Daniel Duque
¡Genial! Primer día de clase… ¡Me encanta! Debo de ser de ese grupo de niños a los que nos gusta mucho ir al colegio. ¡Qué se le va a hacer...!
Tengo muchas ganas de conocer a mis nuevos compañeros, a los nuevos profesores, incluso saber cuáles son las nuevas asignaturas, aunque alguna sea un poco rollo…
¡Hum…! Este año no parece que vaya a haber muchas novedades. Solo una, la nueva profesora, la señorita Ana Bella.
Resulta que Ana Bella es una antigua alumna del colegio de Villa Monster, y además es una bruja como yo. Bueno, yo aún solo soy una aprendiza de bruja.
Aunque estoy segura de que pronto me convertiré en una bruja de verdad.
La señorita Ana Bella, después de las presentaciones, nos informa de lo que parece ser una gran noticia:
—Queridos niños, tras un pequeño retraso, por fin se han convocado las famosas pruebas del Castillo de If.
—¿Pruebas? —dijo Nocturna.
—¿El Castillo de If? —preguntamos toda la clase al unísono.
—El Castillo de If es una fortaleza medieval, en la que cada año se celebran tres pruebas para formar a los futuros brujos en los buenos valores de la magia tradicional. Por desgracia, cada vez somos menos brujos en el mundo, así que es muy importante que nos preparemos bien. Cada colegio presenta a las pruebas a los alumnos mejor preparados para esta competición de magia —respondió la señorita Ana Bella.
Nocturna y Brujilda seguían con entusiasmo la explicación de la profesora, mientras que Hipnos bostezaba adormilado.
—Se trata de un torneo de magia muy prestigioso, en el que nuestro colegio siempre participa, y ya hemos elegido por votación en el claustro de profesores quién nos representará este año.
«¡Ouah!», Quasi se sumó a los bostezos.
—La elegida para representar a nuestro glorioso colegio de Villa Monster es… ¡Tachán! ¡Tachán...! —siguió anunciando la señorita como si fuera una presentadora de la tele intentando dar emoción al momento.
«¡Brrrr! ¡Qué nervios...!, ¡dilo ya!», pensé.
No recuerdo mucho más, ya que del susto me caí patidifusa.
Y hasta que Hipnos no me dio un poco de aire con una hoja que arrancó de un cuaderno, no desperté.
Ahí estaban mi compañero, que no paraba de abanicarme, y la señorita Ana Bella, que esbozaba una sonrisa.
—Como decía, la seleccionada por nuestro colegio es… ¡Brujilda!
—Será una broma, ¿no? —acerté a contestar—. Yo aún no domino muy bien las pócimas, ni los conjuros, y mucho menos las transformaciones… Aunque eso sí, a volar en escoba ¡nadie me gana!
—Ja, ja, ja —rio la señorita Ana Bella y añadió—: Brujilda, no te preocupes… Seguro que lo haces de maravilla. Ja, ja, ja.
