EL TESTA ÚLTIMO MENTO
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«H ubo un tiempo en que el hombre tenía un cielo dotado de una riqueza pletórica de pensamiento y de imágenes. El sentido de cuánto es, radicaba en el hilo de la luz que lo unía al cielo; entonces, en vez de permanecer en el presente, la mirada se deslizaba hacia un más allá, hacia la esencia divina, hacia una presencia situada en lo ultraterrenal, si así vale decirlo. Para dirigirse sobre lo terrenal y mantenerse en ello, el ojo del espíritu tenía que ser coaccionado; y hubo de pasar mucho tiempo para que aquella claridad, que solo poseía lo supraterrenal, acabara por penetrar en la oscuridad que se escondía en el más acá, tornando inte-
resante y valiosa la atención al presente como tal, a la que se daba el nombre de experiencia. Actualmente, parece que hace falta lo contrario; el sentido se halla tan fuertemente enraizado en lo terrenal, que se necesita la misma violencia para elevarlo de nuevo. El espíritu se revela tan pobre, que, como el peregrino en el desierto, parece suspirar tan solo por una gota de agua, por el tenue sentimiento de lo divino en general, que necesita para conformarse. Por esto, por lo poco que el espíritu necesita para contentarse, puede medirse la extensión de lo que ha perdido».
El desafío Humano del siglo XXI es, por un lado, realzar la conciencia colectiva, logrando así el despertar del espíritu universal; y por otro, materializar esa elevación, de conciencia, en sus comportamientos individuales; influenciando así todos los estamentos de sus relaciones públicas. Los avances científicos, de los que la Humanidad se jacta, están en total asimetría con el trato que él mismo le proporciona a sus Seres pares. Por esto, por lo mucho que se necesita avanzar en el campo del espíritu universal y, para peor, por lo mucho que se ha mentido, es nuestro deber volver a elevarlo. Este es el deber de cualquier escrito filosófico, y como la filosofía se comporta de manera reactiva, en contraposición con la realidad, esto significa que analiza los
comportamientos sociales establecidos, en un determinado espacio-tiempo, y los critica; tal vez sea tiempo de repasar esas enseñanzas predecesoras, y observar cuáles críticas, se aplican en este Tiempo, y cómo. Tomando como base argumentativa obras filosóficas predecesoras que, en mayor o menor extensión, componen un acercamiento constante del que la Humanidad es artífice, desarrollare mi propia obra. Así como una piedra, no es el edificio, no lo es tampoco la sumatoria de piedras que lo componen; solo lo será cuando sean unidas y configuradas, las mismas, en la forma correcta. He aquí lo que me propongo, realizar la labor de arquitecto, uniendo y configurando los distintos conocimientos científicos y filosóficos que, de manera separada, constituyen las piedras, pero no la torre. Así, en la tarea artística de darle forma al conocimiento humano, será revelada ante nosotros la esencia primera, el motor inamovible, popularmente conocido como Dios ; y con esta esencia como base, sustraeremos una ética y moral genuinas, dignas de Seres cognitivos evolucionados, en estadio de madurez.
Si pensáramos cómo nuestro accionar influye en las interrelaciones del mundo, sin duda nos veríamos como
lo que realmente somos, una especie cancerígena que brotó de un sistema vivo y armonioso: la Tierra. La fra-
se no requiere de mayores explicaciones. En la simple observación del comportamiento, de las células cancerígenas, veremos reflejado nuestro comportamiento actual. Cada Ser Humano constituye una parte funcional del sistema que está consumiendo vertiginosa e insaciablemente nuestro futuro. Estamos destruyéndonos, y destruyendo al resto de las especies con las cuales convivimos. Estamos sembrando el desequilibrio natural, y nuestro propio Genocidio biológico. Hoy día, todo pasa tan rápido, que el tiempo que disponemos para sentarnos a analizar qué es lo que estamos haciendo realmente de nuestras vidas, es virtualmente nulo. Creo yo, es ese el motivo que nos lleva a seguir.
«Probablemente, solo un mecanismo de aprendizaje extra-genético puede afrontar el rapidísimo proceso de transformación que soporta la especie humana. En este sentido, la rápida evolución del intelecto humano que hoy se observa es, por un lado, la causa, y por otro, la única solución concebible a los muchos y graves problemas que nos acechan. Creo de veras que una mejor comprensión de la naturaleza y evolución de la inteligencia humana puede ayudarnos a enfocar con lucidez los peligros ignotos que, sin duda, esconde el futuro».
Creo fervientemente, al igual que muchos, que la única manera de salir de esta rutina destructiva, a la
cual nos hemos entregado, es generar una nueva conciencia o, estrictamente hablando, solo deberíamos generar conciencia, ya que, la conciencia, al igual que todo en la existencia, está atada a un tiempo, espacio y cuerpo determinados. Mantener una conciencia de tiempos pasados, sin dejar que esta se movilice, y adapte al nuevo entorno, conlleva a la transmutación de una conciencia pasada, en inconciencia presente. En este nuevo despertar de la conciencia las religiones deberán de una vez por todas, ocupar el rol fundamental de cultivar el alma humana; dejando de lado su actual rol de control social, el cual es materializado a través del sometimiento, por fuerza de ignorancia, mediante la imposición de falsos ídolos/dioses, para comenzar a potenciar las subjetividades de los individuos, alentándolos a descubrir sus propias verdades. Su conexión con lo divino. Es este el objetivo del Cognitivismo. La exaltación de la interpretación subjetiva individual, en pos del beneficio social común. Este es el trabajo del Nuevo Anima Sapiens , descubrir quién es, depurando sus miedos a perder. Deconstruirnos para poder volver a construirnos, y en esto se me tildará de romántico, pero no hay otra forma de construirse que entregándose al Amor. El Amor, en este sentido, debe moldear la realidad para que el cariño y la comprensión dirijan la com -
pleja estructura, que se construye como consecuencia de las relaciones Humanas.
«Se comprende que la filosofía y la religión, en el sentido general, es decir, si se prescinde de su diferencia específica, son idénticas y, dado que es el mismo ser el que piensa y el que cree, también las imágenes de la religión expresan a la vez ideas y cosas. Más aún: cada religión determinada, cada creencia es a la vez un modo de pensar, pues es completamente imposible que hombre alguno crea algo que contradiga hasta a su propia manera de pensar y de imaginar. Por eso el milagro no contiene para el creyente nada que contradiga a la razón, más bien es algo muy natural, algo así como una consecuencia lógica de la omnipotencia divina, la cual, a su vez, también es para él una idea muy natural».
Ya terminando esta introducción me gustaría señalar una última cuestión. Muchos afirman que la filosofía no sirve de nada, que es una especie de conocimiento sin sentido, sin un porqué. Sobre esto Hawking afirma «[…] la filosofía ha muerto. La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física. Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento». No es por querer contradecir a este genio sin parangón ni comparación,
pero la ciencia jamás entenderá en las materias de la filosofía. Estas dos disciplinas deberían ser, y creo yo, de facto lo son, complementarias. La filosofía postmodernista, es verdad se sumerge en cuestiones que la alejan de su esencia revolucionaria, tal vez porque para la filosofía actual la palabra «esencia» carece de sentido o importancia; o, tal vez, porque el mercado encuentra, en él mismo, la demanda que él mismo genera. Personas sometidas al vértigo del tiempo actual, sobreestimuladas y sobreexcitadas que, al momento de desaceleración, entran en crisis. Buscando refugio en los libros de autoayuda. Libros que, en definitiva, intentarán arrastrar al individuo, otra vez, al cardumen social con preceptos y consejos, embazados de producción masiva, para todos, todas y todes. Una suerte de Filosofía «Fast Food», donde nos sirven filosofía chatarra, que sabe rico para la esencia, pero la condena a la pérdida de todo aquello que le pertenece. Intentando rescatar dicha esencia, se ha revelado, para la Humanidad, estos pensamientos.
Aclaración al lector: Puesto que todo es una retroalimentación, constante y cíclica, lo que se expondrá a continuación, si bien está desglosado y explicado en sus partes constitutivas de la forma más lineal posible, muchas veces quedará inconcluso momentáneamente. Se dará
explicación a todo, porque es mi intención que nada quede en las sombras de lo ignorado, o no esclarecido. Tengan a bien, seguir el texto de forma ordenada durante la primera lectura. Luego, una vez leído, las anotaciones de los conceptos que queden sin su correcto desarrollo serán expuestos al pie de página, con el objetivo que lo puedan leer en su completa extensión.
Este no es un libro de autoayuda. No es rápido, no es sencillo. Si este libro llegó a tus manos, ábrelo y hojéalo; si lo has hojeado, léelo y reflexiona; si lo has reflexionado, ¿adoptarías su filosofía?, ¿ayudarías a deshacer la hipocresía?, ¿construirías algo mejor?
El cognitivismo como unificación entre ciencia, filosofía y espiritualidad.
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