


¿Quién podría decir que una simple lata se puede convertir en algo muy grande y admirado por miles de personas de todo el mundo? Os puede parecer increíble, pero es cierto.
En un enorme vertedero de basura, lejos de la ciudad, se encontraba nuestro personaje: se llamaba Renata. Sí, ese era su nombre. Una lata de tomate frito, rodeada de toda clase de desperdicios y cosas inservibles, ¡vamos!, un lugar donde nadie quería estar. Eso sí, compañía no le faltaba; había montones de latas como ella, de diferentes tipos; de champiñones, de espárragos, atún, mejillones, tomate … ¡He dicho tomate! ¡Sí! Renata era una lata de tomate frito, bastante sabroso, y solía decir:
—No habéis probado mejor tomate que el que yo guardo en mi interior.

Era muy charlatana y se pasaba los días soñando e imaginando cosas que le iban a suceder. A las otras latas les daba bastante rabia que fuera así, tan fantasiosa; porque todas estaban convencidas de que terminarían aplastadas por una apisonadora y recicladas para otro menester. Pero ella tenía otras aspiraciones, pensaba que su final no sería tan trágico.

Siempre estaba de buen humor y era bastante juguetona, sobre todo, cuando se acercaban sus amigas las gaviotas, que sobrevolaban por la basura para ver si pillaban algo de comida. Había una en particular, llamada Chinche, que se burlaba siempre de Renata, llamándola «Princesa». «Princesa, pase Usted», «Princesa, por aquí», «Princesa, por allá». Ella no le hacía mucho caso, porque seguía convencida de que tarde o temprano iba a abandonar aquel lugar.

Cuando más descuidada estaba, venía Chinche por detrás y le daba un picotazo. Esto enfadaba mucho a Renata y se revolvía contra ella, diciéndole:
—Tonta, más que tonta, por mucho que te empeñes, no me vas a destruir. No lo vas a conseguir jamás.
—No era esa mi intención, Princesa Renata —decía la gaviota riéndose de ella.

