El gallo Perico y su amigo Fulanico

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El tonto Fulano

El protagonista de esta historia nunca se había enfrentado a un problema tan difícil.

Para otras personas, seguramente este problema sería algo insignificante.

No para nuestro protagonista. Digamos que su mente no es capaz de trabajar como la de los demás. La cabeza de este personaje no se preocupa por juguetes caros, bonitos lápices de colores o cuadernos para dibujar.

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Digamos que es capaz de visualizar las nubes del cielo y crear fantásticas figuras de animales, los chinos del campo que ruedan a su paso son perfectos y organizados coches de carreras que compiten entre sí para ver quién llega antes al río, una perfecta y definitiva meta sin bandera de cuadros, y el olor de las flores penetra en sus sentidos como el perfume más caro y embriagador.

La mente de nuestro protagonista es más bien como un hormiguero, con decenas de hormigas que se mueven con un orden particular que solo ellas entienden, transportando cosas. Muchas hormigas y muchas cosas cruzándose a través de mil obstáculos que no entienden esas largas filas para llegar al mismo destino.

Hoy, las hormigas le han traído una horrible noticia, y nuestro amigo siente miedo.

No es una sensación a la que esté acostumbrado en absoluto.

Al fin y al cabo, nunca ha sido entendido en el pueblo. Esos largos días mirando boquiabierto el amanecer sentado en un banco sin dirigir palabra a nadie, o esas noches en las que deam bulaba solo por el bosque para llevar comida a una camada de gatos abandonada, no le han

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procurado muchos amigos, más bien al contrario. La gente del pueblo cuchichea a sus espaldas, le consideran tonto. No un tonto cualquiera, un tonto especial que nunca se han preocupado de conocer, hasta el punto de que nadie conoce su verdadero nombre. Por eso en esta historia, le llamaremos Fulano.

Al otro lado de la alambrada está Pedro, mirándolo muy fijo, con los ojos entornados. A través de esas medias lunas amarillentas se intuye todo el desafío y fuerza que caben en alguien tan pequeño.

Pedro espera ansioso, sabe que hasta que Fulano no le lleve el cubo con la comida el gallinero estará enojado, y su función es controlar el gallinero. Pedro es el único amigo de Fulano, el único que lo entiende, Pedro es su gallo favorito, el más fuerte de todo el corral. Para Fulano el más fuerte de todos los corrales del pueblo, seguramente el más fuerte de todos los corrales del mundo.

Fulano vive casi solo, sus padres tuvieron un accidente de coche y se crio con su tía Emilia, eso fue hace dos veranos, así que Fulano se encarga de todas las labores de la granja.

A Fulano le gusta su tía. No es que sea es pecialmente guapa, tiene un carácter desagra

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dable y la piel llena de manchas por su edad, las manos son huesudas y parece que se van a separar de las muñecas, pero la quiere mucho y le cuenta todas las noches historias sobre lo buenos que eran los padres de Fulano. De este modo, cada noche Fulano habla con sus padres en sueños y se levanta feliz y contento para disfrutar de un nuevo día.

La noche es particularmente oscura, la luna que ilumina su mundo hoy está casi apagada y solo provoca que las sombras sean más densas. A Fulano le encanta la noche, sus ruidos, los animales moviéndose libremente. A menudo juega a interpretar las sombras de los árboles e imagina preciosos bailes de animales salvajes que se reúnen para entretenerlo.

El viento le silba al oído fantásticas canciones solo para él, y le cuenta lo querido que es por los habitantes del bosque, digamos que Fulano es una pieza que encaja a la perfección en el reloj de precisión que llamamos naturaleza.

Es una noche fría, al fin y al cabo, estamos en una ciudad del sur de España que se llama Granada y son las once de la noche de un mes de febrero, pero marzo ya asoma la patita por de bajo de la puerta, así que pronto el día será más

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largo y hará más calor. Cuando hace calor su tía lo deja bañarse en el río y pescar cangrejos. A Fulano le encantan los cangrejos, es su comida favorita, pero son difíciles de conseguir y más de una vez se ha llevado un buen picotazo al meter la mano en la roca que no debía. Esto no le molesta a Fulano, lo que le molesta es tener que sacar los cangrejos del agua, a menudo piensa en las familias cangrejo, pero claro, Fulano tiene que comer… y los cangrejos están tan ricos…

No es que la tía Emilia esté gorda. Pero media vida siendo la mujer más grandullona del pueblo genera una serie de hábitos que ahora le impiden moverse de su butaca sin ayuda. De manera que la tía Emilia cuida a Fulano y Fulano cuida a la tía Emilia, hacen un buen equipo.

La tía Emilia necesita ayuda para ir al baño, no es que pida ayuda, es que es una necesidad, así que, sin Fulano, la tía Emilia estaría tremendamente sola, por eso es muy amable con Fulano, por eso y porque lo quiere muchísimo. Todas las noches reza mucho por él, y los domingos, cuando reciben la visita del cura del pueblo, don Rafael, siempre piden por estar juntos.

Así que cuando la tía Emilia necesita algo, Fulano baja de su mundo de nubes y carreras

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de piedras y atiende con interés las necesidades de su tía, sabe que su trabajo es muy importante para ella, se calza sus botas de goma azules, y carga con la tía Emilia hasta que sus mejillas se ponen coloradas por el esfuerzo. La tía Emilia es blanda al tacto y su barriga parece el relleno de un tubo de pasta de dientes, si la aprietas por un lado, se mueve hacia el contrario, esto le hace mucha gracia a Fulano, salvo por aquel día que se empeñó en llevar a la tía Emilia al gallinero.

Menudo día terrible, Fulano puso todas sus fuerzas hasta que sus brazos se tensaron y los mofletes resoplaron con toda su capacidad, pero el terreno arenoso cercano al gallinero se tragó el pie izquierdo de Fulano, que cayó de culo en mitad de la granja con la tía Emilia encima. A Fulano nunca le ha gustado llorar y menos aún delante de su tía, pero fue tal el golpetazo en el trasero que vio las estrellas y ya se le estaba escapando una lagrimilla cuando escuchó las risotadas de la tía Emilia. Nunca la había escuchado reír tanto y tan fuerte. Así que Fulano, con el orgullo raspado pero feliz por lo bien que se había tomado su tía el tropezón, se levantó de nuevo y se in corporaron los dos volviendo a casa y dejando la

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excursión para otro día; debería aplanar la tierra y hacer un camino firme.

No os pongáis tristes por Fulano, él es muy feliz así, no tiene que ir a ese aburrido colegio en el que todo el mundo le regaña y le encarga tareas que no entiende.

Él tiene una habilidad especial para entender las necesidades de los animales y sus plantas, sabe con solo olerlas si su rosal amarillo está siendo atacado por una plaga, o si su perro Ocre tiene dolor de tripa por haber cenado demasiado… este Ocre, siempre comiendo más de la cuenta… perro glotón.

El otro día vio a un gato saltar de un tejado y aterrizar con un barrigazo tremendo… Ocre se fue hacia él como una bala y casi lo alcanza de un mordisco. A ese gato le quedan solo tres vidas… ya sabéis que todos los gatos nacen con siete.

A Fulano le visita todos los días gente del pueblo, se rumorea que tiene las mejores verduras de la zona en su huerto. Fulano no les hace nada especial, solo les dedica todo su cariño día a día, por eso será por lo que todo el mundo dice que su tomate sabe a tomate y sus pimientos a pi mientos. Él no entiende que esto sea un halago… ¿a qué podría saber un tomate si no es a tomate?

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¿Cuánto les cobra?, pues la voluntad, pero con eso tiene de sobra para cuidar a su tía y sentirse la persona más feliz del mundo. Claro que muchos vecinos se aprovechan de él y le pagan mucho menos de lo que deberían, de ahí que lo llamen el tonto Fulano… y viviendo en Granada ya es conocido como el tonto Fulanico.

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Al amanecer con cada canto del gallo, Fulanico se levanta para ayudar a su tía con quien vive desde hace años. Un día su rutina cambió de golpe, cuando tras descubrir una increíble habilidad de uno de los animales de la granja se comete un terrible crimen. Fulano tendrá que vencer a sus miedos y sus limitaciones para emprender una fascinante aventura. El camino está lleno de peligros, pero también de grandes amigos que ayudarán a Fulano a conseguir desve lar lo ocurrido. El misterioso robo de un gallo ponedor envol verá a Fulanico en una emocionante aventura que cambiará la tranquila vida de sus vecinos. Este bondadoso chico con necesidades especiales provocará a lo largo del libro multitud de situaciones repletas de humor y aventuras.

Si no lo leo no lo creo I N S PIR I N GSOIRUC I T Y ISBN 978-84-18942-54-9 9 788418 942549

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