M. VICTORIA CONDE
Toby es uno de los tres perritos de una camada de Golden Retriever, que nació en una granja-escuela que se encuentra en las afueras de la ciudad, donde se forman y siguen un proceso de enseñanza y aprendizaje algunos de los perros que van a cumplir misiones importantes.
Cada perro es único y diferente, y de esos tres perritos, Toby es el más inquieto y curioso, así que a menudo se distrae persiguiendo entre las flores del seto que hay en la finca a alguna de las abejas que está posada en una de las flores y de pronto sale disparada hacia cualquier otra flor distinta; también se distrae buscando topillos, que olisquea como si fuera ya un gran sabueso.
Desde pequeños, los adiestradores les enseñan cómo comportarse y cómo pasear; también hacen mucho ejercicio, practican carreras sorteando obstáculos y subiendo y bajando escaleras cada vez más rápido, buscan objetos escondidos, y han aprendido a reconocer ciertos olores; él sabe que lo hace bien cuando ve que le dan cariño, aunque también le gusta que le premien con alguna gominola. Si se les enseña bien, ellos saben y comprenden lo que tienen que hacer y se sienten más felices.
En la granja-escuela, es la veterinaria Pilar quien les pone sus vacunas y cuida de su salud. Ella y sus ayudantes a veces bañan a Toby y le cepillan su bonito pelo color canela, sobre todo cuando tiene que salir para visitar a unos abuelitos que viven en un centro residencial. Allí se pasea tranquilo entre ellos, y deja que le hagan cosquillas entre sus orejotas, porque nota cuánto se alegran al verle.
De vez en cuando, vienen a la granja para verlos algunos niños con sus papás, como es el caso de Pepe, un niño que tiene una enfermedad llamada «diabetes». En esas visitas, fueron conociéndose y aprendiendo cómo jugar y cuidar de Toby; a veces participan de actividades con otros perros y sus tutores.
