Inés Silva
Aventuras de Coco y Marvin
Las
Coco descubre los juegos tradicionales
Hola, mi nombre es Coco, tengo 7 años y vivo en Buenos Aires. Estoy muy feliz porque terminaron las clases.
Puedo dormir más a la mañana, tomar helados por la tarde y jugar a los jueguitos. Pero lo mejor de todo es que puedo pasear con Marvin todos los días.
Marvin es mi perrito. Un schnauzer miniatura, de color sal y pimienta, que es como un hermanito, mi mejor
amigo con el que comparto todo, menos los helados..., porque eso le haría mal.
Siempre estamos juntos. Hasta cuando estoy en el
ordenador, él está en su camita durmiendo cerca de mí.
Los días de verano son los más divertidos. Tanto tiempo libre
que no sé en qué ocuparlos... Si yendo a la pileta, estar bajo el
sol en el parque, o corriendo en el césped con Marvin. Aunque no lo hacemos muy seguido porque vivimos en un departamento.
Pero les digo que no cambiaría mi departamento por nada. Amo la ciudad también, el frío del aire acondicionado, y que mientras estoy adentro los mosquitos no pueden atacarme.
Este era un verano como tantos otros, hasta ahora nada lo hacía distinto del anterior hasta que algo pasó. Estaba en el ordenador con mamá buscando videos divertidos cuando encontramos un
video de unas niñas jugando. Yo no sabía a qué, pero mamá me
dijo: «Están jugando al elástico, yo lo jugaba cuando tenía tu edad».
Vimos que los vendían y le pregunté a mamá si por favor podíamos
comprar uno. Necesitaba aprender a jugarlo, ¡parecía tan divertido!
Cuando lo recibí, mamá me siguió contando que ella lo llevaba
todos los días al colegio para jugar con sus amigos en el recreo, y obviamente jugaban los fines de semana. Yo tenía que hacer lo mismo. Entonces llamé a mis amigas inmediatamente y
arreglamos para juntarnos en el parque de enfrente de casa y jugar con el famoso elástico. Por suerte mamá era una
campeona jugando al elástico y estaba tan entusiasmada que nos enseñó a jugar, y además a cantar las canciones que ella inventaba con sus amigas mientras jugaban.
Llegamos al parque y lo saqué. ¡El color era hermoso! Un fucsia radiante que en el pasto se veía todavía más lindo. Que fuera de mi color preferido me hizo todavía más feliz.
El equilibro de Morfeo i
ISBN 978-84-18911-62-0
9
788418
911620