Se vende un DUENDE DUENDE
Jorge Félix Soto González
Ilustrado por: Diana Kasandra Díaz Galván
Anuncio clasificado (… y desesperado).
Se vende un duende, y se vende con su gorrito de lana.
¡Oiga, crea en lo que digo, que para algo soy Nana!
¿Que por qué quiero venderlo?
Es que…
(Respóndele pronto, Nana)
Es que…
(Pronto, que se va el cliente)
Es… es que siempre me atormenta, pues se trepa en la ventana y, cuando voy a cogerlo, se saca un diente, y el diente tiene por cara una rana, y a la rana…, digo, al duende, hasta dormirlo me cansa. Se lo digo y no le miento, que para algo soy Nana. Mire, se sube por las estrellas y de la luna se lanza…
¡Mire usted!, el techo, el piso… ay, mi jardín y mi casa y mi sillón… dime dónde, dónde está el sillón de albahaca; y mis pócimas de flores, y mis trenzas y mi saya,
y el retrato de la abuela volando sobre la playa.
Oiga, espere, no se vaya… también tiene sus encantos.
¿Qué tiene el duende que encanta?
¡Oh!, pues le puedo decir…
(Respóndele pronto, Nana)
Pues que…
(Pronto, que se ve impaciente)
… pues que a veces también canta.
Claro, muy poco le importa si es de noche o de mañana, mas tiene una voz hermosa…
¡Oh, qué voz, qué voz tan clara!
Es…
es como una corneta aullando en la guardarraya; si pasa usted a caballo y por desdicha él lo llama… —al caballo me refiero—, no lo dude: el caballo se desmaya…
¡Pero no corra, señor!
(¡Duende, pronto, no permitas que se vaya, tráelo aquí…! Gracias, mi amor).
Mire, lo que quería decirle es que el duende no se vende.
Este duende…
¡se regala!
Trampillas
¡Ay, qué pica el sol, qué dedos tan largos; ay, qué picazón: corre que te agarro.
Nana, Nana, Nana… Si ese sol parece que está cocinando. Nana, ¿no me oyes? Por qué estás cantando; es que él no te agarra con sus dedos largos, y te hace cosquillas y te aprieta fuerte
hasta convertirte en su mantequilla. Ay, Nana, ya sé: el sol lo que quiere es hacerme puré… y tú ahí, bailando, Nana, traicionera.
¿Acaso del sol eres cocinera? Esto es un complot, Y han de convertirme en duende-robot.
¡Oh, qué interesante!, eso casi casi me vuelve un gigante; y así, cuando tenga justo al sol delante,
con mis dedos largos le haré mil cosquillas, lo derretiré y, de mantequilla, me haré una sombrilla y no te la daré.
¡Ay, Nana, no sigas…! que aunque no lo digas bailando y bailando estás espantando mi nido de hormigas.
En este libro de poemas para niños se cuenta la historia del verdadero amor. Es también la historia de todos los caminos que tiene que recorrer el amor para ser feliz y estar completo. La nana de esta historia no estaba preparada para recibir a un duende, ¿y qué sucedió?... Pues que no fue una buena estudiante y no supo hacer bien los conjuros. Entonces, se equivocó y le llegó un duende. Lo demás es cuestión de sentarse y leer, uno tras otro, risa tras juego, beso y despedida, y así conocer eso que llamamos «el buen amor».