Hugo ayuda a limpiar la playa

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Begoña Lisón Ilustrado por: Cristina Velado Conde Guía Didáctica: David Salvador Saez.

TRILOGÍA

Hugo, Naya

y el medioambiente Hugo ayuda a limpiar la playa s

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Hugo y Naya van de vacaciones

Un día que Hugo y Naya estaban en

la ladera del río conversando con las Ratas de Agua y el abuelo Castor, escucharon el ruido de un coche, y Hugo dijo: —Qué raro, por aquí no vienen coches, además, Unai y su familia no vendrán hasta el verano. 3


Subieron por la ladera para ver quién era, y cuál fue su sorpresa cuando vieron a Juan y a Unai bajarse del coche. Corrieron hacia ellos, y después de saludarlos, les preguntaron: —¿Cómo es que habéis venido? No os esperábamos hasta el verano. —Este año hemos adelantado las vacaciones, ya que un amigo que vive en la costa mediterránea me llamó y me preguntó si podía ir a su ciudad para ayudar en la limpieza de la playa; sabe que me gusta cuidar el medioambiente, así que no lo pensé dos veces y se lo dije a mi familia, y todos estuvieron de acuerdo. Unai y Mario pensaron que os podría gus4


tar conocer el mar y así pasar unas vacaciones con nosotros. Por eso hemos venido. ¿Os gustaría venir? Naya enseguida respondió: —Por supuesto, nos encantaría ir con vosotros, ¿verdad Hugo? Nunca hemos visto el mar. Yo me voy a preparar mi mochila ¡Venga, Hugo, haz lo mismo, que te has quedado pasmado con la noticia! Juan, el papá de Unai, le dijo a Naya: —Tranquila y espera un poco, hay tiempo de sobra para preparar todo. Pues Antes he de hablar con vuestras familias, el viaje es largo, y a donde vamos está muy lejos. ¿Me llevas a tu casa, Hugo? —Por supuesto —respondió. 5


Al llegar a casa de este, los papás de Hugo al ver a Juan y a Unai les preguntaron: —¿Cómo por aquí, os esperábamos a mediados de verano? —Este año nos vamos a la playa, donde vive un amigo de la familia y nos gustaría que Hugo y el abuelo Castor nos acompañaran, junto con Naya y las Ratas de Agua; luego hablaremos con los papás de Naya. —Por nosotros no hay problema, sabemos que cuidareis a nuestro hijo —dijeron los papás de Hugo, y luego preguntaron—: Abuelo, ¿quieres ir? —Os acompañaría muy a gusto, pero ya soy mayor, me conformo con que me lo cuenten todo a la vuelta —respondió. 6


Hugo no entró en casa y se quedó esperando sentado en la puerta, muy nervioso, no sabía si sus papás lo dejarían ir. En ese momento llegó Naya y lo increpó: —¿Aún no has hecho la mochila? —Naya, todavía Juan y Unai están hablando con mis padres, y luego lo harán con los tuyos, ¿no crees que te has precipitado? —Que va, seguro que nos dejan. Cuando salían de casa de Hugo, llegaron las Ratas de Agua, así que Juan les preguntó: —¿Os gustaría conocer el mar? Este año vamos a ir de vacaciones a una ciudad que está bastante lejos de aquí, en la que hay playa, y hemos venido a invitaros. 7


—No nos gustan los viajen largos, preferimos quedarnos. —¿Irá también el abuelo Castor? —preguntaron. —No, él se queda, pues dice que es mayor para hacer este viaje. —Nos quedaremos y le haremos compañía. —Y se fueron a donde solía estar el abuelo Castor todas las mañanas. Juan se dirigió a Naya que estaba con Hugo, y le dijo: —Ahora llévanos a tu casa. Hugo lo miró y como Juan y Unai no le dijeron nada, pensó que no le iban a dejar, y decidió quedarse solo con sus pensamientos y dudas, y no entró en su casa. 8


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Naya, mientras los acompañaba, pensó: «Espero que mis padres me dejen ir, me hace mucha ilusión, quizás tenga razón Hugo, he sido precipitada, ¿y si no nos dejan? Juan no le ha dicho nada a Hugo, no sé, no es buena señal». Cuando llegaron a casa de Naya, los papás de esta se sorprendieron al ver a Unai y a su papá Juan, luego estos les explicaron por qué habían ido a visitarlos, y accedieron a que Naya fuese con ellos. Los papás de Naya, junto con Juan y Unai, volvieron a casa de Hugo, allí, sentados a la puerta de la casa, estaba este y Naya a su lado, ya que nadie les había comunicado nada. 10


Cuando todos estuvieron reunidos, Juan les dijo: —Hugo, Naya, vuestros papás me han dado permiso para llevaros a la playa. —¡Hurra! —gritaron. Hugo fue a hacerse la mochila, ya que Naya la llevaba preparada. Cuando Hugo se presentó con la mochila, se puso al lado de Naya y entusiasmados, gritaron: —¡Ya estamos preparados! Antes de subir al coche, sus mamás les advirtieron: —Obedeced a los papás de Unai y portaos bien. —¡Sí, mamá! —contestaron los dos a la vez. 11


Cuando Juan y Unai fueron a buscar a Hugo y Naya. Marta, la mamá de Unai, junto con Mario, estuvieron preparando la caravana para el viaje. Cuando llegaron a casa, Marta tenía la mesa preparada para cenar, y también puso unos cojines en las habitaciones de Unai y Mario, para que Hugo y Naya durmieran con ellos. Al día siguiente, muy temprano, comenzaron el viaje, ya que donde viven los amigos de los papás de Unai, está lejos de su ciudad. Unai, Mario, Hugo y Naya iban dentro de la caravana; su mamá les había puesto los cinturones y estaban listos para partir. Al comenzar el viaje, Naya preguntó: 12


—Unai, ¿has estado alguna vez en la playa? —Sí, sí, he estado varias veces con mis papás; Mario, aún era pequeño, y recuerdo que hacía castillos con la arena. —¿El mar es parecido a los ríos de las montañas? —preguntó Hugo. —No, no se parecen en nada, el mar es muy grande y su agua es salada, no se puede beber, los ríos son más pequeños y el agua es dulce, pero gracias a los ríos que nacieron en las montañas, el mar tiene muchísima agua —respondió Unai. —¿Y por qué es salada el agua del mar y la de los ríos no? —volvió a preguntar Naya. —Mi profesora —dijo Unai— nos explicó una vez el ciclo del agua de esta 13


manera: «Cuando la lluvia cae, el agua llega a la superficie, se filtra en la tierra y nacen los ríos, y estos la llevan al mar. Los ríos nacen en las montañas, y durante el trayecto hacia el mar recorren muchos kilómetros, arrastrando por el camino pequeñas partículas de sustancias solubles y sal que contienen las rocas». —Gracias por haberlo explicado tan bien, ha sido muy interesante todo lo que nos has dicho —manifestó Naya, contenta por haber aprendido más sobre el agua salada y dulce. Iban conversando tan a gusto que no se percataron de que la caravana se había parado. Marta abrió la puerta de esta, y les preguntó: 14


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Unai, junto con su familia, invitaron a Hugo y Naya a ir de vacaciones a una ciudad en la costa. En este viaje aprendieron por qué el agua del mar es salada, y comprobaron lo sucia que estaba la playa. Hugo con sus amigos ayudó a limpiarla. Por primera vez se subieron a un barco, y Hugo fue invitado por David, amigo del papá de Unai, a bucear y comprobó que el fondo del mar estaba lleno de basura, lo cual hacía un gran daño a los animales marinos.

¿Quieres acompañarlos en este fantástico viaje y vivir sus aventuras? Valores Implícitos A través de esta aventura, aprenderemos lo importante que es respetar y cuidar el mar y la playa, y el porqué no se deben dejar nunca los envases de plástico, metal y otros restos de basuras en ella, ya que esto tiene graves consecuencias para los animales y las personas.

ISBN 978-84-19106-45-2

9 788419

106452


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