Laura GutiBer
Ilustraciones de Kristina Gutierrez Bernet
Todahistoria tiene un comienzo, y el de esta empezó una cálida noche de verano, cuando aparecieron las pesadillas. Estos eran pequeños monstruos que se alimentaban de los pensamientos negativos de las personas.
Hasta entonces, Brinsgud era una ciudad tranquila. Pero después de que aquellas bolas de humo negro aparecieran, el Rey decidió evitar los sentimientos, y así no podrían alimentarse. Ese día todo cambió. Prohibió la diversión, literalmente.
Decía que había que aprender y trabajar, no había tiempo para el ocio. También prohibió usar colores, nadie podía vestir ni pintar con ellos. Vino para sacar de la crisis a los humanos y los dirigió a una sequía mayor, una emocional.
No puedo asegurar cómo era la vida antes de él, porque yo no estaba. Un día abrí los ojos y me encontré con este mundo. No recuerdo nada más, no sé cuál es mi deber ni cuál es mi pasado, si es que lo tuve... Pero de lo que sí estoy segura es de que la felicidad y las sonrisas hace tiempo que se extinguieron. ¡Cuidado, noto un peligro!
Puchi, hora de trabajar digo saltando del tejado de un edificio, estiro mi gabardina gris para planear, y vuelo con mi compañero por la ciudad.
Antes de seguir, me presentaré: mi nombre es Shenn y viajo con mi único amigo, Puchi, que no tengo muy claro qué clase de animal es. Me atrevería a decir que es una mezcla entre las orejas de un conejo, la cola de una ardilla y el cuerpo de un zorro. Sea como sea, es el único que puede verme, sin él me sentiría muy sola. Juntos peleamos contra los monstruos.
¿Que cómo surgieron?
Se crean de la contaminación que provocan los humanos. Digamos que la basura les da vida. Es decir, si alguien tira el plástico de un caramelo al suelo, en este se empieza a concentrar energía negativa, y de ella surgen los que yo llamo «pesadillas». Estos bichitos, de apariencia indefensa, se alimentan del malestar de las personas, y las infectan, haciéndose más grandes.
Mi trabajo, el que yo misma me he asignado, es tratar de impedirlo. Porque si un humano se deja envenenar por uno de estos monstruos, no hay nada que hacer. Su alma se oscurece y cambia completamente, la pesadilla se apodera de su mente.
Todo esto nos lleva al momento actual. Camino con mi compañero por una estrecha calle y llegamos hasta una valla. Allí dentro alguien corre peligro. Me cuelo por un agujero que hay, probablemente el mismo por el que ha entrado la víctima. Estudio las atracciones rotas que se encuentran ocultas. Como he mencionado antes, prohibieron la diversión, y por esa norma tuvieron que clausurar todos los parques de atracciones, los circos, los cines, el teatro…
Nada que no sea trabajar está permitido, para que nadie se desvíe de lo «esencial», y, así evitar cualquier tipo de sentimiento. Os contaré un secreto: puedes condenar a la población a una vida simple, pero eso no impide que los sentimientos negativos florezcan. A veces creo que incluso los multiplica, porque todo está mucho más triste desde que esta ley se aprobó, desde que todo empezó a ser blanco y negro. Encuentro a una niña al pie del carrusel. Tiene el pelo negro y viste ropa del mismo color. Está llorando. Tiene varios monstruos danzando a su alrededor, sedientos de su tristeza. Saco mi arma y me preparo para la liberación.
Todos tenemos pesadillas que nos quitan el sueño. Descubre cómo vencerlas.
ISBN 978-84-19723-19-2
