C de crecer

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Samuel Pérez Toranzo | Ilustrado por: Esther Soto Toranzo

Mi mamá o la niña de la casa

Mi mami es niña chiquita come el dulce con las manos, el helado se le vira y hay que vigilar su llanto.

Es de cartas y es de juegos va de fotos a muñecas su aventura de las siete son dibujos y novelas.

Es una niña que duerme y le tiene miedo al perro, y cuando ríe parece que quisiera darme un te quiero.

Es también de serpentinas, hace trampas al espejo, los pasteles de la abuela dice que se le perdieron.

Mamita parece flor y da clase a mis soldados, lo mismo con pio tai que en batallas de verano.

Tiene el pelo hecho rayitos, ella cree que está creciendo, pero ha crecido su amor y más niña ella se ha puesto.

Bebé de mis oraciones, bebé de gatos con botas, por tus ojos van corriendo dos mares /dos ríos/ rosas.

Mamá del amor por siempre te regalo este poema, yo te quiero, mi mamita, yo te quiero, mi pequeña.

Primer eco

Niño cubierto de caramelo con la estatura que llega al cielo.

Colmas la noche con tu gemido y a cada estrella pones sonido.

Temperas tuyas son las paredes y caes de brazos como dos redes.

Pirata justo que va a caballo, rey de la casa junto al vasallo.

Al periquito pusiste pío y a los juguetes les dices mío.

Cuatro barandas no te sostienen cuando avionetas vuelan y vienen.

Y aunque tu mami esté a mi lado, eres el centro de mi costado.

Y en el recuerdo siempre estará tu primer eco que fue papá.

Canto para soñar

Tengo una almohada adornada que me hace ser soñada, me hace dormir dormida además de confiar confiada.

Una almohada entretejida para reír reída con músicas celestiales de ángel angelicales.

Almohada algodonada dormida dormí no nada.

Crayelas de cocholate

He puesto una maritosa correr por cerca del parcre en una fiestra de flores por todos los visitantes.

La luna cayó del cielo se iluminó al voltearme y sonrió la laguna donde habita el elefantre.

Hay un camino de tigres navegando los entrantres y una cigüeña muy fina señalaba los gigantes.

Mamita, ven por favor, límpiame este disparartre que tengo sobre los dedos crayelas de cocholate.

Cuando los niños cantan

Cuando los niños cantan el cielo se detiene los árboles se entonan y el verso vuela y viene. Es canto milagroso es vida de angelitos el día se convierte en pan y pececitos.

Es lluvia de gargantas que alaban a su Gloria y Jericó se rompe y nuestra es la victoria.

Cuando los niños cantan la flor es otra cosa porque también es sueño y gozo y mariposa.

Sin importar la edad del lector, este poemario nos hace revivir la etapa más feliz de la vida: la niñez.

A través de la risa y la nostalgia recordaremos de nuestra infancia, las palabras mal aprendidas, las preguntas sin respuesta, las ocurrencias dichas desde la mirada de la inocencia, el amor incondicional de mamá, y por supuesto, el deseo de crecer.

Con ilustraciones coloridas que ambientan nuestra imaginación disfrutaremos de un momento mágico, donde sentiremos el anhelo de volver a ser niños.

Valores implícitos:

Desde la mirada de un niño se observa la vida de una manera diferente. Todo en ellos es ingenuidad, nobleza, empatía, y amor en todas las dimensiones. Un niño nace para ser feliz, y no espera nada a cambio. No conocen de egoísmos ni traiciones, solo saben vivir y soñar.

babidibulibros.com

ISBN 978-84-10412-08-8

ISBN 978-84-19723-70-3 9 788419 723703

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