Poemario 2014

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LAS HORAS AFILADAS Jos茅 Pej贸 Vernis


Primera edici贸n: Junio 2014 Maquetaci贸n cedida por: D.L. TO 287-2014 Editado y publicado:




Llega, como el atisbo de la luz, con todos sus collares encendidos

Y SE HACE REPENTINO La niña con pañuelo palestino y crucifijo no resuelve el problema en la oración. Se sube al autobús. De pronto, cierra el cielo de sus ojos. Cierro yo, al mismo tiempo, los míos para verla en un poema y no espero encontrar, cuando los abra, ningún dios, en concreto, sólo a ella.

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Donde deja el colirio de la mĂşsica un abril palpitar entre las flores, acuden las abejas a tejer

EL ORDEN Las hormigas, devotas, hacen fila. En su curso, se llevan, a pedazos, las hojas de los libros de Bataille y Deleuze, mientras desnudan versos de Baudelaire, a media tinta. Hay una que destaca, extraĂąamente, perdida y alejada de la lĂ­nea. El orden es perfecto justo donde se rompe.

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El tiempo es una lluvia de alquitranes, pero tambi茅n, en su circuncisi贸n, un goteo de llaves imprevistas para las cerraduras de la luz que, de un candil, fragu贸, uterinamente,

UNA MADRE Una sangre, rel谩mpago de nieve, ese fulgor de las revelaciones que da lugar a ser en los panales de la vida.

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La muerte es otra madre que te espera con las manos abiertas, repleta de extravĂ­o, y el no ser de sus pĂĄrpados, tapiĂĄndote los ojos.

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Una madre, pequeĂąa, invertebrada madre, llora la muerte grande, mĂĄs grande que ella. Al otro lado de la puerta una vecina habla sin parar, otra vecina escucha, mientras urde su estrategia. Pasa el afilador. ÂĄEl chatarrero!, gritan.

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Cuando el arco del frĂ­o se te acerca, tu cĂ­rculo ensordece, como un barco que se aleja, y te aleja del latido del mundo. La tristeza aĂ­sla para hacerse sentir en soledad.

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¿Qué luz se desgañita ante mis ojos? ¿Qué sonido transportan sus campanas? He aquí que reconozco en la velocidad de mis andantes luces

UN ASOMBRO VOLÁTIL Un perro ladra, y no sabe que ladra. La vida se repite, busca un vientre y repite, de nuevo, el sufrimiento. La muerte es una y única en su nada y no sabe de muertes, pero tiene la respuesta a la vida de antemano. Ese pulso que surge del silencio grita. ¿Me escuchas? —dice la luz que me visita— Es el tiempo volátil, el asombro que uno espera encontrarse cada día.

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Somos, como un verano pequeĂąito

UNA ENCENDIDA IDEA La idea de uno mismo sale afuera con su delirio y prende en los demĂĄs. La sangre, en el abrazo permanente del ser al cuerpo, es ciega, sin embargo, aunque rigen los ojos del instinto para nadar sin manos, como peces, nos mueven los anhelos, los impulsos que provienen del alma, ese castillo del sentimiento, endĂłgena colmena, como sede del tiempo que vivimos, y que ocupan los seres que queremos.

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El espejo es un gran secuestrador de la imagen, pero que desconoce

LA SOSPECHA DE LA FELICIDAD Mi ilusión, entre puntos suspensivos, espera en un taller de reciclajes, para cumplir un sueño. A veces llega un ángel disfrazado, y el plagio de cubrir necesidades me sumerge de lleno en la ficción. Pero la sospecha de la felicidad es algo cotidiano, inverosímil para mi ojo de pez. Voy cubierto de escamas y, tal vez, si la veo, no la sepa apreciar.

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Sabed que hay un lugar de referencia en la geografía de nuestras percepciones

EL LAGO DONDE BEBEN NUESTROS OJOS El hallazgo abre un haz de incertidumbre que después la costumbre cicatriza, y, entre una y otra, el niño se hace viejo sin poder arrancar la concluyente silueta del espejo en donde habita. El río sigue río en cada cambio de civilizaciones, su poema es el agua, y sus versos, al hilo de una ruta, describen la verdad de su presente. En su orilla descansan, transparentes, la escritura sublime de su naturaleza y la historia de lo que siempre ha sido.

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El mensajero de la luz no lleva en su mochila viejos soles, sus linternas no pueden entender qué significa

HABLAR DE LLAMARADAS Hablar de llamaradas es hablar de un punto cardinal tan estirado que ocupa el horizonte. En el deshielo de mis ojos me encuentro con un mar sin orillas. La gaviota aparece como un tránsito que lava los incendios del crepúsculo antes de convertirse en una estrella. Detrás hay mil gaviotas que parecen iguales, mirándose entre sí, viviéndose volando, salidas de un destello y, aun sabidas, no pueden entender ser llamaradas.

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Uno no sabe bien si es la ceniza la que, a modo de sombra, le acompaña —sus pies no dejan huella—, hasta que ve pasar todos los rostros, como una procesión de espejos mudos, esa fórmula fila que adoptan las hormigas

UNA PROCESIÓN DE SOLEDADES Una mano descubre la soledad que tiene la otra mano, en una procesión de soledades, y no encuentra el abrazo que hay en medio. El camino no es largo, la distancia se pierde persiguiéndola. ¡Dios mío! ¡Y pensar qué tan cerca lo tenía!

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Cuando todo ha pasado, algo llega, con yemas, que lo explica

EL RASTRO VIVO DE LOS HOMBRES Las flores que perdonan al otoño vindican en los versos para ser primaveras, y los lobos, clavándole los dientes a la luna, para ser el aullido de la noche. La ceniza es la huella del volcán que duerme su latir en una piedra. ¿Lo cotidiano es no encontrar el sitio de aquello que se mueve y emociona? ¿Es la rabia sin planes, sin proyectos, el espacio perdido del abrazo, la sabiduría oculta en la ignorancia? Siendo parte de esta aglutinadora nube humana, en este tránsito en común, a mí, la chispa que me enciende, que me lleva el sentido hasta el andamio de los descubrimientos, es la palabra, el rastro vivo de los hombres.

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Hay cosas que no pueden elegirse, por ejemplo: morir, o —algo más cuestionable—

EL HECHO DE NACER El hecho de nacer, el de inducir agua fértil en un cuerpo sediento es surgir a la vida en tierra seca, mientras la muerte viaja en otro tren, hasta la última paz, polvo de estrella. En la continuidad de este milagro, ser pájaro, ser hombre, ser libélula o ser escorpión es aprender a vivir tu propia vida. Alumbraré otros versos donde me reconozca. Tengo el candado abierto, un ideal en mi mente de hierro, y un sueño como asilo.

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¿Por qué no habría que volver, después de un ciclo?

LA PRIMAVERA La primavera, aun no siendo la misma, volverá, como siempre. Despertaré, de nuevo, una mañana y el verde ocupará las factorías que pulan horizontes en mis ojos. Después, cuando un pájaro nuevo haga su nido en mi cielo, seré yo el horizonte. La cuna de las hojas agotadas acogerá el crujido del invierno, pero el tiempo del auge del color volverá, con su lógica, a inventar su volante primavera.

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Yo no sé si el rocío se pronuncia como perlas licuadas de algún dios, o como fría lengua de la noche, pero puedo leer en sus reflejos

EL LLANTO DE LAS HOJAS Los colores se visten con el alba y se duermen al blanco de la luna. Las hojas se hacen verdes a mi vista y viajan hasta el árbol o hasta el brote, como los copos verdes de esa nieve que cubre la pradera. Tienen párpados lince que hacen muecas y ocultan las incógnitas pupilas de su sombra, en su danza, mientras fingen mostrarme, de algún modo, las eufóricas pupilas de su luz, que nunca paran de reír, y no pueden, etéreas, llorar. La música del viento, sin embargo, va en siluetas que vibran en el aire y bailan a un suspiro de la tierra. En mis ojos atónitos los árboles cautivan mi mirada, pero, a veces, se emborronan por culpa de la angustia que las hojas —que no pueden gritar— les contagian para que lloren, cómplices, por ellas con sus lágrimas, libres de toda venda.

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Del sueño de la tierra se desprende lo que la piedra sabe de su infancia, un río anticipado, la semilla del mar

UNA GOTA DE AGUA Una gota, un esfuerzo sin esfuerzo que establece su diálogo en mi mano, más que un gota de agua es agua en una gota tan frágil y tan fuerte como el agua. Una gota encerrada en una gota es un cosmos que vuela y se repite, viajera, como un llanto que germina, incansable, ancestral y transparente. Mientras muda su cara de inocencia y traza su camino, envuelve al mundo, en forma de elemento, y el mundo la devuelve, como esencia, desnuda, en un parto rotundo con la vida. Somos lo mismo y en el mismo camino. Nada malo es el agua, pero sí lo es, de pronto, aquello que la ensucia.

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La desnudez se escribe sin vestidos; el vestido usa un código de luz para cada color en la retina. Es cuestión de lenguajes y, por eso, es preciso un lenguaje común, para el amor

UN LENGUAJE COMÚN Las cosas llegan cerca, se definen de forma atropellada, para ocupar su sitio, y se marchan despacio con el tiempo. —Un poco, las retiene la memoria—. Cuando irrumpe la sombra, en su ritual sólo queda el recuerdo, y el oído, ajustando las notas, los acordes del piano que sonaba con su imagen. Los ojos siempre esperan a que pase el eclipse y les lleguen las cosas explicables. Por eso me sorprendo tantas veces cuando, al abrirlos, caen en mis manos los asombros, sus ruidos y su vocabulario. El lenguaje se esconde entre sus signos pero existe un lenguaje común para las cosas: el silencio, y, lo mismo que el amor, se escribe sin palabras.

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Cuando es el ser nacido y rĂ­e y sopla y mira y serpentea, sobre el silencio, nace azul su llanto

EL ALIENTO DE VIDA El aliento de vida es un concepto con alma que nos hace independientes, y hace al hombre rodar, imprevisible. Esa luz que recoge las aletas del mar, que llega hasta la tierra, y que la ocupa como antorcha es efĂ­mera, fugaz; cuando menos lo esperas, la sublime indigencia del fulgor te estĂĄ dando en el hombro con la muerte, y aquello que proyectas vuelve a ti, como vuelve la noche. Es preciso crecer. Ser uno mismo es un constante intento, es un ensayo. No se termina nunca de ser bueno, pero el proyecto es algo que compensa vivirlo. Entiendo que aprender es intentar construir mejor la historia.

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Justo antes del poema, el mundo se rompió, cayó de gol, y se partió en dos partes. Te busqué, y tú estabas en todos los balcones

ESTABAS BIEN Estabas bien. Te vi y respiré tus caracolas. Cerré los ojos, dando gracias. Llené de ti mi mente y mi cuerpo y mis manos, cuando algo, muy dentro, le dio cuerda a mi latir.

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Como de un nido ardiente, los relámpagos nacen, crecen, se fugan, centellean y describen su oficio cuando reptan

EN UN IMPERCEPTIBLE PARPADEO En un imperceptible parpadeo, también dos almas son capaces de viajar, presintiéndose, hasta el punto infinito donde se unen sus viñas, resplandecer las dos, con su orfandad, dibujarse a sí mismas para ser, amarse, raya a raya, en lo más íntimo, y no dejar de sorprenderse nunca. Así son las fronteras de la estima, esas justas ladronas del querer.

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El punto de partida es el origen de un paisaje, cuando uno sólo tiene un pincel en las manos de los ojos

EL PAPEL El papel es de un blanco que se arruga con la fértil idea de tu imagen. Cuando mi pensamiento toma el mando, fluye estrecha la tinta de mi aorta con su ejército de ojos y resume en renglones el mar que dicta el sentimiento, y una voz, sobre el baile de letras extraviadas por donde yo navego, descuelga en mis oídos los medidos compases de tu música, los cantos de sirena que yo escucho.

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ÍNDICE Y SE HACE REPENTINO.................................................pág.5 EL ORDEN..........................................................................pág.7 UNA MADRE......................................................................pág.9 UN ASOMBRO VOLÁTIL................................................pág.13 UNA ENCENDIDA IDEA..................................................pág.15 LA SOSPECHA DE LA FELICIDAD...............................pág.17 EL LAGO DONDE BEBEN NUESTROS OJOS.............pág.19 HABLAR DE LLAMARADAS..........................................pág.21 UNA PROCESIÓN DE SOLEDADES..............................pág.23 EL RASTRO VIVO DE LOS HOMBRES........................pág.25 EL HECHO DE NACER....................................................pág.27 LA PRIMAVERA................................................................pág.29 EL LLANTO DE LAS HOJAS..........................................pág.31 UNA GOTA DE AGUA.......................................................pág.33 UN LENGUAJE COMÚN..................................................pág.35 EL ALIENTO DE VIDA.....................................................pág.37 ESTABAS BIEN..................................................................pág.38 EN UN IMPERCEPTIBLE PARPADEO.........................pág.39 EL PAPEL............................................................................pág.41





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