Dibujos realizados por un niño
Delfina Mengod
Cuentos inspirados dibujos
en los
de mi nieto
Un pequeño artista
Érase una vez un niño que se llamaba Andreu.
Vivía en una casa pequeña con su familia. Alrededor de la casa había muchas plantas y árboles enormes, algunos con los troncos retorcidos.
Los animalitos que vivían con ellos eran muy felices porque los cuidaban muy bien. Andreu y su hermano Guillem tenían mucho espacio para jugar.
A veces, en invierno, el humo de la chimenea formaba corazones que desaparecían en el azul del cielo.
Una tarde que estaba aburrido, salió al jardín de su casa con una bolsa transparente y vacía.
—A ver qué encuentro por aquí.
Empezó a dar vueltas y a cantar una bonita canción. De repente, notó como se formaba en el cielo una nube de colores que se deshacía en trocitos y que iban rellenando su bolsa.
Emocionado entró en casa. Colocó la bolsa encima de la mesa, se quedó quieto un momento y suspiró.
Cogió el álbum de hojas blancas, eligió sus pinceles y empezó a pintar.
Los colores se mezclaban con rapidez y se difuminaban formando seres extraños.
Y una serpiente violeta que protegía al mago de las sombras.
Un dragón alado que caminaba en la niebla perseguido por el sol.
Andreu estaba muy muy contento porque los colores mágicos eran, poco a poco, más intensos y definidos.
Imaginó un pájaro, y ahí estaba: un pájaro con tres patas, con bellas plumas doradas, lilas, fresas y plateadas.
Imaginó un ser diminuto, y ahí estaba: un diminuto ser dorado que se columpiaba en las plumas del pájaro.
Imaginó un conejo, y ahí estaba: un conejo eléctrico que disparaba rayos chispeantes. El pájaro se burlaba del conejo porque ninguno de sus rayos le alcanzaban.
El conejo eléctrico, agotado de tanto disparo inútil, se fue.
ISBN 978-84-19973-28-3
su abuela imaginó y escribió.
9
973283 C u entos para alargar-lavi d a
El pequeño imaginó y pintó;
788419