de una amistad forja L a
Rafael Martín Moyano
Eugenio Baras Navarro
Prólogo de Camilo José Cela Conde
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Desde que en 2016 terminara de escribir Mi verano con Cela en Hoyo1 que, entre otras cosas, era mi contribución personal al Centenario del nacimiento de Cela y que, para mi asombro y eterna gratitud, Miguel Tébar decidiera hacerse cargo de su publicación para incorporarlo al catálogo de Ediciones La Librería, ha pasado mucha agua bajo el puente, han sucedido numerosos hechos, unos positivos y otros no tanto, que afectan al binomio Cela-Hoyo de Manzanares, cuyo reencuentro se había producido formalmente el día del Libro de 20142, con el bautizo de la renovada biblioteca del Centro de Cultura.
• El hecho para mí más transcendente y entrañable, fue una llamada de Eugenio Baras Navarro, sorprendido (como yo) al identi-
1Mi verano con Cela en Hoyo, (Miguel Vela) y Rafael Martín, Ediciones La Librería, 2016.
2Cela versus Hoyo, Rafael Martín Moyano, Editorial Mirahadas, 2021.
ficar a su abuelo, Eugenio Baras Padilla, con Miguel Vela, el personaje que yo había ideado como compañero y amigo de Cela en el verano del 42. Esa llamada fue el origen de una relación amistosa y fructífera que ha proporcionado información muy rica y abundante sobre el binomio y que, en última instancia, es la que explica y justifica que haya abordado la redacción del presente documento, en colaboración con el propio Eugenio Baras Navarro. Al contrario de lo que pergeñé en el final de la novela, la amistad entre Cela y Baras continuó hasta el fallecimiento de éste último, en octubre de 1959.
• Durante 2016, con ocasión de la celebración del primer Centenario del nacimiento de Cela, tuve la oportunidad de entrar en conocimiento de una gran cantidad de datos y de muy valiosa información. De entre ella, sobresale para mí el «hallazgo» de Nupcial, un excelente poema inequívocamente hoyense.
• En 2020, Juan Manuel Hortelano localizó el berrocal en el que se sentaba Cela a leer durante las puestas de sol hoyenses, en el que el granito parece transmutarse en encina, lo que dio lugar a la creación del poema Nupcial y a sendas referencias en el inicio y el final del Pabellón de reposo. Este hallazgo, que hemos bautizado como la «Silla de Cela», puso fin a la caza y captura que había convocado Cosas de Hoyo cuatro años antes3.
• En marzo de 2021, tuvo lugar el primer Paseo Literario sobre Camilo José Cela4, organizado por el Ayuntamiento
3Cosas de Hoyo: Descubierta la ubicación de la foto de Cela en Hoyo de Manzanares.
4Cosas de Hoyo: Comienzan los Paseos Literarios Camilo José Cela el 27 de marzo
de Hoyo de Manzanares y dirigido por Marisa Baelo, en nombre del blog Cosas de Hoyo. Se esperan nuevas ediciones de estos Paseos.
• En junio de 2022, tuvo lugar la presentación del libro escrito por Pilar García Martín y Juan Antonio Morales Bonmati sobre los Sanatorios Antituberculosos de Hoyo de Manzanares5, patrocinado por el Ayuntamiento, en el que se propone que Cela estuvo «reposando» en el chalé Toki Alai, transitoriamente utilizado como anexo al Nuevo Sanatorio.
Tal como se dice en el libro, el Sanatorio de Miralpardo también utilizó el chalé de la familia Villegas como «pabellón de reposo», chalé, que terminó siendo transformado en el Hotel Madrid.
• Además, tanto el blog Cosas de Hoyo, como la Wiki Hoyo, como la revista Apuntes del ponderal, vienen recogiendo noticias y artículos sobre el paso de Cela por Hoyo de Manzanares y sus consecuencias, según se van conociendo, lo que enriquece y fortalece el patrimonio cultural de la Villa.
• En el platillo negativo de la balanza de la vida habría situar las desapariciones de Maruxa y Jorge Cela, hermanos de Camilo, que vivieron con tanta emoción y alegría los actos conmemorativos celebrados en Hoyo, así como la del añorado Miguel Tébar. No obstante, cuando se ha dado tanto a la familia, al entorno y a la sociedad, como es el caso de estas tres personas, su desaparición se convierte en un emocionado y agradecido recuer-
do. Quizás sólo cabe añadir aquello tan anglosajón de «well done», como homenaje al Truclok
Por razones evidentes, este libro está dedicado a Miguel Tébar.
Pues bien, toda esta información nueva, que se ha ido añadiendo a lo que yo conocía antes de 2016, me ha llevado a plantearme la «necesidad» de escribir esta Forja de una amistad, que es mucho más que una nueva versión de Mi verano con Cela en Hoyo. Sigue siendo, por supuesto, una «historia novelada»; he mantenido la estructura y la lógica del anterior texto, porque el formato de «diario» me parece que sigue siendo la opción más sencilla y eficaz de «visualizar» el contenido de las veintiocho cartas que Camilo escribió a Charo, que no podía transcribir literalmente, pero la aparición de un compañero real de sanatorio, Eugenio Baras Padilla, en lugar del ficticio Miguel Vela, confiere al texto6 una cierta calidad de testimonio escrito de lo que Cela pensaba, escribía y decía en el verano de 1942. Además, como he incorporado todo lo averiguado con posterioridad a la edición de la anterior novela, entiendo que esta nueva narración se convierte en un testimonio casi notarial de lo sucedido en ese rincón de Hoyo de Manzanares entre estos dos nuevos amigos.
Además, he contado con la participación de Eugenio Baras Navarro como coautor, que ha aportado toda la rica y oportuna información sobre su abuelo.
Por último, parece oportuno y necesario incluir aquí un par de reflexiones sobre el título elegido: La forja de una amistad, que tiene evidentes concomitancias con el extenso Universo Cela.
Por un lado, La Fundación Banco Santander encargó a Adolfo Sotelo Vázquez, catedrático de Literatura Española en la Universi6En opinión de Camilo José Cela Conde.
dad de Barcelona y director de la Cátedra Camilo José Cela de Estudios
Hispánicos de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, la compilación de obras de la primera época (1943-1952) de Cela, que lleva por título: La forja de un escritor.
Por otro lado, evoca la trilogía de Arturo Barea: La forja de un rebelde. ¿Y qué tiene esto que ver con Cela? Pues sucede que Arturo Barea residía por los años 40 en Londres y colaboraba en la sección de América Latina del Servicio Mundial de la BBC, aunque no podía hacerlo para la sección española por estar considerado demasiado comprometido políticamente. Esas emisiones en español de la BBC, que eran oídas con interés y atención preferentemente por los seguidores de los Aliados. Pues bien, en una de esas emisiones el comentarista hizo un encendido elogio de La familia de Pascual Duarte y ahí empezó el auténtico éxito de Cela, gracias a los simpatizantes de los Aliados y no de los simpatizantes del Eje, que oían Radio Nacional; por el contrario, estos empezaron pronto la persecución de una novela nada conforme con los gustos del Régimen.
Por cierto, Arturo Barea que era admirador de Cela, consideraba La colmena «la novela más importante, tanto como obra de arte como documento social, escrita hasta ahora detrás del muro invisible que aún aísla el país», y todo ello a pesar de lo distantes que fueron sus posiciones durante la Guerra Civil.
La forja de una amistad es una historia real, aunque novelada, basada en la relación entre Camilo José Cela y Eugenio Baras Padilla, cuyas vidas no hubieran convergido si no hubiera sido por sus lesiones pulmonares, que les llevaron a coincidir durante el verano de 1942 en el Nuevo Sanatorio de Hoyo de Manzanares. Allí fraguaron una amistad que mantuvieron con discreción y afecto hasta el fallecimiento de Eugenio… y más allá…
Esta amistad fue el germen para que, ochenta años después, Rafael Martín Moyano y Eugenio Baras Navarro se encontraran y unieran sus fuerzas para escribir esta obra.
Como dirían Camilo y Eugenio:
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¿Es verdad?
¡Es verdad!