DE UN GLOBO HISTORIA
Viorica Covalschi
Ilustrado
por Anna Fila
¿Has oído alguna vez cómo llora un globo?
Hace mucho tiempo, en el Reino del Misterio, donde dominaban las tinieblas más profundas, vivía un Globo. Solo y triste. De tanta soledad, el Globo se hacía cada vez más y más pequeño. En poco tiempo se hizo como un huevo de codorniz. Lloraba todo el día, esperando impaciente la noche para ir a dormir. Sabía que solo podía crecer dormido. Alguien le susurró ese secreto en su único sueño. Nunca antes había soñado. Y él deseaba tanto crecer… ¡Era un Globo soñador!
Un día, por la noche, cuando estaba rodando sin parar por los pasillos oscuros del Reino del Misterio, sin saber a dónde ir ni qué hacer, observó que le había salido un bulto. Se fue a dormir preocupado, presintiendo que algo le iba a suceder. Cuando se despertó después de medianoche, notó que no se podía mover como antes. Había algo que no lo dejaba en paz. Asustado y feliz a la vez, se dio la vuelta y siguió durmiendo.
¡Por fin, después de tanto tiempo apareció alguien! Se había cansado de tanto silencio y tanta soledad.
—¿Buenos días, Globito, puedo crecer aquí? —le pregunta un árbol recién nacido.
—¡Buenos días, buenos días! —contesta el Globo, sorprendido, observando distraído al sol del lado opuesto.
¡Por fin alguien decidió vivir con él! ¡Tenía un amigo! Ese día había crecido mucho porque se sentía feliz y ya no estaba solo. Por la noche, besó los brotes recién salidos del árbol y se fue a dormir, escuchando cómo las gotas de lluvia le salpicaban, y pensando en cómo ayudar al árbol a convertirse en bosque. ¡Qué suerte que era un Globo soñador!
Cuando se despertó, observó que tenía encima una mancha verde y grande.
—Soy un Globo que empieza a tener color —se dijo pensando que nadie le oía.
—Color y vida —contestaron a la vez los pajaritos y los animalitos que se hicieron casas por todos sus bosques.
—Qué maravilla que ya no hay tanto silencio alrededor —se dijo el Globo, y se fue de nuevo a dormir.
Cuando se despertó al día siguiente, no se lo podía creer, se había convertido en un Globo gordito en el que cabía mucho más ruido. Era un Globo con montañas altas y mares con aguas transparentes, ballenas azules y gaviotas volando, con ciervos, pingüinos, mariposas y flores, con invierno y verano.
