Luz sentida
Lucía Andrés Valero
I- LOCA
Loca.
Tremendamente loca.
Como cuando las olas rompen en la roca.
Asilvestrada y sola.
No es una derrota.
El conejo ha perdido su reloj de moda.
Y ahora no sabe guiar a la tonta.
Los dos andan perdidos intentando seguir en la flota.
¡Pero qué difícil! Maldita congoja.
Que la tiene loca.
Como cuando lucha contra lo que no controla.
Huye de su vida monótona.
Busca que la lleven a otra zona.
Que la saquen de su poza.
Porque está claro que ella sola no lo logra.
Por eso sale a deshoras a inspirarse.
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A intentar entender por qué no consigue llenarse.
A mirar el horizonte y escuchar el vaivén del oleaje. Porque no necesita a nadie.
Y sin embargo solo espera que la mimen como nunca antes.
Porque sola puede, para sí misma se promete.
Pero el huracán se acentúa llevándose consigo su energía ardiente.
La más apasionada de las sirenas dice ser. Pero su fuego se consume.
Solo necesita que la recuerden que ella puede. Que está loca y baila cuando le toca.
Cuando sus pies descalzos desean pisar la piedra rota. Quizás sea eso lo que la impulsa a seguir. No estar cuerda y en su locura vivir.
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II- CONEXIÓN
Los ojos no brillan con cualquiera y la luna llena aun sin iluminar todas las noches es capaz de deslumbrar la conexión que ojalá con todos afluyera.
Sin embargo, aquí estamos, sintiendo algo que se nos escapa de las manos.
Que entendemos y comprobamos en cada encuentro de mirada que cruzamos, cada vez que nuestras manos enlazamos, y por si fuera poco, en las sonrisas que nacen cuando nos escuchamos.
Porque la conexión no se crea.
Se siente y remolonea.
Aparece y cosquillea.
Te hace sentir especial y única en el planeta.
Porque aporta el cariño que faltó en aquella época.
Porque sabe acariciar sin abrumar.
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Porque cada instante decide aportarte paz.
Porque no retrocedes solo avanzas más y más y su mano de repente aparece. Sin prisa y con serenidad aparente.
Y con unos ojos que brillan cuando todo oscurece.
Donde parece que soy una musa y él un fiel creyente de que el amor es lo que impulsa a seguir diligente y que juntos podemos crear algo alucinante. Pego con calma y en el presente.
Y regalándonos flores cada instante. Porque con esto que poco a poco creamos es suficiente.
Y es la química la que nos guía en este hermoso viaje. Así que sigamos, agarra el volante. Que tu copiloto está lista para afrontar el sin medida amarte.
O al menos intentarlo, hasta que acabe.
Siempre con la verdad por delante.
Y con mucho cariño abrazarte.
Porque seguiremos unidos.
Y el recuerdo seguirá vivo.
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Lucía Andrés Valero
III- CERTEZAS
Hay certezas que solo se tienen con ciertas personas.
Pueden ser certezas alocadas, risueñas, intensas y desmedidas.
Pero son certezas que no se tienen con nadie más.
Y eso es lo que las hace maravillosas. Como cuando conoces a alguien y parece de toda la vida. Como cuando miras a los ojos y te gritan que te quedes, aunque llueva ese día.
Y los tuyos gritan que permanecerás, aunque esa tormenta no tenga salida.
Y es que… soy una enamoradiza.
De esas que buscan palabras para expresar y son sus actos los que no pueden gritar más.
De esas que se esconde para no estorbar.
Y de esas que otras veces aparece como un huracán.
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Es complicado, hoy en día, atreverse a sentir. Atreverse a reconocer lo que aflora dentro de nosotros y aceptar que como humanos estamos destinados a ello.
Es aún más complicado comunicar esos sentimientos, por el miedo, la culpa, el rechazo... Y tantas características que podrían definir el temor a la condena del sentir.
Sin embargo, cuando vamos a favor y no en contra, cuando comunicamos, cuando somos conscientes de lo bonito de la emoción, es cuando vemos la luz del sentir.
Lo especial de vivir sin miedo una continua luz sentida.
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