Los cuentos de la tía Yiz

Page 1

Las zanahorias de conejito

Había una vez un conejito que vivía en una casa dentro del tronco de un árbol.

Todas las mañanas se levantaba, se aseaba, y desayunaba: dos rebanadas de pan tostado, mermelada y té.

Después se iba a su parcela a trabajar. Allí removía la tierra, plantaba las semillas, regaba las plantitas y cosechaba sus zanahorias. Y cuando las zanahorias estaban listas, las ponía en una canasta y se las llevaba al mercado.

Y una vez que llegaba al mercado, anunciaba:

—¡Zanahorias! ¡Zanahorias! ¡Zanahorias a diez centavos cada una!

Pasó un señor y le dijo:

—Quiero dos zanahorias, por favor.

—Muy bien, señor, son veinte centavos.

Después vino una señora y le dijo:

—Yo quiero cinco zanahorias.

—Claro, señora, son cincuenta centavos.

Y luego llegó una señorita y le dijo:

—Yo quiero tres zanahorias.

—Por supuesto, señorita, son treinta centavos.

Al final se acercó un niño que se veía muy pobre. Su ropa estaba ya muy vieja y raída, y él estaba flaquito y triste.

—¿Cuánto cuestan las zanahorias, señor Conejito? —le preguntó.

Y el conejito le contestó:

—¿Cuántas quieres?

—Bueno, una para mi mamá, una para mi hermanito, y si se puede, una para mí.

—¡Claro que sí! —contestó el conejito—. Aquí están.

—Uy, pero ¡cuánto van a costar, si yo solo traigo cinco centavos!

—¡Ah!, no te preocupes, llévatelas y luego me las podrás pagar.

El niño no podía creerlo. Su carita reflejaba una gran felicidad:

—¡Gracias! ¡Gracias, señor Conejito!

Y se alejó brincando de alegría.

Al final de la jornada de trabajo, el conejito recogió sus zanahorias y se fue a casa.

Después de asearse y cenar, se acostó, y esa noche no había en todo el bosque un conejito más feliz, pues había podido ayudar a alguien que lo necesitaba.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.