Lisette nació en un día muy lluvioso de invierno. Desde el primer día sus padres vieron algo muy especial en ella. Era la niña más bonita que jamás habían visto. Tenía la piel blanca como la nieve y los labios de un rojo intenso como el color de las cerezas.
Siendo todavía muy pequeña, con tan solo 4 años, cogió un día el teléfono que tenía en el comedor de su casa, y se puso a charlar ella sola haciendo ver que hablaba con sus queridos abuelos. Lo hizo de una forma tan graciosa que su madre le hizo un vídeo que envió a todos sus familiares. Un buen día los padres de Lisette vieron un anuncio en internet donde buscaban niñas de 4 años que fueran muy parlanchinas, expresivas y con ganas, sobre todo, de divertirse. Sus padres, después de pensarlo durante un rato, escribieron al email que aparecía en el anuncio y enviaron el vídeo de Lisette hablando por teléfono. El director de casting lo vio y enseguida les llamó para un casting presencial.
¡¡CASTING PRESENCIAAAL!!
El director de casting se había fijado en la pequeña Lisette, y ambas tenían claro que no podían desperdiciar esa oportunidad.
Y así es como empezó todo. Lisette se puso un vestido muy bonito que tenía en su armario y que todavía no había estrenado, muy cómodo y veraniego.
Su madre no pudo parar de reír cuando vio a Lisette maquillándose de esa manera tan nerviosa y a la vez divertida.
¡Mira, mami, qué guapa me he puesto para ir a la prueba!
Ja, ja, ja rio su mamá .
No hace falta, cariño, tú ya eres preciosa tal y como eres. ¡Ya sabes! Guapa por fuera, pero sobre todo por dentro.
