A Margarita le encantan las plantas, y como sabe que son seres vivos, las cuida muy bien. Las acaricia todos los días, habla con ellas, les canta, les quita las flores y hojas secas, y las rocía para refrescarlas. Pero un bonito día de primavera salió a su jardín y no lograba entender qué le había sucedido a sus cactus, pues todos estaban mustios.
VALORES IMPLÍCITOS:
El amor alimenta la vida y todo lo cura, porque es la mejor «medicina».