Elisabet Pérez Méndez
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Un buen día, Álex juega con su mascota Ónix. Le gusta darle el biberón y hacer como si fuera su bebé.
Álex se entristece al pensar que Ónix no es su bebé de verdad, y le gustaría que fuera de su familia.
Con todo esto, Álex va corriendo, corriendo, corriendo a ver a Arán y le pregunta:
«¿De dónde vienen las criaturas?».
«¿Cómo lo hacen para llegar a una familia?».
Arán, que sabe muchas cosas, piensa que para explicar de dónde vienen los infantes, primero se tiene que hablar de los cuerpos, que es de donde salen. Y se lo explica:
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«Todas las personas tienen el cuerpo diferente. Las manos, nadie las tiene igual. Las hay de diferentes colores, más grandes y más pequeñas. Las hay delgadas, gruesas, cortas, largas, con arrugas, con pecas, con más o menos pelo, con las uñas más cortas o más largas.
Hay personas que tienen más dedos o menos que otras, y también hay quien no tiene manos o quien tiene una».
Prueba poniendo la mano al lado de la de otra persona, y mira las diferencias.
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Esto mismo sucede con todas las partes del cuerpo. Hay partes del cuerpo, como los genitales, que podemos pensar que todo el mundo las tiene igual.
Pero exactamente igual que sucede con las manos, pasa con los genitales, que nadie los tiene iguales.
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