Luneva nació de la fusión de un trocito de la más brillante estrella del cielo con las lágrimas de un veloz y enamorado cometa llamado Áladar, y de un amarillo y ardiente rayo de sol al amanecer, junto con la juguetona brisa del universo al suspirar.
Era hija de los cuatro elementos esenciales y tenía un rostro y cuerpo tan bellos como especiales. Vestía una larga falda, blusa de mangas cortas y zapatitos puntiagudos sin tacón.
Luneva los esparciría en una mágica danza al construir nuestro mundo, recreando la vida y repartiendo felicidad y amor.
En la mitad derecha de su rostro y sobre la cabeza, volátiles y coloridos resplandecían su piel y cabellos de fuego, mientras en la izquierda, de la misma manera, precipitadas y espumosas eran las turquesas olas del mar y sus secretos. En la mitad derecha de su cuerpo, brazo y pierna eran del color de la tierra, y flores y pastos verdes la cubrían, mientras en su lado opuesto, la invisibilidad del aire y la picardía del viento la revestían.
