acercaban el agua a todos los puntos. Como las huertas se mantienen a un nivel ligeramente superior al cauce del río, fue necesario desviar sus aguas mediante la aplicación de azudes para subirlas hacia la acequia. Estas balsas se construyen colocando un basamento de piedras en el curso fluvial, a veces y con el fin de subir el nivel de la poza, se requería la colocación de maleza procedente de la orilla. Tan primario sistema de captación necesita una constante atención, pues las avenidas arrasaban las piedras, haciendo necesario una revisión general al principio de cada temporada de riegos51. Los manantiales y fuentes tuvieron, ya desde antiguo, una utilización y aprovechamiento independientemente del lugar en que estuvieran situados gracias a la canalización de su caudal52. El mantenimiento y conservación de los canales de riego se hacía a costa de los usuarios, en un sistema y orden que ha trascendido hasta nuestros días: “Limpiaban cada uno por su presencia y por cabeçadas de sus tierras, por donde pasaba la dicha agua, limpiando las azequias cada un año para el dicho rriego y rregado por sus vezes y dulas” 53. El sistema de dulas era un antiguo método usado en al-Andalus para organizar la distribución del agua. Se inicia por orden de altura, comenzando por la finca superior, continuándose después con la segunda y así sucesivamente54.
Desde esta concepción vamos a exponer dos manifestaciones del pueblo morisco en las que se observan las tendencias antes expuestas. En primer lugar debe aceptarse que toda sociedad desarrolla, independientemente de sus actividades laborales, unos actos encaminados al solaz y la diversión. En este caso surge la pregunta, ¿cómo celebraban sus fiestas los moriscos? Son conocidas las festividades tradicionales del pueblo musulmán –casamientos, nacimientos, Ramadán y ruptura del ayuno, etcétera–, sin embargo, no sabemos tanto de aquellas otras surgidas espontáneamente con la intención de celebrar cualquier otro acontecimiento, acaso relacionado con la finalización de las tareas agrícolas. Emanadas del propio espíritu islámico que las considera parte inherente del ser humano, a las que trata de potenciar para refrescar la mente y revitalizar el cuerpo, las fiestas son, más que una tradición, una forma de vida56. Una de las ocupaciones prioritarias de los moriscos estaba centrada en el cultivo de los viñedos, recogida de la uva y elaboración de la pasa, siendo esta última la tarea que mayor número de mano de obra requería. En la época de CILNIANA
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La gente e vezinos del dicho lugar de Daydin se holgavan, e mataron aquel día una vaca del conçejo para comer todos. E truxeron la zambra de Hoxen, que la tenia Pedro Alharras, vezino de Hoxen e otro; e todos los hombres y mugeres vezinos del dicho lugar estaban fuera del dicho lugar, ençima del Chorrón. Y estaban también las mugeres holgándose y los ombres apartados, unos comían e otros baylaban e otros hablaban y este confesante, e Francisco de Vitoria, e Alonso el Meliche, e Juan Alharras, vezinos del dicho Daydín, e Pedro Alharras vezino del dicho Hoxen estavan … sentados debaxo de los olibos junto al agua que viene al Chorrón, comiendo sentados. Y estando comiendo, les faltó el vino. Y el dicho Alonso el Meliche se levantó para llamar a un hijo de Francisco de Vitoria para que les trujese vino58.
Torre junto al Ayuntamiento de Benahavís.
recolección, las familias se desplazaban a los campos para realizar todas las faenas encaminadas a tal fin. Estas reuniones estivales eran motivo de festejos y celebraciones, para ello contaban con la presencia de otros vecinos que, procedentes de las hazas próximas, se acercaban para participar del evento, evidenciando que la armonía era la nota más destacada de la sociedad local 57. Estos festejos eran práctica habitual dentro del colectivo morisco, independientemente del marco geográfico en que se desarrollaran. Al respecto, contamos con algunas referencias sobre la fiesta celebrada en la alquería de Daidín en mayo de 1540. Ese día, los vecinos decidieron sacrificar una vaca del concejo para comerla todos juntos en el campo y, con el fin de dar un carácter más lúdico al festín, hicieron traer la zambra de Ojén. Para el evento se eligió “El Chorrón”, un paraje junto al río, donde la abundante arboleda les proporcionaría sombra suficiente para mitigar el calor primaveral. En este ambiente, la fiesta discurría plácidamente
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Este relato evidencia que se trata de un acontecimiento importante, que por cierto no se menciona en todo el pleito, lo cual nos impide extrapolarlo a otros ámbitos territoriales. A través de su lectura, se observa que los moriscos gustaban del vino y que lo consumían con frecuencia aunque no todos en la misma proporción, pero ahí también entrarían factores ideológicos y costumbristas que no vienen al caso. En Daidín, a los comensales les faltó el vino, y uno de ellos encargó a un muchacho se lo trajese. Es decir, no consideraban estar realizando una acción censurable cuando implican en ello al hijo de uno de los tertulianos59. Esta cita trae a colación el consumo de alcohol. Puesto que el Islam considera prohibitivo su uso, sería lógico que los moriscos aceptaran este precepto, no obstante en este caso se demuestra la influencia de la cultura castellana, pues el vino fue adoptado por muchas comunidades como parte de su dieta60. Es muy posible que sus convicciones religiosas les impidiesen elaborar su propio vino y lo adquiriesen en Marbella. La carta de obligación otorgada en 1566 por Pedro de Salmerón, el Mozo, vecino de Istán, a favor de Juan de Bustamante parece indicar que se trataba de una compra con fines especulativos, ¿comercio al por menor entre los lugareños? Al menos así se interpreta a la vista del montante de la operación y el considerable desembolso que le supone esta adquisición, “myll y çien reales de plata, que suman e montan treinta y siete mill e cuatroçientos maravedís … los quales vos debo. E son por razón de quatro arrobas de vino que me vendistes a tres reales menos un quartillo cada arroba, el
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qual está en la bodega de Elbira Sánchez, vuestra suegra, señalado por mí y en dos botas en casa de Pedro de Bustamante, vuestro padre, y una bota en vuestra casa”61.
relatos del pasado una fórmula ideal para la transmisión de ideologías y pautas de comportamiento65.
Se puede exculpar este hábito, para algunos pecaminoso, aunque el Corán parte de que el pecador es siempre un ser redimible y ofrece una vía de salvación a los que incumplen sus preceptos. Es la posibilidad del arrepentimiento, admitida como exonerante, pues la creencia en la existencia de Dios es garantía suficiente para borrar cualquier tipo de culpa62. En estas circunstancias, si los moriscos, como se ha afirmado en reiteradas ocasiones, eran cristianos aparentes y moros verdaderos, estarían aplicando la taquiyya, o acaso su espiritualidad estuviese tan desconcertada como ellos mismos y no fueran capaces de diferenciar entre los preceptos coránicos y los cristianos.
Notas
Dentro de la vida cotidiana, es obligado dejar constancia de algunas tradiciones con especial relevancia dentro del hogar y que han sido ampliamente abordadas por otros autores. Quizás la más destacada sea la transmisión oral. Los relatos de historias y leyendas, pasaron de generación en generación, aglutinando una memoria colectiva gestada en la propia cultura islámica. Estas costumbres contaron con la decisión de algunos alfaquíes, celosos conservadores del pasado, que pusieron en castellano cuanto pudieron de los autores árabes para rescatarlas del olvido63 . Pero es evidente que, al mantenerse en la intimidad familiar la “algarabía”, manifestaban su apego al ideal moral e intelectual del que el propio árabe era el vehículo único 64. Es por ello que la familia adquiere especial relevancia dentro del contexto social y cultural del pueblo morisco, pues sus miembros adquieren la experiencia de los mayores bajo el consejo y las enseñanzas, siendo los
Vista parcial de Ojén.
1 AHMAD, K., La familia islámica, Asociación Musulmana en España, Madrid, 1981, p. 33. 2 Ibidem. 3 Archivo de la Real Chancillería de Granada (A.R.Ch.G.), cabina 512, leg. 2.343, n.º 3, s.f. Son declaraciones de Diego Atayfor, realizadas el 15 de mayo de 1562. 4 Ibidem. Leonor Setenil, vecina de Istán, reconoce que Marcos Zuriel es su sobrino. 5 EPALZA, M., Los moriscos antes y después de la expulsión, Mapfre, Madrid, 1992, pp. 104-105. 6 A.R.Ch.G., cabina 3, leg. 1.541, pieza 12, s.f. 7 CARO BAROJA, J., Los moriscos del reino de Granada, Istmo, Madrid, 1985, p. 14. 8 CABRILLANA CIEZAR, N., Almería morisca, Universidad de Granada, 1989, p. 43. 9 Archivo General de Simancas, (A.G.S.), Expedientes de Hacienda (E.H.), leg. 152. Marina Hernández y Beatriz Rodríguez figuran cada una de ellas con esta acepción: “biuda, pobre y criptiana vieja”. 10 URBANEJA ORTIZ, C., “La rebelión latente de los moriscos de Istán”, Las ciudades: Capitalidad y Economía, Actas Congreso Internacional Madrid, Felipe II y las ciudades de la monarquía, Madrid, 2000, p. 517. 11 AHMAD, K., Op. cit, p. 31. 12 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “La asimilación de los moriscos granadinos: un modelo de análisis”, en Disidencias y exilios en la España Moderna, Actas IV Reunión Científica A.E.H.M., Alicante, 1997, pp. 347-361. 13 CARDAILLAC, L., Moriscos y cristianos. Un enfrentamiento polémico (1492-1640), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1979, p. 22. 14 GALLEGO BURÍN, A. y GAMIR SANDOVAL, A., Los moriscos del reino de Granada según el Sínodo de Guadix de 1554, Estudio preliminar, Vincent, B., edición facsímil, Universidad de Granada, 1996, p. 144. 15 A.R.Ch.G., cabina 512, leg. 2.343, n.º 3, s.f. 16 AHMAD, K., Op. cit., pp. 45-46. El autor justifica así la poligamia: ”Es mejor para la mujer, más causa de felicidad y de respeto. Por ello, el vivir en poligamia, unida a un hombre solo, con su hijo legítimo entre sus brazos y rodeada de respeto, que el ser reducida y abandonada en la calle”. 17 Archivo Histórico Provincial de Málaga (A.H.P.M.), P4875, s.f., escribano Fernando de Segura. 18 Ibidem. 19 LADERO QUESADA, M.A., Los mudéjares de Castilla y otros estudios... En la página 146 deduce que la monogamia era la situación general de la población granadina, al menos en el común del vecindario. 20 El Corán, 4.3. 21 BENÍTEZ SÁNCHEZ-BL ANCO, R., “Las relaciones moriscos-cristianos viejos: entre la asimilación y el rechazo”, Disidencias y Exilios en la España Moderna, Actas, IV Reunión Científica, A.E.H.M. y Universidad de Alicante, 1997, pp. 335-346. 22 URBANEJA ORTIZ, C., “La mujer morisca”, Jábega, 77, Diputación Provincial, Málaga, 1997, pp. 32-47. 23 A.G.S., Cª.C. leg. 2.157, f. 18. 24 BERNABÉ PONS, L.F., El cántico islámico del morisco hispanotunecino Taybili, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1988, pp. 35-36: ”Si bien al principio los moriscos podían ser fácilmente reconocidos, sobre todo los de ciertas zonas, por sus evidentes diferencias tribales, lingüísticas o de costumbres, con el transcurrir de los años fue haciéndose mucho más difícil”. 25 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “La asimilación de los moriscos
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L A VIDA COTIDIANA DE LOS MORISCOS DEL ALFOZ
granadinos: Un modelo de análisis”, Disidencias y Exilios en la España Moderna, Actas, IV Reunión Científica, A.E.H.M. y Universidad de Alicante, 1997, pp. 347-361. “En los pueblos de moriscos también existía una acusada estratificación social reflejada especialmente en la propiedad de la tierra”. 26 A.G.S., E.H., leg. 152. 27 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., Op. cit., p. 352. 28 AHMAD, K., Op.. cit., pp. 43-44. 29 Ibidem, pp. 57-60, En el parentesco, la afinidad incluye a suegros, abuelos políticos, etc. Los parientes no incluidos constituyen la periferia exterior de la familia y tienen también sus derechos y obligaciones. 30 VINCENT, B., Andalucía en la Edad Moderna: Economía y sociedad, Universidad de Granada, 1985, p. 212. Interpreta el linaje en el mismo sentido para cristianos y musulmanes, pues agrupa a todos los descendientes de un mismo antepasado. “Entre los moriscos, sólo cuenta la filiación lineal por parte de padre, y la boda preferente se hace con la primera hermana en línea paterna”. 31 AHMAD, K., Op. cit., pp. 57-60. La familia musulmana, dice el autor, “tiene tres o cuatro generaciones bajo un mismo manto”. 32 PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ, M.I., “Los moriscos del algarve malagueño: Orígenes y presión inquisitorial”, Jábega, n.º 56, Diputación Provincial de Málaga, 1987, pp. 20-21. 33 GIL SANJUÁN, J., “Disidentes y marginados de la Serranía de Ronda en el tránsito a los tiempos modernos”, Baetica, 13, Universidad de Málaga, 1991, p. 238. 34 CARO BAROJA, J., Op. cit., pp. 69-77. Sobre los linajes moriscos que aún prevalecían en la España de Felipe II y su importancia en la sublevación: “En el campo, en la montaña alpujarreña, malagueña, rondeña, el respeto a los linajes locales reconocidos como ilustres no se había borrado”. En la misma línea, VINCENT, B.: Andalucía en la Edad Moderna..., p. 212, explica que el linaje agrupa a todos los descendientes de un mismo antepasado y de hecho en 1568, cuando estalla el levantamiento, “encontramos al frente de éste a hombres pertenecientes a linajes de renombre”. 35 MÁRMOL CARVAJAL, L. del, Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada, Imprenta Sancha, Madrid, 1797, pp. 415-418. 36 Archivo Histórico Nacional, (A.H.N.), Inquisición, leg. 1.953, n.º 11. 37 A.G.S., Cª.C., leg. 2.155, f. 201. De los 74 moriscos que se sometieron a Carlos de Villegas, 29 son naturales de Istán: “Alvaro Atayfor, vezino de Ystán, con dos hijos y un sobrino pequeño; rrindió un alcabuz. Diego Zuriel, vezino de Ystán, con su mujer y un hijo pequeño; rrindió una espada. Diego Atayfor, vezino de Ystán con su madre; dió alcabuz. Alvaro Zuriel, vezino de Ystán; dió un alcabuz. Diego Comarexi con tres hijos pequeños; rrindió una lança y una espada”, etc. 38 A.G.S., Cª.C., 3ª época, leg. 2.875, s.f. 39 GIL SANJUAN, J., “Disidentes y marginados...”, p. 238: Se trata de “cinco capitanes monfíes, a saber: Atayfor, Jócar, el Romeruelo, el Meliche y Laceraque”. 40 A.H.N., Inquisición, leg. 1.953, n.º 11. 41 BAZZANA, A., Maisons d’al-Andalus. Habitat médieval et estructures du peuplement dans l’Espagne orientale, Casa de Velázquez, Madrid, 1992, p. 246. 42 Archivo Municipal de Istán, (A.M.I.), Executoria..., f. 138v. Se presenta la situación del pago de Alnahala, el cual “comenzaba desde las casas a la salida por donde iban a Aldaidín. Linde con el sementerio de Mocaden y por los cerros por donde se iba al dicho Daidín”. 43 BAZZANA, A., Op. cit., pp. 244-247. Este autor pone de ejemplo el cementerio musulmán de Almenara, situado en una pendiente que los habitantes no ocupan, o el de Syasa, formado sobre el lado no utilizado de un montículo frente al poblado. 44 A.H.N., Nobleza, Luque, leg. 322, f. 69. 45 A.H.N., Nobleza, Luque, leg. 84.14. Se cita una casa que lindaba por la espalda con el cementerio. 46 A.M.O., Libro de Apeos de Ojén, s.c. Juanate tiene un
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moral que linda “con el almocaber”. 47 BAZZANA, A., Op. cit, p. 248. 48 A.M.I., Executoria..., f. 25v. “Todas las tierras de regadío que ay a la redonda del lugar de Ystán, todas ellas eran de los vezinos de Ystán que se quisieron pasar aliende”. 49 GARCÍA SÁNCHEZ, E., “Los cultivos en al-Andalus”, en El agua en la agricultura de al-Andalus, El legado andalusí, Lunwerg Editores, S.A., Barcelona, 1995, pp. 41-45. 50 A.M.I., Executoria..., f. 25v. Los morales “podrían criar cada año diez onzas de seda”. 51 TORRÓ I ABAD, J. y SEGURA I MARTÍ, J.M., “Irrigación y asentamiento en el Vall de Perputxent”, en Agua y poblamiento musulmán, Simposium de Benissa, Ayuntamiento de Benissa, 1988, p. 68. A diferencia de lo expuesto por estos autores, en la zona objeto de nuestro estudio no se utilizaban para los azudes, a los que se les denomina genéricamente “tomas”, los tabiques de cañas entretejidas. 52 PÉREZ BURGOS, J.M. y RONDA FEMENIA, A.M.: “Localizaciones acuíferas en Benissa y su relación con el hábitat”, en Agua y poblamiento musulmán, Ayuntamiento de Benissa, 1988, pp. 59-65. 53 A.R.Ch.G., Libro de Apeo de Istán, f. 10. 54 Ibidem, f. 10v. “Començando el primero a la toma del agua y prosiguiendo fasta el último de los rriegos y bolbiendo al primero. Y ansí por esta orden”. Sobre los aspectos legales del uso del agua en el Derecho musulmán, Cfr. VIDAL CASTRO, F.: “El agua en el derecho islámico. Introducción a sus orígenes, propiedad y uso”, en El agua en la agricultura de al-Andalus, Lunwerg Editores, Barcelona, 1995, pp. 99-117. 55 A.R.Ch.G., Cabina 3, leg. 1.541, pieza 12. Alonso Deldiri de Morales con doce años vivía en el campo con sus padres, y se dedicaba a cuidar de las cabras. 56 ABDALATI, H.: Luces sobre el Islam..., pp. 106-107. “La mayor parte de las formas de adoración islámica, por ejemplo, oraciones, ayuno, peregrinación, presentan ciertas características recreativas, aún cuando intentan, básicamente y por su naturaleza, servir a fines espirituales. Pero, ¿quién puede negar la constante interacción que existe entre la condición física y moral del hombre?”. 57 A.R.Ch.G., Sala 512, leg. 2.343, pieza nº 3. Al respecto, Leonor de Setenil manifiesta que cuando subían a la zona de viñedos, “yvan a hazer pasa e higos”, aunque también recolectaban otras frutas. Juan Atayfor, por su parte, insiste en las buenas relaciones entre vecinos, los cuales pese a la cercanía de las tierras “unos vezinos no hazían daño a otros”. 58 A.R.Ch.G., Cabina 3ª, leg. 1.541, nº 25. Son declaraciones de Sebastián Zagalete. 59 Ibidem. “Estando comiendo les faltó el vino y el dicho Alonso el Meliche se levantó para llamar a un hijo de Francisco de Vitoria para que les trujese vino”. En realidad este documento trasciende a los medios oficiales porque se produce una agresión entre los vecinos, quizás debida a los efluvios etílicos. 60 El Corán, 5.92: Edición preparada por Julio Cortés. Barcelona, 1986. Todas las citas coránicas del presente estudio partirán de esta edición. “¡Oh creyentes! el vino, los juegos de azar, las estatuas y la suerte de las flechas son una abominación inventada por Satán; absteneos de ello y seréis felices”. 61 A.H.P.M., Escribanías, Fernando de Segura, P4876. 62 El Corán, 5.94, “Los que creen y hayan obrado bien no serán considerados como culpables a causa de lo que comen, si han creído y si están penetrados del temor de Dios, si obran bien y temen a Dios, si creen y temen aún y obran el bien; y en verdad, Dios ama a los que obran el bien”. 63 GUILLÉN ROBLES, F.: Leyendas moriscas, ed. Sufí, Madrid, 1993, p. 13. 64 LÉVI-PROVENÇAL, E.: La civilización árabe en España, Espasa, Madrid, 1982, p. 80. 65 ABDALATI, H.: Luces sobre el Islam, p. 107. “Los miembros de la familia comparten determinados compromisos comunes. Pertenecen a la identidad y al abastecimiento, a la herencia y al consejo, al afecto a los más jóvenes y a la seguridad para los ancianos, y a la realización de esfuerzos por asegurar la continuidad de la familia en paz”.
Rehabilitación del
MOLINO de INCA Juan Fernández Bonnemaison
Se refiere este trabajo a la obra completa y necesaria para dejar en condiciones de uso el molino de Inca, situado en el Jardín Botánico Municipal de Torremolinos. En el estudio preliminar ha sido posible descubrir el emplazamiento original del molino, así como el sistema de canales, toberas, cubos, bóvedas y acequias existentes durante la época en la que el molino estuvo funcionando. Hemos podido reconstruir la distribución original de interior y exterior del mismo, descubriendo los canales de agua de entrada y salida, gracias a los vestigios existentes. A través de estos datos ciertos, y de los documentos históricos tomados tanto de los molinos de Torremolinos como de otros molinos de la provincia de Málaga, Andalucía y Levante, hemos determinado la tipología del molino de Inca: molino harinero hidráulico, movido por rodezno, con salto de agua de 5,11m.y un caudal de agua de 22 l/s. Por lo tanto hemos podido determinar con exactitud la tipología y medidas de los elementos fundamentales de dicho molino.
E
l Ayuntamiento de Torremolinos está realizando las obras de reconstrucción del Molino de Inca, encontrándose las mismas prácticamente terminadas. Desde un principio el Sr. Alcalde de Torremolinos, D. Pedro Fernández Montes, manifestó su deseo de que la ejecución del proyecto de rehabilitación del Molino de Inca, fuese realizada por personal municipal, y así se ha realizado, pudiendo afirmar que exceptuando pequeños trabajos de mecánica, fundamentalmente, los de torneado mecánico, la totalidad de la obra ha sido realizada por personal municipal. Así pues, el 95% de la ejecución material del proyecto de restauración del Molino de Inca ha sido realizada muy satisfactoriamente, con el personal del propio Ayuntamiento, habiendo participado en la realización de dicha obra: carpinteros, albañiles, herreros, fontaneros, electricistas, pintores y canteros. En el estudio preliminar, ha sido posible descubrir el emplazamiento original del molino, así como el sistema de canales, toberas, cubos, bóvedas y acequias existentes durante la época en la que el molino estuvo funcionando. Así mismo, hemos podido reconstruir la distribución original de interior y exterior del mismo, descubriendo los canales de agua de entrada y salida, gracias a los vestigios existentes.
El Cortijo de Inca. Años 60.
A través de estos datos ciertos y palpables y de los documentos históricos tomados tanto de los molinos de Torremolinos como de otros molinos existentes en la provincia de Málaga y en toda la zona de Andalucía, así como del Levante hemos podido determinar la tipología CILNIANA
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REHABILITACIÓN DEL MOLINO DE INCA
del molino de Inca: Molino harinero hidráulico, movido por rodezno, con salto de agua de 5,11m. y un caudal de agua 22 l/s.
Lo que Alfacar representa para Granada, o Alcalá de Guadaira para Sevilla, representaba Torremolinos para Málaga “el sitio donde mejor harina se hace”
Aunque en los documentos consultados consta un salto de agua de 5,11m. en las mediciones reales que hemos efectuado nos encontramos con un salto de agua de 4,08 m. Por lo tanto hemos podido determinar con exactitud la tipología y las medidas de todos los elementos fundamentales de dicho molino, siendo el objetivo de este proyecto la construcción de un molino de agua, de dos paradas, dotándolo de toda su maquinaria. EL EDIFICIO El molino de Inca es una construcción antigua de tipo tradicional, que en su día albergó un molino de dos paradas accionado por agua, ya que se encuentra enclavado en la zona de los manantiales de Torremolinos. Dicho edificio consiste en una superposición de fabricas de albañilería enmascarándose unas con otras de tal forma que no
resulta fácil averiguar la época de construcción, aunque parece que las partes más modernas deben tratar de las primeras décadas del siglo pasado.
La parte que esta mejor conservada es el cuerpo delantero, en dos plantas, donde en su día debió estar la vivienda del molinero. Los muros son de fabrica de mampostería bastarda con mezcla de ladrillería y piedra, formadas con un mortero de cal y barro. El forjado del suelo de la planta alta esta formado por viguetas de maderas recibidas en los muros de carga. Debido al mal estado de conservación del edificio, en 1.985, se realizaron unas actuaciones previas al proyecto definitivo de restauración, que consistieron en las obras indispensables para consolidar la estabilidad de edificio. El proyecto definitivo de restauración se ejecutó en el año 1.994 quedando el edificio totalmente consolidado. ANTECEDENTES HISTÓRICOS La constitución calcárea de Torremolinos y de su sierra, unificada a la de Mijas, es un gran macizo de calizas dolomíticas, derivación del Sistema Penibético, que actúa como una enorme esponja de agua inagotable. Este inmenso tesoro mantuvo siempre una floreciente industria molinera y dio a sus frondosas huertas sensualidad de enerváticos jardines Los Reyes Católicos otorgaron a Málaga el privilegio de estas aguas y la propiedad de sus numerosos molinos de “pan de moler”, cuyas acequias, desde una cota de 200 m. permitían una explotación jalonada hasta la playa. Lo que Alfacar representa para Granada, o Alcalá de Guadaira para Sevilla, representaba Torremolinos para Málaga “el sitio donde mejor harina se hace”.
Rodezno de cucharas del molino ya restaurado. Año 2003.
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En 1.843 decía Pascual Madoz que había en explotación 14 molinos harineros, su buen uso era de antiguo tan cuidado que, por una Real Provisión de 1.501, se ordenaba a la ciudad de Antequera: “autorizara a sacar piedras de la sierra para estos molinos, por que en él termino municipal de Málaga no las había tan buenas”. Debe referirse a las codiciadas piedras del Torcal que, además de presentar una masa muy compacta, tienen un color rosáceo. En las excavaciones realizadas en el molino de Inca, en la actualidad, hemos encontrado restos de estas piedras.
REHABILITACIÓN DEL MOLINO DE INCA
Las escrituras de propiedad de los Molinos de la Torre dicen, en 1.610, que estaban muy mal tratados por estar a orillas del mar: “no todas las veces hay molienda en ellos por el peligro de moros”. Por estas causas el Cabildo Malagueño no llegó a explotar esta industria, ni halló quien las tomase en arriendo. Ello motivó una Real provisión del Consejo, dada en Burgos el 20 de diciembre de 1.511, autorizando a la ciudad a dar a censo perpetuo estos molinos de sus propios, “que se hallan cerrados y en malas condiciones, sin encontrar quien los arriende, pues los interesados prefieren como mas seguros los edificados en Churriana”. Éstos fueron después pregonados en almoneda pública y otorgados a censo perpetuo, “con todas las tierras, aguas, fuentes, cauces, acequias, con que siempre los han poseído esta ciudad. Como bienes de heredad fueron secularmente tramitándose sus dominios. Los Molinos de la Torre o Torre de los Molinos existió como asentamiento antes de la llegada de los cristianos, como también “sus industrias molineras”. Tenemos una referencia en la que se dice: “en 1432 en Torremolinos había unos molinos moros que el adelantado Gómez de Ribera los destruyo en una algarada por tierra de Málaga”. Estos molinos reportaban al Rey de Granada, Muhammad IX, una renta anual de más de mil doblones de oro, por lo que podemos afirmar con rotundidad que, si en 1432, estaban consolidados y rentaban la nada despreciable cantidad de mil doblones de oro, es lógico pensar que el inicio de la actividad molinera debería relacionarse con las importantes novedades que, como la intensificación del regadío, los musulmanes implantaron a su llegada a España a finales del s. VII. Joseph de Inca de Sotomayor presentó un memorial que fue leído por el cabildo de la ciudad de Málaga el 22 de marzo de 1700. Inca decía que tenía noticias de que la ciudad poseía un pedazo de tierra “inútil para labrar” por debajo del molino de la Plana “inmediato al nacimiento de aguas que llaman Torre Molinos”. La licencia se le otorgó el 8 de agosto de 1.700, a censo perpetuo a partir de 1.701, edificando dos molinos de harina. Luis de la Plana en 1.702, había logrado por real prohibición a Joseph de Inca el uso de las aguas y le exigía el derribo. El litigio fue ganado por Inca, ya que este poseía “orden y licencia” otorgados por la ciudad de Málaga. En 1755, el presbítero Francisco de Zea y Salvatierra compró a Isidro Inca los dos molinos harineros, un cortijo con agua, árboles, tierras y el molino de papel de estraza.
El molino de Inca es comprado en 1877 por Don Antonio Márquez y Martín. Tiene las siguientes características: Es un molino harinero de dos paradas, señalado con el numero 16, situado en el termino municipal de Torremolinos, en el pago del Nacimiento, distrito judicial de Málaga, cuyo predio comprendía un terreno adyacente y que medía aproximadamente media fanega de cabida; es decir, treinta áreas y dieciocho centiáreas con los siguientes lindes: Por levante, con el camino de Benalmádena y el cauce para los molinos de La Molina y del Batán; por el norte con tierras del lagar de San Julián; por poniente por tierras del mismo, y por el sur, con la “ Puentesuela” y atargea que conducía el agua del molino del Batán a buscar el extremo de la atargea alta, atravesando la colada de ganados. La superficie de su caserío es de 426 varas y cinco pies cuadrados; es decir, 298 metros cuadrados. El citado artefacto muele con las aguas del nacimiento de La Cueva y del nombrado Inca de Zea y debe parar en los días y horas y corresponden a los regantes con dichos manantiales, según el repartimiento oficial. En el mes de junio de 1923, y decretada por el Gobernador Civil de la Provincia la expropiación forzosa de la servidumbre de molinos de
Real Provisión de 1.501 se ordenaba a la ciudad de Antequera “autorizara a sacar piedras de la sierra para estos molinos, por que en el término municipal de Málaga no las había tan buenas” Torremolinos para la nueva y definitiva traída de aguas a Málaga, se procedió a abrir los expedientes oportunos. En el que corresponden al molino de Inca se citan los siguientes extremos: Propietario: don Eduardo Nogales. Características: del molino: una parada movida por rodezno. Superficie total de la finca: 237.76 metros cuadrados. La edificación estaba destinada a vivienda de recreo, garaje y huertos, sin utilización del molino, que tenía un salto de agua de 5,11 de caída y una cantidad de 22 litros por segundo, procedente exclusivamente del manantial de Inca. CILNIANA
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El molino restaurado y, en primer plano, parte del jardín botánico del que ha sido dotado.
El molino de Inca fue visitado por el Rey Alfonso XIII durante su estancia en Málaga en el año 1926.
el Rey toda la galería del manantial del Albercón, tomando agua del propio nacimiento”.
LA VISITA DE ALFONSO XIII
DIARIO DE MÁLAGA. Periódico de la tarde (14-02-1926). “Con el Ministro de Fomento, Conde del Guadlhorce, Duque de Mondas y Marqués de Somasuelos, visitando los manantiales de Torremolinos donde le esperaban el Alcalde Señor Gálvez, los ingenieros de caminos señores Bores Romero, Delgado y Ortiz Vallejo, la Duquesa de Parcén, Marques de Gañena y numeroso gentío. Se mostraron al monarca los planos de la conducción de agua haciendo grandes elogios de ellos el Rey. Don Alfonso y su sequito e invitados fueron obsequiados con un Lunch”.
Reseña de prensa de la visita real: LA UNION MERCANTIL. (14-02-1926). “Al regreso de Marbella, hicieron un alto en los manantiales de Torremolinos, dando motivo al Señor Ministro de Fomento, para que explicara a S. M las obras que se están realizando para la traída de aguas y arreglos de canalización y tuberías”. EL CRONISTA. Diario de la mañana. (14-02-1926). La Mañana Regia. “ Cerca de la una de la tarde, regresó en Monarca de su paseo, llegando hasta los manantiales de Torremolinos donde era esperado por el Alcalde Señor Gálvez, una numerosa comisión de Conce-
El Molino de Inca fue visitado por el Rey Alfonso XIII durante su estancia en Málaga en el año 1926 jales, el ingeniero Señor Bore Romero y varias distinguidas familias de la ciudad. Acompañado del señor Gálvez bajó
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LOS MOLINOS Los remotos orígenes de la fuerza del agua en los molinos harineros hidráulicos debieron estar condicionados principalmente por las innovaciones en la dieta alimenticia humana y o por la invención, y uso de fuentes alternativa de energía. Posiblemente de la observación atenta de la misma naturaleza aprendieron pronto a distinguir entre las aguas vivificantes, creadoras de riqueza y bienestar y de las fuerzas capaces de arrastrar grandes pesos, como troncos de pesados árboles que rompían márgenes y gruesas pie-
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ras y colocadas en posición horizontal, cuyo eje comunica directamente su giro a la piedra volandera, dando el mismo numero de vueltas que el Los molinos hidráulicos fueron ya propio rodezno.
dra llegando a la conclusión de que su movimiento es fuerza en energía.
Los molinos hidráulicos fueron ya conocidos e Grecia y Roma, conocidos en Grecia y Roma El molino de roVitrubio (s. I a. C.) en sus dezno representa el pridiez libros De Arquitectumer paso en la evolución de los molinos movidos ra, nos da detalles sobre su funcionamiento y utipor la fuerza hidráulica, su sencillez o primitivismo lización. Hasta entonces parece que los únicos radica fundamentalmente en la inexistencia de todo molinos en funcionamiento serían los molinos tipo de mecanismos de engranajes o trasmisión ya de mano que fueron sustituidos paulatinamente que el movimiento se trasmite directamente a la por otros mayores de tracción humana o animal piedra volandera a través del eje. Como artificio (molinos de sangre) al aumentar la demanda sotécnico representa una máquina de relativa combre todo en las ciudades, lo que constituía el paso plejidad, caracterizada por un funcionamiento senanterior a la utilización hidráulica en tiempos del cillo y al mismo tiempo muy preciso. emperador Augusto. Se puede decir que la moción circular se hallaba en un estado de gran comEste tipo de molino se asocia a la existenplejidad teórica y su utilización práctica se encia de pequeños cursos de agua, con un caudal contraba en condiciones de adquirir nuevo inreducido por lo que es necesario la existencia de cremento. una caída vertical considerable, consiguiéndose esta, a falta de caídas naturales con la existencia Sin embargo es sabido que en la antigüedel cubo, con objeto de que el agua adquiera dad se utilizó muy poco la fuerza hidráulica. Es potencia suficiente para mover el rodezno. en la Edad Media cuando aparece un empleo sistemático de la fuerza hidráulica y la técnica de La infraestructura hidráulica está comlos molinos hidráulicos debió ir evolucionando puesta fundamentalmente por: un nacimiento de hasta ser desarrollada con efectividad en esa época, alcanzándose con los musulmanes una gran agua o un río, las acequias, cubos, saetillo, difusión, sobre todo en Andalucía. cárcavo, puente, rodezno y la maza. EL MOLINO DE INCA
ACEQUIAS
El molino de Inca se incluye dentro de los del tipo de rodezno, rueda compuesta de cucha-
Del árabe as-saqiyatu, la corriente de agua, son canales, a cielo abierto, situados a un nivel
Acueducto de suministro de agua al molino.
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superior al del edificio cuya función es tomar agua del nacimiento y conducirla hasta los cubos. Como en la actualidad nuestro nacimiento no alumbra agua, ya que quedó seco hace algunos años, hemos colocado a la salida de la cueva del mismo un pequeño embalse que sirve para captar el agua impulsada a través de una estación de bombeo y por un circuito cerrado desde el embalse situado a la salida de los cárcavos.
y con un estado de conservación que podemos calificar sin exageración de excelente, su profundidad es de 4.08 m., aunque en los documentos consultados consta el molino de Inca con un salto de agua de 5,11 m, lo que seguramente es debido a que en el momento de determinar la altura del salto, tuvieron en cuenta la cota del nacimiento en vez de la cota de la boca de los cubos.
Las acequias presentan en general un aceptable estado de conservación. Construidas con una mampostería rica en cal, por lo que podremos repararla dándoles su aspecto original. En los 100 m. de su recorrido presentan una anchura que oscila entre los 30 cm. y los 80 cm.
En el fondo del cubo se produce un estrechamiento que conecta con el saetillo haciendo que salga el agua con una mayor presión. Cuando el molino esta funcionando el cubo permanece siempre lleno, a diferencia de cuando esta parado, ya que se deja salir el agua por una tajea de alivio, situada unos metros antes de la boca de los cubos, con objeto de que la escasa cantidad de agua que llega hasta ellos pueda ser evacuada fácilmente por el saetillo con un pequeño chorro sin fuerza suficiente para mover el rodezno, no pudiendo así llenar nunca el cubo.
CUBOS Son unos pozos de sección circular, uno presenta una caída que prácticamente es vertical con una sección de 48 cm. y el otro de una sección de 57cm., presenta una inclinación bastante apreciable, con lo que en un mismo emplazamiento nos encontramos con las dos tipologías de cubos, generalmente implantadas, en los molinos de rodezno, no siendo lo habitual esta convivencia ya que en los molinos donde existen dos o más cubos estos presentan la misma inclinación. Están constituidos por la superposición de atanores de una cerámica de muy buena calidad
Interior del molino.
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SAETILLO Es una pieza de forma tronco-piramidal que se acopla por su base a la caja situada en el fondo del cubo y su boca se coloca apuntando oblicuamente sobre el rodezno, incidiendo sobre las cucharas. La función del saetillo es la de condensar la fuerza del agua que cae por el tubo en un chorro lo más potente posible, para poder hacer girar el rodezno.
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Es frecuente que en la boca del saetillo se produzcan obstrucciones a causa de los cuerpos extraños que se introducen en los cubos, así que, para desatascarlo existe en la cara superior del saetillo una compuerta llamada suspirón o postiguillo que se mantiene fija con una estaca que encaja entre ella y el techo del cárcavo. En la boca del saetillo se coloca una compuerta en forma de guillotina, que sirve para regular el chorro de salida y es accionada por medio de la llave, que es una barra de hierro que une la compuerta con el suelo de la sala de molienda, terminando en una rosca sinfín que al maniobrarla se regula la salida del agua. Frente a la boca del saetillo, se encuentra la pareara que es una plancha de madera sujetada por dos barras de hierro que actúan como bisagras, estando fijada a una cadena que se introduce en la sala de molienda. Su función es la de detener el giro del rodezno, sin necesidad de desviar el agua de la acequia o de cerrar la boca del saetillo con la llave, para ello se hace bajar la cadena, con lo que la plancha se interpone entre las cucharas y el chorro de agua, haciendo parar al rodezno. Para ponerlo en funcionamiento de nuevo se tira hacia arriba de la cadena, por lo que la plancha deja pasar el agua incidiendo esta sobre las cucharas, lo que hace que el rodezno gire de nuevo. CÁRCAVO La bóveda o cárcavo, es una cavidad, en la que esta montado el rodezno, elemento fundamental del molino, y donde va a desaguar el cubo a través del saetillo. Sobre el cárcavo se levanta todo el edificio del molino por lo que su arranque se hace con sillares generalmente de piedra caliza, sus bocas tienen forma de arco de medio punto, siendo característico un cárcavo por cubo y sólo en contadas ocasiones un cárcavo para dos cubos. PUENTE Es una viga de madera verde, dura y resistente la humedad, en nuestro caso de álamo negro, sobre la que se apoya todo el mecanismo del molino, uno de sus extremos esta encajonado en una caja de piedra llamada cárcel, que impide su desplazamiento lateral y en su otro extremo se fija el alivio, que es una barra de hierro que termina en el suelo de la sala de molienda en forma de tornillo sinfín. Su función es la de separar o aproximar la corredera a la solera. El separar la corredera de la solera se le denomina aliviar. Al apretar el tor-
nillo del alivio se acorta la vara y el puente sube un poco haciendo que el rodezno y la maza lo hagan tambien y por lo tanto la corredera se separa. La operación contraria se llama asentar, consiste en aflojar el tornillo con lo que la corredera se aproxima a la solera. RODEZNO Los rodeznos de madera son los más antiguos que se conocen y están formados simplemente por tablas de maderas insertadas en un tronco de árbol. Éstas formas primitivas evolucionaron a paletas curvas llamadas alavés y a ruedas formadas por cucharas. Nosotros teníamos prácticamente diseñado el rodezno a construir pero en las labores de
Las cucharas, en un número de 48 para el molino de Inca, son unas piezas de madera compuestas de una cazoleta o pala y de un mango o cola excavación realizadas en el cárcavo del molino de Inca hemos encontrado restos de piezas del molino original, algunas de madera y otras de hierro, a unos 85 cm de profundidad y en un estrato con una gran humedad hemos hallado una cuchara completa en un estado más que apreciable y ha sido a partir de este hallazgo cuando hemos procedido a rediseñar el rodezno. Consiste éste, en una rueda formada por cucharas, sujeta por camones y unida a la maza por medio de radios, que gira en posición horizontal. El trabajo de construcción y montaje de un rodezno es muy delicado, ya que si se quiere obtener el máximo aprovechamiento de la fuerza del agua, es muy importante tener en cuenta todas las condiciones que puedan contribuir a lograrlo. Las cucharas, en un numero de 48 para el molino de Inca, son unas piezas de madera, compuesta de una cazoleta o pala y de un mango o cola, la primera consiste en el vaciado del taco de madera de forma que su mitad superior quede cóncava, la cola disminuye de grosor desde la terminación de la pala al extremo opuesto en una especie de cuña alargada, siendo encajada una junto a otra, en el hueco o cárcel que queda entre los camones superiores e inferiores de cada octavo del rodezno, uniéndose perfectamente una cola con otra, para no dejar entre ellas rendija alguna por la que pueda penetrar el agua. Los radios unen el rodezno con la maza y encajan en un hueco que se practica entre dos CILNIANA
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colas contiguas, cortándolas a lo largo por su mitad, las cucharas son labradas con azuelas de hoja de acero, curvas y planas.
ma de ella. en su centro tiene un orificio u ojo por el que pasa el palahierro que está sustentado por un cojinete de madera
MAZA
B) Corredera o solera. Es la piedra superior que gira sobre la solera, siendo sus dimensiones iguales a la de ésta, sobre todo en su diámetro, ya que de lo contrario la piedra de menor diámetro excavaría en la otra, dando lugar a un reborde saliente en ésta, denominado labio, que impide la salida fluida de la harina. Su diferencia fundamental con respecto a la solera, consiste en que ella posee en su cara inferior una entalladura para que en esta encaje la lavija.
Es un tronco de madera de forma troncocónica, en cuya base se inserta la cruz y en su parte superior posee una mortaja donde encaja el palahierro; en su parte inferior se hacen unas cajas en las que se incrustan los radios
En un estrato con una gran humedad hemos hallado una cuchara completa en un estado más que apreciable que unen la rueda al rodezno. PALAHIERRO Es un eje de acero aplanado en su tercio inferior que penetra en la mortaja de la maza, siendo fijada a ella mediante las sortijas que son unos anillos de hierro de diferentes diámetros para poder acoplarse en la parte tronco cónica de la maza, para la correcta nivelación del palahierro usaremos unas cuñas de madera llamadas ventanas que se colocan entre la mortaja de la maza y el palahierro, la continuación de este es de forma cilíndrica terminando en su parte superior en un pequeño pivote de menor grosor y de forma cúbica llamado cresta que es donde se introduce la lavija, sustento real de la piedra volandera, citada en la sala de molienda del molino, parte que detallaremos a continuación ALFANJE O PEDESTAL Es un poyete de obra, sobre el que descansa el juego de piedras, realizándose un rebajamiento central donde se asienta la piedra solera, es macizo, con el fin de que la piedra vibre lo menos posible, beneficiándose con ello tanto la calidad de la harina, c como el mejor mantenimiento de la “picadura”de la misma. PIEDRAS Son ellas las piezas que llevan acabo la molienda del grano de forma directa. El juego de piedras está formado por la inferior o solera, fija, y la superior o corredera, móvil. A) Solera o solero. Es la piedra inferior que descansa directamente sobre el alfanje, el cual tiene un rebajamiento en el que encaja la misma hasta casi la totalidad de su grosor, por lo tanto, se mantiene fija mientras la corredera gira enci-
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C) El picado. Ambas piedras presentan en su cara inferior la corredera, y en la superior la solera, unas estrías y surcos que constituyen la picadura. Es idéntica en las dos piedras, aunque en el sentido inverso, con el fin de romper y reducir a polvo el grano, de modo parecido a la acción de unas tijeras. La picadura se compone de 4 o 6 rayones o canales, surcos mayores que recorren toda la superficie de la piedra desde el ojo al borde, cuyo fin es el de evacuar la harina hacia el exterior en virtud de la fuerza centrífuga desarrollada por el giro de la piedra corredera. Entre estos rayones se encuentran los abanicos, formados por estrías muy finas, trazadas de forma curva con objeto de que la harina saliese por los rayones. Los abanicos constituyen el afinadero, ocupa aproximadamente los dos tercios de las superficies de las piedras, y es la zona donde se produce principalmente la molienda del grano y su conversión en harina, después de haber sido partido o troncado en el tercio que circunda el ojo de la piedra, denominado tragante o pecho, que está picado de forma más bastarda que el afinadero y con una profundidad del doble del afinadero. GUARDAPOLVO Es un armazón circular de madera, que cubre el juego de piedras, tiene una tapa redonda que tiene un agujero central para permitir la caída del grano desde la canaleta. Su función es la de proteger las piedras pero sobre todo evitar que la harina se pierda por espolvoreo. La harina que sale de las piedras por los rayones cae en el espacio que queda entre ellas y el guardapolvo, de unos 5 cm. de ancho, de donde es empujada hacia la piquera, por la que cae al harinal. Debido a que el trigo se muele algo húmedo y al calor producido por el roce de las piedras la harina puede formar una masa que se acu-
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Antiguo Molino de Inca.
mula en las paredes interiores del guardapolvo, para evitar el apulgaramiento es necesario limpiarlo con bastante frecuencia. BANCO Es un caballete conformado como un cubo y realizado por listones de madera, colocado sobre las tapas del guardapolvo, sirviendo de soporte a la tolva. TOLVA
que se quiere que caiga, así como su mayor o menor rapidez, subiendo o bajando el extremo libre, o manteniendolo en la posición elegida, mediante una cuerda que se sujetaba en el extremo del canalillo y después de dar dos vueltas al manillar del banco se colocaba una pesa que sirve como contrapeso, dicha cuerda se llama rienda. SONAJA
Su capacidad es de un poco más de una fanega. Su función es la de contener el grano que se va a moler e ir dándole salida hacia el ojo de las piedras de modo paulatino y regular. El grano se echa en la tolva mediante una espuerta de esparto llamada yuntera.
Consiste en un cordel que tiene en uno de sus extremos un trozo de madera que se introduce en la tolva por su parte superior, quedando hundido entre el grano. En el otro lado del cordel están amarradas unas piezas de hierro, que se quedan colgando por fuera de la tolva y encima de la piedra volandera. Al terminarse el grano de la tolva, la diferencia de peso hace que los trozos de hierro desciendan y rocen con la volandera produciendo un repiqueteo. El ruido pone en sobre aviso al molinero, que acude inmediatamente a parar el molino o a echar mas grano en la tolva.
CANALETA O CANALEJA
HARINAL
Este mecanismo de caída y regulación del grano consiste simplemente en un canalillo formado por dos tablillas laterales unidas a lo largo a una base, formando un ángulo, uno de cuyos extremos está fijado a los lados de la boca de la tolva y el otro, que queda libre, sobre el ojo de las piedras. Se puede regular la caída del grano,
Es el recipiente de madera de forma cuadrangular, en el que cae la harina desde la piquera o hueco del guardapolvo. Muchas veces, para evitar el espolvoreo de la harina, se coloca un paño cubriendo la piquera, con el fin de que la harina vaya cayendo en el harinal sin dispersarse.
Es un recipiente de madera en forma piramidal colocado sobre el banco y con su vértice, que se encuentra truncado y abierto, mirando hacia el ojo de las piedras.
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Alzado.
CABRIA Es una grúa de un solo brazo formada por dos vigas de madera colocadas en ángulo recto y reforzadas por un travesaño. El brazo horizontal está dotado de un tornillo, con el que puede hacerse subir y bajar, o dos brazos curvos de hierro, que poseen en sus extremos unos pernos o pivotes que penetran en los agujeros que con este fin son practicados en los flancos de la corredera. La viga esta fijada al suelo y al techo por medio de dos pivotes giratorios pudiéndose desplazar hasta colocar el tornillo sobre las piedras, o al contrario apartarla, con el fin que ofrezcan la menor molestia posible al desarrollo de la molienda. Hasta aquí hemos descrito los elementos fundamentales que componen la maquinaria del Molino, el cual estará en disposición de ser visitado en breves fechas. Con esta actuación municipal, se recupera una parte significativa del Patrimonio Histórico Industrial de Torremolinos, mostrando a los visitantes cómo funciona realmente un molino hidráulico de rodezno y ver cómo nuestros antepasados
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fabricaban la harina, todo ello dentro de un marcado tono didáctico y a su vez entretenido. Bibliografía ABATE ROZIER. Nuevo diccionario de Agricultura, Madrid, Imprenta de Ignacio Boix 1844. AGUIRRE SORONDO, A. Tratado de Molinología, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, S.A. 1983 BALMACEDA, J. C. Los batanes papeleros de Málaga y su provincia, Málaga, Universidad de Málaga. 1998. BEJARANO ROBLES, F. Los repartimientos de Málaga, Málaga, Ayuntamiento de Málaga. 1985. CATÓN, M. De agricultura, Introducción de Ana M.ª Perales de Alcalá, Granada, Instituto de Historia del Derecho. 1976. CARA BARRIONUEVO, L. y OTROS. Los molinos hidráulicos tradicionales de la Alpujarra (Almería), Almería, Instituto de Estudios Almerienses 1999. CARO BAROJA, J. Tecnología Popular Española, Madrid, Editorial Nacional. 1983. CALERO SECALL, M. y MARTÍNEZ ENAMORADO, V. Málaga ciudad Al-Andalus, Málaga, Universidad de Málaga.1995. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, J. Estudio sobre Málaga y el reino de Granada en el V centenario de la
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Plano de 1926.
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Los Molinillos, UN COMPLEJO
INDUSTRIAL DE ÉPOCA ROMANA EN BENALMÁDENA-COSTA Gonzalo Pineda de las Infantas Beato
En verano de 2002, las obras de cimentación de un apartotel en Benalmádena Costa, pusieron al descubierto los restos arqueológicos de un complejo industrial de época romana. Como consecuencia del hallazgo, se llevaron a cabo las correspondientes excavaciones arqueológicas de urgencia, cuyos resultados han proporcionado una importante fuente de información para el conocimiento histórico de la cultura romana en la costa, especialmente en el ámbito socioeconómico.
Horno en proceso de excavación. En el “laboratorium”, ánforas salsarias de la forma Keay XXIII.
E
n junio de 2002, se localizaron los vestigios arqueológicos de un interesante yacimiento de época romana en un solar ubicado en C/ García L orca esquina Avda. Antonio Machado de Benalmádena Costa. El yacimiento en cuestión había sufrido importantes daños ocasionados por una máqui-
na retroexcavadora que, para la cimentación de la edificación de un apartotel, había realizado una zanja de aproximadamente 3 metros de profundidad. En los perfiles se podían apreciar estructuras y abundantes restos cerámicos de época tardorromana; en consecuencia, se dio traslado de los hechos al ayuntamiento competente y, en cumplimiento de la Ley 1/1991 de 3 de julio de CILNIANA
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LOS MOLINILLOS
Patrimonio Histórico de Andalucía, se solicitó la preceptiva autorización a la Delegación Provincial de Cultura para efectuar una Inter vención Arqueológica de Urgencia con el fin de documentar y salvaguardar los restos arqueológicos.
medias cañas y, en uno de sus ángulos, pocete con las esquinas curvas. Separada de la anterior por un tramo de muro de opus incertum, localizamos hacia la zona norte otra pileta de mayores dimensiones aunque de escasa profundidad e incompleta (ya que extendía bajo la medianera de una vivienda). Dado el grado de inclinación, el vertido de líquido de ésta a la anteriormente descrita, era posible a través de un sumidero de plomo revestido de signinum que atravesaba el muro de separación entre ambas.
Pileta de “signinum” para garum de época tardorromana. Presenta escalones y pocete para la limpieza de residuos.
LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA Con el fin de documentar y obtener la máxima información del yacimiento arqueológico, los cortes se plantearon abarcando toda la superficie susceptible de ser excavada. Los primeros niveles, algo alterados por las cimentaciones de las viviendas y locales demolidos recientemente, estaban otorgando una cronología muy tardía, en torno al siglo VI-VII d.C. No obstante, y a pesar del estado de pérdida y deterioro, buena parte de las estructuras arqueológicas presentaban un buen estado de conservación.
En la zona oeste del solar se localizaron varios pavimentos de opus spicatum que formaban parte de un torcularium o prensa para la elaboración de aceite:
Uno de los pavimentos de spicatum, presentaba un revoque de 3 capas de signinum tosco y de poca consistencia que limitaba al norte con un lapis pedicinus o sillar de arenisca con cuatro huecos labrados en la roca para insertar los postes o de una prensa. Al norte de esta estructura, se extienden varias “aras quadrata” también de spicatum que presentan una red de canales (canalis) por donde fluía el aceite y otro lapis pedicinus con dos huecos para la base de los postes. La zona norte del yacimiento se presentaba bien delimitada por un muro de opus incertum que atravesaba el yacimiento de este a oeste y que, a tenor del material arqueológico hallado extramuros y a la disposición de la secuencia estratigráfica, fue interpretado como el muro de cierre de la zona industrial por su lado norte.
A pocos centímetros de la superficie se hallaron varias piletas: la primera de ellas, cuadrangular (de160 x 130 cm) revestida de opus signinum de buena calidad; presentaba dos escalones de ladrillo revestidos también de signinum Otra pileta de las mismas características que daban acceso al fondo de la pileta por la esque la anteriormente descrita (de grandes dimenquina suroeste; el ángulo sureste presenta pocete siones y escasa profundidad) fue localizada al este circular para la limdel torcularium. La pieza de posos y repileta en cuestión Los resultados de esta intervención siduos. Esta pileta presenta en su base fue construida sovarios huecos irrearqueológica han proporcionado una bre otra más antigulares realizados ex importante fuente de información para el gua con distinta profeso en una posconocimiento histórico de la cultura romana en terior reutilización orientación y fuerte la costa, especialmente en el ámbito enlucido de sigpara la inserción de ninum , esquinas postes o algún elesocioeconómico matadas mediante mento de sujeción.
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LOS MOLINILLOS
Aunque del material arqueológico corresponde hablar en el siguiente apartado, es digno de mencionar la abundancia en esta zona, de cerámica asociada a contextos de los siglos V al VII d.C. En la zona más oriental, junto a la calle García Lorca, se localizó en los inicios del rebaje, una estructura en piedra, de forma ovalada perteneciente a la parte superior de los restos de un horno. Los materiales hallados en el interior abarcaban una cronología de entre mediados del siglo III y el siglo V d.C. El horno fue excavado con especial cautela para evitar situaciones de pérdida o deterioro de la estructura. Se comprobó que carecía de bóveda y que gran parte de la cámara de combustión o laboratorium estaba arrasada. La parrilla y la columna que la sustentaba, también habían desaparecido. La cámara, de gran tamaño y forma ovalada, estaba formada por hiladas de ladrillos superpuestos. Del praefurnium, orientado hacia el este, solo pudo excavarse el tramo que le unía a la cámara de combustión ya que el resto se introducía bajo la calle García Lorca. Un muro de opus incertum, pero de época posterior al momento de abandono del horno, fue levantado con orientación sureste-noroeste y el praefurnium, quedaba arrasado por éste en su mitad superior. Aunque del material arqueológico hablaremos extensamente en el epígrafe siguiente, hemos de mencionar que aquí se produjeron ánforas tardías para salazón como la Keay XXIII y ánforas para vino bético como la Beltrán 68, ampliamente documentadas en la Bética y en la provincia malagueña; asimismo se fabricaron cazuelas de imitación de cerámica de cocina africana como la Lamboglia 10 A y la Ostia III, 267.
LA CERÁMICA Entre los restos de época Altoimperial, se han documentado ánforas para el transporte de salazones de pescado y para el transporte de aceite, muy presentes en los yacimientos de la provincia y documentados en centros de producción cercanos como Finca El Secretario. Sin embargo, todos estos restos, además de escasos, aparecen de forma muy fragmentada por lo que ha sido de gran dificultad su adscripción tipológica. Entre las cerámicas comunes de cocina, se han podido documentar tapaderas de producción itálica bien documentadas en la Tarraconense y con presencia en la Bética; y tapaderas de producción africana de borde diferenciado y ennegrecido, con amplia cronología, llegando incluso hasta época Bajoimperial, y de gran difusión en el mediterráneo occidental, en Hispania, en la Bética y en la provincia malagueña. También tienen cabida en esta intervención, las jarras de cuello corto y pico vertedero, similares a los registrados en yacimientos como el Castillón o la Fábrica. Entre los productos de vajilla de mesa, aunque muy escasa, se ha podido documentar un fragmento de campaniense A; varios fragmentos de cerámica de paredes finas de producción Bética; sigillatas sudgálicas con motivos decorativos vegetales o de ovas y lengüetas; sigillatas hispánicas y fragmentos de sigillata clara “A”.
MATERIAL ARQUEOLÓGICO Del total del material cerámico exhumado en esta intervención, destacamos por su abundancia, el de época tardía (siglos III al VII d.C). En primer lugar, haremos mención a los restos correspondientes a los primeJarro de cerámica común hallado en ros momentos de ocupación niveles del siglo V-VI d.C. en el transcurso de la zona. de las excavaciones.
Entre los restos de época tardía destacan sobremanera las ánforas de origen sudhispánico y las cazuelas de imitación de originales africanos producidas en este enclave: entre las ánforas, se han registrado las salsarias Keay XXIII y las destinadas al transporte de vino bético Beltrán 68, registradas en yacimientos de la provincia como calle Cerrojo. Estas dos formas, ampliamente documentadas en la provincia, aparecen amortizando el laboratorium del horno, en contextos de mediados del siglo IV o inicios del V d.C. Aparte de éstas formas, se han documentado también, CILNIANA
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do. Las dos formas que se imitan son: la Ostia III, 267 A y B de borde almendrado, y paredes y fondo convexos sin estrías; y la Lamboglia 10 A de borde engrosado al interior, pared curva y fondo convexo. En ambas imitaciones se utilizan pastas marrones anaranjadas de gran porosidad, con grueso y abundante desgrasante y acabados muy toscos; estas cazuelas carecen del típico engobe anaranjado, pátina gris cenicienta y de estrías –tanto al interior como al exterior–. Recordemos que, en algunos yacimientos de nuestra provincia, en Los Matagallares, Cercadilla, Marchena y en diversos puntos de la Tarraconense, se realizaron imitaciones de cerámica de cocina africana, en algunos casos tanto en la forma como en el acabado y en otros, tan solo en la forma. Grosso modo, estas formas se ubican cronológicamente entre los siglos II al V d.C., aunque debemos considerar que las imitaciones deben ser por lo general posteriores a sus originales. En esta intervención, las imitaciones aparecen bien fechadas en niveles de finales del siglo IV e inicios del V d.C., asociadas a ánforas Keay XXIII y Beltrán 68. Prensa de aceite o “torcularium” de época Altoimperial. Véase el pavimento de “spicatum”, los canalis y las bases para insertar los postes (“lapis pedicinus”).
otras de producción sudhispánica como la destinada al transporte de salazones Keay XIX sustituta de la Beltrán I hacia mediados del siglo III d.C. y la olearia Keay XIII que también supliría a la Dr. 20 en época Bajoimperial. De los contextos del siglo VI-VII d.C. contamos con restos de pequeñas ánforas de posible origen baleárico como la Keay LXXIXA. Paralelos cercanos los podemos encontrar en Molina Lario o en Torreblanca del Sol. En cuanto a las de procedencia norteafricana, tan solo se han podido registrar algunos fragmentos representativos como la spatheia.
Durante el desarrollo de los trabajos también pudieron documentarse en niveles de los siglos IV al V d.C. cazuelas de origen africano con superficies bien depuradas, pátina gris cenicienta al exterior y fondo estriado. En cuanto a la vajilla de mesa, destacamos los fragmentos de sigillata clara “C” y varios fragmentos de terra sigillata focense tardía cuya cronología de fabricación se situaría entre el siglo V e inicios del VII d.C. ampliamente representadas en yacimientos de la provincia como el Teatro romano, colegio de San Agustín, Molina Lario, Torreblanca del Sol, Cártama, Antequera, Villanueva del Rosario y el Serrato.
Son también abundantes las cazuelas de borde ondulado, documentadas en yacimientos costeros así como morteros, lebrillos y A lo largo de toda la costa benalmadense dolia.
Las cazuelas de imitación de ceexistieron abundantes asentamientos de rámica de cocina Las lucernas, africana constituyen carácter industrial interrelacionados y que, merecen especial un conjunto cuanademás de exportar productos, abastecieron atención ya que altitativamente imlas necesidades de la villa gunas de ellas apaportante. En estas recieron casi comimitaciones, en las pletas. Las piezas más significativa podemos adsque la semejanza respecto a la forma es bastante cribirlas a la antigüedad tardía entre las que descercana, el acabado de la pieza es totalmente destacan las de arcilla rojiza-anaranjada halladas en igual; es decir se imita la forma pero no el acaba-
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niveles de finales del siglo IV e inicios de V d.C. y las de probable imitación local de originales norteafricanos con una cronología de mediados del siglo III d.C.; por último, mencionar el hallazgo de una lucerna de pasta anaranjada, cuya morfología podría ser un claro precedente de los candiles emirales del siglo VIII d.C. Otro capítulo importante dentro del material cerámico en la antigüedad tardía lo constituyen las cerámicas a torno lento, cuyo repertorio tipológico se limita exclusivamente a recipientes de cocción de alimentos como las ollas y cazuelas de cochura reductora con gruesas y abundantes partículas de cuarzo y mica, superficies poco depuradas y gran porosidad. La cerámica a torno lento documentada en este yacimiento aparece en niveles de los siglos VI-VII d.C.; aunque podría extenderse hasta los inicios del VIII d.C. Los paralelos más próximos podríamos hallarlos en las excavaciones del Teatro romano, en Molina Lario o en Torreblanca del Sol. METALES Entre los materiales no cerámicos hallados en la excavación arqueológica, contamos con una cantidad ingente de utensilios de metal, tanto bronces como plomo, relacionados con la pesca, entre los que destacan los utensilios para reparación de redes, anzuelos y plomadas. Además de estos objetos metálicos, se hallaron escorias y abundantes fragmentos de plomo fundido, muy utilizado para realizar planchas que servían para impermeabilizar los sumideros de las piletas o los canalis del torcularium. Los hallazgos numismáticos han sido determinantes para fechar las secuencias estratigráficas durante el desarrollo de las excavaciones. Mas de una veintena de hallazgos han proporcionado cronologías muy amplias y otorgan a este enclave una ocupación que va, desde el siglo II o I a.C. hasta el siglo VII d.C. La mayoría de ellas no lle-
gan a presentar un buen estado de conservación, por lo que, alguna de ellas son prácticamente ilegibles. Entre las monedas más antiguas podemos destacar un As neopúnico de Malaka con cabeza
En época tardorromana, la factoría de salazones se construyó y se reestructuró estableciéndose sobre los restos de la prensa oleícola de los primeros momentos del Imperio de divinidad barbada y birrete cónico; y entre las mas recientes, un numus en los niveles de época Bizantina. Pero sin lugar a dudas, de entre todas la monedas halladas en la intervención, la que presenta un mejor estado de conservación, es sin duda alguna, un sextercio de bronce del año 238-244 d.C. de Gordiano III (Marcus Antonius Gordianus), en cuyo anverso conserva la leyenda: IMP GORDIANVS PIVS FEL AVG y en el reverso, LAETITIA AVG N / SC. En hueso se confeccionaron un buen número de objetos pertenecientes al tocado femenino. Entre ellos dominan, en número, los acus crinalis o alfileres de tocado empleados para fijar el peinado. CONCLUSIONES La Costa, gozaría de unas condiciones muy apropiadas para el aprovechamiento de los recursos marinos; la importancia que supuso la industria pesquera y la elaboración de productos
“Ara quadrata” de “opus spicatum” de la prensa. A la derecha canal o “canalis” por donde discurría el aceite.
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derivados de la misma se manifiesta con el conjunto de establecimientos extendidos a lo largo de todo el litoral andaluz entre los que, Benalmádena mantendría una excelente situación con respecto al conjunto de vías comerciales. Así, se localizan yacimientos como Torremuelle o la villa romana de Benalmádena Costa. Este hallazgo casual ubicado en primera línea de playa, a unos 530 m al este de la villa romana de Benalmádena Costa hace suponer que, a lo largo de toda la costa benalmadense existieron abundantes asentamientos de carácter industrial interrelacionados y que, además de exportar productos, abastecieron las necesidades de la villa. En este enclave se desarrollaron importantes actividades industriales desde el siglo I d.C. hasta al menos, comienzos del siglo V d.C., momento en el que se confirma el cese de la producción de envases destinados fundamentalmente al transporte de salazones. Gracias a la distribución, superposición de estructuras y lectura de las secuencias estratigráficas, hemos podido corroborar varias
fases de ocupación en la zona: primero con la producción de aceite y posteriormente con la de salazones. Los centros que, decididamente intervinieron en el cometido de la fabricación del aceite fueron la villas; en este sentido, se infiere que, la producción de aceite, cumplió una importante función en la villa de Benalmádena-Costa desde donde posiblemente se exportó el producto en grandes cantidades. Los escasos materiales de época republicana hallados en el curso de las excavaciones, indican únicamente fenómenos de carácter residual. A comienzos del siglo I d.C. los materiales se intensifican, dato indicativo para ubicar el primer momento de ocupación de carácter industrial en torno a esa fecha. Como hemos indicado anteriormente, este primer momento de ocupación estuvo vinculado a la producción de aceite; este producto, de reconocida fama en la Bética a partir del siglo I. d.C. y con una importante presencia en el mediterráneo en época de los antoninos, fue elaborado en un torcularium de “ara
“Horno de planta ovalada parcialmente arrasado. Véase el muro tardoantiguo construido sobre el “praefurnium”.
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quadrata” y pavimento de opus spicatum con al menos dos prensas que vertían el líquido oleaginoso a piletas o labrum hoy desaparecidas.
mentos utilizados en la producción de aceite (contrapeso, mola olearia, labrum, lapis pedicinus o cella olearia); contamos por ejemplo con yacimientos como el Gallumbar y Prado del Este comercio tan floreciente en los priVerdún, Finca Garcidonia, Cortijo Valsequillo, meros siglos del imperio, parece que atravesó Aratispi, Villa de Manguarra y San José de Cárpor momentos de dificultad a partir de la detama. Pero sin duda alguna destacamos la sinnominada crisis del siglo III d.C. Este fenómegularidad de este yacimiento por su proximino viene a coincidir posiblemente con el cese dad al mar, situado en primera línea de costa de esta actividad entre mediados del siglo III y sin parangón en la provincia (aunque el hay el siglo IV d. C., llazgo de un lapis momento en el que pedicinus en Huerta En este complejo industrial, se fabricaron se intensifican las del Rincón podría producciones de productos cerámicos de origen Bético y cazuelas revelar en sus proánforas destinadas ximidades la exisde imitación de cerámica de cocina africana al transporte de satencia de un torlazón y las cazuelas cularium de aceite). de imitación de cocina africana (utilizadas posiblemente para acelerar el proceso de elaboNos planteamos también el interroganración del garum). te para determinar el área de distribución del aceite producido en el torcularium. En el estaCon el cese de la producción de aceite, no do actual de la investigación, y con insuficiense abandona el enclave, sino que se produce una tes elementos de juicio, resulta difícil estatransformación en el tipo de actividad industrial: blecer si se trató de un producto comercialise sustituye esta producción por la de salazones zado para el abastecimiento de las villae más y derivados de la misma. Este cambio está sobracercanas, o si fue un producto de exportación damente atestiguado con la superposición de a gran escala. Por el momento, carecemos de estructuras. datos (sellos y tituli picti en los restos anfóricos) que puedan corroborar las hipóteLa secuencia estratigráfica de los primesis barajadas. Para los enclaves oleícolas de la ros siglos del Imperio aparece en gran parte altecomarca de Antequera se ha planteado la porada por momentos de ocupación posterior (de sibilidad de que el óleo fuera transportado época tardorromana), por lo que la interpretahasta el puerto de Malaca, en envases como ción secuencial de los primeros momentos de odres y cueros, donde serían definitivamente ocupación ha sido más compleja. Por ello, enenvasado en ánforas abastecidas por los alfares tendemos que la escasez de material Altoimperial más cercanos. Partiendo de esta premisa, queno implica la debilidad de la actividad industrial remos avalar la teoría de que el aceite produsino una pérdida de información en pro de la de cido en “Los Molinillos” sería igualmente transépoca tardorromana, que causaron las alteracioportado hasta el puerto de Malaca desde donnes estratigráficas. de podía ser distribuido por el mediterráneo o incluso iniciar las rutas de exportación desEstas consideraciones generales en torno de la ensenada de Torremuelle, única vía coa la producción del aceite, nos permiten supomercial de Benalmádena. ner que en los primeros momentos de ocupación de la villa (situada a tan solo 530 metros.) se A grandes rasgos se determina el abandoiniciaron las actividades industriales a lo largo no de la producción oleícola a finales del siglo II de toda la costa benalmadense. d.C. o inicios del III d.C. relacionado intrínsecamente con la crisis del siglo III d.C.; sin embarEs evidente que los olivos, gozaban de go, en gran parte de los yacimiento de la comarreconocida fama en la antigüedad como condica de Antequera (donde se concentra el 90% de mento culinario e incluso como fármaco curatilos yacimientos oleícolas de la provincia), se tievo; sin duda alguna, en la Bética el aceite tuvo nen indicios de que la producción de aceite no mayor prestigio, no solo por la cantidad sino por cesa al menos hasta finales del siglo IV d.C. o la calidad del producto. inicios del V. d.C. Este fenómeno no ocurre en el yacimiento que nos ocupa: la secuencia Tenemos constancia en la provincia de estratigráfica revela que el cese de la producción numerosas villae oleícolas, en las que se prode aceite no se origina a raíz de la denominada ducía aceite; en la vega de Antequera y en zocrisis del siglo III d.C. sino por razones que se nas del interior se han registrado más de una nos escapan (probablemente pudo estar vinculatreintena de yacimientos con torcularium o eleda a cuestiones de rentabilidad del producto), ya CILNIANA
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Imitación de cazuelas de cocina africanas de la forma Lamboglia 10A halladas en el “laboratorium”.
que la actividad industrial, aunque sufre una transformación en el tipo de producto elaborado (salazones, garum) continúa hasta al menos el siglo V. d.C. El cese de la producción de envases, se produce a finales del siglo IV o inicios del V d. C. aunque este fenómeno no implicaría el abandono total de la zona, evidenciado por el registro de material arqueológico, donde se observa una continuidad hasta finales del siglo VII d.C.
y en tercer y último lugar, es indicativo que gran parte de la infraestructura de la fábrica oleícola permaneció intacta (como el muro de cierre de la zona norte), por lo que fue de gran utilidad para el establecimiento de la factoría en época Bajoimperial.
Contamos con indicios arqueológicos entre los que son dignos de mención los estucos polícromos parietales hallados en las cercanías y que también se localizan en las excavaciones de La construcción y reestructuración de la la villa romana de Benalmádena-Costa en contexfactoría de salazones en época tardorromana tos del siglo I d.C.; ello corroboraría la proximicontinuó ocupando el mismo lugar en el que se dad de zonas residenciales de cierta suntuosidad. estableció el torcularium de aceite, imaginamos El carácter residencial de algunos establecimienque por diversos tos, justifica en alfactores como pogunos casos su El abandono de este enclave no se va a producir dría ser su esplénasociación con las dida ubicación, en lujosas villae a hasta al menos, finales del siglo VII d.C. primera línea de mare itálicas. Por tanto, barajamos costa y en un pela hipótesis de la existencia de conjuntos resiqueño promontorio, desde donde era más fácil denciales de lujo próximos cuyos propietarios esel avistamiento de las bandadas; y por su proximidad a un arroyo que les abastecía de agua dulce tuvieron probablemente ligados a las pujantes (necesaria para este tipo de actividad industrial); oligarquías comerciales.
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La recuperación del yacimiento romano de la
“Finca El Secretario”
*
Ramón F. Hiraldo Aguilera
El municipio de Fuengirola viene desarrollando desde hace algunos años una continuada apuesta por la recuperación de su Patrimonio Histórico, dentro de un proceso en el que cada día va ganando terreno un sentimiento ciudadano de defensa del desarrollo urbano de nuestro pueblo en convivencia con la conservación de nuestro rico pasado. Un ejemplo de ello lo constituye el yacimiento romano de la “Finca El Secretario”, cuyo descubrimiento y primeros años estuvieron marcados por los peores augurios y que, gracias al impulso dado por la Corporación Municipal, acaba de abrir sus puertas una vez concluidos los trabajos de recuperación y puesta en valor iniciados en 1997, incorporándose así a la oferta cultural de Fuengirola.
Vista general de la “Finca El Secretario” en los años cincuenta. * Este artículo fue presentado en la revista Ateneo, n.º 3, septiembre (2002).
E
n los últimos cuarenta años el municipio de Fuengirola se ha visto sometido a un crecimiento espectacular bajo el impulso del fenómeno turístico. Este proceso ha traído consigo la paulatina urbanización de su limitado territorio, y con ello, al igual que en otras localidades de la Costa del Sol, una difícil “convivencia” entre la conservación del Patrimonio Histórico y el desarrollo urbano. La tendencia, muy negativa en los años sesenta y setenta, se ha ido corrigiendo y equili-
brando con la puesta en marcha de una nueva legislación1 y con la progresiva concienciación de la ciudadanía. Todo ello está permitiendo un proceso paulatino de integración de nuestro rico pasado en armonía con el proceso de crecimiento de nuestro pueblo. Un ejemplo de ello lo constituye el yacimiento romano de la “Finca El Secretario”, cuyo descubrimiento y primeros años estuvieron marcados por los peores augurios y que, gracias al impulso dado por la Corporación Municipal, acaCILNIANA
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ba de abrir sus puertas una vez concluidos los trabajos de recuperación y puesto en valor iniciadas en 1997, incorporándose así a la oferta cultural de Fuengirola. Antecedentes
1978, conocida popularmente como “Venus de Fuengirola”3. Se trata de una Venus Púdica de 1,44 m. de altura, con el cuerpo totalmente desnudo, a excepción de la parte posterior de ambas piernas que cubre con un amplio paño. Carece de cabeza, brazos y pies. Todo parece indicar que
Este enclave romano, localizado al NE del municipio en el llamado “Puerto de las Yeseras”, fue durante largo tiempo un lugar desconocido salvo para los agricultores de la zona que, cuando realizaban sus tareas de labranza, veían salpicar sus tierras con los restos de su antiguo esplendor. Esta dinámica se mantiene en la década de los años setenta del siglo XX, aunque con una mayor incidencia para la investigación científica.
Fue durante largo tiempo un lugar desconocido salvo para los agricultores de la zona que (...) veían salpicar sus tierras con los restos de su antiguo esplendor En los primeros años se acomete el nuevo trazado del ferrocarril Fuengirola-Málaga y unos años más tarde se realiza la variante a la N-340 a su paso por nuestra localidad. Los movimientos de tierra provocados por esta última van a ocasionar la ruptura artificial del yacimiento y la puesta al descubierto de importantes vestigios constructivos, fragmentos de estucos, mármoles, vidrio y cerámica. Estos vestigios dan pie a la primera prospección arqueológica del terreno cuyos resultados quedan plasmados en un artículo de la revista Jábega2. Por aquel entonces sus autores, D. Rafael Atencia Páez y D. Antonio Sola Márquez, ya apuntaban la existencia “de una importante villa romana”, fechable entre finales del siglo I y finales del siglo III d.C., con indicios de perduración hasta el siglo V d.C. Al mismo tiempo se hacia constar que algunos datos indicaban la existencia de un alfar y “restos de piletas destinadas a la salazón del pescado o de la obtención de garum”.
Venus de Fuengirola.
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Otro hecho a tener en cuenta es el hallazgo casual de una escultura, en el año
Recuperación de la escalinata localizada en 1987.
fue creada en la primera mitad del siglo II d.C. y constituye, sin entrar en mayores valoraciones artísticas, un dato de indudable interés a cerca del valor arqueológico de este yacimiento. Habrá que esperar algunos años, ya en la década de los ochenta, para que este asentamiento romano nos ofrezca nuevas noticias. A finales de 1987, con motivo de la conversión de la N340 en autovía, se procede a la primera excavación arqueológica de urgencia en la zona sur del yacimiento. Fue programada por la Delegación
Vista general de la zona excavada en 1991.
Provincial de Cultura y contó con la colaboración del Ayuntamiento de Fuengirola y de la empresa concesionaria de las obras. De sus resultados sobresale la aparición de una escalinata que conservaba cuatro de sus peldaños y algunos restos de las pinturas parietales que la embellecían 4. En aquel momento, dadas las limitaciones impuestas por la intervención, no se pudo determinar su conexión al edificio termal adyacente 5.
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Vista general de las termas (2001).
El último capítulo de estos antecedentes tiene lugar en 1991. El Ayuntamiento de Fuengirola, con el fin de conocer la viabilidad urbanística de los terrenos situados al sur de la variante, promueve la delimitación del espacio arqueológico. Las excavaciones, desarrolladas por el arqueólogo D. Fernando Villaseca Díaz, ponen a la luz un conjunto de gran interés, constituido por un área industrial, formada por una factoría de salazón y varios hornos de producción cerámica (tal y como hoy los conocemos), y las primeras estructuras del un edificio termal. Con estos resultados queda palpable su importancia, procediéndose a su incorporación al patrimonio municipal.
1995 con la elaboración del Proyecto Básico de Ordenación, Protección y Exhibición del yacimiento romano, a cargo del arquitecto D. José Ramón Cruz del Campo. El objetivo marcado es la puesta en valor de los restos arqueológicos ya excavados para su incorporación a la oferta cultural de la localidad.
Puesta en valor del yacimiento La definitiva recuperación de la zona sur del espacio arqueológico inicia su andadura en
Detalle de estancia con la piscina circular del edificio termal (2001).
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Fragmento de pintura parietal (zona de las termas).
Tan necesario proyecto deberá de esperar hasta el año 1997 para el arranque de las obras, que correrán a cargo de la Escuela-Taller Finca El Secretario en dos fases 1997-1999 y 1999-2001. A lo largo de todo ese tiempo se producirán algunas novedades tanto en el equipo técnico como en los resultados arqueológicos. En el primer caso la presencia de un nuevo arquitecto, D.ª Maite Oria Abad, que deberá atender las sugerencias marcadas por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dando lugar a la modificación de algunas de las ideas originales. En cuanto a los aspectos arqueológicos 6 se llevarán a cabo varias inter venciones arqueológicas de urgencia centradas en la delimitación del edificio termal (aún parcial-
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mente oculto por la autovía colindante). Como resultado de las mismas se ha podido poner al descubierto una construcción, en muy buen estado de conservación, que gira entorno a un patio porticado decorado con un mosaico geométrico policromo, constituido por círculos intersecantes, ampliamente representados en el mundo romano. En torno al mismo se distribuyen diversas estancias con uso diverso. El área que más llama la atención es la zona calefactada, compuesta de cuatro habitaciones (dos tepida-rium, un frigidarium y un caldarium), dos de ellas con el hipocausto en muy buenas condiciones. En una de estas estancias se inserta una gran piscina circular.
Placa cerámica decorada.
Especialmente significativos son los aspectos decorativos del edificio, de los que ya hemos apuntado al-
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Fragmento de pintura parietal (zona de las termas).
Las excavaciones, desarrolladas por el arqueólogo D. Fernando Villaseca Díaz (en 1991), ponen a la luz un conjunto de gran interés, constituido por un área industrial, formada por una factoría de salazón y varios hornos...”
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gún dato. Se han do algunas espeencontrado diEs pues un agradable paseo en el que no sólo nos cies botánicas versas placas cemuy conocidas y acercamos al conocimiento y disfrute de nuestro rámicas decoraen el pasado sino que también estamos en condiciones utilizadas das con motivos mundo romano. de comprobar el final feliz de un proceso... en el florales, pinturas que un grupo de alumnos, monitores y técnicos de parietales “in Es pues un situ”, diversas esla Escuela-Taller de la localidad han contribuido a agradable paseo tancias decoraen el que no sólo la puesta en valor de nuestro legado histórico das con mosaicos nos acercamos al en sus suelos así conocimiento y como fragmentos de mosaicos parietales. De disfrute de nuestro pasado sino que también estaeste conjunto material cabría destacar los múlmos en condiciones de comprobar el final feliz de tiples fragmentos de pintura parietal hallados un proceso que comenzó hace poca más de veinen el interior de la gran piscina circular, entre ticinco años y en el que, como ya ocurriera en el los que se han podido identificar diversos mo Castillo de Sohail un grupo de alumnos, monitores tivos vegetales y varias figuras humanas. Todo y técnicos de la Escuela-Taller de la localidad han contribuido a la puesta en valor de nuestro legado histórico, esfuerzo que el paso del tiempo será capaz de valorar en su justa medida. Notas
Plano de planta del yacimiento con el recorrido para la visita (2002).
ello no hace más que aumentar el interés por este yacimiento que esperamos se vea aumentado a la conclusión de la memoria científica de los trabajos desarrollados en el complejo termal. Un paseo por el pasado romano de Fuengirola El recorrido de este nuevo espacio cultural abierto al público se inicia en el pabellón de acceso en el que los visitantes obtienen los primeros datos acerca del descubrimiento del yacimiento y su proceso de recuperación. A partir de ahí, a través de un pasillo perimetral, se realiza un acercamiento a las tres zonas excavadas: factoría de salazón, alfar y edificio termal. Cada una de ellas cuenta con paneles explicativos en español e inglés en los que, junto a los datos descriptivos de los diferentes espacios, se da una información más general sobre aspectos sociales y económicos. A lo largo del recorrido se han planta-
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1 En 1985 entra en vigor la Ley del Patrimonio Histórico Español y en 1991 la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía. 2 ATENCIA PÁEZ, R. y SOL A MÁRQUEZ, A.: “Arqueología romana malagueña: Fuengirola”, Jábega, 23 (1978), pp. 73-84. 3 PUERTAS TRICAS, R.: “Hallazgo de una escultura de Venus en Fuengirola”, Mainake, 2 - 3 (1980-81), pp. 122-129. 4 La escalinata tubo que ser extraída de su emplazamiento original para evitar su destrucción, instalándose provisionalmente en los terrenos que hoy ocupa la Residencia Montemar (junto al río de Fuengirola). En 1995 fue devuelta al yacimiento, integrándose en el pasillo perimetral que circunvala el yacimiento. 5 Los trabajos arqueológicos se circunscribieron a la estrecha franja de terreno por la que iban a discurrir las obras. 6 A partir de 1997 asumo la dirección de los trabajos arqueológicos que tienen lugar en el yacimiento, contando, en la recta final de los mismos, con la colaboración del arqueólogo D. Juan Cisneros Franco.
Vista general del pasillo perimetral y de los puntos de información.
La Industria Papelera de Mijas en tiempos de la Industrialización Malagueña* José Carlos Balmaceda
Continuando con la línea de investigación sobre la fabricación del papel en la provincia de Málaga, iniciada con la publicación del libro “Los batanes papeleros de Málaga y su provincia” (Universidad de Málaga 1998), en este nuevo trabajo se estudian y exponen algunas cuestiones significativas sobre la evolución de los aspectos económicos de la fabricación del papel, que convirtió a la villa de Mijas en la más importante productora de la provincia y el resto de Andalucía durante casi todo el XIX. Se analizan, también, los aspectos técnicos y sociales más relevantes que sufrió esta manufactura y sus integrantes desde los orígenes a fines del siglo XVIII, junto al importante incremento de su producción, durante la industrialización de Málaga, y las causas que produjeron la decadencia de esta manufactura a fines del siglo XIX.
* La industria papelera de Mijas. Una frágil prosperidad en el siglo de la industrialización española, Colección Osunillas, Museo Histórico Etnológico de Mijas, 2003
LOS PRIMEROS BATANES PAPELEROS
L
os primeros batanes de papel de Mijas, según el primer registro documental encontrado, corresponden a la última década del siglo XVIII y eran propiedad de Francisco Saénz de Tejada. Por los términos del contrato de arren-
La villa de Mijas a fines del XIX. Foto: Colección MHEM.
damiento, éstos estaban activos como mínimo una década antes, o sea, a partir de 1790. La Real Cédula de Carlos III del 26 de octubre de 1780 concediendo diferentes gracias y franquicias para el fomento de todas las fábricas de papel de estos reinos, coincide con la creación de otros molinos de papel de la provincia CILNIANA
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o la adaptación de algún harinero a los que ya nos hemos referido. En el censo de manufacturas de 1784 se contabilizaron noventa y siete batanes en Andalucía, todos movidos por energía hidráulica, salvo uno en Jerez que lo hacía por tracción a sangre. Todos se dedicaban a abatanar paños salvo uno en Jerez que lo hacía con pieles. No se hace ninguna referencia que los hubiera relacionados a la fabricación del papel en Mijas o en la costa occidental. El Censo cita 13 molinos de papel existentes en Andalucía, 1 en Gandul-Marchenilla (Sevilla), 1 molino en Santa Mª Transierra en Córdoba, 1 en Baza, 1 Guadix y 2 en Vélez de Venaudalla en Granada, y en la provincia de Málaga los 5 de Francisco Medina en Antequera, el molino en Maro (Nerja) de Manuel Centurión y el de Frigiliana con una producción de los malagueños de 3300 resmas de papel blanco y 18.700 resmas de papel de estraza, lo que limita esa información. Según nuestra investigación, que ya documentamos en nuestro anterior trabajo (1998), casi cien años antes de la fecha del Censo, se encontraban activos los dos batanes de Torremolinos1 y los dos de la ciudad de Málaga (cuadro nº 1). Recién en la segunda década del XIX volvemos a encontrar en los repartimientos vecinales efectuados por el Concejo municipal la especificación de sus artesanos, donde figuran bataneros de papel y la existencia de otros batanes. Cuadro n.º 1 Molinos y batanes de papel en Málaga (1784).
*Fuente: Censo de manufacturas de 1784. **Fuente propia publicada (1998), op. cit.
LA FABRICACIÓN DEL PAPEL El proceso de elaboración del papel era el mismo que se usaba, prácticamente, desde la época medieval en Europa 2, hasta el segundo tercio del siglo XIX, que se incorporan en algunas fábricas mejoras tecnológicas. L a incorporación del cilindro holandés es tardía, los primeros se incorporan en los molinos de Benalmádena en la segunda década3 , y luego se agregarán las máquinas de papel continuo a mitad del XIX.
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En Osunilla se continuó igual hasta la década del cincuenta que se triplicaron las tinas y los operarios, curiosamente, en todos los batanes, logrando una regularidad más que uniforme en la producción pero siguiendo con la fabricación tradicional. Según la ley de contribución industrial y de comercio vigente a partir del 1 de enero de 1851, firmada por el Ministro de Hacienda Sr. Juan Bravo Murillo, se pagaba 90 reales por cada tina de papel de estraza y 144 por las de papel blanco común, blanco o de color de embalar. Los batanes eran alimentados por los nacimientos y arroyos que conducían sus aguas al cauz o canal, cayendo y presionando sobre una rueda que al golpearla hacia contrapeso poniendo en movimiento el árbol de transmisión. Éste transfería el movimiento a una serie de mazos de madera, que en sus extremos estaban herrados con diferentes clavos. Estos mazos batían dentro de unas pilas de piedra sobre una base metálica, hasta lograr un total y controlado desfibramiento de los trapos de lino y cáñamo, y otras materias útiles, oportunamente preparados, en un caldo o pasta de aspecto lechoso. La forma y la dimensión de los clavos de los mazos determinaban la consistencia de la pasta y en consecuencia el gramaje de la hoja de papel a formar o producir. La pasta se llevaba a la tina donde se diluía en las proporciones elegidas en agua y luego se colaba con la forma, que tiene bordes en sus lados y una filigrana, por lo general, en el centro, compuesta de una red o trama metálica4. La pasta se adhería a la trama de la forma, para luego ser transferida sobre un fieltro o sayal, intercalando de este modo una cantidad de hojas y fieltros hasta completar una posta que se compone de 261 pliegos. Luego ambos, o sea, los pliegos y los sayales alternados, se colocaban en la prensa para eliminar el exceso de agua y, después de retirarlas de ésta, se procedía a desprender o separar las hojas, una por una, de los sayales y se conducían al secadero, ubicado, generalmente, en el piso superior del batán o molino, que contaba con numerosas aberturas o ventanas, ya que el aire era fundamental en esta fase del proceso. En Mijas también se secó al aire libre en zonas reparadas del viento. Luego las hojas eran encoladas, y por lo tanto nuevamente prensadas y secadas, según la suerte producida5, alisadas y empaquetadas después de ser cuidadosamente seleccionadas, contadas, y agrupadas hasta conformar una resma o
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una bala, o sean 500 hojas la primera y 10 resmas la segunda, para finalmente proceder a su distribución y venta. A continuación anotamos una simple descripción sobre la elaboración del papel de estraza 6, que se refiere sólo al preparado de las viejas alpargatas. Éstas se llevaban al pudridero colocándolas sin cortarlas, como se hacía con los trapos, ya que se hará con más facilidad estando algo corrompidas. Se esparcía en el pudridero una cama de alpargatas que luego se rociaba con agua, añadiendo otra que nuevamente se mojaba, y así hasta lograr una altura de cinco o seis palmos7 que se apretaban bien y se dejaban en reposo 10 o 12 días, en los cuales con aquella poca humedad “se calentaban tanto como el estiércol”. Luego se sacaban del pudridero y cortándose en pedacitos no mayores de dos dedos sobre un pilón, se llevaban a las pilas del molino de mazos, y cuando estaba preparada la pasta se ponía en la tina sin otra preparación, formando los pliegos que entre sayales se prensaban y se tendían en el secadero o mirador, que después y sin ninguna otra operación se contaban y se formaban las resmas para su venta. EL PROYECTO MIJEÑO El proyecto productivo mijeño estaba fundamentalmente basado en la fuerza del trabajo impulsado por el extraordinario desarrollo de la industria, el comercio y la demanda malagueña, compuesto de todos los aspectos materiales que pertenecen al proceso de producción: el tiempo, los materiales a emplear y demás fórmulas contractuales en donde la figura del maestro, que en la práctica gobierna el batán, oscilaba entre el hacedor de la manufactura y el autónomo agente comercial de su producto.
Ésta consistía principalmente en el abastecimiento de la materia prima, controlar el régimen de agua, con el componente meteorológico que incidía casi siempre en el producto final, y lo más importante, la supeditación a la demanda y oferta, o sea, la venta del producto. La fabricación de papel no estaba circunscrita en sí misma, distintos grupos intervenían en ella, escribanos, formeros, sacadores y transportadores de piedras, los encargados de preparar y mantener el cauce y las acequias, taladores para la obtención de la madera, albañiles, los que recogían y los que comercializaban el trapo, la cola, la madera y las cuerdas, principalmente. Aunque uno de los más importantes era el carpintero, de fundamental importancia en la construcción y mantenimiento de la maquinaria y otros accesorios del molino8, además de actuar cuando se lo requería como perito para evaluar de forma integral los batanes o molinos junto al maestro de obras, ante quiebras, deudas, litigios, embargos, disoluciones societarias, sucesiones y testamentos. En la villa actuaban en 1807 como tasadores de molinos y casas mesones el maestro carpintero José Carlin, los maestros de albañilería José Gamberos y José Barranquero, y como “profesor de picapedrero” José García9. En 1837 el costo de valoración de los maestros de albañilería, carpintería y alamines de una finca con un molino harinero fue de 300 reales10.
Cuadro n.º 2 Duración y renta de los contratos de arrendamientos.
A mediados del siglo XIX, Mijas experimenta su época más productiva, y se produce el arribo, junto con papeleros del levante valenciano, de un carpintero de Alcoy al que acompaña la jerarquización de “mecánico”11. También se instala en la villa un trapero, con seguridad para estar junto a la industria donde vendería lo recogido por él y el resto de los traperos que le proveerían también de trapos y de otras materias reciclables, no sólo en la villa, también en los pueblos vecinos y especialmente en Benalmádena que también gozaban de su mejor época.
Elaboración propia.
Estos vínculos específicos y funcionales nos muestran que todos juntos constituían una unión exclusiva de esta manufactura, entre la sociedad y el batán papelero.
La tendencia era hacer todo lo relacionado con la fabricación caracterizada por una economía familiar o individual, casi siempre ligada a la actividad agrícola y ganadera, que a veces producía una discontinuidad en la producción del papel.
Al comienzo de la fabricación en la villa sólo el grupo familiar se bastaba para atender la producción llevada a cabo en estos batanes. Por lo general, como veremos, eran edificios de apaCILNIANA
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riencia rústica similar a la de cualquier casa, de reducido tamaño y una capacidad de producción relacionada a una sola rueda y una sola tina, concentrando todas las tareas en el mismo y compartido, generalmente, con la vivienda del maestro propietario o el arrendatario y su familia. A partir de 1830 se producirá una transformación en las instalaciones y la regulación en los aspectos productivos. La cantidad de tinas y operarios se triplicaron como consecuencia de la producción demandada que queda reflejada en la guía mencionada. Aunque no deja de sorprenderme tal incremento, que creo excesivo, ya que a fines del XIX volvemos a encontrar a los batanes
500.000 estampas, además de un número considerable de envases de pasas13. No olvidemos, además, que a partir de 1780 y durante más de veinte años, no sólo los molinos de Arroyo de la Miel, sirvieron el papel blanco y estraza a la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya, también lo hicieron los de Torremolinos y, con seguridad, los que estaban activos en esos años en el resto de la provincia considerando la crónica carestía de papel de la Real Fábrica. Sólo en el molino de papel blanco Santa Rita y la fábrica Nuestra Señora de la Victoria tuvieron una producción importante de distintos
Boceto de un molino de papel con sus ruedas. S. XVIII.
trabajando con una sola tina cada uno como en la primera mitad del siglo. LA ESPECIALIZACIÓN PAPELERA MIJEÑA El grueso del papel que se producía en la costa se utilizaba principalmente en el empaquetado del limón, los pilones de azúcar, la especiería, las prensas de lana o seda, y principalmente en la pasa, los higos secos, entre otros muchos frutos y mercancías. Para imprenta, escritura y estampas, que a partir de mediados del siglo XIX fomentará la creación de fábricas de envases y el desarrollo de varios talleres litográficos12 que se ocuparán de imprimir los carteles, etiquetas y el famoso papel de lechos, sobresaliendo la fábrica de abanicos de Rafael Mitjana fundada en 1825 e incrementada su producción con estampas litográficas en 1830. A principios de los cincuenta anexará la elaboración de papeles pintados. Para 1862 se estima su producción en 200.000 abanicos y 400 a
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tipos de papel blanco de imprenta, azulado, azul y para lechos la primera, y de envolver y cartones la segunda, que fue galardonada en la exposición de Málaga de 1862 organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País, con la medalla de plata de primera clase al mérito, aunque para esos años sólo Rafael Abad fabricaba papel blanco, el resto producía una gran producción de papel de estraza de “moldes de marca mayor, del medio y chica”14, de envolver, resmas para cartuchos grandes y pequeños y los papeles para lechos de 1º, 2º y 3º clase15. Nuestro papel de estraza artesanal o de tina muchas veces definía la ocupación principal del molino que se dedicaba a producirlo en exclusividad, como fue el de los batanes de la costa malagueña, diferenciándose del que fabricaba el blanco. A fines del XIX se limitará su producción con la aparición de los distintos papeles de envolver que proliferarán con la posibilidad de utilizar las nuevas materias primas y la maquinaria para manufacturarlos.
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EL PAPEL DE LECHOS Uno de los más famosos productos agrícolas malagueños fue la pasa, que tuvo una gran demanda y generó un inmenso desarrollo, durante casi todo el siglo XIX en los batanes de papel de la costa, y sobre todo en los de Mijas. La pasa es la uva desecada por la acción del sol. En Málaga se usó principalmente la moscatel, y también la larga. El sistema que se empleaba, y se emplea16, en la provincia fue el de secado por el sol. La acción del aire y el sol enjugan esta fruta, evaporando la parte acuosa que puede oponerse a su conservación y dejándola azucarada dentro de la película, que se pone flexible y suave. Estas se colocaban en los paseros, a los que se les construían toldos con lona o madera, que las preservaban de los efectos de la noche y en los días lluviosos. Este procedimiento, o sea, el natural, es el que ofrecía los mejores resultados y así las pasas de Málaga fueron consideradas irremplazables y adquirieron desde antiguo fama universal. Había otros procedimientos como el de la lejía que practicaban en Denia y Gandía, o el sistema industrial rápido de aire caliente, que consistía en colocar las uvas en unas largas cajas, de paredes bajas, con una estufa que calentara el aire y que éste pasara sobre las uvas, desecándolas. Lamentablemente la filoxera de julio de 1878 abatió la provincia de Málaga, y aceleró junto con otros factores la decadencia de la industria papelera. El tipo de papel que se utilizaba como soporte y envoltorio de la pasa era el llamado “papel de lechos” que fue el de mayor utilidad en la provincia, y que anunciaban y vendían, aparte de los fabricantes a pie de fábrica y en sus tiendas, los almacenistas de venta por mayor y menor de la ciudad17, con un llamado especial. Los fabricantes catalanes Poch y Creixell, radicados con comercio e imprenta en Málaga, se refieren a esta suerte, como el “exquisito papel de lechos”. Este papel se colocaba en el fondo del cajón, caja, o estuches llamados “catites” en sucesivas capas de papel, formando una cama, colchón o lecho, donde luego se disponían los racimos de pasas alternativamente, aunque había un formato generalizado en el que variaba la riqueza de su decoración. Una descripción al referirse a este soporte preparado para los envases de lujo dice: “los lechos de papel guarnecido de aurífero encaje y matizado por abigarrados colores que describían majos y manolas”18 estampados por la famosa industria litográfica malagueña. Los
personajes incluidos en el diseño de la litografía de la fábrica de Oliver y Brú, aluden a los que llevaban estos papeles que fabricaba y por los que se le premiará en 1862. En este periodo pueden recogerse múltiples anuncios, como los de los hermanos Carreras que informan tienen en su imprenta y librería “a precios de fábrica papel para cajas de pasas, con toda equidad”. El establecimiento litográfico de Pérez y Berrocal incluía en sus anuncios, también de forma destacada que “reproducía grabados en madera por procedimientos especiales, viñetas y lechos para cajas de pasas, cajitas y cartuchos para dulces”. Por su parte el litógrafo Fausto Muñoz, que también imprimía “lechos y viñetas para cajas de pasas y cartuchos”, expuso trece cajas de lujo para pasas hechas en su fábrica en la exposición organizada por la Sociedad Económica. Un año después en otro periódico, en un extenso aviso, reseñaba los premios obtenidos y reiteraba la impresión de papel para pasas y ofrecía la “fabricación de envases para frutos, dulces, y un gran surtido de cajas y cartuchos litografiados, desde la más corriente a las más lujosas en raso y terciopelo. En la exposición de 1877 Rafael Sturla y Felipe Casado presentaron, también, cajas para pasas, y Jaime Janer bandejas de papel para el mismo producto. Hoy queda una mínima expresión, pero suficiente para admirar e imaginarnos la riqueza y variedad de los diseños que se produjeron19. La calidad del papel usado varió desde el de estraza, verjurados y como simple lecho, hasta los más finos blancos continuos en los envases litografiados de súper lujo. EMPLAZAMIENTO Y VÍAS DE COMUNICACIÓN El núcleo urbano de Mijas se encuentra a 428 m de altitud sobre el nivel del mar y recostado sobre la falda de la sierra que lleva su nombre, o el de Blanca, junto a la llamada Bermeja, y que alcanza en sus cotas más altas los 1.150 m. Dista 8 km de Benalmádena y 32 de Málaga. Sus tierras estaban bañadas por innumerables arroyos20, siendo los ríos Ojén y Las Pasadas los que, unidos para formar el Fuengirola, convierten sus tierras en un fértil valle. Según el catastro del Marqués de la Ensenada su extensión y límites eran los siguientes: “de levante a poniente tres leguas (16,729 km), de norte a sur dos (11.151 km), y de circunferenCILNIANA
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cia diez leguas y media (58.548 km). Linda por la parte de levante con él termino de la villa de Benalmádena, por poniente con el de la ciudad de Marbella, por el norte con el de las villas de Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre, y por el sur con la playa del mar”. El entorno geográfico donde se encontraban emplazados los primeros molinos nazaríes respondía a las condiciones ideales para su funcionamiento, luego se irá agregando el resto de los molinos harineros, de aceite, hasta la instalación de los primeros batanes de papel en el enclave ideal que fue Osunilla. Uno de los requisitos para lograr un buen desarrollo y sobre todo la distribución de la producción, en esos años, era la localización de los molinos cercanos a la ciudad y sobre todo y, en este caso, a su puerto. Mijas enviaba casi todos sus productos desde Fuengirola por el mar21, aunque también tenía una buena comunicación terrestre que se usaba alternativamente para los pueblos vecinos y del interior. Éstos caminos eran de herradura. La red de comunicaciones partiendo de Málaga y siguiendo el litoral se hacía por el camino real22 que conducía a Marbella por el oeste. Por razones de seguridad, se despegaba bastante del litoral pasando por Benalmádena y Mijas, situación que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XVIII, descendiendo a la costa a la altura de Fuengirola siendo esta ruta segunda en importancia. El camino de más importancia era el que unía la capital con la ciudad de Granada y que pasaba por Vélez Málaga, Zafarraya y Alhama. El camino que bordeaba la sierra de Mijas por Alhaurín, Coín, Monda, Ojén, era el más largo, siendo el más frecuentado, ya que en Coín
Transporte del papel a lomo de burro. Xilografía siglo XIX.
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confluía el camino real que unía Álora con Marbella, separándose en la confluencia de los ríos Casarabonela y Guadalhorce el camino Málaga-Ronda. El trayecto en carruaje o a caballo desde Málaga hasta Arroyo de la Miel se hacía en cuatro horas, y a Mijas en cinco o seis según las estaciones. FUERZA MOTRIZ Los factores esenciales en la industria papelera eran el suministro de agua, las materias primas y la posibilidad de contar con mano de obra especializada. El cálculo de agua que se usaba en la fabricación manual era de 1.000 a 2.000 litros por kilogramo23. Debemos saber que no bastaba que se encontrase en abundancia, sino que, además, debía reunir cualidades de limpieza y ricas en cal, como una condición primordial. Esta pureza condicionaba la blancura del papel, ya que si venía sucia, con tierra o tintes, sólo se podía utilizar para el papel de estraza, que por el contrario en este caso veía favorecida su calidad. A partir de fines del siglo XVII y durante el XVIII y XIX se crean situaciones problemáticas sobre la utilización del agua para el riego de tierras, y por lo tanto, hacer rentable los cultivos. Algunos vecinos capitalizaban el privilegio de posibilitar el pasaje del agua, cobrando muchos reales para el riego, como nos ilustra el contrato que llevaron a cabo el molinero Antonio de Luna y Rafael de Sepúlveda y Lara de la fábrica Santa Rita. El primero había construido un molino harinero en los Espartales, y para “el curso de las dos paradas” contrató, con el primero, abrir a su costa dos acequias para que llevasen el agua del nacimiento las Pavitas, una al molino y la otra para el riego de sus huertas, previa autorización de los peritos que tasaron el paso del agua en la cantidad de 300 reales de vellón a favor del vendedor, quedando, además, para Sepúlveda la propiedad y el aprovechamiento de los árboles y frutos que se comprenden en el margen de una y otra acequia. Se aclara también que las aguas usadas en el molino sólo podían conducirlas luego a los otros hacendados para riego 24. En 1844 Do-
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mingo Sáenz de Tejada llegó a pagar 1000 reales por la compra25 de 5 horas diarias de agua del nacimiento las Pavitas, cada jueves, con una tasación pericial del 4 % de recaudación municipal. Del mismo nacimiento, en 1858, ½ hora de agua se vendía en 250 reales 26, elevando el costo un 150 % más que la compra anterior. Otra especulación fue privatizar el agua acaparándola en represas, creando por lo tanto muchas tensiones y llegándose a procesar a los especu-ladores27. Un litigio, que llegó a las Cortes de Granada, relacionado con las aguas para los molinos fue el protagonizado por una de las hijas de Francisco Sáenz de Tejada, propietario de los batanes Antiguo y de Abajo, que impidió el curso natural hacia los Espartales, aprovechando que el nacimiento se encontraba en sus tierras 28. Sin embargo, el agua era abundante y permanente, incrementada al avanzar el siglo XIX con el descubrimiento de nuevos nacimientos y el aprovechamiento reglamentado por los alcaldes del agua de los cauces y remanentes según la importancia, y por lo tanto las necesidades por el aumento de la producción molinera, agrícola y sobre todo la papelera. En general, ante la solicitud de apertura de un batán, se hacía un estudio del potencial de las aguas y si el nuevo uso requerido no podía causar perjuicio “al común o a otros particulares” se autorizaba. Se prohibía la toma de agua de los molinos a los labradores29. En el partido de Osunilla donde se encontraban la mayoría de los molinos había sido, desde el principio, canalizado hasta éstos las aguas de los nacimientos llamados “las Pavitas” y “el Pantano”, cercano éste a la ermita de San Antón, llamado antiguamente “el de la fuente de Osunilla”30, el arroyo de Pedro Gutiérrez31, el nacimiento Tejarejos, el arroyo de la Chorrera32 y el nacimiento del Piojo33. En Osunilla la Baja se contaba con las aguas del nacimiento de los Juanes34 y los remanentes
Represa de agua frente a un molino.
o represas de agua que llevaban el nombre de “Piña” y “del Portón”35, entre otros pequeños cauces y torrentes ocasionales. Las dimensiones de éstas represas eran de 6,68 m de largo por 5,85 m de ancho la primera36, o 14,21 m de largo por 4,18 m de ancho la segunda37. En nuestro trabajo anterior hemos registrado en Torremolinos la utilización de represas para un molino de papel en 175538. Durante el siglo XIX el nacimiento Nuevo o Andalubio, como se le llamó a partir de 1830, fue vital para el funcionamiento de varios batanes, aunque en 1871, también, lo encontramos llamado “Guillén” 39 nombre que también se usó para llamar a otro cauce y una acequia40 . En 1877, frente a la utilización que se hacía de sus aguas, la ya creada Comunidad de Regantes del nacimiento Nuevo establece una ordenanza ante la necesidad de regular su uso de manera equilibrada ante la variedad y cantidad de usuarios. Una referencia de suma importancia sobre la valoración de las aguas, es la que nos brinda el inventario del molino San Bonifacio de Arroyo de la Miel, que valora sus aguas en 20.000 reales, representando el 14 % del valor total de la fábrica. Por lo tanto la abundancia en Mijas fue un factor muy importante ya que determinó la continuidad de la producción de las tinas en cantiCILNIANA
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Cuadro n.º 3 Nacimientos y causes de agua al servicio de los batanes papeleros.
Elaboración propia. Fuente: AHPM. * Desde mediados del XIX proveerá el agua a la mayoría de los molinos.
dad y calidad convirtiéndose en un valor económico primordial. En muchas otras zonas papeleras de España, durante el verano, la escasez dejaba inactivos a muchos molinos papeleros total o parcialmente. No he encontrado ninguna referencia contraria y es muy escasa la inclusión de alguna cláusula especial sobre la escasez de agua en los contratos de arrendamiento41.
Choza de traperos a fines del siglo XIX en Málaga. Col. Malagueña. AMM.
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MATERIAS PRIMAS El trapo había sido y era desde la edad media la materia única y por lo tanto imprescindible siempre escasa para proveer y satisfacer la demanda de los molinos papeleros españoles que durante mucho tiempo carecerán de éstos por que se priorizó su exportación a Génova, el gran productor de papel sellado para la Corona. Precisamente esa escasez crónica, y agravada, además, a partir de la generalización del cilindro holandés, conducirá a Occidente en el siglo XVIII a imaginar sucedáneos vegetales hasta llegar a la madera, a mediados del XIX, precipitando su entrada en la era industrial. Según el Censo de 1799 se necesitaba para elaborar una resma de papel sellado, o sea, el de 430 x 315 mm el pliego; 690 gr de trapo, 230 de cola y 5 gr de alumbre. Reiteradas prohibiciones de la extracción del trapo por parte de los mercaderes y fabricantes extranjeros 42, y ordenes para que el recogido en las colonias fuese traído a la metrópoli, privilegios a ciertos fabricantes para poder reservarse el recogido de tal ciudad o región 43, hacían de estos raídos, usados y sucios restos de lino, algodón y cáñamo, un bien,
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más que preciado, absolutamente necesario para esta industria.
de Cádiz hacia Barcelona, aunque también se envían a esta ciudad trapos malagueños45.
El trapo era la materia prima fundamental para la elaboración del papel como ya se ha repetido y su costo de vital importancia. Éste en el último cuarto del siglo XVIII y principios del XIX representaba, según las variaciones de calidad, desde el 37 hasta el 66 % del costo total, según se fueron incrementando la cantidad de tinas y sobre todo los cilindros. Los pequeños y recién creados batanes de la costa de Málaga a fines del XVIII y principios del XIX sufrieron la causa de esta inflación, aunque los trapos requeridos en la mayoría de los batanes eran de calidad inferior, como reducido el consumo de cola, ya que el grueso de su producción fue el papel de estraza. De todas maneras, en este aspecto, la proximidad Mujeres en el escogido de los trapos. Grabado L. J. Gloussier y Bernard. S.XVIII de las tenerías de Arroyo de la Miel y Mijas y de la capital favorecía la Los representantes, especialmente de Barcompra de las carnazas, materia base para hacer celona y Valencia, para la venta del papel, resila cola. dentes en las distintas provincias eran los que se encargaban de la compra del trapo y las carnaSólo Mijas consumía por año (cuadro nº zas. Durante el siglo XIX en la ciudad de Málaga 11), siempre tomando la referencia de 1862, se encuentran a varios almacenistas de familias 2.432 Kg de trapos blancos, 69.366 Kg de trapos papeleras de esas ciudades. Esto perseguía obtede color, alpargatas de esparto, trozos de redes y ner, además de la materia prima, precios más conel reciclado del papel de desecho de pasas y carvenientes en lugares apartados de sus centros de tones usados, 874 kg de cola y 19 Kg de alumproducción, que en los cercanos. bre, sin estimar la cantidad de cloruro de cal. En 1871 el trapero Antonio Casorla natuLos trapos se compraban, por lo general, ral de Viator (Granada), se instala en Mijas con su en la ciudad de Málaga y su traslado por mar se familia. Su mujer era de Alhama Seca y sus hijos abonaba a 4 reales el quintal44, igual que las carhabían nacido, uno en Santa Fe y el otro en nazas, y se aprovechaba el viaje para transportar Alhama, ambas de Granada. Los distintos orígeel papel a la ciudad, que se pagaba a 4 reales la nes es prueba de la permanente movilidad que bala de 10 resmas en 1830. les exigía la búsqueda y la compra de trapos y papeles viejos y usados. Se reciclaba principalPor estos años se registran en el puerto mente el papel usado como simple lecho de las malagueño la entrada de trapos y carnazas despasas que luego se descartaba, como el que enCILNIANA
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volvía algunas frutas en su traslado a los lugares de venta al público 46.
Rodríguez, para irse a trabajar a un molino de Torremolinos,
LA EMIGRACIÓN DE PAPELEROS VALENCIANOS A LOS MOLINOS DE MIJAS
Los fabricantes Antonio Ridaura y Antonio Colomina precedieron a Jaime Romaní y Figueras52, otro fabricante que se instala en la fábrica de papel blanco de Mijas y, por los mismos años se produce la llegada de otras familias, que figuran en el padrón de 1851, con apellidos ampliamente conocidos, por su larga relación con la fabricación de papel en Valencia.
A fines del siglo XVIII la fabricación de papel en Mijas, como hemos dicho, tenía una incipiente producción de papel de estraza en los dos batanes de Sáenz de Tejada en Osunilla la Alta, con la finalidad de utilizar parte del mismo en el comercio de diversos géneros que tenía en la ciudad de Málaga, el resto se consumía localmente. A partir del primer cuarto del siglo XIX luego de tantas dificultades, ya apuntadas, cobra una mediana importancia, incrementándose considerablemente a mediados, donde encontramos trabajando, junto a los mijeños, a los papeleros llegados del levante valenciano y catalán en busca de nuevos horizontes atraídos por el impulso industrial que se había generado en Málaga junto con otros de Coín, Antequera, etc.47, donde la industria papelera de estos pueblos entraba en decadencia, por muy variados motivos ya expuestos 48. En la capital se había producido un continuo crecimiento demográfico49, propiciando a la mitad del siglo una transformación urbana, favorecida, además, por el proceso de la desamortización, mediante el ensanche de la ciudad, el atirantado y la construcción de nuevas calles, la instalación de nuevos servicios urbanos, etc. Es dentro de este contexto que los molinos de la costa reciben un aumento considerable de papeleros que, unos abrirán tiendas especializadas50 y otros trabajarán en la fabricación de papel. Ya a partir de su creación la fábrica de papel blanco Santa Rita tuvo como operarios, además de sus fabricantes locales, a genoveses, catalanes y valencianos que elaboraron papeles juntos con los que llegaron de Antequera, Coín y Benalmádena, alternativamente, durante casi todo el siglo XIX, junto al resto de los batanes instalados en los partidos de Osunilla (Alta y Baja) y los Espartales. Después de los problemas planteados con el primer arrendatario de la fábrica, los presbíteros Rodríguez y Sepúlveda propietarios de la fábrica, contratan como maestro al genovés José Ghigliotti51, llegado con toda seguridad años atrás a las fábricas de papel de su compatriota Félix Solesio, con un ventajoso contrato que abandonará después de muchos años, seguramente debido al cambio en la dirección de la fábrica producido a raíz de la muerte del presbíter o
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La mayoría venían de Alcoy: Antonio Blanes, Juan Almillan, Vicente Peidro, José Molina, José Cardenal García, José Satorre, Nicolás Pérez, Francisco Valor, Bernardino Losano Criado, Antonio Miralles Abad y Agustín Gil Peidro. También los había de Cocentaina: Francisco y Juan Bautista Blanes: de Tarragona era Ignacio Esteban (o Estebes) Casullera. José Doménech Valor de Tibi, y de Valencia eran Vicente Tolosa Martínez y José Botella, cuyas mujeres pertenecían, la mayoría, también a familias papeleras de esas zonas. Este primer registro nos muestra un perfil de jóvenes parejas, que en los padrones de años más tarde encontraremos ya con varios hijos que, como ellos, se implicarán desde niños en la empresa familiar o se contratarán en otros batanes como aprendices. No podemos olvidar que en los lugares de origen de estos papeleros, a partir de la segunda década del siglo XIX, comenzó a importarse maquinaria de cardar e hilar, entre otras, produciendo un camino muy favorable a la industria lanera en lo económico y social, principalmente en Alcoy, afectando a la industria papelera de aquella importante zona, ya que algunos molinos pasaron a ser textiles, repitiéndose a la inversa lo ocurrido en la mitad del siglo XVIII. La modernización fue abandonando los métodos artesanos hasta lograr, después de varios años, lo que exigía el mercado y las exigencias que el tecnicismo industrial demandaba. Este proceso pudo haber dejado a muchos oficiales y operarios, sobre todo a los más jóvenes, sin ocupación, impulsando el éxodo a zonas con mayores posibilidades laborales y que la “modernidad” no hubiera irrumpido con la fuerza de Valencia y Cataluña. Un simple repaso a esas transformaciones53 y sólo por mencionar a las familias de las que luego encontraremos algún integrante en Andalucía, justificaría su emigración a otras zonas con posibilidades de expansión. La viuda de Peidro e hijo, junto con José González de Abad convienen en transformar su
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molino de papel. En 1820 Pascual Abad es arrendatario de un molino convertido. Veinte años después Lorenzo Abad comparte su molino de papel con la actividad textil. No es extraño encontrar por lo tanto a Rafael Abad como dueño del único molino que produce papel blanco en Mijas en el momento de mayor producción. El apellido Pérez, conocido también, está asociado a la industria textil y a la exportación de máquinas de hilar y tejer movidas ya por vapor en 1851, como también a la fabricación papelera, de la que hay referencia de un papelero de nombre José en Tibi. Por otra parte son muy conocidos los fabricantes Botella y José Valor que se había instalado en la ciudad de Málaga en la década del 30 y luego en Arroyo de la Miel (Benalmádena), donde eran propietarios de una fábrica de papel54 y que fue el primero en producir papel continuo. Encontramos una referencia en el partido de Riquer de un Francisco Blanes que poseía tierras lindantes con una fábrica de papel y, a mediados del XVIII Luis Blanes poseía un molino de papel en el río Molinar. No sólo fue Málaga destino de estos fabricantes, en Granada encontramos papeleros emigrados tales como Francisco Pericós casado con Francisca Gisbert, que se traslada en 1848 con dos de sus pequeños hijos, el mayor Francisco seguirá como papelero en 1888. Vicente Martí llegó en 1830 y a Francisco Martí lo encontramos activo en 1859, Rafael Pastor ya estaba en 1825 y Antonio Pastor, viudo, llegará en 1837 con sus dos hijos, José de 17 y Concepción de 15. También se instalarán los alcoyanos José Bernabé y los hermanos Casanova, entre otros. Por esos años un Pastor fabrica papel en Arroyo de la Miel y más tarde, en 1862, Francisco Pastor posee dos fábricas, una de papel continuo y otra de papel de estraza. En 1866 se produce el retorno desde Mijas, suponemos que a su zona de origen, de la mayoría de estos papeleros y sus obreros ya que no figuran como radicados en la villa. La desindustrialización malagueña se producirá claramente de manifiesto en los años sesenta y una década más tarde se registra una perdida de población en la capital, que aunque se recuperará por un importante movimiento migratorio de los pueblos cercanos debido al incipiente desarrollo e involución industrial en los mismos, se agravará como consecuencia de la irrupción de los primeros síntomas filoxéricos en las vides malagueñas55. Sólo algunos se quedaron e intentaron expandirse a otras actividades. Agustín Gil Peidro
invierte en la compra de casas y tierras en Fuengirola, Benalmádena y Mijas en 1872 y 1874. Es evidente, además, su solvencia económica a juzgar por los préstamos efectuados, algunos sin cobrar intereses. Antonio y José Satorre junto a Juan Valor compran en 1854 cuarenta acciones, cada uno, de la mina La Victoria recién descubierta en Benalmadena56 . Ignacio Estebes Casulleras en 1879 permanecía en Mijas y con asuntos en Barcelona donde su padre Ignacio Estebes Domenech tenía su poder para atenderlos57, Oliver y Brú de la Pobla de Claramunt también permaneció hasta su muerte en Málaga, y siguió produciendo papel su hijo. Si la oligarquía malagueña practicaba la endogamia, la clase papelera también. La mijeña estaba emparentada entre sí por matrimonio 58, reforzando y formando una infranqueable barrera para los demás, y así continuaron. Una particularidad de la mentalidad de las familias papeleras a destacar era la de legar su fábrica, que a su vez había sido heredada de sus ancestros, como en muchos casos los secretos de la fabricación. Siempre es legada a alguien con la capacidad de ser susceptible de continuar con el trabajo. El resto de los hijos recibe la herencia en dinero, y en el caso de que sea mujer, ésta se casará con un papelero, como veremos en los capítulos posteriores. Además del intercambio que sin duda se produjo entre los locales y los venidos del levante, éstos dejaron patente su influencia en los mijeños en el cambio de la denominación de su tarea, de algunos utensilios y productos. Comenzarán a llamarse “papeleros” o “fabricantes” como en el resto de España en lugar del tradicional batanero. A partir del siglo XX se generalizará, también, el nombre de fábrica, no sólo a la papelera, también a las de harina, aceite, conservas cárnicas, etc. SALARIOS Y TAREAS No podemos asimilar la existencia del obrero de la gran fábrica cuya actividad estaba enteramente dominada por las necesidades de la empresa, a la vida cotidiana del jornalero integrado aún, aunque en parte, a la comunidad rural, pasando por el artesanado. El artesano papelero, grupo social claramente definido59, aparece constituido fundamentalmente por antiguos maestros que entrarán en CILNIANA
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la ruina a medida que las nuevas técnicas de producción, y la consiguiente legislación laboral se vayan extendiendo a lo largo del siglo XIX, ante lo que tendrán que plantearse su actuación futura: seguir como artesanos o bien adecuarse al nuevo sistema de producción. Aunque éstos se distinguen de los obreros de otras manufacturas conservando una relativa autonomía en la organización del trabajo, ya que dominan una especialización altamente cualificada, por lo que no están íntegramente sometidos a una voluntad exterior. L os maestros papeleros no son mero s ejecutantes; pese a su situación limitada intervienen en la producción y la venta de su producto quedando comprometidos en una estructura económico-social muy particular. No
conocen la integración de un status similar a los obreros de fábrica, ni menos aún pueden ser clasificados como “pequeños burgueses”60, clasificación que ocuparán los funcionarios o el comerciante al que le importa el beneficio comercial basado, generalmente, en relaciones de rivalidad con otros comerciantes. Los salarios obreros no cualificados se sitúan en Málaga en 6 reales, cantidad inferior a la de cualquier jornalero. Los jornales malagueños en este periodo oscilaban entre los 8 y los 14 reales diarios correspondiendo la más alta remuneración a carpinteros, panaderos y albañiles, y los más bajos al hortelano y jornalero de fábrica en 8 a 9 reales diarios, y entre 10 y 12 a los diferentes oficios entre los que, como veremos, se encuentran los oficiales papeleros. Se mantiene la diferencia entre los salarios masculinos y femeninos oscilando éstos entre la mitad o un tercio menos del valor que el de los hombres: alrededor de los 4 ó 5 reales en actividades industriales, siendo, por otra parte, verdaderos salarios de hambre los de la numerosa población de trabajadores infantiles. Concluyendo, podemos elaborar una escala desde los 2 reales de una sirvienta a los 14 de un carpintero, siendo de 12 reales el jornal máximo pagado en la industria papelera local. Los salarios eran, como es lógico, diferentes según la tarea que hacían durante el proceso de la fabricación del papel. Se pueden clasificar en cuatro grupos o clases: traperos, pilateros, oficiales de tina, aparejadores.
Oficiales de la tina o del obrador. Grabado Turinés s. XVIII.
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El primer grupo cobraba, según las arrobas del trapo escogido, durante las 10 horas diarias de trabajo, entre 10 y 12 reales. La generalización de emplear, para estas tareas, a mujeres sólo perseguía rebajar el tanto pagado por cada arroba, representando del jornal masculino un 30 % menos, como era común en otras industrias.
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En el segundo grupo se encontraban los obreros que atendían las pilas o los cilindros y ganaban por 9 horas diarias entre 6 y 7 reales. Cuando se comenzaron a blanquear las pastas estos obreros sufrieron los efectos nocivos del cloro.
niños de 6 a 10 años, y su salario era según su disposición de 15 hasta 30 céntimos de pese-
Los que se ocupaban de la prensa hidráulica, en las fábricas que las habían incorporado, atendían la producción de dos tinas, cada uno, por un jornal semanal de 15 a 17 pesetas, considerando que era un trabajo muy pesado. Al tercer grupo pertenecían los llamados “oficiales de tina” o sea, los sacadores, ponedo-res, levadores y sayaleros. Los dos primeros ganaban por cada posta61 , que por lo general les llevaba once horas para cumplir con las con-
Poniendo a secar los pliegos. Xilografía de Torner. s. XIX.
venidas, un salario de 12,5 reales. La calidad de la pasta, con la que formaban el pliego, influía mucho en su eficacia. Si tomamos como referencia el sueldo de Ghigliotti a principios de siglo, no hay ninguna diferencia, y éste, además, recibía premios por la producción anual.
Venta del papel. Xilografía de Torner. s. XIX.
ta diaria. Los segundos, o sea, los aprendices de 10 a 16 años, ganaban de 2 a 4,5 reales por día. Debemos suponer que estos salarios se aplicaron, sin descartar variantes, al menos en la elaboración del coste del producto, que es, por otra parte imposible corroborarlo ante la falta de documentación y la inclusión de parte de la familia en el proceso productivo. SITUACIÓN LABORAL Y CONDICIONES DE SALUBRIDAD EN LOS MOLINOS DE PAPEL
Del trabajo de los levadores y sayaleros se encargaban los niños, aunque nos parezca increíble, de 6 a 8 años, y trabajaban las mismas horas que los primeros. En Mijas los registros de niños en este trabajo son a partir de los 10 años. Los levadores, según la disposición, llegaban a percibir de 8 a 12 reales diarios. Los sayaleros por su parte, según la disposición, cobraban sólo 30 céntimos por posta.
Las dimensiones recogidas de los batanes en Mijas en los pocos registros, y en los restos de los edificios, sin duda con modificaciones posteriores, que nos han llegado son de reducido tamaño. Además, el grupo familiar del arrendatario o el maestro contratado habitaba en ellos, que, por lo general, eran pequeños para albergar una familia numerosa, con las consiguientes presiones y problemas, al convivir integrantes de distinto sexo, convirtiendo la vivienda o, mejor dicho, la habitación en nulas condiciones higiénicas, imposible de mantener la armonía necesaria para el esperado descanso.
Finalmente el último grupo llamado “los aparejadores”, se dividía en dos subgrupos. Los llamados vulgarmente “descosteradores” y los aprendices. Los primeros también eran
En algunos, como veremos más adelante, el propietario del batán o molino vivía en la villa o en la ciudad de Málaga, y sólo usufructuaba la parte del alquiler sin ningún interés en el proCILNIANA
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ducto. En los contratos de arrendamiento se determina que no aceptarían como parte de pago entregas de papel. Por otra parte es curioso el antecedente de los batanes llamados “de Arriba” y “Abajo” que el alquiler consistía en la entrega de 30 resmas mensuales, cada uno. Sólo se realizó hasta la muerte del propietario, ya que luego se cambiaron esas condiciones.
Las condiciones de trabajo de los obreros de la industria papelera no se diferenciaban sustancialmente a otros de su época. En general todos vivían los mismos problemas, aunque en las zonas más industrializadas eran mucho más duras y peligrosas La fábrica y sus instalaciones carecían de higiene y por lo tanto eran provocadoras de enfermedades y accidentes 64.
El responsable del batán repartía las tareas de la fabricación, mantenimiento de la maquinaria y el edificio entre todo el grupo familiar, los padres o mayores intervenían en las tareas del batán, los niños y adolescentes eran también de suma importancia en muchas tareas, como se ha dicho, que intervenían en el proceso, desde el comienzo hasta el final.
El empleo generalizado de mujeres y niños, bajos salarios y jornadas de trabajo verdaderamente agotadoras fue la base humana en que se apoyó la industrialización durante el XIX en España.
La jornada del maestro inquilino, junto al resto de los obreros, era de 14 horas, o sea, de sol a sol y cuando lo exigía la demanda en horario nocturno. Además, la mayoría se ocupaba, del funcionamiento del batán y la venta del papel. En el padrón de 1878 encontramos registrados niños de diez años con la denominación de batanero o papelero como su ocupación, lo que significaba el reconocimiento oficial de su, casi siempre, exigente trabajo, aunque éstos desde siempre habían sido utilizados en los molinos y batanes de papel. Aparte de los testimonios recogidos en múltiples contratos de su actividad y aprendizaje, es muy ilustrativa su presencia en los múltiples grabados y sobre todo las fotografías que reflejaban la actividad de una fábrica de papel en distintos países, y épocas de Europa y que pueden consultarse en diversas publicaciones62. El horario habitual que cumplía un obrero en 1850 en la industria malagueña en verano, se extendía de siete de la mañana a siete de la tarde y en invierno de seis o siete hasta las ocho de la tarde con tiempo para hacer dos comidas de una hora cada una63. Éstos niños intervenían antes de la edad mencionada en tareas que llevaban un gran riesgo para su salud y desarrollo, manipulando trapos que, por lo general, la suciedad que los acompañaba era foco de contaminación y proliferación de enfermedades, hasta el punto de no permitirse su acopio en los centros urbanos por el riesgo de infecciones que ello significaba. En Granada a principios del XVI, ya hubo un pleito ante la solicitud para instalar un molino a orillas del río Darro en la ciudad, que finalmente no se autorizó debido a los peligros de infestación de la población por causas del trapo.
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Esta falta de salubridad responde a su propia naturaleza, el trabajo era penoso, perjudicial a la salud provocando como consecuencia muertes prematuras entre los obreros que se dedicaban a ciertas operaciones inherentes a los mismos, siendo frecuentes los accidentes. En Anales Malagueños se publicaban noticias, por esa época, de muertes laborales producidas en las fábricas de tejidos y algodones de niñas y niños de 14 y 15 años 65. Aunque como justificación se decía que no había ningún varón mendigo hasta la edad de 14 años, pues las fábricas de papel y paños les facilitaba la subsistencia con su trabajo, al estar todos aplicados a él, y sólo en algún caso de falta de ocupación, recurrían a la limosna momentáneamente, volviendo al trabajo, en cuanto cesaba la suspensión66. El obrero y su familia no tenían derecho alguno de indemnización en caso de muerte o incapacidad permanente, no se estipulaba, además, en ningún contrato que hemos consultado. Era igual para el arrendatario del batán. En la mayoría de los contratos67 no se contemplaba prácticamente ninguna excusa, algunas tan justificadas, como eran la falta de agua, “malos tiempos”68, enfermedades, accidente, muerte, etc. En otros casos se multaba a pagar en reales las resmas que por impedimento del maestro o que el personal no rindiera, y ante alguna enfermedad grave del firmante, “piadosamente” se financiaba la deuda o la rescisión del contrato. No olvidemos que se exigía a la firma de éste garantías con propiedades si las tenía el inquilino, o de lo contrario de un tercero. Para que se tenga una visión de los riesgos para la salud del trabajo de un batán o molino, haremos un breve repaso de las tareas y los obreros que se hacían cargo de ellas, según un documento de la época69. “El trabajo de los traperos era muy perjudicial para la salud. El excesivo pol-
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vo del trapo, aún después de haberse quitado en parte, al aire libre, en los lugares destinados al efecto en el exterior de los edificios, llena por completo el medio ambiente de las traperas. Y al incidir directamente en los órganos respiratorios de los obreros, que en ellos trabajan, van produciendo lenta y paulatinamente lesiones irreversibles que se traducen en enfermedades crónicas y mortales. Los pilateros se hallan expuestos a peligros idénticos que los traperos, aunque por motivos distintos. La infección de la atmósfera que se respira se produce, ahora, por la acción del cloruro que se desprende, o evapora, del blanqueo de la pasta. Agravado, todo ello, por el excesivo número de horas diarias que se trabajan en tan insalubre operación.
bros, como lo demuestra el sinnúmero de obreros lisiados que hay en esta población a consecuencia de esta clase de trabajo”. Muchas veces lo que se consumía para conservar y sostener la vida, no era, en el mayor número de los casos, el adecuado para recuperar las fuerzas perdidas en el penoso y continuo trabajo. Las comidas generalmente se componían de frutas de la estación, pan y algunas sopas, y otros alimentos calientes, pero la mayor parte no hacía una comida regular hasta la de su casa por la noche. No olvidemos, además, que el domingo era el único día de descanso y en el mejor de los casos también el de la comida más gratificante de la semana. Cuadro n.º 4 Edad promedio de los bataneros registrados en los padrones municipales 1851-66.
Los oficiales de tina, al igual que los anteriores, se hallan también expuestos a contraer una enfermedad grave y mortal, hasta el punto que muchos de ellos, si no todos, no lleguen a la edad de cincuenta años. Y los que de ella pasan quedan imposibilitados para continuar trabajando, por lo quebrantado que se halla ya su organismo. Entre las principales causas que producen tan nefastos efectos figuran la suma rapidez con que dichos operarios deben realizar su trabajo, lo pesadísimo que éste es en sí, así como la mala calidad de la materia prima que se emplea en la fabricación del papel. Todo ello se traduce en que las pastas resulten muy inferiores y que haya necesidad, para poder trabajarlas regularmente, de someterlas a la acción del calor y mantenerlas a una temperatura media de unos 38 grados centígrados, obligando a los obreros a sufrir un calor insoportable que les perjudica en extremo durante todo el tiempo del trabajo. Finalmente cabe decir que la industria papelera es también muy peligrosa para los operarios encargados de los martinetes. Ya que, por la edad algo prematura de los mismos, por la incómoda posición en que han de realizar su trabajo, así como por el excesivo número de horas de éste, y al efectuarse por la noche, están expuestos a los accidentes de trabajo, con la pérdida de alguno de sus miem-
Elaboración propia.
Para cubrir los gastos del presupuesto familiar mínimo, elaborados por Morales Muñoz, para 6 personas exigía el salario más alto, o sea, 14 reales diarios, sin contar los gastos de ropas y medicinas. La población trabajadora estaba mal alimentada, mal vestida y alojada en viviendas antihigiénicas, lo que significaba bajo nivel saniCILNIANA
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tario, elevada tasa de mortandad, abundante mendicidad y analfabetismo, en definitiva las bases de la problemática social industrial de la ciudad y los focos de producción. Es significativo el retraso con que se propugnarán las leyes sobre la regulación de la cuestión laboral, así como a la inaplicación casi generalizada de las mismas. Las condiciones de trabajo de los obreros malagueños fueron terriblemente duras y agotadoras, hasta 1860 que se manifiesta una clara preocupación por las condiciones materiales y morales de las clases obreras, cuando se promulguen tras la presentación de diversas proposiciones, unas normas reguladoras básicas de las condiciones de trabajo referidas, sobre todo, a la población obrera infantil y femenina. Dichas normas contemplarán aspectos como la edad mínima, la duración de la jornada laboral, la limitación de ciertos trabajos por su dureza, la prohibición de trabajos nocturnos de niños y mujeres, etc.70. La duración de la jornada entre las 10 y 12 horas diarias era completamente arbitraria, igual que los salarios, variando según la zona y los oficios. La edad promedio, según el registro que hemos obtenido de la documentación, de los hombres y mujeres que figuran como bataneros, papeleros o fabricantes de papel de Mijas, es de 25 años los primeros y de 30,5 las segundas, según se desprende de los datos que se anotan en el cuadro nº 4. Son muy similares los porcentajes que se publicaban en Anales Malagueños sobre el personal de la empresa de tejidos La industria Malagueña S.A, que ocupaba a 1400 obreros en 1852, de los que 243 eran varones adultos, más 184 de 10 a 18 años. Siendo la cantidad de mujeres mucho mayor, había 716 obreras de 15 a 25 años y 275 de 10 a 15 años. Su vestimenta durante el trabajo era la misma de uso doméstico71. Las enfermedades más generalizadas en Málaga eran las irritaciones e inflamaciones en la membrana mucosa laríngea bronquial. El reumatismo originado por los bruscos cambios de temperatura y por la respiración del polvo de los trapos. Eran muy frecuentes las amenorreas originadas por la humedad que produce el riego indispensable para la fermentación de los mismos 72. Entre las mujeres la enfermedad más frecuente era la anemia, originada al margen de las causas generales que pueda afectar dicha afección, “tales como deficitarias cuantitativas y cualitativas de las dietas alimenticias, por la supre-
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sión intempestiva de los menstruos en los días lluviosos, pues en la larga travesía desde su casa a la fábrica llegan completamente mojadas, además de afecciones estacionales o crónicas latentes como la clorosis en jóvenes de 15 a 20 años”73. Madoz nos informa en su diccionario, que en Mijas las enfermedades más comunes eran la calentura y la pulmonía, aunque leves debido a que la villa estaba ventilada y su clima era templado y agradable y no le faltaba razón, sigue siendo a pesar de la superpoblación actual muy saludable. Aunque estas afirmaciones sólo responden al criterio higienista que tomó gran auge desde fines del XVIII hasta que entra en decadencia con el descubrimiento de la bacteriología a fines del XIX. Se partía de la consideración de la gran influencia del entorno ambiental y del medio social en el desarrollo de las enfermedades, criticando la falta de salubridad en las ciudades industriales, como el trabajo y condiciones de vida fabriles. Los médicos de este periodo realizaron toda una serie de investigaciones empíricas de tipo sociológico y geográfico74, que en el mejor de los casos no podían prevenir ni paliar las catastróficas consecuencias producidas por el cólera, la fiebre amarilla y las enfermedades y accidentes propios de éste y de otros trabajos de la industrialización. Málaga en el siglo XIX sufrió pestes tales como las de 1803-1805 que resultó mortal para el 37 % de la población. Las de cólera morbo de 1854-55 y 1860 dejaron también su lamentable saldo, sólo por mencionar las que registran muertes en esta industria en Mijas y Arroyo de la Miel. En 1855 entre las muertes producidas por el cólera morbo en Osunilla se encuentra el batanero Gregorio Sánchez Porras de 59 años75. En 1885 se repetirá nuevamente otro brote. El balance que se hizo en 1853 sobre la fiebre amarilla fue muy negativo. En comparación con otras del siglo, ésta “había diezmado la población de Málaga”, aunque no se la consideró endémica, ya que se afirmó que todas estas pestes procedían de las Antillas españolas. Las anteriores de 1813 y 1821 fueron las más benignas, comparándola con la de 1803 que mató a 40.000 malagueños76. El proletariado, por lo general, será la víctima propiciatoria de la enfermedad. Sus bajos niveles económicos impiden la inmigración, su alimentación, siempre deficitaria, se ve aún más comprometida por la elevación de los precios, el cierre de los comercios y los talleres hace disminuir los recursos de subsistencia, y la emigración
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de las personas pudientes dificulta incluso la mendicidad. Existió una evidente pérdida de maestros de los distintos gremios malagueños77. LA MANO DE OBRA FEMENINA E INFANTIL EN LA FABRICACIÓN DEL PAPEL Las mujeres y los niños que trabajaban en los batanes mijeños representaban, del total de los obreros, el 31 % las primeras, y el 30 % los niños, según nos muestra el cuadro n.º 5, pero estos cálculos corresponden sólo a la información de los padrones municipales, que nos dan personal aproximado para once batanes con una tina y un cálculo de ocho operarios para cada uno. Cuadro n.º 5 Total de bataneros y papeleros en el de padrón de 1878.
Elaboración propia.
Durante el gran auge productivo de los molinos de papel de la provincia que estaban en la costa de Málaga, el empleo femenino era muy superior (cuadro nº 6), y en cuanto a Málaga el grueso de la mano de obra se encontraba en Mijas con una proporción de este personal también superior con un 44% el femenino y 11% el infantil (véase cuadro nº 7). Cuadro n.º 6 Número de operarios de la industria papelera andaluza en 1862*.
*Se incluye el personal (24) de las tres tinas de Jaén.
Cuadro n.º 7 Número de operarios de la industria papelera malagueña en 1862.
Fuente: Francisco Giménez Guited (1862).
En toda la Andalucía industrial era, por entonces, abundante la presencia femenina. Es en el sector textil donde se registra una demanda de elevada proporción femenina, donde las niñas también eran parte de la mano de obra barata, en el manejo de los telares, hilando, te-
jiendo y blanqueando en las diferentes poblaciones donde se desarrollaba esta actividad, igual que en la alfarería y el cocido de los cordobanes principalmente. La sedería de Coín, establecida en 1852, con 110 telares montados, empleaba 200 mujeres en 1862. Esta mano de obra femenina permitía, al ser inferior su remuneración, bajar o mantener los costes del producto enfrentada a los mejores precios y mayor diversidad de la textil catalana. El empleo de mano de obra de mujeres y niños en la fabricación papelera viene, prácticamente desde sus orígenes. Ya en el siglo XVI la mujer era una fuerza laboral no contada, no sólo en las tareas domésticas, sino en otras actividades económicas, aunque los documentos apenas recogen noticias directamente sobre ellas. Retornando a la época de este trabajo, encontramos algunos datos que afirman lo dicho. Tomemos el ejemplo de una de las zonas papeleras más importantes de Génova, la villa de Fabbriche. A principios del XVIII el porcentaje de mujeres ocupadas en los molinos de papel era de 285 y 118 niños, contra sólo 144 hombres, representando el 74% de la mano de obra empleada. En Alcoy, de 510 trabajadores 156 eran niños78 y en Banyeres de Mariola de 400 obreros 100 eran niños y un porcentaje mayor de mujeres. En la fábrica de abanicos y litografías de Málaga su personal, que se contaba entre 400 y 500 obreros, lo integraban también mujeres y niños. De las tareas de selección y envasado de las pasas, almendras, higos secos, llamadas “la faena”, se ocupaban cientos de mujeres en los locales habilitados por los exportadores. El trabajo de la mujer, ayudada muchas veces por los niños, comenzaba con el escogido del trapo, donde separaban los de lino y de algodón, los tejidos de lana o los ribetes, apartando el de colores, quitando los botones y deshaciendo las costuras, clasificando alpargatas y cuerdas, y el papel y cartones que se reciclaban. Era tarea femenina también, en algunos molinos, la función del levador, que consistía en desprender cada pliego del sayal. Cuando se completaba la posta, junto con un muchacho arrastraba la ponedera o tablero hasta dejarla bajo la prensa, ayudando al laurente y el ponedor que la prensaban para la eliminación del agua. Luego de separar los sayales de los pliegos de papel, terminaban llevándolos al secadeCILNIANA
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Se cumplían grandes formalidades en la admisión de los aprendices. En Valencia a principios del siglo XIX el tiempo en calidad de aprendiz de un muchacho era de seis años, corriendo a cargo del maestro que lo tomaba a su cargo “... el deber de instruirlo en la creencia católica, cuidarlo y si motivos diere castigarlo y retarlo en termino regulares”. El fabricante Francisco Moltó pagaba al niño Vicente Carbonell 10 reales los dos primeros años, 14 reales el cuarto, 16 el quinto y 20 el sexto año para alimentos y 6 libras de salario anual.
Niños esquinzadores. Grabado de L. J. Goussier y Bernard. S. XVIII.
ro donde otras mujeres los colgaban, luego de secado los separaban y los apilaban. Las escogedoras revisaban hoja por hoja la totalidad de la resma observando los defectos y separaban el bueno del quebrado, del corto y del roto. Estas tareas, entre muchas otras, podían estar ocasionalmente hechas por hombres, pero por lo general las descripciones del siglo XVIII y los grabados que las ilustran nos confirman lo contrario, del mismo modo los niños también colaboraban en el troceado o esquinzado de los trapos antes de llevarlos al pudridero. En los centros de producción importantes por la organización y estructura, los oficiales, aparte de su sueldo, comían y pernoctaban en su lugar de trabajo, o sea, la fábrica. Sin embargo, los niños (aprendices) por su edad comían o, debían de hacerlo, en sus casas según ciertas reglamentaciones que a mediados del siglo XVIII se habían implementado, recibiendo aparte de su salario una cierta cantidad de alimentos. Los niños estaban en calidad de aprendices durante cuatro o seis años y luego eran examinados por una comisión de expertos para acceder al rango de oficiales y maestros del arte de hacer papel, y así poder gozar de la retribución económica a su nueva responsabilidad.
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Otro documento de Alcoy de 1776 nos dice que Nicolás Martorell pone, dada la inclinación al oficio papelero, a su hijo Matheo en la fábrica de Pascual Abad por dos años para “que se le instruya en el ejercicio de esas oficinas y operaciones que les pareciere al mejor desempeño y servicio”. Aquél recibiría 3 sueldos diarios por vía de alimentos y 14 libras cada año. En el caso de ser admitido y si se quedaba en el molino de sus instructores, éstos le pagaban como a un oficial79 . Pocos lograrían llegar a esa categoría laboral, dada la cantidad de niños ocupados durante tantos años en el aprendizaje o, por decirlo más directo, la explotación que se le hacía con el fin de llegar a la maestría. En Cataluña se empleó en algunos molinos durante el siglo XIX el sistema de balaires. Este consistía en que el propietario se encargaba de la compra de la materia prima y la venta del papel, y de la fabricación el balaire, al que se le pagaba por la cantidad de balas producidas en el molino, de donde se origina su denominación. Se responsabilizaba de la manufactura y se encargaba del alojamiento y comida del personal en el edificio o molino. Debajo de éste, jerárquicamente, venían los encargados, oficiales y aprendices. Es obvio hablar de los abusos que se cometían, motivo por el que se eliminó a principios del siglo XX este sistema de producción. El balaire asignaba el jornal a los trabajadores, y la proporción de las 3 pesetas pagadas a los hombres, descendía a 6 reales para las mujeres; el 50
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% menos. No se contemplaban las horas extras trabajadas y los aprendices no recibían salario durante los tres años que duraba el aprendizaje solamente se les daba la comida y se les proveía de la cama en el mismo molino. Al pasar a ser ayudantes de máquinas o cilindros recibían del balaire una semana de sueldo de ayudante como recompensa por haber ascendido de aprendizaje80. En el norte de Portugal, a mediados del siglo XIX, en las fábricas de papel del Concejo de Terras de Santa Maria, se empleaba la mano de obra femenina e infantil o “moços” que pertenecían a la categoría de aprendices81. La fabricación de libritos de papel de fumar también utilizó a mujeres y mayoritariamente a niñas de 10 a 12 años, a las que le resultaba más fácil y rápida la manipulación de las pequeñas hojitas. En los batanes de Mijas los niños y las niñas eran oficialmente bataneros a partir de los 10 años, lo que no descarta, sino que afirma, que trabajaban ya antes de la edad en que se les empadronaba como bataneros, y sobre todo por ser los hijos de los encargados o propietarios del batán. En la zona valenciana la edad mínima estipulada era de 12 años, aunque como hemos visto en el capítulo anterior no se respetaba.
L a instrucción la hacía el padre o el maestro, aunque la madre o la mujer papelera de Mijas también pudo haber cumplido esta función de enseñar a sus hijos e hijas las tareas de la fabricación. No olvidemos que algunos molinos de papel de la costa tuvieron como propietarias-fabricantes a varias mujeres. Por otra parte, debemos suponer que las exigencias de perfección en el de estraza no lo eran tanto. Ya en el catastro del Marqués de la Ensenada (1755) queda registrada Theresa Gallardo como copropietaria junto al también molinero Joseph de Roa de un molino de papel en la ciudad de Málaga. El batán de papel de estraza llamado “María Josefa” de Benalmádena, lo trabajaba en 1803 María del Valle y Padilla, y María Fernández del Valle desde 1805 hasta 1852 que continuará en él María J. Navarrete. Teresa Sánchez por su parte se hizo cargo, al morir su marido, del arrendamiento y producción del molino de papel de Frigiliana82. En Osunilla, como veremos más adelante, fueron varias las propietarias de batanes, y agregamos ahora, como operarias a Juana Ames Márquez, que trabajaba junto a su hijo después de quedar viuda, y a Lázara Cortés Ríos, que lo hace con el suyo después de separarse del marido, estado que también quedaba registrado en los padrones.
Operarias examinando, plegando, alisando y contando el papel. Grabado de L.J. Goussier y Bernard. Siglo XVIII.
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Podemos hacer el seguimiento de los bataneros mijeños durante más de medio siglo, que han transmitido los conocimientos de padres a hijos, aunque sin excluir en el aprendizaje a otros parientes.
La alfabetización de la mujer, que llevaba la peor parte, era sólo del 1%. Ésta debía afrontar, además de las tareas del batán, a la que ya me he referido, todas las que les exigía el mantenimiento de la casa y de los hijos.
ALFABETIZACIÓN
El censo oficial de población de 187784 fija el porcentaje de analfabetos en Málaga en el 71.4% mientras que el nacional se sitúa en el 71.8% y de los alfabetizados sólo una mínima parte accedía a la segunda enseñanza, aunque la población infantil fuera de la capital se ve a muy temprana edad impulsada a aprender un oficio remunerado.
El abandono de la educación de la clase popular u obrera sólo procede compararla con la mala nutrición corporal, las menos favorecidas por el escaso grado de instrucción generando por lo tanto los mayores niveles de analfabetismo. Hubo acuerdos y mociones adoptadas por la Junta Provincial de Gobierno de la Nación y la Junta Provincial de Málaga a favor de una mayor instrucción de grado, y también los “reglamentos” y “estatutos” de la mayoría de las sociedades obreras muestran esta preocupación por la instrucción de la clase obrera83. En la villa, por estos años, como hemos dicho, tenían un maestro y una escuela de primeras letras que, según los relativos datos de Madoz, asistían 184 niños y 120 niñas. En 1866 se había reducido la cantidad de niños que asistían a la escuela a un total de solo 184: Mijas había sufrido las pestes de años atrás y las nuevas de cólera morbo de 1854, 1855, 1860 redujeron la población en 1128 habitantes menos que los que habitaban la villa en los 1297 edificios en 1851. Como vemos, resulta muy significativo el bajo porcentaje de alfabetización representado en el cuadro n.º 8: sólo el 6% corresponde a los niños. Mayor es el porcentaje de los hombres con un 9%, siendo nulo el de las niñas. Reiteramos que estos porcentajes responden a los padrones, aunque debemos tener en cuenta que era muy superior el personal que recogemos en el cuadro nº 7. Debemos concluir que los niños que trabajaban en la zona rural y batanera no recibían instrucción escolar. Aunque tampoco lo hicieron todos los que figuran domiciliados en el pueblo. Cuadro n.º 8 Obreros alfabetizados de los batanes de Mijas según el padrón de 1778.
Elaboración propia.
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El anuario estadístico de fines del siglo XIX es muy ilustrativo sobre este aspecto en la provincia. De su población de 523.212 habitantes saben leer sólo 1.478 personas y leen y escriben 105.499, lo que nos da un total de analfabetos de 415.892 (74.8%), quedando fuera 543 de las que no hay datos. De este porcentaje el 72.7% eran hombres y el 76% mujeres. Era menor el porcentaje de analfabetos de la población de la capital con el 64,5%. Muy similares nos resultan las cifras dadas para las fábricas de papel de Paços de Brandao (norte de Portugal), donde el 89 % de los 223 trabajadores eran analfabetos85. Volviendo a los niños, éstos sufrían los cambios temporales de ocupación a que estaban sometidos sus padres. He encontrado en los censos algunos bataneros, figurando alternativamente en otras ocupaciones relacionada con el campo. El conocimiento exigido para la supervivencia era exclusivo a las tareas que proveían el sustento diario al grupo familiar, casi siempre numeroso, fuertemente arraigado a la tradición del campo y a la conciencia de clase que por entonces era imposible franquear. LOS AÑOS DEL DESARROLLO El desarrollo de la industria papelera mijeña irá paralelo a la evolución y a los avatares de la industria y el comercio de la provincia. Su especialización, a la que ya nos hemos referido, fue desde sus comienzos propiciada para proveer a la producción agrícola y su comercio principalmente, y siguió fiel a este cometido, llegando a sus años más productivos en la década de los sesenta, y que a partir de éstos comenzará a reducirse hasta su completa extinción.
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Es en estos años cuando encontramos una sólida estructura de estas fábricas y su economía, que hemos volcado en los cuadros n.º 9 y 10 con la producción, capital, tinas y la cantidad de operarios, junto a la lista publicada dos años más tarde, los que marcan el momento de mayor producción papelera, representando el 83 % de las tinas activas y el 70.5% de operarios del total malagueño.
Cuadro n.º 10 Papeles producidos en los batanes mijeños durante 1862-64
LA PRODUCCIÓN Hemos elaborado un cuadro aproximado (n.º 11), tomando como base la producción de Málaga y deslindando la cantidad de tinas de Mijas y su producción, promediando como media un peso de 11 libras por cada resma entre los valores más comunes de 10 y 12 libras. Esta aproximación nos acerca a la cantidad de materias consumidas anualmente.
Fuente: Francisco Giménez Guited (1862). * Creemos que se trata de Miguel Oliver y Brú, ya que no existe ninguna referencia con ese apellido, y sobre todo, si tenemos en cuenta la producción del fabricante y el registro de la compra de un molino próximo al suyo.
Cuadro n.º 11 Materias primas y producción anual de papel en Mijas.
Notas Arrendados por Félix Solesio, asentista de la fábrica de Macharaviaya desde 1781 para producir estraza y blanco para naipes. 2 En la bibliografía se anotan los principales autores que se han ocupado ampliamente sobre la fabricación del papel en España. Véase la recopilación de HIDALGO BRINQUIS, María del Carmen: “Bibliografía de la historia del papel y sus filigranas”, Actas II Congreso AHHP, Cuenca, 1997 3 BALMACEDA, José Carlos: Los batanes papeleros de Málaga y su provincia, Málaga: Universidad de Málaga, 1998. 4 Véase mi trabajo: Filigranas. Propuestas para su reproducción, Málaga: AGNA - Universidad de Málaga. 2001. 5 Por lo general el papel de estraza no recibía aglutinante. 6 GARCÍA SERRANO, Rafael: “El molino del hospital general de Pamplona”, Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra n.º 6, 1974. (León, Rafael lo transcribe en: Se trata del papel, Universidad de Málaga, 2001 pp. 350-352). 7 Mas o menos 1.26 m. 1
Cuadro n.º 9 Censo de tinas, capital y operarios de los batanes mijeños en 1862.
Elaboración propia. 8 Éstos también se ocupaban de los canalizos de madera y su colocación interior en el canal de piedra. El carpintero Juan Pérez y su hijo cobraban un jornal de 19 reales, siendo la mayor proporción para el padre como maestro. AHPM. Leg. P 4273, f. 420. 9 En Benalmádena integraba el equipo de tasadores un maestro de molinos. 10 AHPM Leg. P 4281, f. 39. Partición de bienes de los herederos de Rosalía de Vega. 11 Sólo a este carpintero le acompañaba el término mecánico, como distinción de su especialidad. 12 En 1883 Málaga contaba con 15 imprentas y 9 litografías. BALMACEDA, José Carlos: “Las tiendas y almacenes de papel en la Málaga del XIX”, Córdoba: IV Congreso del papel en España AHHP. 2001. 13 Por su calidad recibió varios galardones en varias muestras tal la de Londres de 1851. 14 AHPM. Leg. P. 6710, f.253. La trama de la forma para sacar el papel de estraza podía llevar sólo 245 hilos al no ser tan cerrada como la de los papeles de escribir, 300 hilos, y menos que la del florete que es más cerrada aún, 320 hilos. SERRANO, Rafael: Op. cit. 15 AHPM. Leg. 3844. 16 Es posible ver todavía en los pueblos de la Axarquía los paseros orientados hacia el sol. 17 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...” Op. cit. 18 URBANO, Ramón A.: Guía de Málaga, Málaga, 1898. 19 Existe una valiosa colección de envases litografiados para pasas en el Museo de Artes Populares Díaz de Escobar de Málaga. 20 Arroyo los Pilones, Seco, la Cala, la Chorrera, el Cañaveral, Blanco, Infierno, Tajo, Ortejones, del Campillo, del Cañuelo, Espartero, las Cajas, Pajares, Chico, Real y muchos otros. 21 La materia prima y las cargas de papel también se trans-
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portaban al molino de Maro (Nerja), por este medio. 22 Eran los caminos construidos a expensas del estado y que comunicaban las poblaciones de cierta importancia. 23 El cálculo de Briquet es de alrededor de 2000 litros de agua por l kg de papel. Janot, citado por Robert Estier (1997), estableció 700 litros por kg y hora. 24 AHPM. Leg. P 4273, f.291-2. 25 Comprado a los herederos de Cristóbal de Mérida. AHPM. Leg. P 4282, f. 174/5. 26 AHPM. Leg. P 4282, f.176. 27 ZAMORA BERMÚDEZ, Manuel: Op. cit. 28 AHPM. Leg. P 4274, f.136. 29 AHPM. Leg. P 5482, f.530 30 AHPM. Leg. P.4286, f. 140. 31 AHPM. Leg. P.4286, f. 534. 32 AHPM. Leg. P.5432, f. 314. 33 AHPM. Leg. P.4278, f. 1. 34 AHPM. Leg. P.5434, f. 244. 35 AHPM. Leg. P.5434, f. 425. 36 AHPM. Leg. P.5434, F.267. 37 AHPM. Leg. P.5434, F.270. 38 BALMACEDA, José Carlos (1998): Op. cit., pp. 34. 39 AHPM. Leg. P.4286, f. 40. 40 AHPM. Leg. P.5432, f. 42. 41 Sólo se menciona en los contratos de arrendamiento de Sáenz de Tejada de 1799. 42 Aunque ya se había tratado de impedir la venta de trapos, será en el XVIII cuando se endurezca la salida de éstos y las carnazas a través de las reales órdenes de los años 1728, 1737,1753, 1756, 1765, 1767, 1776, 1778, 1780. 43 Con la intención de propiciar una mayor y mejor producción se otorgaron franquicias que contemplaban el derecho a comprar el trapo a fabricantes de Ávila, Madrid, Cuenca, Cataluña, Galicia, etc. 44 Equivalía a 46 kg. 45 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...”. Op. cit. 46 El fabricante Juan Valor tenía en depósito, según un inventario de 1869, 631 arrobas de papel de desecho de pasas. BALMACEDA (1998): Op. cit. pp. 147. 47 La industria de estos pueblos era, ahora, principalmente de fábricas de hilados y tejidos de lana, algodón y de aguardiente. 48 Véase los capítulos sobre los molinos de Torremolinos y Arroyo de Miel en mi trabajo, (1998): Op. cit. 49 Entre 1860 y 1877 la población creció el 23,3% frente al 11% de la media andaluza y el 6% de la nacional, MORALES MUÑOZ, Manuel: Economía y sociedad en la Málaga del siglo XIX, Diputación Provincial de Málaga, 1983 pp. 19-20. 50 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...”: Op .cit. 51 Con toda seguridad son integrantes de la familia papelera de la República Ligur, que sus papeles tuvieron una de gran difusión, desde finales del XVIII, marcados con hermosas filigranas del apellido y la alegoría de Varenna, nombre del torrente que movía las ruedas de sus molinos. 52 Aunque de origen catalán, había estado residiendo en Granada. 53 Apuntadas por MOYA MOYA, José: Libro de oro de la ciudad de Alcoi, Alcoy. 1992. 54 Ampliamente expuesta su actividad en BALMACEDA, José Carlos (1998): Op. cit. 55 MORALES MUÑOZ, Manuel: Op. cit, pp. 21. 56 AHPM. Leg. P. 4282. 57 AHPM. Leg. P.4288, f. 433. 58 Fue practicada por todas las comunidades papeleras creando, en algunas zonas, verdaderas dinastías familiares con poder e influencias. 59 Los papeleros nunca se agremiaron, aunque tenían una estricta y marcada jerarquía entre los diferentes operarios, y su especialidad, como su aprendizaje estaba liderado por el maestro en cada batán o molino. 60 MORALES MUÑOZ, Manuel: Op. cit. 61 Según un informe obrero de Alcoy, se exigían 18 postas diarias, la misma cantidad que producía el molino de papel
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blanco Santa Rita de Mijas. 62 Se reiteran los abusos en las fábricas de papel: “hay muchos niños de trece ó catorce años, los cuales se mandan a sus casas a las nueve de la mañana para que vuelvan a las cinco de la tarde a fin de trabajar toda la noche” dedicándolos “a machacar (se refiere al satinado del papel con el martinete) el papel, operación sumamente peligrosa”. “Los niños entran en las fábricas a los seis años y las niñas a los ocho”. PÉREZ PLANELLES, Francisco: “Plan estadístico de la villa de Alcoy 1807”. Edición e introducción de Ismael Vallés. Sección de geografía de la Universidad de Valencia. Ayuntamiento de Alcoy. 1983. pp. 290 - 317. 63 MARTÍNEZ MONTES, V.: Topografía médica de Málaga, Málaga. 1852. 64 En el apartado de inválidos del trabajo en los molinos se exponía “la falta de higiene que en general tienen nuestras fábricas”, “el hacinamiento en que se tiene al obrero por la estrechez del espacio y la falta de separación de sexos”, “con gran contingente de fallecimientos que la tuberculosis origina en la localidad”. PÉREZ PLANELLES, Francisco (1983): Op. cit., pp. 272. 65 MATÍNEZ MONTES, V.: Op. cit. 66 PÉREZ PLANELLES, Francisco (1983): Op. cit., pp. 7. 67 Véase el capítulo de Torremolinos y Arroyo de la Miel. BALMACEDA (1998): Op. cit. 68 Se refiere a los momentos de conflictos políticos internos o externos. 69 Me he basado en la exposición de los obreros de la industria papelera recogidas en el informe, “Situación laboral y socio económica de los obreros de la industria papelera de Alcoy 1864-1884”, recuperado y publicado por Antonio COLOMA PÉREZ en la ciudad de Alcoy en 1985, que con algunas variantes pueden aplicarse a la mayoría de los obreros de esta industria en cualquier zona papelera y en ese momento. 70 Normas recogidas por la Ley Benot. MORALES MUÑOZ, Manuel: Op. cit. 71 MARTÍNEZ MONTES, V.: Op. cit. 72 Registramos algunas afecciones de la familia Valor: la ataxia mató a Matilde, Rita murió de peritonitis puerperal a los 28 años, su madre de apoplejía y su padre Juan Valor y Pérez de una afección al pecho. 73 Citado también por Manuel Morales Muñoz: Op. cit. 74 URTEAGA, Luis: “Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del medio ambiente en el siglo XIX”, Cuadernos críticos de geografía humana n.º 29, Barcelona. 1980. 75 AHPM. Leg. P.4285, s/f. 76 Ya la peste de los años 1678-80 había interrumpido el comercio entre Málaga y Mijas. Éstas provocaban la paralización y el riguroso aislamiento por parte de las otras ciudades comerciales andaluzas no afectadas, reacias a cualquier contagio, tal el caso de las mencionadas, y sobre todo la de 1637 que gravitó de manera directa sobre la villa, quedando tan aislada la población que el alcalde asumía atribuciones políticas. Mijas soportó otros desastres como el terremoto en 1680 que disminuyó su población de 374 a casi la mitad, derrumbó 37 casas y el resto quedaron inhabitables. No se informó lo sucedido en los alrededores donde se encontraba Osunilla. 77 CARRILLO MARTOS, Juan Luis: “La enfermedad y sociedad en Málaga del siglo XIX”, Gibralfaro n.º 24. Málaga. 1976. 78 PÉREZ PLANELLES, Francisco: “Plan estadístico de la villa de Alcoy 1807”. Edición e introducción de Ismael Vallés. Sección de geografía de la Universidad de Valencia. Ayuntamiento de Alcoy. 1983. 79 MOYA MOYA, José: El libro de oro de Alcoi, Alcoy. 1992. 80 VINYES I VILÁ, Josep M. y otros: Guarro Casas, 300 años de historia 1698-1998, Cataluña, 1998. 81 SANTOS, Maria José: A indústria do papel, em Paços de Brandao e Terras de Santa Maria, Camara Municipal de Santa Maria da Feira, Portugal, 1997. 82 BALMACEDA (1998), Op.cit., pp. 24, 49, 128. 83 MORALES MUÑOZ, M.: Op. cit., pp. 105. 84 Instituto Geográfico y Estadístico, Madrid, 1877. 85 SANTOS, María José: Op. cit.
Un Horno Romano de Época Altoimperial en EL SALADILLO José Suárez Padilla, José María Tomassetti Guerra, Luis-Efrén Fernández Rodríguez e Ildefonso Navarro Luengo
Durante el verano del pasado año 2002 se excavaron los restos de un horno romano dedicado a la producción de materiales de construcción, empleados en unas termas cercanas. La fecha de construcción, uso y amortización del horno ha podido precisarse en la segunda mitad del siglo I d.C. Se trata del primer horno de planta rectangular de la provincia de Málaga, hecho que, unido a su excepcional estado de conservación, ha motivado su conservación y la posibilidad de su acondicionamiento para visitas.
ANTECEDENTES
A
finales de 2000 se produjo, a raíz de una inspección arqueológica de obras por parte de los servicios de arqueología del Ilmo. Ayuntamiento de Estepona, el hallazgo casual de una serie de restos arqueológicos afectados por los movimientos de tierra en las urbanizaciones denominadas “Costalita del Mar” y “Pueblo Andaluz”. En la excavación realizada en Pueblo Andaluz1, cuyos resultados preliminares constituyen el presente trabajo, se descubrieron los restos
de un horno en el que se produjeron diversos materiales (tegulae, ladrillos, etc.), mientras que la intervención arqueológica de urgencia realizada en Costalita del Mar2 permitió exhumar los restos de un complejo termal de época romana. PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO Y RESULTADOS ESTRATIGRÁFICOS En la parcela afectada por la urbanización Pueblo Andaluz se realizaron distintos cortes en dos sectores: uno más al Sur, denominado “SecCILNIANA
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tor piscina”, y otro al Norte, “Sector horno”. En el primero de ellos se han planteado 6 cortes arqueológicos (C-1, C-2, Z-1, Z-2 y Z-3) y una posterior excavación en extensión del área (Z-4), habiéndose practicado sólo uno (C-3) en el deno-
tura de combustión. Para ello se planteó, orientado con el sentido del horno un corte dentro del área de investigación, que denominamos C3. Incluía los trabajos de excavación del relleno de la zanja contemporánea, y posibilitaba la do-
A finales de 2000 se produjo, a raíz de una inspección arqueológica de obras por parte de los servicios de arqueología del Ilmo. Ayuntamiento de Estepona, el hallazgo casual de una serie de restos arqueológicos afectados por los movimientos de tierra en las urbanizaciones denominadas “Costalita del Mar” y “Pueblo Andaluz” minado “Sector horno”. El presente trabajo se refiere a los resultados de este último corte, el único que ofreció resultados arqueológicos. La disposición de este corte ha venido condicionada por uno de los objetivos prioritarios de la inter vención: localizar los restos de la piroestructura identificada en las fases de seguimiento de los movimientos de tierra en la parcela, documentarla y valorar su estado de conservación. El hallazgo del horno se produjo como consecuencia de las labores de excavación llevadas a cabo para instalar en la finca la base de hormigón de una grúa. Estos trabajos consistieron en la remoción de un espacio de tendencia cuadrangular, de más de 35 m2, que permitieran elaborar un encofrado base de un cubo de hormigón, de unas dimensiones de 25 m2. Es precisamente al realizar los trabajos de excavación mecánica cuando se localiza la estructura. Se pudo obser var en el perfil Este del área excavada parte de una arquería realizada a base de adobes, en buen estado de conservación, con claros indicios de haber estado expuesta a altas temperaturas. El espacio resultante entre la excavación abierta que posibilitó la exhumación de los restos y la cimentación de la grúa fue vuelto a rellenar por la empresa constructora con la tierra extraída de las inmediaciones. Los movimientos de tierra precisos para instalar la grúa habían creado un perfil que suponía una sección en sentido Norte-Sur de la piroestructura. La limpieza de este lateral dejó al descubierto un arco construido de adobes y sus apoyos, observándose gran parte del alzado de éste así como los límites laterales del mismo, coincidentes con el ancho total de la estructura. Por otro lado, en la base de la zanja se pudieron observar los restos de los soportes de otros dos arcos más, destruidos por la máquina. Con la información resultante de este perfil pudimos plantear la excavación total de la estruc-
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cumentación en planta de la estructura y su espacio inmediato. La información obtenida nos ha permitido realizar una propuesta, en función de los resultados estratigráficos, de la construcción y amortización del fornax (horno). Periodo 1º. El sustrato geológico Se trata de una serie de depósitos localizados en su punto más bajo a 0.20 m.s.n.m. Su correlación estratigráfica se ha documentado en los sectores excavados alrededor del horno, en las secciones llevadas a cabo en sentido NorteSur y Este-Oeste. Está compuesto en su base por margas muy limpias, de color gris negruzco, identificadas en sectores cercanos como propias del Plioceno local. Sobre éstas se localizan arenas, y de nuevo margas, que indican procesos geológicos complejos propios de ámbitos litorales. La presencia de dunas es un paisaje propio de este sector del litoral occidental3, por lo que creemos que estaríamos ante un paisaje de estas características. Periodo 2º. Fase 1. La construcción del horno Resulta trascendental para la interpretación del sistema constructivo la sección obtenida en sentido Norte-Sur, contrastada con la sección realizada en el eje del horno, en sentido Este-Oeste. Podemos interpretar que el primer paso para la construcción consistió en preparar el espacio subterráneo que iba a albergar la cámara de combustión de la estructura. Se procedió a llevar a cabo una excavación en el terreno geológico, con tendencia rectangular, que va perdiendo superficie conforme gana en profundidad. Esta gran excavación corta paquetes alternantes de arenas y margas que conforman el sustrato geológico, para acabar en un sustrato homogéneo de estas últimas.
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Una vez conseguida en el sustrato una superficie regular de tendencia rectangular, se procedió a construir una serie de 4 arcos de adobe (ladrillos sin cocer) con unas dimensiones en planta de 2.20 por 0.36 m cada uno y una distancia entre ellos de 30 cm, exactamente un pie romano. Han sido denominadas para su estudio como S1, S2, S3 y S4, numeradas en sentido Oeste-Este. Estos arcos conformarían, bajo tierra, la cámara de combustión de la estructura. Se trata de las suspensurae que servirían de apoyo para la parrilla.
Sobre los pilares se dispusieron a su vez arquerías de adobes, de las que hemos podido contemplar la de S3, que aunque había sufrido un ligero desplome, permitía restituir sus dimensiones originales. Estaban formadas por una veintena de adobes, conformando un arco de un radio de unos 50 cm. El conjunto de adobes de cada una de las suspensurae había sido regularizado con una capa de barro fresco, aplicado con las manos, que regularizaba el aspecto del conjunto y garantizaba firmeza a la unión entre las piezas.
El conjunto resultante es una cámara de combustión rectangular, que condiciona la forma y quizás la función del fornax. Las dimensiones de la cámara son más bien reducidas, de 2.50 m de largo por 2.20 de ancho, lo que viene a ser, en medidas romanas, sobre ocho pies y un palmo por siete pies y un palmo, con un canal central de 0.90 m (tres pies) que distribuiría el calor de la combustión practicada en el praefurnium.
Una de las suspensurae (S4) previsiblemente estaría bien conservada, pero no hemos podido acceder a la misma durante el proceso de excavación ya que no podíamos garantizar el desplome de la arquería visible (S3), afectada por los trabajos mecánicos de construcción de la grúa. De las
La base de cada arquería está conformada por pilares, realizados con grandes adobes (60 x 37 x 7), dimensiones equivalentes a dos pies de largo, por pie y palmo de ancho y palmo de alto), cuyo acabado exterior es alisado para darle un aspecto homogéneo a la obra. Han sido denominados como Pa (pilar sur) y Pb (pilar norte) en cada arquería. En la arquería mejor conservada para realizar las mediciones de los pilares (S2), la distancia entre pilares es de 0.97 (tres pies y palmo romanos). El pilar norte mide 0.36 (un pie y un palmo) por 0.60 (dos pies) y el pilar sur 0.36 por 0.67 (dos pies y un palmo). La altura de los pilares hasta el punto donde arranca el inicio del arco se ha podido documentar en S3, y es de 0.90 cm (tres pies romanos). Se observa que la anchura de los pilares situados al norte (Pb) es un palmo más larga que los situados al sur, sin que sepamos interpretar la posible funcionalidad de esta falta de simetría entre los mismos. CILNIANA
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permiten aportar al menos un termino post-quem para la estructura, como veremos en el capítulo dedicado expresamente a este aspecto. Es fácil suponer que en el espacio entre los arcos se dispusieran una serie de tablas que sirvieran de límite para impedir que el material vertido entrase en el espacio entre las suspensurae, especialmente si tenemos en cuenta que los maestros lignari debían de haber realizado un trabajo previo de encofrado para la construcción de los arcos de adobes. Además, el límite de la pared de la cámara de combustión en los espacios entre suspensurae es simplemente la propia arcilla vertida en los huecos, cocida por las propias hornadas de cocción cerámica, o expresamente para la consolidación del horno. En S1, puerta de la cámara de combustión, se pudo documentar como entre los pilares de apoyo de las arquerías, en pleno canal central de la cámara de combustión, (U.E. 22) se habían dispuesto dos hiladas de ladrillos, que identificamos como los restos conservados de lo que fue el praefurnium (Prae) del horno.
dos arquerías restantes (S1-S2) sólo se conservaba parte de los pilares de apoyo. El resto había sido destruido.
Concretamente nos encontraríamos en el punto de unión entre la bóveda de acceso al horno y la cámara de combustión. Se conservaban las últimas hiladas de ladrillo, y había desaparecido la bóveda que debió de apoyar en ellos. Esta había sido seccionada por la base de hormigón de apoyo de la grúa. Esta bóveda comunicaría directamente con el canal central del horno, formado por las diversas arquerías de suspensión de la parrilla.
En la suspensura documentada, podemos evidenciar como una vez concluidos los arcos Para llevar a cabo esta substrucción se dispuestos sobre los pilares se procedió a ledebió realizar otra zanja, cuyos laterales serían vantar varias hiladas de adobes dispuestos “encofrados” con los propios ladrillos del canal sobre el arco y que concluían a la altura más de fuego. Es previsible que esta excavación se alta alcanzada por el adobe que servía de clallevara a cabo en el mismo momento en que se ve al arco, constituyendo la superficie de rerealizó la que sirvió para la construcción de las cepción de la parrilla. suspensurae, pero la construcción de la bóveda de Una vez concluido este trabajo, se proceladrillos es inmediatamente posterior a la cámadió a realizar un vertido de diversas capas de ra de combustión ya que termina apoyando conmaterial arcilloso (U.E. 2) que completaron el estra una de las arquerías que la conforman. pacio que había restado entre la batería de arquerías y la gran excavación realizada en el De la estructura del praefurnium (U.E. 27) substrato natural para su instalación (U.E. 12). se pudieron docuEs en el material usamentar cinco hiladas do para colmatar esCreemos, que a pesar de lo escaso del de ladrillos, de dimentos huecos (U. E. 2) material, su coherencia nos permite aportar siones de 0.15 de situados entre las paredes de la zanja (U. un término “post quem” para la construcción alto, por 0.30 de larE. 12) y las suspensurae de la estructura en época flavia, momentos go y 0.05 de ancho cada uno. Curiosade la cámara de comde la segunda mitad del siglo I d.C., mente, para la consbustión (S-1,2,3,4) probablemente sin alcanzar momentos del trucción del lugar que donde han sido locaiba a estar directalizados algunos mateemperador Trajano mente en contacto riales cerámicos que
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circulares, con un diámetro entre 7 y 8 cm, medicon el fuego se prefirió el uso de ladrillo a adoda coincidente con un palmo (palmipes) romano. bes. La profundidad total de la estructura no pudo Para su construcción se procedió a insertar riser documentada, pero no debió ser muy inferior a la cota de suelo de la cámara de combustión, situada aproximadamente a 0.20 m.s.n.m. A partir de esta cota, El abundante uso del “opus testaceum” (fábrica de ladrillos) situada 20 cm por debajo del nivel en la fábrica del complejo termal, propio de la naturaleza freático, nos vimos obligados a intedel edificio, así como de que es a partir precisamente de rrumpir los trabajos, que resultaban Nerón cuando la arquitectura romana hace un uso extensivo técnicamente complicados, y podían del ladrillo, inciden en la fecha y propuesta de producción suponer la sobreexcavación de los apoyos de las arquerías, lo que unido a la de material de construcción (ladrillos, “tegulae”) para el presencia constante de agua podía pohorno que nos ocupa ner en peligro la conservación del conjunto. pios consistentes en fragmentos de tegulae, (se observan en el espacio situado entre la S3 y S4). Una vez concluida la construcción del Entre estos ripios se alojan las chimeneas, dispraefurnium y de la cámara de combustión, con puestas en placas potentes de adobe, colocadas sus suspensurae, se procedió a la construcción de transversalmente a las suspensurae, formando grula cámara de cocción. Precisamente de este últipo de cuatro perforaciones agrupadas de dos en mo elemento se nos ha conservado parte de la dos. La conservación de parte de la parrilla es parrilla (Par) o piso donde se dispondría el cargauna de las características más destacadas en cuanmento cerámico. Concretamente se localizan resto al estado del horno, ya que no es frecuente en tos de la misma, sobre la 3ª y la 4ª arquería (S3 y hallazgos semejantes. S4), y especialmente restos de las chimeneas que posibilitaban el paso del aire caliente al exterior, De la cámara de cocción, aparte de su piso, punto de apoyo de los tubuli que canalizaban el se nos ha conservado el arranque de las paredes. aire caliente al exterior, garantizando una atmósEl inicio del laboratorium se desarrolla a partir de fera de cocción oxidante en la cámara donde se la parrilla. Consiste en una mancha de rubefaccargaba el material. ción en el límite de la construcción con el relleno practicado para su compactación. A partir de esta Evidentemente, las chimeneas están disaltura debió de ser construido, probablemente a puestas en los espacios situados entre los apobase de adobes, algunos de cuyos restos han yos de las suspensurae. Se trata de perforaciones
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conformado una gran mancha de barro cocido, con algunos trozos de pared, que colmató la estructura tras su abandono (U.E. 5). Del resto de la estructura, sólo sabemos que debió de desarrollarse a partir de la cota absoluta situada, de media, en torno a los 2 m.s.n.m., y que en función de los restos aparecidos de derrumbe de adobe (U.E. 5), debió ser construida con este material. El horno, una vez en desuso, se fue colmatando con un nivel de arena, que rellenó la cámara de combustión, posiblemente empezando desde el praefurnium en un primer momento, y posteriormente a través de la parrilla. Sobre lo que sería la superficie del suelo de uso del horno, y dispuesta en el mismo sentido que la estructura del horno, de Oeste a Este, se localiza a poco más de medio metro, una estructura realizada insertando algunos fragmentos de tegulae en el subsuelo, en sentido vertical (U.E. 4), que se encuentra en mal estado de conservación. No hay datos sobre su posible utilidad.
Periodo 2º. Fase 2. Reutilización del horno En un momento en que el horno había dejado de estar en uso, pero aún se podían apreciar sus restos emergentes, se realizó una profunda excavación a la altura de la antigua parrilla, que insertó una fosa que fue cubierta con imbrices (U.E. 6). El conjunto presentaba un relleno con abundantes restos de carbón, y debió estar relacionado con alguna actividad de combustión que no hemos podido determinar. La excavación no llegó a perforar totalmente el arco de adobes. Esta estructura fue colmatada por la U.E. 5, que interpretamos son los restos de lo que debía ser aún parte el laboratorio que se debía encontrar, al menos parcialmente, en pie. Periodo 2º. Fase 3 Sobre la colmatación de las estructuras se procedió a realizar, en un momento indeterminado, otra excavación, que fue colmatada por un depósito en el que se conservan restos de fauna (U.E. 3) PROPUESTA CRONOLÓGICA PARA LA CONSTRUCCIÓN Y USO DEL FORNAX . ESTUDIO DE MATERIALES Ante todo, tenemos que precisar que el material arqueológico de que disponemos para realizar las propuestas cronológicas es muy reducido. No obstante, es variado y las precisiones cronológicas que aportan resultan bastantes coherentes. Han sido especialmente provechosas para este estudio las detalladas publicaciones de las memorias de excavación de los alfares del ámbito cercano del Campo de Gibraltar, de Venta del Carmen y Puente Grande, que presentan conjuntos de época imperial con abundantes materiales arqueológicos. Los datos disponibles proceden, por un lado, y mayoritariamente, de los fragmentos de cerámicas de vajilla de mesa y cerámica común incluida en el aporte de relleno de la fosa (U.E. 2) excavada para la construcción del horno, así como del material cerámico contenido en los estratos de abandono que amortizan la estructura (U.E. 7). En los niveles más profundos de la U.E. 2, concretamente en la limpieza del
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perfil llevada a cabo, se han localizado escasos fragmentos de Terra Sigillata Gálica (en adelante T.S.G.) y algún fragmento atípico de ánfora imperial. Concretamente, destaca un fragmento de una forma Dragendorf 29 o 30, dado lo vertical de la pieza, con decoración de un friso de ovas y parte de una cruz de San Andrés (Lám. 4-1), fechable, de forma genérica, en la segunda mitad del siglo I d.C. En los niveles más superficiales de la U.E. 2, el material es más abundante. En este conjunto, se localizan fragmentos de vajilla de mesa, algún atípico de T.S.G. y mayoritariamente, dentro de lo escaso del conjunto, las formas lisas 18 ó 27 de Terra Sigillata Hispánica (en adelante T.S.H.) (Lám. 4-2 y 4-3) y un pequeño fragmento decorado con un motivo difícil de identificar, un par de fragmentos de Terra Sigillata Itálica (en adelante T.S.I.), correspondientes a dos bases, una de ellas de una copa (Lám. 4-4 y 4-5), y uno de paredes finas. Este último presenta decoración a la barbotina. Se trata de parte de lo que sería una cenefa decorada con pequeños rombos dispuestos al tresbolillo (Lám. 4-6). Este mismo motivo decorativo está presente en Venta del Carmen, y se propone una cronología entre Claudio y finales del siglo II d. C4. Se trata probablemente de una producción Bética. En cuanto a la cerámica común, destaca el hallazgo de un fragmento de cazuela (Lám. 5-1), de posible producción norteafricana, tipo Ostia III5, que presenta una cronología de momentos avanzados del siglo I d.C., a principios del siglo II d.C. en contextos cercanos, como es la villa de Puente Grande. Se localiza un fragmento de olla, de borde exvasado (Lám. 5-2). Se trata de una forma bien documentada en los yacimientos romanos del Campo de Gibraltar, con cronologías propuestas de época flavia y tardoflavia6. Se documenta un fragmento de borde de orza, que presenta un engobe grisáceo al exterior (Lám. 5-3). El tipo tiene una amplia cronología, pero está presente en contextos malagueños, concretamente en la Villa de los Castillones, donde es identificada como la tercera variante de estas piezas. El conjunto está fechado entre época de Nerón a Trajano7. No se encuentra, curiosamente, en los conjuntos imperiales del Campo de Gibraltar. Se conserva un pequeño fragmento de borde de ollita de borde vuelto (Lám. 5-4), interpretado como vasos para beber, a imitación de formas de paredes finas8. No podemos confirmar que este sea el caso del fragmento que nos ocupa.
Otras piezas, como las tapaderas, también tienen paralelos en estos yacimientos (Lám. 5-5)9. El hallazgo de un fragmento de dolium (Lám. 5-6) para almacenaje nos remite a su vez a una pieza semejante localizada en la excavación de la Villa romana de la localidad de los Barrios de Puente Grande, con fechas de momentos finales del siglo I d.C. Otro ejemplar similar se lo-
Una vez finalizados los trabajos de excavación y considerando su singularidad, así como su estado de conservación, que permite interpretar adecuadamente una estructura de estas características, se propuso la necesidad de su conservación, facilitada por el hecho de que el horno se ubica en un sector donde está prevista la ubicación de una zona ajardinada caliza en la excavación de la Venta del Carmen, en contextos de época de Tito y Domiciano10. Sólo se ha conservado un fragmento típico correspondiente a un ánfora, concretamente parte del borde de una Dressell del grupo 7-11, probablemente una 11. La cronología de este grupo no llega en sus últimas producciones más allá de la segunda mitad del siglo I d.C., tal como se constata en el ámbito de la Bahía de Cádiz11, que por la pasta el fragmento bien podía ser el origen de esta producción, que se aparta de las características de las producciones malacitanas. En resumen, la cronología de la Unidad Estratigráfica 2 se centra en momentos de la segunda mitad del siglo I d.C., probablemente sin alcanzar el final del mismo. La africana de cocina (forma Ostia III), así como la convivencia de T.S.G. y T.S.H. y la presencia de cerámica de paredes finas han permitido fechar conjuntos cerámicos semejantes en estas fechas. La ausencia de otros productos, como la Terra Sigillata Africana (en adelante T.S.A.), tipo A, que llega a Málaga en momentos iniciales del siglo II12, redunda en esta idea. En contextos cercanos, como el Campo de Gibraltar, concretamente en la excavación de la Villa de Puente Grande, donde conjuntos arqueológicos con abundante material arqueológico, estudiados en profundidad, son fechados en época de Trajano, presentan en todas las unidades estratigráficas una significativa presencia de T.S.A. A13. En el conjunto están presentes restos de materiales de construcción, de los que hemos seleccionado, por su representatividad, dos bordes de tegulae (Lám. 5-7 y 5-8). CILNIANA
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Creemos, que a pesar de lo escaso del material, su coherencia nos permite aportar un término post quem para la construcción de la estructura en época flavia, momentos de la segunda mitad del siglo I d.C., probablemente sin alcanzar momentos del emperador Trajano.
coloración de un rojo vinoso muy intenso16, y tiende a descomponerse en contacto con el agua, podría ser un defecto de cocción y ser testigo de la última carga del horno, lo que indicaría al menos una dedicación a producción de material de construcción.
Para conocer el cese de la producción del fornax, contamos con los materiales situados en otros estratos arqueológicos. El único situado en el nivel de uso del horno, al exterior, es un fragmento de cerámica común, la boca de un jarro trilobulado (Lám. 5-9). Los paralelos documentados lo fechan entre el siglo I y la primera mitad del siglo II d.C. 14. Los mejores equivalentes aparecen en la propia provincia de Málaga, en el yacimiento de los Castillones, fechados con precisión en los niveles de la segunda mitad del siglo I y principios del II d. C 15, es decir, entre época de Domiciano a Trajano. A su vez, esta pieza presenta paralelos en Coninbriga, Alentejo, Medellín, Mérida, etc.
La cercanía del horno, así como su probable coetaneidad al momento de fundación de las termas localizadas en Costalita del Mar, y la aparente brevedad del periodo de uso del mismo, incidiría, como ocurre en otros contextos, en la idea de relacionar el horno con la construcción del complejo termal.
El nivel de amortización de uno de los espacios entre arquerías posibilitó el hallazgo de otra pieza, con altos indicios de rodamiento. Se trata de un fragmento de T.S.G., una forma Drag. 30 (Lám. 4-7). La información que nos aporta simplemente redunda en una cronología postquem a mediados del siglo I d.C. para la amortización. La cercanía de la cronología de las piezas que fechan la construcción, así como la amortización, nos lleva a pensar que el periodo de uso de la estructura debió ser muy corto. Esta circunstancia no es nada extraña, si, como veremos más adelante, la estructura fue concebida para la construcción del cercano complejo termal.
El abundante uso del opus testaceum (fábrica de ladrillos) en la fábrica del complejo termal, propio de la naturaleza del edificio, así como de que es a partir precisamente de Nerón cuando la arquitectura romana hace un uso extensivo del ladrillo17, inciden en la fecha y propuesta de producción de material de construcción (ladrillos, tegulae) para el horno que nos ocupa. ANÁLISIS TIPOLÓGICO Y PARALELOS DE LA ESTRUCTURA DE COMBUSTIÓN Se han realizado diversas sistematizaciones de la tipología de los hornos romanos. Las más famosas y usadas son las de Cuomo di Caprio18 y la de Flechter19. En general se atiende a dos criterios: la forma del horno y el sistema de sustentación de la parrilla. Otras propuestas de sistematización, menos conocidas, tienen en cuenta el número de cámaras y de praefurnium.
PRODUCCIÓN DEL HORNO
Atendiendo a la primera de las tipologías, el horno que nos ocupa, de planta rectangular, una sola cámara de combustión, canal central y praefurnium orientado con la parrilla, correspondería al tipo IIb de Cuomo y al 3a de Flechter.
No podemos asegurar la producción del horno excavado, en función de la documentación arqueológica obtenida. La ausencia de vertederos relacionados con la producción, así como de defectos cerámicos no permite ser concluyentes a este respecto.
Este tipo de horno, usado indistintamente para la producción de cerámica común como para la construcción de material de construcción resulta muy común en el mundo romano. En la Galia, así como en Britania, es con diferencia el más habitual, tal como se recoge en el estudio
Probablemente, todo el conjunto pertenezca a una de las múltiples villas romanas que se concentraban en todo el litoral malagueño y que están vinculadas con la abundante producción de derivados piscícolas, constatadas por el creciente número de piletas de salazón aparecidas en todo el litoral No obstante, la presencia de un par de tegulae completas caídas en el interior del horno, espacialmente una de ellas, que presenta una
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de la región de Gerona, donde, una vez más, este tipo está presente en cerca de un 80% de los hornos descubiertos20.
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Sin embargo, no ocurre así en los territorios malacitanos. En una reciente sistematización llevada a cabo por el Dr. Baena, se puede observar como mayoritariamente los hornos romanos malacitanos son del tipo I de Cuomo, es decir, de planta redonda. Sólo se conoce un caso, el desaparecido horno de Bobadilla, cuya planta es reconstruida por testimonios, y que coincidiría con el tipo de Costalita21.
tos actualmente conservados correspondan a la práctica mitad de la estructura. De las cuatro suspensurae documentadas, dos conservan las arquerías, y otras dos apenas los arranques de los pilares. Entre las suspensurae documentadas, podemos observar restos de la parrilla y de las chimeneas, así como el arranque del laboratorio o cámara de cocción.
En fechas recientes, se localizó parte de un horno de planta rectangular en la ciudad de Málaga, dispuesto inmediato a uno de planta circular. Ambos fueron destruidos22. Las dimensiones del horno de Costalita, más bien pequeñas, tienen paralelo con los hornos de Peñarrubia, Toscanos y Cuevas del Becerro, lo que los hace el tamaño más habitual en la provincia. Junto al horno se documentaron restos de lo que interpretamos como parte de un canal. Estructuras semejantes han sido localizadas en el alfar de Torrox 23, así como en la ciudad de Málaga, en la intervención de Calle CerrojoAlmansa. CONSERVACIÓN DEL HORNO Una vez finalizados los trabajos de excavación y considerando su singularidad, así como su estado de conservación, que permite interpretar adecuadamente una estructura de estas características, se propuso la necesidad de su conservación, facilitada por el hecho de que el horno se ubica en un sector donde está prevista la ubicación de una zona ajardinada. No obstante, las delicadas circunstancias de los restos (estructuras construidas con adobe), parcialmente sumergidos en el freático, han motivado que la primera intervención haya consistido en la consolidación de los restos, encontrándose en la actualidad en estudio la viabilidad de su visita. En cuanto a la conservación, en general, los hornos son estructuras realizadas con materiales poco consistentes, como el adobe, y se suelen destruir al concluir su uso24, al menos las estructuras emergentes, lo que permite retirar la carga dispuesta sobre la parrilla. Suele ser difícil que se conserve al menos la parrilla, o restos de las chimeneas o tubuli. En el caso que nos ocupa, el horno estaba conservado en muy buen estado. Son las circunstancias de su hallazgo (el movimiento de tierra para insertar la grúa), las que han supuesto que los res-
El horno de Costalita es el único existente de estas características en la provincia de Málaga hasta el momento. El estado que presenta se puede considerar bueno, a pesar de que se ha perdido casi la mitad de la estructura y se encuentra expuesto al nivel freático. CONCLUSIONES En Costalita IV se localizan los restos de un horno de producción cerámica romano. Es una substrucción con forma rectangular (2.50 por 2.20 m) y canal central. Se trata de una estructura que conserva parte del praefurnium, parte de la cámara de combustión y restos de la cámara de cocción con parte de su suelo o parrilla. Se ha podido documentar parte del proceso constructivo, así como proponer una fecha de construcción y amortización, situada en la segunda mitad del siglo I d.C., probablemente CILNIANA
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en época flavia o tardoflavia. Existen suficientes indicios para pensar que su producción consistió en materiales de construcción destinados a un cercano complejo termal. En este complejo termal25 se han realizado trabajos arqueológicos de urgencia, dirigidos por D.ª Marta Bejarano, que han permitido la delimitación de los restos de un edificio termal, construido con potentes muros realizados con un encofrado de argamasa y mampostería (opus caementicium). Se pudieron distinguir dos estancias, de la que se conservan testigos de los suelos de obra de argamasa. Bajo ellos se documentaron, en buen estado, canalizaciones y suspensurae construidos en ladrillo (opus laeteritium). La cronología del edificio se sitúa en momentos imperiales, amortizándose en el siglo III d. C. A partir de esta fecha, se siguen reutilizando los muros antiguos, ya que se localizan depósitos asociados a su uso, documentándose niveles del siglo VI d.C. Probablemente, todo el conjunto pertenezca a una de las múltiples villas romanas que se concentraban en todo el litoral malagueño y que están vinculadas con la abundante producción de derivados piscícolas, constatadas por el creciente número de piletas de salazón aparecidas en todo el litoral. Claros ejemplos de las villas romanas en línea costera o villae a mare son las excavadas en el Castillo (Manilva), las Torres, en la desembocadura del río Guadalmansa (Estepona), Río Verde (Marbella), la Finca del Secretario (Fuengirola)y Benalroma (Benalmádena). Estas instalaciones mantienen una ocupación desde momentos altoimperiales con una fase de abandono al final del periodo tardío. Notas 1 Queremos agradecer desde estas líneas a la empresa Inmobiliaria Urbis S. A. y en especial a D. Melchor Díaz las facilidades prestadas en los trabajos de excavación. 2 BEJARANO, M. y PEÑALOSA, B.: Informe-Memoria de la intervención arqueológica de urgencia realizada en la parcela C de la urbanización Costalita I. Estepona, (Málaga). Informe administrativo, inédito. PÉREZ-MALUMBRES, A. y MARTÍN, J. A.: “La villa romana de El Saladillo (Estepona, Málaga)”, Cilniana, nº. 14 (2001), pp. 87-91. 3 SERRANO, F.: “Características geológicas de las costas de la provincia de Málaga”, en Itinerarios por espacios naturales de la provincia de Málaga, Málaga, pp. 217-230. 4 BERNAL, D. Y LORENZO, L.: “Las cerámicas importadas y la cronología del complejo alfarero” en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológicas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998, p. 69. 5 AQUILUE, X. “La cerámica común africana”, en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 68. 6 REDONDO, C. y ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunes y de almacenaje” en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológi-
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cas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998, p. 203. 7 SERRANO, E.: Cerámica común romana: siglos II a.C. al VII d.C. Materiales importados y de producción local en el territorio malacitano, Málaga, 2000, p. 109. 8 CASAS, J.; CASTANYER, P.; NOLLA, J. M.; TREMOLEDA, J.: “Les ceràmiques comunes locals del N.E. de Catalunya”, en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 104. 9 REDONDO, C; ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunes altoimperiales” en D. BERNAL (coord.). Excavaciones arqueológicas en la Villa romana del Puente Grande (Los Altos del Ringo Rango, Los Barrios, Cádiz)-Excavaciones arqueológicas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998, p. 243. 10 REDONDO, C. y ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunes y de almacenaje” en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológicas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998, p. 220. 11 GARCIA VARGAS, E. La producción de ánforas en la Bahía de Cádiz en época romana (siglos II a.C.-IV d.C., Sevilla, 1998, p. 100. 12 SERRANO, E.: “Sigillatas africanas del teatro romano de Málaga”, en Estudios dedicados al Dr. Alberto Balil. In memoriam, Málaga, 1993, p. 92. 13 BERNAL, D. y LORENZO, L.: “Las cerámicas finas (TSI, TSG, TSH, TSA A) y otras cerámicas datantes (lucernas, paredes finas, africanas de cocina y engobe rojo pompeyano), en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológicas en la Villa romana del Puente Grande (Los Altos del Ringo Rango, Los Barrios, Cádiz), Cádiz, 2002, p. 137-185. 14 ALVARADO, M. y MOLANO, J.: “Aportaciones al conocimiento de las cerámicas comunes altoimperiales en Augusta Emerita: el vertedero de la Calle Constantino” en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 287. 15 SERRANO, E.: “Producciones de cerámicas comunes locales de la Bética”, en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p.241. 16 La gradación de colores bajo la influencia del calor es sintomática de la temperatura alcanzada. Así, una coloración roja oscura o viva indicaría temperaturas entre 650 y 850 grados. El mínimo para la cocción del barro es de 900 grados, por lo que se podría intuir que esta pieza no llegó a alcanzar la temperatura mínima de cocción, y se podría considerar un defecto de producción. COTIER-ANGELI, F. La cerámica, Barcelona, 1974, p. 61. 17 ADAM, J. P.: La construcción romana, materiales y técnicas. León, 1996, p. 157. 18 CUOMO DI CAPRIO, N. “Tecnologia nellántichita”, RArch, 1971, pp. 59-81. 19 FLECHTER, D.: “Tipología de los hornos romanos de España”, AEspA, 38 (1965), pp. 170-174. 20 TREMOLEDA, J.: “Anàlisi del l’organitzaciò dels tallers locals de ceràmica a les comarques Gironines”, en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 88. 21 BAENA DEL ALCAZAR, L.: “Arquitectura y tipología de los hornos romanos malacitanos”, en Figlinae Malacitanae, Málaga, 1997, p. 98. 22 RAMBLA, J. A. y MAYORGA, J.: “Hornos de época altoimperial en calle Carretería, Málaga”, en Figlinae Malacitanae, Málaga, 1997, p. 75. 23 RODRÍGUEZ OLIVA, P.: “Los hornos cerámicos del faro de Torrox (Málaga). En Figlinae Malacitanae, Málaga, 1997, p. 282. 24 BAENA DEL ALCAZAR, L.: “Arquitectura y tipología de los hornos romanos malacitanos”, en Figlinae Malacitanae, Málaga, 1997, p. 96. 25 Vid. Nota 2.
El Castillo de La Duquesa o Fuerte de Sabinilla y edificios de carácter militar en su entorno Marcos Vázquez Candiles
E
l litoral de Manilva se encuentra enmarcado entre el río Manilva y Chullera, en un tramo rectilíneo de la costa malagueña que se extiende desde la torre de la Sal en el término municipal de Casares hasta el límite con la provincia de Cádiz. Las playas de Manilva poseen una longitud de siete mil ochocientos metros, diferenciándose éstas en dos áreas o tramos: playas rectilíneas de baja pendiente con una longitud de seis mil novecientos metros y Punta Chullera con novecientos metros de acantilados bajos. La proximidad al Estrecho de Gibraltar genera una dinámica en el litoral manilveño que se verá afectada por las corrientes atlánticas y la influencia de los vientos de levante, creando unas circuns-
Fachada este y sur. Castillo de La Duquesa. Manilva.
tancias especiales en la rompiente de las playas del término municipal de Manilva. Su territorio está constituido por una secuencia de lomas que descienden suavemente hacia el mar y vaguadas recorridas por múltiples arroyos, destacando junto a la costa las formaciones rocosas de piedra arenisca de la loma del Negro y del Rey y en las proximidades del lugar donde se encuentra el inmueble objeto de nuestro artículo, el cerro del Hacho. Las playas de la Duquesa en el frente donde se ubica el Castillo eran amplias hasta que la construcción del Puerto Deportivo de la Duquesa cambió la dinámica y con ello la línea costera. Hoy, este edificio da la sensación de estar más próximo al mar de lo que estuvo en su día. CILNIANA
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El magnífico fondeadero que constituye Este, hacia el arroyo del Estanquillo por el Sur y el litoral manilveño, la cercanía al río Guadiaro desciende suavemente hasta el arroyo de la (paso hacia el interior y la Serranía de Ronda), así Peñuela, algo más alejado, por el Norte, quedancomo la situación del do el Oeste protegido término municipal de por el cerro del Hacho Manilva, tan próximo y Terán. En la actualiEl lugar donde se encuentra ubicado el a Gibraltar y a las cos- castillo de la Duquesa o fuerte de Sabinilla ha dad las múltiples urtas africanas, ha probanizaciones y edifivocado a lo largo de tenido una larga trayectoria para la defensa y cios merman su visivigilancia de esta costa los años que fuese lubilidad y no permiten gar fronterizo y por lo hacerse una idea clatanto ejercido una ra de lo que significó función tanto de vigilancia como de defensa de la fortaleza en este punto de la costa. Desde su la costa, unas veces por las incursiones piráticas, posición céntrica y dominante se tenía una amotras por las armadas enemigas, otras por la luplia perspectiva del litoral, siendo desde luego la cha contra el contrabando1. No es nada extraño más adecuada para la vigilancia y protección del que encontremos continuamente muestras de fondeadero. También tenemos que destacar que este pasado en edificios o en su toponimia: las aquí había una abundante y considerable cantidos torres de Chullera, la torre de la Duquesa, la dad de piedra y material de las ruinas romanas torre de la Vela, la torre del Abad...; la casa fuerte del yacimiento arqueológico “Entorno al Castillo de la Duquesa”, gran parte de los cuales se utilide las playas de Manilva, la casa fuerte de la zaría en la construcción del fuerte. No es raro Sabinilla, el Castillo de Sabinilla, el cuartel de encontrar entre sus muros o en edificaciones Carabineros de Chullera y el del Castillo; la calle antiguas cercanas a él usado como ripio restos Cuartel, la calle de la Torrecilla o el pozo de los de estos materiales: “Opus Signinum”, ánforas...4. Metedores entre otros. El lugar donde se encuentra el castillo de la Duquesa o fuerte de Sabinilla ha tenido una larga trayectoria en la defensa y vigilancia de esta costa. No hay que olvidar que en una provisión de 1511 ya aparece citada la torre de la Duquesa en las cercanías de aquella playa2 o que, a mediados del siglo XVIII, en el mismo lugar en el que se ubica el castillo, aunque desplazada treinta y cinco metros por delante de su acceso, se construyó la casa fuerte de la Sabinilla 3. “El Castillo”, como es conocido este edificio, está situado en una zona mesetada del litoral de Manilva que desciende hacia el mar por el
Castillo de La Duquesa. Sabinilla-Manilva.
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La Guerra de Sucesión, por la que se estableció la dinastía de los Borbones en España, trajo como consecuencia en la zona la toma de Gibraltar por los ingleses. La escuadra angloholandesa se movía sin dificultades, dueños del mar, casi sin oposición por lo mermado de la flota francoespañola. Los ataques a la costa se multiplicarían y este hecho supuso que con el tiempo España se replantease militarmente la necesidad de reforzar el litoral obligando a un cambio en las estructuras de defensa. Concluida la guerra, la España borbónica con sus ideas reformistas y las relaciones con ingenieros europeos, sobre todo italianos, genera la publicación de tratados
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sobre fortificaciones. La aparición de ingenieros militares cada vez más preparados, y la recuperación política y administrativa durante el reinado de Fernando VI, que mantuvo una política neutral, fomentó la creación de fuertes costeros5. De hecho, a mediados del siglo XVIII se diseñan los proyectos de casa fuerte o cuarteles para las playas de Manilva. Uno de estos cuarteles se levantaría junto a la cañada real o camino de los Barrios a Estepona, a unos 35 metros aproximadamente de donde años más tarde se construyó el Castillo. Con él se cumplían varios objetivos, entre otros reforzar militarmente estas playas cubriendo las carencias de las torres de la costa. Las reformas del ejercito y la creación de estos cuarteles, en principio un hecho intrascendente, supuso que el Estado asumiese la defensa y control del litoral y del contrabando que se producía desde Gibraltar. Este cuartel se construyó aprovechando los restos de muros romanos del mencionado yacimiento arqueológico, que en algunos casos llegaban a alcanzar más del metro y medio de altura, estando apoyado en ellos. El edificio se acondicionó para acoger un pequeño destacamento de caballería y otro de infantería con su oficial, así como una garita dando vistas al mar. A raíz de la construcción del Castillo la casa fuerte o cuartel pierde su función militar y es usado como venta mesón a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, la llamada venta de San Bernardino. Posteriormente el abandono del edificio provocó el deterioro y hundimiento de las cubiertas anunciando su final, que se vería precipitado en la década de los ochenta del recientemente finalizado siglo con la retirada de la capa de tierras fértiles de su entorno para los jardines del Puerto deportivo de la Duquesa, dejando al descubierto los restos romanos. En 1987 el Ayuntamiento de Manilva decidió la construcción de un campo de fútbol en aquel lugar ocasionando el arrasamiento de un área del yacimiento romano y la demolición y destrucción total de la antigua Casa-fuerte, a pesar de la oposición y resistencia que sus muros presentaron a la maquinaria pesada que realizó las obras. Con la muerte sin descendencia de Fernando VI el trono lo ocupó su hermano Carlos llegado de Nápoles. Carlos III supone para Espa-
Subida al revellín.
ña todo un cambio que afectará también a las costas del reino de Granada. Las reformas en la defensa de la costa llevadas a cabo por el rey se inician con el encargo al mariscal de campo Antonio María de Bucarelli de un informe indicativo de la situación. Posteriormente, con la promulgación del “Reglamento que Su Majestad manda observar en las diferentes clases destinadas al real servicio de la costa del Reino de Granada” de 1764, se quería reorganizar la defensa del litoral y evitar la carencia de edificios con artillería. En las costas del reino de Granada que se corresponde con las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería, se construyeron 21 edificios nuevos, financiados muchos de ellos por particulares a cambio de cargos militares6, como es el caso del Castillo de la Duquesa. El objetivo no era otro que la dotación de la artillería suficiente en el litoral para disuadir con su fuego al enemigo. Por lo tanto, la decisión de construir el castillo estaba justificada. La casa fuerte o Cuartel de la Sabinilla no contaba con artillería, en unos momentos en los que se iniciaban de nuevo las hostilidades y en un lugar en el que se requería la mejora técnica para su defensa. El Castillo de la Duquesa o Fuerte de la Sabinilla, al igual que la casa fuerte, se construirá sobre restos del mencionado yacimiento arqueológico.
A mediados del siglo XVIII se diseñan los proyectos de casa fuerte o cuarteles para las playas de Manilva Hasta no hace muchos años, a los pies del revellín, se podían ver los restos de “sigilata” y “teselas” sueltas que el asfalto de la carretera de acceso a la barriada ha ocultado. CILNIANA
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EL CASTILLO DE LA DUQUESA
En los primeros meses del año 1765 se había presentado el proyecto de un fuerte con batería, siguiendo el Plan que el rey había establecido para su construcción en distintos puntos
“... un capitán o subalterno; veinticinco soldados de infantería con un sargento y dos cabos; ocho o diez caballos y soldados con otro sargento; diez artilleros con su sargento; un guarda almacén y un capellán”9. La llegada de los franceses a estas tierras, en la llamada Guerra de la Independencia, provocó la ocupación del castillo. A él se destinaron cincuenta franceses desde donde controlaban los caminos principales. Previamente y para reforzar las defensas del castillo de Casares los patriotas se habían llevado todo lo que pudieron usar que les sirviese para luchar contra los franceses. Se llevaron los cañones que había en las cercanías de la torre de la Duquesa y también se hicieron excavaciones en las playas buscando cañones del propio castillo o de los lugares donde se sabía que se habían producido naufragios, encontrándose una culebrina en las cercanías del Castillo que también fue trasladada a Casares, donde el artillero José Delgado y el soldado Juan Ortiz la reconocieron y la encontraron en buenas condiciones para su uso.
Subida al revellín vista desde el patio de armas.
de la costa y según el modelo del Ingeniero Director del Reino don José de Crame. En 1767 el vecino de Sevilla don Francisco Paulino construye a sus expensas el castillo de las playas de Manilva, al que por este servicio el rey le concedió el mando de una compañía de caballería. El diseño de la planta y la dirección de obra se encargó al Ingeniero don Miguel del Castillo, la obra la llevó a cabo el maestro don José de Vargas 7. El 19 de febrero de 1767 se firmó ante el notario don Fernando Nicolás de Fricio la escritura de obligación hecha por Lázaro Rodríguez, vecino de Manilva y fabricante de ladrillos. Su fiador sería don Francisco Díaz Manso. Lázaro Rodríguez se comprometía a entregar a don Francisco Paulino la cantidad de 20.000 ladrillos a 100 reales el millar, antes del mes de abril de ese año. Se entregarían en el fuerte, siendo de la satisfacción de don Miguel del Castillo 8. Terminado la fortaleza la tropa que se destinó a él fue:
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Entre las acciones que realizaron los patriotas y soldados para impedir el suministro estuvo la interceptación en el cerro Calabozo de doscientas cargas de víveres que se destinaban a los franceses de San Roque; escoltadas por veinticinco o treinta hombres, al ser sorprendidos por el abundante fuego corrieron por la playa para refugiarse en El Castillo. De esta acción murieron cinco soldados franceses y fueron hecho prisioneros un cabo y un soldado que había sido herido de bala en un muslo y de una puñalada en el pecho. El reguero de sangre que dejaron los que huyeron evidenciaba que los heridos eran muchos más, de hecho esa misma noche murieron tres franceses en El Castillo como consecuencia de las heridas según aseguraron dos manilveños que estaban allí prisioneros10. Pero fueron muchas más las acciones, las fuerzas situadas en el castillo continuamente fueron hostigadas y sobre todo las fuerzas de infantería que salían de él o los soldados de caballería que hacían las guardas de los caminos. Terminada la Guerra de la Independencia y como nos dice Sebastián de Miñano en su Diccionario Geográfico-estadístico de 1826 en esa fecha aun había un destacamento. Sin embargo en el Diccionario Geográfico-estadístico de Pascual Madoz de 1841 se dice:
En 1767 el vecino de Sevilla don Francisco Paulino construye a sus expensas el castillo de las playas de Manilva
“Esta fortaleza que podría, en cuantas ocasiones se
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presentasen proporcionar a la nación servicios semejantes o mayores a los que ha prestado en otras diferentes épocas, se encuentra en el día en un total abandono, sin un soldado de guarnición, ni aun local donde se hospede, pues las puertas y ventanas, antes fornidas, no pueden cerrarse por falta de sus hojas, las aguas se filtran y los embovedados por consiguiente se desmoronan, todo lo cual podría repararse en la actualidad con muy poco costo.” La distribución de las dependencias según Madoz es la siguiente: “ Tiene en las afueras de su puerta un reducto aspillerado con 15 troneras para fusilería. A la entrada hay un puente levadizo que cubre toda la puerta, el cual se levantaba con dos fuertes cadenas de hierro pendientes de igual nº de garruchas de bronce, que estaban fijas en los extremos del umbral superior y que hoy han desaparecido al igual que las cadenas. Cuenta 99 troneras además de la del reducto mencionado; 63 de ellas son altas y construidas en los frentes de la plaza de armas y las restantes bajas, que salen de los cuarteles y piezas de que más abajo hablaremos. En la misma entrada del castillo y paso del puente levadizo hay una larga bóveda o arco prolongado que conduce al patio; debajo de este arco y a su izquierda, se halla el pabellón del comandante, existiendo al lado derecho otras dos localidades, una de las cuales, sirvió siempre de calabozo y lugar de prisión y otra de cocina del citado pabellón. El patio es cuadrado, cayendo al mismo las aguas de toda la plaza de armas, por cuatro canales colocados en sus otros tantos ángulos. En la primera pieza, a la derecha de la entrada del patio, está el cuartel de la infantería, que además de los tablados muy capaces para las camas de la dotación de esta arma tenía su cocina y chimenea. En el lienzo inmediato se encuentran las cuadras de la caballería con pajar y un hor-
no para cocer pan, y en el siguiente, la puerta de otro gran cuartel que servía de alojamiento a los soldados de dicho cuerpo y para almacén de provisiones. En el ángulo del lado oriental del mismo patio se ve la puerta de su espaciosa capilla, quedando en el intermedio de las dos últimas piezas, el lugar común, la subida al revellín de la batería de grueso calibre y la escalera que conduce a la plaza de armas referida. Inmediato a la capilla y en el lienzo siguiente, se halla el cuartel de los artilleros y el local para su comandante y al último frente y mano izquierda de la entrada al patio, el almacén de artillería y la habitación del guarda-almacén. La plaza de armas es tan dilatada cuanto lo son las piezas bajas del edificio, pues es la cubierta o azotea de todas ellas, en la que hay una garita para el centinela y otra en el revellín donde estaba la artillería gruesa montada de que se deja hecha mención.” El Castillo permaneció abandonado durante años hasta que fue ocupado como acuartelamiento por el Cuerpo de Carabineros de Costa. Pero por las condiciones de insalubridad que presentaba, se construyó una caseta en tierras de propios a unos cien metros de éste donde se trasladó la guarnición. Poco después, debido a las dimensiones del edificio y a la necesidad de reforzar la vigilancia por el aumento del contrabando se solicitó de nuevo al Ayuntamiento terrenos para una ampliación de la caseta11 (11) y en 1890 se construyó un cuartel. Con la desaparición del Cuerpo de Carabineros en 1940 el cuar-
Cañón a la entrada del castillo.
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tel, que pasó por algunas transformaciones, se transfirió a la Dirección General de la Guardia Civil hasta muy recientemente. ¿Pero qué sucedió con el Castillo después de ser desalojado por los carabineros? En los últimos años del siglo XIX el entonces alcalde, don
Más recientemente y tras un lapso de tiempo de completa dejadez, el Ayuntamiento de Manilva solicitó el inmueble para museo arqueológico y centro cultural Diego Ferrer López, aprovechando la coyuntura, y siendo propietario de los terrenos donde se encontraba ubicada la venta de San Bernardino, se apropió de él usándolo como almacén, cuadra y pajar. El 22 de julio de 1913 se recibió en el ayuntamiento de Manilva una circular en la que el Gobernador Militar de la provincia comunicaba que, en virtud de un R. D. de 26 de febrero del mismo año relativo a zonas polémicas asignadas a las plazas y puntos fortificados y de aislamiento de edificios peligrosos, se hacía necesaria la delimitación y amojonamiento de los terrenos de El Castillo. La colocación de los postes señalizando la zona de influencia creó un conflicto con Diego Ferrer, que no estuvo conforme con el procedimiento seguido, ni con la actitud del Teniente de Carabineros que empezó a hacer uso de los pastos sembrados por él, y mucho menos con que el edificio perteneciese al Ministerio de la Guerra u otro organismo12. Años después de amojonado y delimitado el espacio correspondiente al Castillo vuelve a ser ocupado por algunos vecinos que no tenían viviendas, permaneciendo sus
El castillo visto desde la playa.
descendientes en él hasta que se construyeron casas de protección oficial para estas familias junto al arroyo del Estanquillo a cambio de su desalojo. Más recientemente y tras un lapso de tiem-
118 CILNIANA
po de completa dejadez, el Ayuntamiento de Manilva solicitó el inmueble para museo arqueológico y centro cultural. El servicio jurídico del Estado daría su conformidad en septiembre de 1993 y el 29 de junio del mismo año el Ministro de Economía y Hacienda mostró su conformidad con la propuesta. El 30 de junio de 1994 se firmó la escritura de cesión de la finca otorgada por el Delegado Provincial de Economía y Hacienda en Málaga, don Santiago Quintana de Blas a favor del Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Manilva. En la actualidad lo ocupa el área de cultura del Ayuntamiento de Manilva como sala museo, para exposiciones y, por convenio con la Universidad, sede de los cursos de verano. En la actualidad se está ultimando el Proyecto de museo etnoarqueológico y para un futuro próximo se ejecutarán las obras de restauración. ANEXO DOCUMENTAL Archivo Municipal de Manilva Actas de Pleno Documento 1º Villa de Manilva, 12 de Diciembre de 1885 “Punto3º De orden del Sr. Presidente diose lectura a un oficio cuyo contenido literal es como sigue = Al margen dice = Comd ª de Cara b de Málaga = Comisión fiscal = Comisionado para la formación de una caseta de nueva planta donde se encuentran enclavada la del Cuerpo llamado “Sabinillas” cuyo expediente no ha sido aprobado por el Excmo. Sr. Director General del Cuerpo por ser la caseta que se proyecta de mayores dimensiones que la actual y como quiera por último que hayan por necesidad de tomarse algunos metros de terreno con dicho fin, en esta atención ruego a Vd. tenga la dignación de servirse manifestar a esta fiscalía a quién pertenece el terreno donde esta dicha caseta y caso de ser propiedad de ese Ayuntamiento de su digna presidencia se digne manifestarme la demarcación del terreno que de acuerdo haga a favor de la Hacienda encareciéndole a la vez remita acta original del mismo = Dios que a V. = Estepona 27 de Noviembre 1885 = El tente fiscal = Martín Pescador = Sr. Alcalde Const. de Manilva. La Municipalidad pues hecha cargo del contenido del transcrito anterior
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oficio y teniendo en cuenta que los terrenos adyacentes a la caseta de Carabineros de Sabinillas próxima al Castillo de dicho nombre es de la pertenencia de este Municipio, acordó por unanimidad ceder a la Hacienda todo el que necesite para la ampliación o ensanche de dicha Caseta así como también el que de este particular se contraiga copia certificada que se remitirá a la aludida comisión fiscal”. Documento 2º Sesión Ordinaria del día 10 de Enero de 1914 “... Por el Sr. Alcalde Presidente se dio cuenta con lectura íntegra de un escrito fecha cuatro del actual presentado por el vecino de esta villa D. Diego Ferrer López en el que manifiesta que a su regreso de un largo viaje a la capital ha observado que en los terrenos de la finca de su propiedad denominada San Bernardino que antiguamente se titulaba Venta Mesón, situada en el sitio conocido por Castillo de Sabinilla o Duquesa de este término, se han puesto tres mojones por dentro de la cerca de piedra seca de la expresada finca, uno a siete pasos, otro a un paso y otro a nueve pasos y que hechas por dicho Sr. Ferrer las oportunas indagaciones para conocer quién o quienes se habían permitido poner dichos mojones sin avisar ni a él ni al encargado de la anunciada finca, resulta que con fecha 7 de diciembre último efectuaron dicho amojonamiento un Sr. Ingeniero Militar y otros auxiliares forasteros, deduciendo por tanto que la operación llevada a efecto ha sido en virtud del Real Decreto de 26 de Febrero del pasado año 1913 sobre nueva demarcación de zonas polémicas asignadas a las plazas y puntos fortificados y de aislamientos de edificios peligrosos y polígonos de tiro y de las instrucciones que al mismo se acompañan toda vez que se encuentra entre ellas el Castillo denominado de Sabinilla con una zona polémica de veinte metros que sin duda es el que han demarcado, en cuyo escrito manifiesta que aun cuando no tiene gran importancia el terreno de cuya propiedad se le pretende despojar con el amojonamiento llevado a cabo, no por ello renuncia al derecho de que se encuentra asistido para reclamar contra tal operación, como lo hace por medio de dicha solicitud, fundándose en que por el Sr. Comandante de Ingenieros se ha faltado a lo que obligan las referidas Instrucciones in-
Bastión.
vitando a esta Alcaldía para que nombrara un representante suyo toda vez que le aseguran que al Sr. Ingeniero que efectuó el amojonamiento no le acompañaba ningún vecino de esta localidad que pudiera ostentar dicha representación para llevar a efecto la fijación de los referidos mojones entendiendo por tanto como propietario del terreno de que se le pretende despojar con la operación realizada que el repetido amojonamiento carece de las formalidades mandadas cumplir por el repetido R.D. y por consiguiente debe declararse nula. Al propio tiempo se hacen por el reclamante en el referido escrito ciertas aclaraciones sobre el estado pasado y actual del referido Castillo manifestando por las razones que aduce que la tradición y concepto particular del Castillo nombrado de la Duquesa o Sabinilla procede de la Sra. Condesa Duquesa de Arcos y basado en los demás hechos que en su escrito consigna el reclamante niega que dicho Castillo pueda pertenecer ni a Guerra ni a Hacienda ni al Estado y en cambio afirma que le pertenece a él con más derecho CILNIANA
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za; cuyo oficio quedó cumplido por la Alcaldía a su debido tiempo en la parte de publicidad para conocimiento de estos habitantes por medio del oportuno bando, si bien debe hacerse constar, que habla de la remisión de planos, siendo así que no se acompañaba nada más que uno; por lo cual entendía que debiera acordarse por la presente Corporación lo que considerara procedente.
Plano de alzado.
que a ninguna otra persona o entidad tanto por venirlo poseyendo en precario desde hace porción de años y haberlo cuidado para evitar que fuera derruido como por ser el más antiguo de los poseedores. El propio Sr. Presidente manifestó que con vista del escrito de referencia ha podido comprobar que los referidos mojones se encuentran puesto en la finca del reclamante D. Diego Ferrer López sin que haya concurrido al acto ningún representante de esta alcaldía por no habérsele invitado para tal operación no obstante el oficio del Excmo. Gobernador Militar de esta provincia fecha 22 de julio último que copiado dice así “Para su conocimiento y el de sus administrados, y en cumplimiento de lo que preceptúan las instrucciones que acompañan al R.D. de 26 de febrero próximo pasado (D.O. nº 46) relativo a nuevas zonas polémicas asignadas a las plazas y puntos fortificados y de aislamiento de edificios peligrosos y polígonos de tiro tengo el honor de remitir a V.S. planos detallados de la zona correspondiente al Castillo de ese pueblo; manifestando a V.S. con este motivo que los hitos necesarios para el amojonamiento de la zona de ese Castillo se están construyendo y a su debido tiempo invitará a V.S. para que nombre un representante suyo que asista a la colocación de ellos por parte de la Comandancia de Ingenieros de esta pla-
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El Sr. Concejal D. Pedro Montero López previa la venia de la Presidencia expuso que le constaba que el Sr. Teniente de Carabineros de Infantería del Castillo D. Ramón Calleja García queriéndose amparar sin duda en la demarcación llevada a efecto del repetido Castillo y olvidando lo que preceptúa la letra “a” en su párrafo primero de las instrucciones aprobadas para el cumplimiento del enunciado R.D. ha dispuesto que por su asistente se le dé de comer al caballo y que la alfalfa que con anterioridad a la fecha que se hiciera el amojonamiento se encontraba sembrada en el terreno de D. Diego Ferrer López señalado como zona polémica utilizando dicha alfalfa para su uso propio lo que parece demostrar en dicho Sr. que a él pertenece el terreno demarcado y la plantación que se encuentra en el mismo lo cual entiende el exponente constituye un abuso máxime cuando aun no puede ser firme el amojonamiento practicado y por tanto no puede tener derechos nadie a dichos terrenos ni menos a la plantación de D. Diego Ferrer López. El Ayuntamiento en su consecuencia teniendo en cuenta las razones y fun-
Plano y perfil de las barracas cuartel de la playa de Manilva y Cala Carbón (Marbella).
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damentos que expone el solicitante y que por la Comandancia de Ingeniero de Málaga no se ha cumplido con el requisito de invitar a la Alcaldía para el nombramiento de un representante no solo olvidando el ofrecimiento que se hiciera en el oficio precopiado sino considerando letra muerta la obligación que terminantemente le impone a ello las instrucciones aprobadas para cumplimiento del R.D. de 26 de Febrero de 1913 en la parte “Demarcación de las zonas polémicas” y que entre el Castillo de la Duquesa o Sabinilla y el cercado de la finca nombrada de San Bernardino de la propiedad de D. Diego Ferrer para el Camino Real de Málaga a San Roque; visto lo que disponen las expresadas instrucciones y el reglamento de 22 de Diciembre de 1880 por unanimidad acuerda hacer constar que debe declararse nulo el amojonamiento llevado a efecto o en otro caso que se rectifique el ya hecho con las formalidades mandadas cumplir por dichas disposiciones, nombrándose una Comisión Mixta por la superioridad para que proponga lo que proceda, y con respecto a los derechos que alega sobre el Castillo que nos ocupa el reclamante D. Diego Ferrer López se limita la corporación a hacer constar que sabe lo viene utilizando dicho Sr. hace más de diez y ocho años entendiéndose que lo hace en concepto de precario acordándose por último que para la resolución que proceda se remitan certificación de la solicitud presentada y de este acuerdo a los Excmos. Señores Gobernadores Civil y Militar de esta provincia...” Bibliografía BAENA GALLÉ, José Manuel: “Dos propuestas de itinerarios culturales en Andalucía Occidental sobre arquitectura militar”, Boletín del Instituto
Plano del Castillo de Sabinilla.
Casa fuerte de la Sabinilla.
Andaluz del Patrimonio Histórico. Sección Información: Patrimonio Histórico Andaluz. Boletín nº 36 de 2001(Texto electrónico). Disponible en www.juntadeandalucia.es/cultura/iaph/infopha/ 05textose/boletin36/b3603.html BAREA FERRER, José Luis:. ”La defensa de la costa del reino de Granada a mediados del siglo XVIII”. Anuario de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Granada, 1975-1976, nº II – III. CAPEL SÁEZ, Horacio et al.: “Los ingenieros militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial”. Barcelona: Universidad de Barcelona, Col. “Geo-Crítica. Textos de apoyo”, 1983. CAPEL SAEZ, Horacio et al.: “De Palas a Minerva: la formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII” Barcelona: Ediciones Serbal/ C.S.I.C., 1988. CONTILLÓ, Juan Bautista.: “Expediente que comprobará los heroicos servicios hechos à la Patria por la villa de Casares en la gloriosa sublevación de la sierra contra los franceses desde el año de 1810 hasta de presente”. Algeciras, 1813. ESPINOSA, Gloria y María del Rosario TORRES: “Arquitectura y defensa de la Costa Oriental andaluza” Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Sección Información: Patrimonio Histórico Andaluz. Boletín nº 40-41 de 2002 (Texto electrónico). Disponible en www.juntadeandalucia.es/cultura/iaph/infopha/ 05textose/boletin40-41/b4002.html FALCÓN MÁRQUEZ, Teodoro: “El litoral andaluz en tiempos de Carlos III”. Sevilla: Consejería de Obras Públicas. Junta de Andalucía, 1988. GIL ALBARRACÍN, Antonio: “Las Fortificaciones de la costa del reino de Granada (España). Estado de la cuestión”. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, nº 72, 1998. JORNADAS EUROPEAS DE PATRIMONIO HISTÓRICO (1997, Andalucía): “Los castillos a través de la historia” . Coordinación Dirección General de Bienes Culturales. Servicio de Investigación y Difusión del Patrimonio Histórico. Sevilla. CILNIANA
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rres almenaras (costa occidental, Málaga, Diputación Provincial, 1975, p. 49. (Actualmente esta torre se encuentra dentro de un edificio del camping Chullera III. Sufre un gran deterioro al realizar los propietarios del edificio que la envuelve una extracción de piedra para su vaciado). 3 VÁZQUEZ C. Marcos: “El Castillo de la ...”, Op. Cit., pp 193-194. 4 Ibidem: pp 193-194. 5 GIL ALBARRACÍN, Antonio: Las Fortificaciones de la costa del reino de Granada (España). Estado de la cuestión. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, n.º 72, 1998. Disponible en www.ub.es/ geocrit/b3w-72htm 6 MADOZ, Pascual: Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo XI (MAD-MUZ), Madrid, 1848. MAN., p 178. 7 Ibidem: p. 178. 8 Esta nota ha sido extraída del cuaderno de 1766-67, documento n.º 16, 32r-33v. del vaciado que hice de los pro-
Plano de la primera planta del castillo de La Duquesa.
Consejería de Cultura, Junta de Andalucía. 1997 HERRERA BERNAL, José y José Ignacio FERNÁNDEZ-PUJOL CABRERA: “Proyecto de Restauración del Castillo de la Duquesa. Manilva (Málaga)”. Promotor Ayuntamiento de Manilva. Octubre 1998. MADOZ, Pascual: “Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar”. Tomo XI (MAD-MUZ), Madrid, 1848. MIÑANO, Sebastián de: “Diccionario Geográfico- estadístico de España y Portugal”. Madrid, 1826. TEMBOURY ÁLVAREZ, Juan: “Torres almenaras (costa occidental)”, Málaga, Diputación Provincial, 1975. VILAR, Juan Bautista y Ramón LOURIDO: “Relaciones entre España y el Magreb. Siglos XVII y XVIII”. Madrid: Editorial Mapfre, 1994.
Plano de la cubierta del castillo de La Duquesa.
tocolos notariales de Manilva cuando estaban en Estepona. En la actualidad se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Málaga. Protocolos de Manilva, Notario Fernando Nicolás de Fricio en el cuaderno de Sebastián Vargas Machuca de 1767. 9 MADOZ, P.: Op. Cit., Tomo XI (MAD-MUZ), Madrid, 1848. Notas MAN., p 178. 10 CONTILLÓ, Juan Bautista: “Expediente que comprobará 1 VÁZQUEZ C., Marcos: “El Castillo de la Duquesa”. En Los los heroicos servicios hechos à la Patria por la villa de Casares en la castillos a través de la historia JORNADAS EUROPEAS DE PATRIgloriosa sublevación de la sierra contra los franceses desde el año MONIO HISTÓRICO (1997, Andalucía). (Coord.) Dirección Gede 1810 hasta de presente. Algeciras, 1813, pp. 33-34 y 43. 11 neral de Bienes Culturales. SerArchivo Municipal de Manilva. Libros de vicio de Investigación y Difusión Actas de Plenos. Legadel Patrimonio Histórico. jo 1, Clasific. 1.1.1. de Sevilla. Consejería 1885. 12 de Cultura, Junta Arch. M. de de Andalucía. Man. Libros de Ac1997, pp 193-194. tas de Plenos. Le2 TEMBOURY gajo 2, Clasific. ÁLVAREZ, Juan: To1.1.1. de 1913. Vista fachada de poniente del castillo de La Duquesa.
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APÉNDICE DOCUMENTAL:
La Ermita del Santo Cristo Fernando Álvarez Cantos y Vicente Murillo Utor
En la geografía andaluza es muy común la trilogía Franciscanos–Imagen del Cristo de la Veracruz–Día de la Cruz. Aún hay ciudades en donde ello se conserva en su estado más puro (Granada, Coín, Alcalá la Real, Arcos de la Frontera, Brenes o Lebrija). A través de la inserción de varios documentos (escrituras, Breves papales, juicios de conciliación) se demuestra la importancia de la cofradía de la Veracruz, que obtuvo para la ciudad la Gracia del Jubileo de cuarenta horas y cuyo primer año de celebración fue 1782; y su conexión con la orden franciscana. Mediante los juicios de conciliación, se confirman las tensiones en el mundo de las cofradías, entre la Vicaría eclesiástica y los hermanos cofrades.
Ermita del Santo Cristo. Calle Ancha. Años 50.
E
n una escritura pública1, otorgada el día tres de agosto de 1782, ante el Notario de la Ciudad de Marbella, Don Antonio María Ximénez, los esposos Don Esteban García Cárdenas, Regidor Perpetuo de la Ciudad, y D.ª Ana Álvarez Muñoz, protocolizaban una “Fundación e imposición de Memoria en obsequio de su Majestad Sacramentado y del Santísimo Cristo de la Vera Cruz”, cuyo texto es el siguiente:
“Notorio y manifiesto sea a todos los que la presente Escritura de Dotación e Imposición de memoria Vieren, Como Nos D. Esteban García y Cárdenas Regidor perpetuo de esta Ciudad de Marbella y Doña Ana Alvarez y Muñoz marido y conjunta persona de dicha otra y Vecina de la mencionada Ciudad, precedida la venia y licencia que de marido a mujer el Derecho dispone que fué pedida, concedida y aceptada en bastante CILNIANA
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ERMITA DEL SANTO CRISTO
forma so expresa obligación que yo el dicho Sr. Esteban hago de haberla siempre por firme, y no revocarla en manera alguna de marido ambos o dos juntos de mancomún, y por el todo in solidum renunciando como expresamente renunciamos la Ley de Duobus res debendos y el aumentica presente hoc tua de fide iusoribus, y demás Leyes que deben renunciar los que se obligan de mancomún:
hibido por los otorgantes, literalmente con las diligencias a el incorporadas, es del tenor siguiente: PIUS PP. VI AD PERPETUAM REI MEMORIAM
ad augendam fidelium et animarum saluten caelestibus Eclesis thesauris pia charitate intenti; omnibus, et singulis utriusque sexus Christi fidelibus Decimos: Que deseando llevar el particular vezé penitentibus, et confesis, ac S. communione afecto y expresa derefectis, qui Orationi voción que siempre quadraginta orarum han tenido a la Sancontinuatorum, non tísima Imagen de Jequem nisi nortis sucristo Crucificado tempore interpolaque con el título de tarum, de licencia la Vera Cruz se veneordinarii, in Eclesia ra en su Ermita y Casua Cappella Pública pilla pública Calle Eremitario nunct. Ancha de esta dicha Ssmi. Crucifixi de la Documento original. Ciudad extramuros Vera Cruz et nunct. de ella, y queriendo extra muros oppidi al mismo tiempo proporcionar esta devoción para civitatis parater nunct. de Marbella Malacitan Diocesis con los demás fieles y vecinos de este Pueblo a fin die tertia mensis Maii instituien per aliquod temporis de que por ella experimenten los copiosos benefispatium devoté interficerint, et ibi pro Christianorum cios que sin duda les dejará, a la manera que los Principum concordia herexu. extirpatione , ac S. Matris otorgantes confiesan haberlos recibidos de la PoEclesiae exaltatione pia ad Deum preces effuderint, derosa mano, no habiendo tenido como no tuvieplenariam omnium pecatorum suorum indulgentiam, ron otro medio más eficaz ni proporcionado que et remisionem misericordiae in Domino concedimus. el impetrar de la Santa Sede, Una Indulgencia PleVolumus autem, ut vi alias Christi fidelibus in naria para todos aquellos que Confesados, quocumque alio anni die promissa in dicta Eclesia per Comulgados y Contrictos visitasen dicho Señor agen. aliqua alia indulgentia similis perpetuo, vel ad Crucificado en su Ermita el día tres de Mayo, que tempus dondum elapsum duratura concepta fuerit, es en el que se celebra por la Santa Madre Iglesia illa revocate sit, prites. apostolica autoritate la Invención de la Santísima Cruz, día también derevocamus in contrarlione temporibus valituris. Datum dicado por los otorgantes a la Celebridad de dicho Roma apud S. Petrum sub annulo Piscatoris. Die XIII Sr., y en efecto concedida que fue la citada indulMarzi MDCCLXXXI Pontificatus Nostri Anno gencia por el tiempo de siete años según aparece septimo= J Card. de Couutiby. en el Breve dado en Roma en Santa María la Mayor por N.M.S. Clemente P.P. Décimo cuarto (que de Pasado por la Comisaría General de GraDios goce) A los catorce de Septiembre del año nada, en siete de Mayo de mil setecientos ochenta pasado de mil setecientos y setenta, fueron y han y uno.=está rubricado. sido notorios los frutos de fervor concurrencia y aumento de devoción que en los mencionados sieNos Don Manuel Ventura Figueroa Caballero Gran te años se tocaron; con cuyo motivo hicieron los Cruz de la Real Distinguida Orden de Carlos Terotorgantes nueva súplica a dicha Santa Sede imcero, Arcediano, Dignidad de la Santa Apostólica plorando a beneficio de los mismos fieles, y para Metropolitana Iglesia de Santiago del Real Conconsuelo de los devotos, no tan solamente la persejo y Cámara de S.M. Gobernador del Reino de petuidad de dicha Indulgencia Plenaria, sino que Castilla y Comisario Apostólico General de la Sanesta fuese la del Jubileo de las cuarenta horas para ta Cruzada, y demás Gracias en todos estos que de este modo no solo los habitantes de esta Reynos y Señoríos= Por la presente y autoridad Ciudad, sino también los de otros pueblos, pudieApostólica, que para ella tenemos, de que en este ran lograr de la Indulgencia y demás beneficios parte usamos, y mediante la suspensión que por que proporciona tan Santo Jubileo, de cuya Gracia la Bulla de la Santa Cruzada, y Breves especiales se carecía en este Obispado a cuyas preces, atense haya generalmente por esta a todas las Induldiendo con enseñanzas piadosas dicha Iglesia Cagencias, la alzamos a las que N.M.S.P.PP. Pio Sextólica, así la concedió por su Breve en Roma dado to, por su Breve dado en Roma a trece de Marzo en San Pedro a los trece de Marzo del año próxipróximo ha concedido perpetuamente en favor mo pasado de mil setecientos ochenta y uno, que de personas de ambos sexos, que habiendo conpara la mejor validación, y perpetua memoria exfesado, y comulgado, asistiesen devotamente a
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la oración de cuarenta horas continuas, y no interpoladas, sino por tiempo de la noche, que con licencia del Ordinario se ha de hacer en la Iglesia, Capilla Pública de el Ssmo. Crucifijo de la Vera Cruz extramuros de la Ciudad de Marbella, Diócesis de Málaga en el día tres del mes de Mayo, y allí rogaran a Dios por la paz y concordia entre los Príncipes Cristianos, extirpación de las herejías, y demás necesidades de la Iglesia, como más por menor refiere el citado Breve, que original se exhibió ante Nos: y dimos licencia y facultad para que se publiquen dichas Indulgencias, con tal de que no se puedan hacer, ni imprimir sumarios, ni cédulas de ellas , sin permiso de esta superioridad, ni repartirlos, ni distribuirlos en este modo, ni otro, con pretexto de que se ganan por dar limosna en dinero, u otra especie, por estar prohibido por la Santa Sede, con presencia de que si lo contrario se hiciere desde luego declaramos, que por el mismo hecho quedan suspendidas, y sin efecto las mismas Indulgencias, cuya publicación mandamos se ejecute sin solemnidad alguna, y que los fieles para ganarlas han de tener el sumario de la Bulla de la Santa Cruzada de la Predicación del año en que lo intentaren, porque de otra manera no las consiguen; y así se declare, pena de Excomunión Mayor. En cuya virtud la damos, firmada con esta firma, sellada con el sello de nuestras armas, y refrendada por el Infrascrito Escribano de Cámara en Madrid a siete de Mayo de mil setecientos ochenta y uno= D. Manuel Ventura Figueroa= En la Ciudad de Málaga a veinte y dos de Mayo de mil setecientos ochenta y uno, el Sr. Don Agustín Galindo.-Presbítero Abogado de los Reales Consejos, Provisor y Vicario General de este Obispado habiendo visto el Breve antecedente pasado por la Comisaria de la Santa Cruzada, por el cual concede su Santidad Indulgencia Plenaria, y remisión de sus pecados a todas las personas de ambos sexos, que habiendo confesado, y comulgado asistieren devotamente por algún espacio de tiempo a la oración de cuarenta horas continuas, y no interpoladas, sino es por el tiempo de la noche, que con licencia del Ordinario se ha de hacer en la Iglesia, ó Capilla Pública del Santísimo Cristo de la Vera Cruz extra muros de la Ciudad de Marbella en el día tres de Mayo de cada año: y allí rezaren a Dios por la paz, y concordia entre los Príncipes Christianos, extirpación de las herejías, y Exaltación de Ntra. Sra. Madre Iglesia, y cuya Pontificia concesión es perpetua: Mando se use del referido indulto, y Breve Apostólico y daba, y dí licencia para la dicha oración de cuarenta horas en la citada Capilla o Ermita , y así se publique la expresada Indulgencia con arreglo al despacho del Excmo. Sr. Comisario Apostólico general de la Santa Cruzada, y lo firma Provisor Don Agustín Galindo=Miguel Herrera. Notario Mayor.
Que de concordar lo preinserto con sus originales el Infrascrito Escribano doy fe: que devolvió a los otorgantes, y por ello firmarán de su recibo y porque todo lo dicho no saciaría la intención de los otorgantes si después de haber experimentado el fervor, celo, devoción con que en este presente año que ha sido el primero en que se ha practicado dicho Santo Jubileo pudiese por falta de dotación competente desmayar en algún tiempo esta tan particular memoria en que tanto se interesa el beneficio común espiritual de las Almas; y el particular de los otorgantes, y su familia y descendientes, deseando acudir a este remedio, se han convenido con los Sres. Beneficiados de la Iglesia Parroquial de esta Ciudad a satisfacer, y pagar a dichos Sres. anualmente la cantidad de ocho ducados de vellón, quedando por ello perpetuamente obligados dichos Sres. Beneficiados, que de presente son, y que en adelante fueren, a ir en Comunidad, y en forma de Parroquia el día tres de Mayo de cada un año a la Iglesia o Ermita del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, ya citada, y en la hora competente celebrar, y beneficiar una Misa solemne en el Altar mayor, que es, donde se venera dicha Santa Efigie, como asimismo a manifestar y reservar a su Majestad Sacramentado con la asistencia debida a este acto, en todos los tres días, y a la hora competente en que se expusiere a este Soberano Señor con motivo de dicho Santo Jubileo según la intención con que es concedido y práctica observada en estos actos, habiendo de verificarse el completo de las cuarenta horas según, y en los términos que se expresa en dicho Breve, sin que por la celebridad de dicha Misa solemne y asistencia, que va referida hayan de llevar, ni pedir mas estipendio, ni cuota, que los ocho ducados, que van señalados, en cuya atención los otorgantes sabedores y ciertos de la obligación de que se constituyen hallándose por la divina misericordia con caudal suficiente para esta dotación, sin que por ella perjudiquen en cosa alguna a sus herederos, como así lo confiesan, y sin que les haga falta para su sustento, a mayor honra y gloria de Dios, culto y veneración de la Majestad Sacramentada, y de la Santa Imagen de JesuChristo Crucificado de la Vera Cruz, hacen perpetua imposición irrevocable, que el Derecho llama fecha inter vivos, de los mencionados ocho ducados de rédito anual a favor de los Sres Beneficiados de la Parroquia de esta Ciudad, para que con ellos perpetuamente y en cada un año el día tres de Mayo, que es el primero del Jubileo de las cuarenta horas concedido a la precitada Ermita de dicho Santísimo Christo, y en el que los otorgantes celebran la festividad de este Señor, se cante una Misa solemne en dicha Iglesia y Altar , según y como va referido, la que se ha de aplicar por sus Almas, las de sus Padres, hijos, y demás del Purgatorio, y para que asimismo concurran CILNIANA
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dichos Sres. Beneficiados y sea de su peculiar obligación asistir a exponer, y reservar en los días que cupieren las cuarenta horas de dicho Jubileo el Santísimo Sacramento, que para este efecto se expone a la veneración de todos los fieles, haciendo de llevar por limosnas, estipendio, dicha Misa, como por su asistencia, los referidos ocho ducados en que estamos convenidos, los mismos que con el propio acuerdo instituimos, imponemos y cargamos sobre una heredad de tierras y Arboleda, que con Casa y Cerca poseemos, como propia, en lo inmediato a esta Ciudad y sitio que llaman el Prado, que linda por la parte de poniente con tierras de Don Miguel Antonio Roldán o por el Norte con otras de Don Juan Cordero, por el Levante con el camino que va al Trapiche, y por el Sur con el que se dirige a las viñas de los Manchones; libres de todo tributo, memoria, hipoteca, señorío y obligación especial ni general, y que sobre si no le tiene, por tal la aseguramos:
Santo Cristo visto desde el Puente de Ronda. Años 50.
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En consecuencia de todo lo referido, ciertos, y sabedores los otorgantes de su derecho, y del que en este caso les aviso, confesando como confiesan por verdadera y cierta la antecedente relación, de su libre y espontánea voluntad otorgan por el tenor de la presente por sí, y en voz, y nombre de sus Herederos, y sucesores que desde ahora para siempre perpetuamente hacen imposición irrevocable; que el Derecho llama inter vivos, de dicho ocho ducados de rédito anual a favor de los Sres. Beneficiados de la Iglesia Parroquial de esta Ciudad que son, y que en adelanten fueren, para que con ellos y en cada uno de los años subsiguientes, el día tres de Mayo de cada uno, que es el primero del Jubileo de las cuarenta horas concedido por N.M.S.P.PP. PIO SEXTO, que rige y gobierna la Iglesia Católica Apostólica Romana a la Ermita o Iglesia del Santísimo Christo de la Vera Cruz, que como dicha es se venera en su Capilla Pública Calle Ancha de esta Ciudad, extra muros de ella y en el que los otorgantes celebran la festividad de dicho Señor, se cante, y oficie la Misa solemne que dejan manifestado, la que han de aplicar por sus almas, las de sus Padres, hijos y demás que estén el Purgatorio, y para que igualmente concurran, y sea de su peculiar obligación asistir a exponer y reservar en los días que cupieren las cuarenta horas de dicho Jubileo, el Santísimo Sacramento para culto veneración de todos los fieles, que a el concurran con la asistencia debida a este acto llevando por limosna o estipendio así de dicha Misa solemne, como por la referida asistencia los insinuados ocho ducados, que habemos de satisfacer, y nuestros herederos perpetuamente siendo la primera paga de la precitada cantidad el día tres de Mayo del año próximo venidero de mil setecientos ochenta y tres, y así los demás y subsiguientes, y pedimos, y suplicamos a dichos Sres. Beneficiados que son de la Parroquia de esta Ciudad, y a los demás que les sucedieren admitan esta institución de memoria, la aprueben y confirmen, hagan confirmar y aprobar y anotar en el Libro Maestro donde se anotan todas las memorias; como en la tabla, haciendo guardar, y que se guarden esta institución en la forma referida: a la cual como por todo lo demás han de ser obligados los otorgantes, y sus sucesores en virtud de esta escritura y el juramento en las parte en que lo diferimos, y celebramos dicha prueba aunque por Derecho se requiera al cumplimiento y validación de cuanto dicho es, obligamos nuestros bienes y rentas, muebles y raí-
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ces habidos, y por haber, y sin que la obligación especial vicie, derogue, ni perjudique a la general, por el contrario obligamos, y especialmente hipotecamos la citada heredad de tierra declarada la cual dejamos gravada, y especialmente hipotecada, con pacto absoluto prohibitivo de toda enajenación sin la carga de los ocho ducados de memoria perpetuas que sobre ella llevamos impuesta, la cual ha de ser nula y de ningún valor, ni efecto, damos poder cumplido a los Sres. Jueces y Justicias del Rey Nuestro Señor para que nos lo hagan cumplir como si fuese por sentencia definitiva del Juez competente dada y pasada en autoridad de cosa juzgada; renunciamos todas las leyes, fueros y derechos de nuestra defensa y favor con la que prohíbe la general renunciación de leyes en forma. y Yo la dicha D.ª Ana Alvarez y Muñoz expresamente renuncio las del Emperador Justiniano, auxilio del Velejano Senado Consulto, Nuevas Constituciones, Leyes de Toro, Madrid y Partida, y las demás de mi favor, de cuyos efectos he sido advertida por el presente Escribano y como sabedora las renuncio, y juro por Dios Nuestro Señor, y a una señal de Cruz, que en toda forma hago, que no me opondré contra esta Escritura por mi dote, arras, bienes parafernales, hereditarios, ni mitad de mis aplicados, ni por otro derecho que me asista, y declaro que para el otorgamiento de esta Escritura no he sido compulsa, ni ha apremiado por el dicho mi marido, ni por otra persona en su nombre, sino que la otorgo de mi libre y espontánea voluntad por efundirse mi pro y utilidad, y que de dicho juramento no he pedido, ni pediré absolución, ni relajación a quien me lo pueda conceder, y caso de que motu propio me sea concedido de el no usaré pena de perjura: En cuyo testimonio así lo otorgamos y firmamos como por haber recibido los originales de los documentos preinsertos en esta Escritura que es fecha, y po nos otorgadas en esta Ciudad de Marbella a tres días del mes de Agosto de mil setecientos ochenta y dos años, a la cual fueron presentes por testigos Don Francisco Muñoz, Don Francisco Velázquez, Clérigos Presbíteros y Don Bartolomé del Castillo Santa Cruz, Regidor Perpetuo de esta Ciudad, y todos vecinos de ella: e yo el Escribano doy fé, conozco a los otorgantes, y que se otorgó a presencia de mí, y de dichos testigos, y ante estos requerí a los interesados sacasen Copia de esta Escritura y la registrasen en el Oficio de Hipotecas, según está prevenido por Pragmática Sanción, y la pasasen a el Archivo de los Sres. Beneficiados de esta Ciudad de que quedaron entendidos=Esteban García Cárdenas=Ana Alvarez Muñoz=Antonio María Ximénez». En el testamento2 otorgado por el alcayde y regidor Alonso de Bazán, el día 8 de junio de 1568, en una de sus mandas dispone “.... a cada
Iglesia del Santo Cristo tras la Guerra Civil.
Cofradía de esta Ciudad un ducado y a la de la Veracruz dos ducados”. En el testamento3 de Fernando de Bazán hijo y heredero de Alonso de Bazán, otorgado el día 21 de abril de 1579, en una de sus mandas dispone “...a cada Cofradía de esta Ciudad medio ducado y la cofradía tres ducados, digo a la Cofradía de la Veracruz”. Asimismo, en el testamento otorgado por D. Juan de Porras, ante el Notario de la Ciudad de Marbella D. Luis de Alcocer, el día 8 de febrero de 1738, el testador dispone “que mando que de mis bienes, se dé limosna al Santo Cristo de la Vera Cruz, de 30 reales......”4. En las Respuestas Generales de la Ciudad de Marbella, en la contestación a la número 39, el día 4 de septiembre de 1752, se responde “...ermita dos en el Barrio, ambas en la C/ Ancha y de esta la una con el título de Santísimo Cristo de la Vera Cruz.....” 5. En los testamentos otorgados por D. Luis de Cantos y D. Mateo de Cantos, ante el Notario de la Ciudad de Marbella D. Antonio María Ximénez, los días 21 de julio de 1788 y 13 de CILNIANA
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marzo de 1789, ambos se declaran “hermanos de la Hermandad del Rosario”6. Teníamos la certeza de la existencia de la mencionada Hermandad, pero no podíamos ubicar su sede. Pero en los documentos correspondientes al Trienio Liberal (1820-1823); y en los documentos relativos a los Juicios de Conciliación7; gran invento de nuestra Constitución de 1812; encontramos los siguientes: En la Ciudad de Marbella a diez días del mes de Enero de mil ochocientos veinte y dos años: ante el Sr. Alcalde Primero Constitucional Don Rafael Alcocer, compareció Fernando Barragán asociado con su hombr e bueno Don Cristobal Villalobos convocando a juicio de conciliación al Sr. Vicario Eclesiástico Don José Martín y Cantos que asimismo está presente con su hombre bueno Don José Escobar: Sobre que el día primero del año se celebró en la ermita del Santo Cristo cabildo para elegir mayordomo de la hermandad del Rosario, en cuyo acto mediaron varias circunstancias por las cuales el exponente diciendo que no se celebraba dicho Cabildo, pidió testimonio del acto, y el Sr. Vicario le contestó se fuera a la mierda, ojo de culo; quien eres tú para que yo te dé testimonio= Oída la antecedente relación por el Sr. Vicario dijo: Que no debe contestar a la queja que se da contra él como procedente de actos efectuados bajo la investidura de Juez Eclesiástico para los que las Leyes tienen detallado su Tribunal competente; dirá sin embargo y en obsequio a la verdad y de la paz que es tan propia de su Ministerio que no tiene presente las expresiones inmoderadas de que se le acusa, y si alguna dijo en el conflicto en que le pusieron los hermanos o cofrades de la hermandad del Rosario fue relativa al testimonio que se le pidió por el Barragán de un acto que no se había formalizado, y no a su personas. Y los hombres buenos fueron del dictamen, que mediante la cortedad del agravio que resulta debe en su concepto darse por concluido el acto, porque el Sr. Vicario ha manifestado no fue su ánimo ni su expresión, un agravio directo a la persona del Barragán. Y habiéndose convenido el Fernando Barragán con el dictamen de los hombres buenos. El Sr. Alcalde mandó imponer perpetuo silencio sobre el particular, ahora ni en tiempo alguno, y lo firmó dicho Sr. con los concurrentes.= Rafael Alcocer=José Martín y Can-tos=Fernando Barragán=Cristobal Villalo-bos=José María Escobar8 . En la Ciudad de Marbella a veinte días del mes de Enero de mil ochocientos veinte y dos años ante el Sr. Alcalde Segundo Constitucional
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D. Luis Mazoti compareció Don Ignacio Romero asociado con su hombre bueno D. Diego Merino convocando a Juicio de Conciliación a D. José Martín Jiménez que asimismo está presente con su hombre bueno D. Francisco Granados. Sobre que en el día que se convocaron los Hermanos del Rosario para celebrar Elecciones, hizo el exponente la pregunta que en quién paraban las llaves del arca, a las cuales no estaban presentes los Hermanos Mayores que confesaron que ellos la tenían, y al Sr. Vicario en aquel acto le dijo el Sr. Don José Martín que no hiciera caso en razón de hallarse bebido. Oído la antecedente relación por el Sr. José Martín Jiménez dijo: Que su proposición fue la de decir, Sr. Vicario no haga Vd. caso que el Sr. es preciso que esté bebido cuando se produce en esos términos. Y los hombres buenos expusieron que mediante no ser palabra denigrativa la expresada por el Sr. Don José Martín, fueron de dictamen que se sobresea el particular. Y el Sr. Alcalde mandó poner perpetuo silencio al particular mediante a la que queda del asunto que se ventila, y lo firmó con los Sres. concurrentes.=Luis Mazoti=Ignacio Romero=Diego Merino=Francisco Granados=José Martín Jiménez9. Notas 1 Archivo Histórico Provincial de Málaga (AHPM). Notarios Marbella. Legajo 4.919. 2 Archivo Municipal de Marbella (AMMb), Fondo Bazán, “Testamento de Alonso de Bazán”, 1568. Sig. 371-H-1. 3 AMMb, Fondo Bazán, “Testamento de Fernando de Bazán”, 1579. Sig. 371-H-2. 4 AHPM. Notarios Marbella. Legajo 4.914. 5 Marbella 1752. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (Estudio Introductorio de Francisco López González y Lucia Prieto Borrego), Cilniana, Marbella, 2001. 6 AHPM. Notarios Marbella. Legajo 4.918 7 Los artículos 282-283 y 284 de la Constitución de Cádiz 1812, regulaban los Juicios de Conciliación para negocios civiles o por injurias. El Alcalde con los hombres buenos, oía al demandante y demandado; oía el dictamen de los hombres buenos y si las partes se aquietaban en la decisión extrajudicial, dictaba resolución para terminar el conflicto. Nadie podía entablar pleito sin que constara que se había intentado la conciliación. 8 AMMb, Caja 99-H, pieza 3. Don Rafael Alcocer fue alcalde 11. Constitucional el año 1822; Coronel retirado del Ejército. D. José Martín y Cantos fue Vicario Juez Eclesiástico el año 1822; la Ciudad de Marbella tenía una Vicaría de las ocho Vicarías que tenía la Diócesis. D. Fernando Barragán, vecino de la C/ Ancha y de profesión Barbero. D. Cristobal Villalobos fue Alcalde 11.Constitucional en el año 1821, Capitán retirado del Ejercito. y poseedor del Mayorazgo de los Domínguez por matrimonio con D.ª Nicolasa Domínguez. D. José María Escobar, Abogado, Promotor Fiscal y Suplente a Cortes Generales en el año 1822. 9 Archivo Municipal de Marbella, Caja 99, Pieza 3.-D. Luis Mazoti fue Alcalde 21.Constitucional en el año 1822 y Subteniente del Ejercito. D. Ignacio Romero, vecino de la C/ Dolores y de profesión Cirujano. D. Diego Merino fue Presbítero Beneficiado. D. Francisco Granados fue Alcalde 11.Constitucional en el año 1820, Teniente retirado del Ejercito y vecino de la C/ San Juan de Dios. D. José Martín Jiménez, vecino de la C/ Aduar y de profesión Herrero.
PUBLICACIONES DE LA ASOCIACIÓN CILNIANA
Libros • PRIETO BORREGO, L.: Aproximación bibliográfica: Marbella y la Costa del Sol Occidental, 1997 (agotado). • I Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2000 • II Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2001 • Marbella 1752: según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (con estudio introductorio de FRANCISCO LÓPEZ GONZÁLEZ y LUCÍA PRIETO BORREGO), 2001 • ROMERO DOMÍNGUEZ, A.: El Hospital de Santo Tomás. I. La Capilla de San Pedro y San Pablo de la Colegiata de Belmonte (en prensa)
Catálogos • III Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El casco antiguo", 1998 • IV Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La fiesta", 1999 • V Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El deporte", 2000 • VI Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El Turismo", 2002 • VII Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La mar", 2002 • VIII Exposición de Fotografía “Imágenes de Marbella: El campo”, 2003 • El Paso de Istán, 2000 • “ANTIGUO SISTEMA DEFENSIVO: Torres, Fortalezas y Castillos de la Costa Occidental Malagueña”, 2002
Revistas • Nº 8, 1996 (agotada) • Nº 9, 1997 • Nº 10, 1998 • Nº 11, 1998 • Nº 12, 1999 • Nº 13, 1999 • Nº 14, 2001 • Nº 15, 2002
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NORMAS DE PUBLICACIÓN 1.- Los autores enviarán una copia del artículo en disquete duro (preferentemente en Word) y otra copia en papel (formato folio UNE A4) a la siguiente dirección: Cilniana. Centro de Adultos, c/ Miraflores, n.º 4, 29600 Marbella. 2.- Los trabajos tendrán un máximo de 30 folios a doble espacio. La extensión indicada incluye el texto del artículo y las referencias bibliográficas o notas, que irán al final. No se incluirán en esta extensión las dos páginas que a continuación se señalan: –Una primera página, no numerada, en donde conste: el título del trabajo; el nombre del autor o autores; profesión o, en su caso, título académico; la dirección, y un resumen del contenido con un máximo de 12 líneas. –Una última página, no numerada, con un máximo de cinco frases a destacar del texto. 3.- Las notas al final irán numeradas correlativamente, con la siguiente secuencia: –En el caso de obras, apellidos en mayúscula del autor citado; nombre con la primera letra en mayúscula, o, en su caso, la inicial mayúscula del nombre; título del libro (en cursivas); ciudad, editorial, año, y página o páginas a que se refiere la cita. Ej. POLO, J.: Manifiesto ortográfico de la lengua española, Madrid: Visor, 1997, pp. 27-28. –En el caso de que se trate de un artículo, en primer lugar se citará el nombre del autor o autores, título del artículo [entre comillas latinas (« »)], seguido del nombre del autor, editor o compilador de la obra, si lo hubiere; nombre de la revista o título del libro o monografía (en cursivas); ciudad, editorial, año y página o páginas. Ej. de artículo citado en libro: FONTANA, J.: «La historiografía española del siglo XIX: un siglo de renovación entre dos rupturas», en S. CASTILLO (coord.) : La historia social en España. Actualidad y perspectivas, Madrid: Siglo XXI, 1991, p. 328. Ej. de artículo citado en revista: PÉREZ-PRENDES, J. M.ª: «Cortes de Castilla y Cortes de Cádiz», Revista de Estudios Políticos, n.º 126, noviembre-diciembre (1962), pp. 419-428. 4.- Los documentos gráficos (mapas, gráficos, fotos, etcétera) irán numerados en la parte posterior, secuenciándolos, y deben incluir los pies de foto correspondientes en la parte de atrás o en hojas adjuntas. 5.- Los textos no incorporarán sangrías ni tabuladores, y los interlineados e interletrajes serán normales. El tipo de letra debe ser times new roman, cuerpo 12. Los títulos, subtítulos y ladillos se diferenciarán sólo por el tamaño de la letra. Las citas textuales se diferenciarán con comillas y letra cursiva. No deben incorporarse subrayados ni negritas. 6.- En el caso de que se tenga que incorporar bibliografía, sólo se hará cuando no se haya optado por el sistema de notas al final. Esta bibliografía se incluirá al final del artículo, ordenada alfabéticamente y según la secuencia descrita en el punto 3. 7.- Los trabajos presentados a la revista deberán ser preferentemente inéditos; en caso contrario, incluirán la descripción de la publicación en donde se hizo por primera vez, así como la fecha de la misma. 8.- El consejo de redacción resolverá en un plazo máximo de tres meses su publicación o no, comunicando el número en el que aparecerá el artículo. 9.- Cada autor recibirá dos ejemplares de la revista en que se incluya su artículo.
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