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Todo comenzó un sábado normal para mí, una mañana fría de invierno con una hermosa nevada fuera. En mi interior escucho una voz que me dice:
—¡Voy a contarte de dónde vienes y quién eres en realidad!
Me sorprende, aunque ya había experimentado varios acontecimientos de este tipo.
Estoy haciendo el desayuno y un rico café, que es lo que me hace despertar en las mañanas.
No logro entender lo que escucho en mi interior...
Y nuevamente escucho en mi cabeza:
—Te voy a contar de dónde vienes.
Esa voz es la más suave que jamás había escuchado. Mis nervios se aceleran.
Mi corazón palpita fuerte, y comienzo a sudar un poco, aunque también siento frío. Y entonces, perfectamente me lo relata.
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Una voz armoniosa, suave, amable y amorosa dice:
—Confía en mí. Eres del lugar donde todo es real y posible, y donde la imaginación y la creatividad son ilimitadas.
Me habla en inglés y repite varias veces la palabra «posible».
—Donde todo permanece eternamente, no hay tiempo, y el espacio es infinito. Es un lugar donde la verdad es la vida y la muerte. Una hermosa diosa que irradia luz, fuego y amor con una gran sonrisa. Sabe quién es, el poder que tiene y que es hija del universo, del Rey de reyes, creador de todo, una consciencia ilimitada, un ser ilimitado, es la presencia divina con el poder de hacer todo lo invisible visible ante sus ojos. La niña mimada de papá, la hermosa niña de sus ojos, cuidada y protegida por el reino divino. Su existencia transcurre llena de aventuras y magia. Es la dicha, la valentía, la fortaleza, el apoyo, el talento, la alegría, la humildad, la felicidad, el equilibrio, la armonía, la paz, la plenitud, el bienestar, la empatía, la serenidad y el amor incondicional. Profundidad, soledad, el compartir la magia eterna.
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» El bien y el mal juntos en total armonía y equilibrio. Su existencia la comparte con sus amigos, la diosa de fuego, con hermosas alas doradas, recorre el reino, rodeado de magia y color. Juegan y observan cómo la pequeña diosa crea hermosas mariposas. Hace florecer campos abiertos con sus colores favoritos. Hace fluir ríos y mares, con una imaginación ilimitada que rebasa todo entendimiento humano. Creando mundos. Con la magia de la nevada más hermosa, cubriendo los techos de los edificios con un blanco inmaculado.
La voz en mi mente seguía hablándome, y comencé a sentir cómo me inundaba una magia maravillosa. Me detuve y cerré los ojos para poder experimentarla. Una sensación de amor invadió mi corazón al comprender que debía escribir este libro para ayudarles a reflexionar y acompañarles en su camino de vida.
A continuación, la voz me dijo que mantuviera los ojos cerrados para poder mostrarme lo que sucedió antes de que yo decidiera venir a la Tierra. Así lo hice, y entonces todo comenzó a fluir en mi mente como una película.
—No recordarás nada, irás a la Tierra como humana.
—¿Humana? —le pregunta al padre la diosa.
—Sí, humana —le responde el padre.
—¿Qué es una humana?
—Hay niños y niñas, irás a la Tierra como una niña, una hermosa y sana niña. Tendrás una familia. Serás de cabellos negros, ojos marrones, piel muy suave y blanquita como la nieve, con mejillas coloradas, labios rosas, pestañas largas, con cejas negras y abundantes, en un cuerpo humano. Hay un mundo esperando por ti, eres mi amada hija unigénita.
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El padre hace una pausa mirando a su hija con gran amor, y continúa:
—Serás una bendición para todos los que te rodean. Donde llegues, todo lo verás florecer y reverdecer. La única que puede ir a sanar el mundo, salvarlo, liberarlo, equilibrarlo y armonizarlo eres tú, el amor perfecto, el amor incondicional, el fuego que puede volver cenizas todo a su paso. Una fuerza llamada ego, sufrimiento, mente no observada, los tiene prisioneros. Debes ir a liberarlos, y de esas cenizas surgirá un mundo nuevo.
—Padre, tú eres un dios y lo puedes todo. ¿Por qué no le dices al ego que se vaya, y así yo no tendría que ir? —dijo en medio de su inocencia.
—Ya está marcada tu partida, no hay vuelta atrás —le dice su padre, lo único que puede salvar al mundo es el amor verdadero e incondicional Y ese amor perfecto y puro eres tú, hija mía.
—¿Yo, padre? —le pregunta la diosa, sorprendida.
—Sí, tú. Todos quieren llegar a mí, y para ello, deben conocerte, amarte, respetarte, honrarte. Tú eres el camino, la verdad y la vida; ¡nadie llegará a mí si no es por ti! Por eso debes ir. ¿Quieres ir a salvar el mundo? ¿Quieres ir a liberar al mundo?
—Sí quiero, padre.
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