Esta es la historia de un ecosistema especial: el bosque seco tropical, un bosque mágico. Allí llueve muy poco, se encuentra entre cero y mil metros sobre el nivel del mar, tiene temperaturas cálidas y templadas (más de 24°C), un suelo rico en nutrientes, y un gran número de plantas y animales, que dependen unos de otros y viven con cantidades mínimas de agua y de luz.
Este bosque es rico en biodiversidad, con gran cantidad de plantas, animales y unos guardianes fantásticos.
Pero algo ha ocurrido... los duendes mágicos le han dicho al bosque que está en peligro. El aumento en la explotación de la tierra ha hecho que productores agrícolas, ganaderos, invasores y negociantes lleguen para aprovechar la riqueza del lugar. Han talado árboles y reemplazado plantas y espacios naturales por especies invasoras o pastos para el ganado, están cazando animales por diversión, o para alimentarse o adornarse, construyen estructuras para desarrollar sus actividades y abren carreteras donde había vegetación.
¿Qué podemos hacer?
El bosque, cuyo nombre, queridos lectores, les pido me ayuden a inventar, decidió reunir a tres animales esenciales para su supervivencia: el armadillo, el ocelote y el ñeque. ¿Los conoces?
Todos los animales del bosque tienen tareas, se necesitan unos a otros, se ayudan, se respetan, conviven conjuntamente y son uno con la naturaleza.
—Armadillo, estás aquí porque eres el arquitecto de la naturaleza. Tus madrigueras son el hogar de otros animales. Estas les ayudan a protegerse de los depredadores, de la intensidad del clima y de las amenazas. Además, reduces el número de plagas para que no se coman los cultivos, y también eres alimento para otras especies —le dijo el bosque.
