LA CONJURA DE LAS LETRAS

Page 1



La Conjura de las Letras MÂŞ Teresa Ramos Rabasa





I LEER “Navegar é preciso; viver ñao é preciso”

Fernando Pessoa

En medio de la luz del verano corrí posesa a buscar el códice. Debía descifrar los signos que secuestraban de nuevo mis pasos hacia ese impreciso lugar que apenas lograba comprender. La tarde llegaba aquietada por la música mía del silencio, sentí la urgencia de encontrarte y olvidar las manos agrietadas del invierno, en esta casa habitada por espectros y por mí. Me acompañan las palabras como dardos sobre mi conciencia, me rindo a la evidencia de nuevo, vuelvo a encontrarme sedienta y avergonzada de mi hambre. Necesito comprender la materia que sostiene un verso, el hormigón del ritmo que lo invade, y la sal que alienta el cuerpo dormido en las horas del estío. 5


Otra vez el autor me pone contra las cuerdas del misterio, me empuja a un nuevo abismo, y a quemar las banderas de esta patria prestada que no me pertenece. No existe para mi elección posible, he de navegar entre las líneas de este navío sin brújula en medio de las letras y sus cauces. Me proveo de agua y frutas. Esta vez no me azotará la enfermedad. Esta vez no arderán mis vísceras, esta vez el libro y mi persona danzarán de verso libre y de amor impreso. Por el verbo que aún no sabe que ha de nacer, ni el sentido de su existir. Transitar poemas es abrir los ojos y ganar tierra al naufragio del tiempo con su capa de inmortalidad. Para huir de las uñas de la noche, y deslizar mi pelo largo por la espalda del miedo. Seguir las líneas imprecisas de una verdad que me somete a tu luz, ponerme gafas para transitar en calma paisajes imposibles. Vivir los epigramas. Son las líneas que jamás trazaste sobre mi piel.

6


Reestablecer la duda para darle alas al invierno, leer para existir en la palabra que permanecer谩 inc贸lume cuando ya no exista nada para mi, ni el pensamiento, ni tan siquiera yo misma.

7



II

Puedo aceptar que un niño tenga miedo de la oscuridad, pero no que un adulto tenga miedo de la luz. Platón

Deslizarme en el tejido del sueño que libera, agrietar la máscara y rescatar la piel encadenada frente a la mirada del otro. Poeta con tu “viento del pueblo”, y tu savia para el lector utópico. Seguir leyendo es trazar los mapas de la ruta de mi destino, fundar campamentos en lugares salvajes. Para llenar los ríos de mi futuro de peces sin contaminar. Seguir leyendo la razones para luchar por mi vida, encontrar paisajes con sus gentes. Y observar las aves comunes que persisten en sus cielos lentamente. Seguir leyendo para pintar los trazos del pueblo que nacerá mañana, en la lealtad y la verdad de su sangre, donde los animales caminen más allá de las pantallas de plasma. 9


Seguir leyendo para amar palabras que se llenan de ti cuando te pienso, que construyen versos que te nombren, que te invitan a vivir en las habitaciones de en este piso sin terrazas, sin vistas al mar, en este pequeño rincón de mi casa. Para ver como va creciendo en mi calle, y su arboleda los poemas en las horas de la siesta, y en la horas memorables en que uno quiere fundar naciones, en un territorio virgen que ningún mercado podría comprar jamás. Habitar un espacio mínimo, un sofá, una lámpara enfocando el libro, alguna luz indirecta, mis manos sujetándolo, las siemprevivas recién cortadas y mi alma sobrevolando tejados. Cuando ya nadie me escucha, sin que lo sepa nadie. Leer tu libro de poemas para jugarme la vida frente a un verso. Para aprender a descifrar el sentido del vacío que habita entre las líneas, para explosionar distancias y transcribir fábulas de la noche.

10


Seguir leyendo para reunir el coraje de nombrar la nueva patria por hacer, aceptar el fin del exilio y construir mi nueva casa. Plantar flores de tinta en el jardĂ­n y regar las ideas que coseche en mi terreno. Inocular el veneno poseso del ritmo y el tempo que se atreve a sobrevenir. Impulsar mi cuerpo al interior de las plazas en lenguaje de danzante. Imprimir la fe del verbo que abre puertas a los sueĂąos desahuciados. Leer para expulsar los fantasmas de los rincones de mi tiempo, arder en la indiferencia de las horas, y asentar el cimiento que me ancla a la certeza de que mi Ăşnica patria posible es el cambio que acontece cada vez que respiro.

11



III Escribir

“Existe a menudo una lógica oculta, más grande y compleja que la lógica del sentido común”. Richard Réti

Uno escribe para dejar constancia de que existe en un lugar propio que se construye con las vigas del pensamiento, se pinta con la sangre de las emociones y se hornea con la música del ritmo del poema, artilugio de aire fresco, girándula encantada de las horas. Es vivir más cerca de uno mismo con las ganas de nombrar lo que te importa. Para servirlo en el texto impreso y así dejar constancia de la verdad que profesas que se talla con las manos, o de la mentira propicia que necesitas recrear para vivir. Amasar el barro que conjuga la idea que ha de nacer, darla a luz y recibirla. Es una forma de existir para uno mismo al renombrarse. Callar lo que no debes decir, y abrir lugares imposibles para hacerlos tuyos. 13


Es otorgar al verbo ese lugar preciso que hace mover mareas en las playas del crepúsculo. Uno escribe para encontrar lugares comunes llenos de un aroma inesperado, lugares también como armas blancas que rasgan la coraza que aprisiona. Escribir para poner los versos entre sones y gentes, en el ritmo más tuyo que te ayuda a respirar. Para reestablecer el orden impreciso del pulso, para enseñar a los niños el valor del agua fresca, de la lluvia. Escribir para dejar de contar las cicatrices, para corregir las faltas de ortografía de los días cotidianos, para olvidar la falta irreparable…y los imperdonables errores que jamás quisieras confesar. Para que los versos de las noches difíciles se pierdan entre barricadas de razones. Y las páginas en blanco se tinten del rojo de las flores y de las preguntas que liberan. Por que los dedos son raíles para tus ojos, tus oídos y la música de lo dicho en papel. Invitan a viajar sin moverte de tu casa. Tomar aviones, surcar cielos desconocidos y reposar entre los versos, líneas blancas que arrullan tus razones ahora exhaustas. 14


Dedos como embarcaciones para surcar mares desde la butaca de trabajo. Escribir el dibujo que no puedes hacer en la espalda de tu amante. Acortar las distancias de las sĂĄbanas desechas y de los besos que faltaron a la bahĂ­a.

15



Ser Poeta

“Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía, estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable”. Borges

Cuando el verbo se derrama por los poros y las letras se sublevan en estrofas: Simulacro de esperanzas que se estrellan, sucumben en la espera y más tarde, súbitas remontan fieles con su brío. Si desafías al tiempo que arañas de la muerte y te sabes esqueleto del océano… Cuando tus manos son la pluma que dispara sobre el miedo y miran esos ojos entornados de soslayo a la piel púrpura de un poema. Llega el sueño dócil a mecer la noche que arrulla el dolor y las letras se emborrachan en una danza disparatada de flores silvestres y su risa más tenue.

17


Converso mensajero que vive a la intemperie, Creador de un lenguaje sin aristas, sin cristales rotos, para entregar las flores a una tierra baldía, para regarla de color. Imperioso afán de hablar en verso. Ser poeta es jugar una partida a la muerte, es abrirle la puerta al mar, defender la vida sobre las razones contaminadas de un exceso de cordura. Vivir en la herida de mirar estrellas. Exprimirse de tinta y desangrarse de versos. Las ideas discurren por la única patria posible que es el poema. Una patria sin bandera, sin hambre, sin miedo… y con la luz precisa de la palabra exacta que se atreve a renombrar lo que aún no existe.

18




Preludio Romántico

Dime: ¿Qué hago con las ganas locas de ser agua en la sed, sed en la fuente? Gamoneda

I Ayer, subía la calle empedrada… era el verano en su declive. Sus pasos enfundados en versos, yo saltaba calle abajo, inundada de coplas. Turbada de silencio en la ciudad del saber, escuché sus muros, me vencieron sus vítores. Presentí los tientos, cabalgaban desbocados al castillo donde habitaba la matriz del poema. Desprenderme, inevitable, inminente trayecto. Mis ojos, heridos de luna, podaban árboles alejando mi mirada de la suya. Las paredes de mi estancia tejidas de follaje, titilan ahora al escuchar su nombre susurrado a mil kilómetros de sus manos. Oigo el viento en sus zapatos, radian melodías entre la suela y las hojas secas. Hoy azota la diáspora, sentencia del partir, y la violencia de despedirme de sus huellas. 21


II Ciudad del profesor, piedra y saber, cuál es la materia, quién sustenta la cátedra, cómo la ecuación que logre desentrañar su piel. Lejos de sus pasos, se aproxima la uva por pisar, en esta tierra que pronto será suya. Deja que las rosas que debo entregarle se viertan en el epicentro de este ímpetu. Empújale viento, a tejer las costuras de mi cuerpo, a propiciar el milagro que me siembre en sus rincones, a deslizarse azul por mi amarillo. Y si de pronto descendiera su mirada, caería sobre el mundo lentamente, no de muerte, de vida cavaríamos él y yo una fosa.

22




Poesía

I Me salvó la poesía de mi almohada sin ti, de tanta soledad sin nombre, de resignarme y renunciar a la belleza. Sí, venció el miedo con deseo. Me liberó de la prisa y pobló tardes de invierno, en las horas de mis días conversos que florecen en madrugadas de insomnio. En momentos inesperados por lo cotidiano, en lo innominado de las caricias que viven encerradas en vitrinas de tanto anhelo contenido. Por tanto concluyo: Palabra, ligera pluma, que portas en ti todas las cosas, y te vuelves Poesía. Trenzas redes encantadas, convocas sirenas y delfines en ti. Pescadora de palabras al vuelo, soy. Lo confieso desde hoy y para siempre, Poesía. Te prometo lealtad.

25


II La reina está indispuesta, lanza alaridos de mortal necesidad. La noche que no es gatuna le aburre, se aleja de esa mirada en gris y olfatea hambrienta tu rastro. Se viste corta de falda, trepan sus piernas posesas tu tejado y avanza sin remedio y rendida por los vórtices del placer. Te rebullen las entrañas de ese poema en gestación, sueñas que escupe versos en tu cara. -Tú que guardas la arena de su tiempocaminas sin saberlo, ¡Ay de ti! quieres reptar por su ombligo, que de enredadera se pueble. Traigo versos incendiarios capaces de invadir tu piel, dragón que habita tu mente. Traigo tantas cosas… tienes tanto miedo. Acaba con tu aflicción. Dale muerte a la nostalgia.

26






Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.