Manuscritos de Historia y Sabiduría

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LA GUERRA DE TROYA.

LEYENDA Y ARQUEOLOGÍA.

1. PREFACIO

Tanto Homero como otros autores posteriores dan, en sus obras, una gran importancia a los dioses, de modo que son ellos los que actúan a través de los hombres. En el presente escrito he querido evitar el protagonismo de los dioses, por lo que los he citado solo cuando me ha parecido inevitable.

Para los nombres de los dioses y de los hombres he querido usar siempre sus nombres griegos y no los romanizados que con frecuencia son más conocidos. Así nombro a Zeus y no a Júpiter, Atenea y no Minerva, Afrodita y no Venus, Hefesto y no Vulcano, Artemisa y no Diana, y entre los hombres Odiseo y no Ulises, Heracles y no Hércules, etc.

Hemos incluido como figura 1 un plano de la Grecia homérica con los nombres de las más importantes ciudades y de los personajes asociados, para facilitar la localización durante la lectura de este escrito.

Figura1. La Grecia Homérica

2. LA BODA DE TETIS Y PELEO

En aquellos tiempos el rey de los dioses era Zeus, que tenía como arma el rayo, y como el resto de los dioses y diosas principales vivía en el monte Olimpo. Se puede latinizar el nombre de Zeus pasando a ser Deus, y de aquí se obtiene en castellano Dios.

En esta generación de dioses el del mar era Poseidón, hermano mayor de Zeus, y también dios de los terremotos y de los caballos.

La anterior generación de dioses fue la que tuvo como rey a Cronos, padre de Zeus, y en ella el dios del mar era Nereo, que tuvo cincuenta hijas, las nereidas, una de las cuales era Tetis, famosa por su belleza.

En la generación de Zeus la nereida Tetis era una diosa del mar, pero una diosa de segunda división si se me permite decirlo así.

Una de las misiones de Zeus era la de ser un semental con otras diosas y con mujeres mortales. Se habría emparejado con Tetis si no fuera porque un oráculo aseguraba que el hijo de Tetis superaría el poder y la fama de su padre. Esto frenó a Zeus y a los demás dioses, por lo que buscaron un hombre que se casara con Tetis, y encontraron a Peleo, rey de Ptia, a quien importaban poco los oráculos y los dioses en general.

Los soldados del ejército de Ftia, situada al sureste de Tesalia, eran conocidos como los mirmidones (hormigas), célebres por su valor, disciplina y eficacia en el combate. Hoy se los consideraría un cuerpo de élite.

Peleo fue informado de que para unirse con Tetis tenía que sorprenderla mientras dormía y abrazarla con fuerza, sin soltar el abrazo a pesar de que ella tomara la forma de diferentes animales. Al final Tetis cedió y se produjo la unión con Peleo.

Más adelante se celebró la boda de Tetis y Peleo en la cueva del centauro Quirón, en el monte Pelión, con la asistencia de casi todos los dioses. Bien sabemos que los centauros son animales mitológicos mitad hombres y mitad caballos. La celebración fue todo un éxito en el que los dioses hicieron dos regalos a Peleo. Uno fue una armadura con abundante oro forjada por el dios Hefesto, y el otro fueron dos caballos divinos Janto y Balio, de los que se decía que podían hablar. El regalo de Quirón a Peleo fue la lanza Viejo Pelión hecha con madera de fresno cortada en la parte alta del monte Pelión y con la punta de bronce acoplada por Hefesto.

Dije casi todos los dioses porque se decidió no invitar a Eris, la diosa de la discordia, para que no estropeara la celebración, pero el intento fue en vano, porque Eris se presentó sin invitación y arrojó, rodando por el suelo, una manzana de oro en la que se había grabado « Para la más bella » . Tres diosas de la mayor importancia

disputaron entre sí por la posesión de la manzana, conocida como la manzana de la discordia.

Podemos recordar que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por culpa de una manzana. Hay que tener mucho cuidado con ellas.

Las tres diosas fueron: Hera, la de los níveos brazos, esposa y hermana de Zeus; Atenea, hija muy querida de Zeus; y Afrodita de la que Homero nos dice que fue hija de Zeus y una titánide. Resultó imposible que se pusieran de acuerdo entre ellas y el mismo Zeus no quiso decidir a quién entregar la manzana, por temor a la reacción de las otras dos, y dispuso que el juez de la contienda fuera Paris, un joven pastor que vivía en los bosques próximos a Troya. Hermes, el dios del comercio, de los ladrones y de la astucia, acompañó a las tres diosas para explicar a Paris lo que tenía que hacer, por encargo de Zeus. Es el famoso juicio de Paris, pero aquí dejamos esta leyenda, por ahora, para contar otra leyenda.

Por aquel entonces los reyes de troya eran Príamo y Hécuba. Príamo tuvo cincuenta hijos de los que diecinueve los tuvo con Hécuba, entre los que estaban Héctor, el príncipe de Troya, y Paris.

Durante el embarazo de Paris su madre tuvo repetidamente una pesadilla en la que se le avisaba que el hijo que pronto nacería iba a ser la causa de la destrucción de Troya. Esto preocupó mucho tanto a Príamo como a Hécuba, por lo que consultaron a un adivino de la familia, su hijo Héleno, que les confirmó que el niño sería la causa de la destrucción de Troya, por lo que aconsejaba que lo mataran en cuanto naciera.

Con gran pena entregaron al recién nacido al capataz de los pastores para que lo abandonara en el bosque y así muriera. El pastor era bondadoso y no obedeció la orden real, llevándose el niño a su casa donde se crio como un hijo.

Con el paso de los años destacaron en Paris cualidades como la belleza, la inteligencia y el sentido de la justicia. Por estas cualidades fue elegido por Zeus para ser el juez que decidiera cuál de las tres diosas debería recibir la manzana de oro con la inscripción. Ya se han unido las dos leyendas y podemos continuar.

Paris juzgó a cada una de ellas por separado y las tres intentaron sobornarle. En primer lugar, estuvo Hera que le prometió que si la elegía le haría dueño de toda Asia y el hombre más rico. En segundo lugar, estuvo Atenea que le prometió que si la elegía saldría victorioso en todas sus batallas y sería el hombre más bello y sabio del mundo. En tercer lugar, estuvo Afrodita que le prometió que ella se encargaría de que se casara con Helena, la reina de Esparta y tan bella y apasionada como ella misma, la propia Afrodita. Ver figura 2.

2. El juicio de Paris, de Rubens, en el museo del Prado

Paris concedió la manzana de oro a Afrodita, por lo que Hera y Atenea, cogidas del brazo, se alejaron muy ofendidas.

Figura

3. AQUILES

Fue el hijo mortal de Tetis y Peleo. Cuando nació, Tetis intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en las aguas de la laguna Estigia mientras que lo sujetaba por un talón, y así el cuerpo resultó invulnerable excepto por ese talón. Este proceso hacía necesaria la muerte del niño, pero Peleo sorprendió e increpó a Tetis, que abandonó su propósito muy ofendida y dejó a Aquiles y a Peleo, regresando a su gruta submarina.

No hace falta decir que la laguna Estigia separaba el mundo de los vivos del de los muertos, donde reinaba el dios Hades, también hermano mayor de Zeus, y su esposa Perséfone. El barquero Caronte estaba encargado de llevar el espíritu de los difuntos de un mundo al otro, por lo que debían pagar el servicio con una moneda.

Peleo llevó entonces a su hijo a su buen amigo el centauro Quirón para que lo criara y educara. Fue Quirón quien le puso el nombre de Aquiles que se traduce literalmente como «sin labios» y no porque no los tuviera, sino porque no había llegado a mamar del pecho de su madre.

Quirón alimentó a Aquiles con fieros jabalíes, entrañas de león y médula de oso, para aumentar su valentía. Ver figura 3.

Figura 3. Aquiles educado por el centauro Quirón, en el museo del Prado

Además, le enseñó a correr con mucha rapidez, al tiro con arco y a usar la lanza, el escudo y la espada. También el arte de curar las heridas, así como la elocuencia, el canto y a tocar la lira. Se cuenta de Aquiles que era tan rápido que cazaba los ciervos en el monte Pelión corriendo tras ellos y alcanzándolos. Homero llama a Aquiles «el de los pies ligeros»

Más adelante y para evitar que Aquiles, que era muy joven (tenía unos quince años), fuera a la guerra de Troya su madre le ocultó en la corte del rey Licomedes, en la isla de

Esciros. Vivió en el gineceo vestido de mujer y allí con Deidamía, la hija del rey, tuvo a su hijo Neoptólemo. Como Aquiles era rubio le pusieron el nombre de Pirra (rubia) durante su estancia en Esciros.

Una profecía decía que los aqueos no podrían tomar Troya sin la participación de Aquiles y también que este tendría que elegir entre tener una vida corta y gloriosa o larga y anodina. Más adelante veremos cómo sigue esta leyenda.

Todos los oráculos, leyendas y sueños que hemos citado y los que citaremos son una manifestación de la voluntad de la diosa Ananque, la necesidad, lo inevitable, la fuerza del destino, que en la antigua Grecia lo domina todo, incluso los dioses del Olimpo. Ananque es una diosa que jamás tuvo rostro y que pertenece a la generación de Cronos. La diferencia entre los dioses y los hombres se puede captar a través de Ananque, ya que los dioses la sufren y la utilizan y los hombres solo la sufren.

4. LOS PRETENDIENTES DE HELENA

El rey de Esparta, en aquel entonces, era Tindáreo, y su esposa, la reina Leda. Tuvieron dos hijos, Castor y Pólux (los Dióscuros) y dos hijas Clitemnestra y Helena. Castor y Pólux murieron después de haber participado en gloriosas hazañas y Clitemnestra se casó con Agamenón, rey de Micenas, la ciudad más rica y poderosa de los aqueos.

Cuando llegó el momento de casar a Helena, cuya belleza superaba a la de todas las mujeres, Tindáreo se encontró con que acudieron a Esparta, como pretendientes, la mayor parte de los reyes y príncipes aqueos. Este asunto tenía muy preocupado a Tindáreo porque sabía que en cuanto eligiese a un pretendiente, todos los demás, con las armas en la mano, organizarían una pelea de tremendas consecuencias.

Uno de los pretendientes era el pelirrojo y astuto Odiseo, rey de Ítaca, que habló con Tindáreo para decirle que dada la pobreza de su reino no tenía esperanza de ser elegido, pero que si le ayudaba a conseguir a su sobrina Penélope como esposa le contaría una buena solución para el problema de los pretendientes.

Tindáreo aceptó y cumplió y el consejo de Odiseo fue que antes de elegir a un pretendiente obligara a todos, uno por uno, a hacer el sagrado juramento del caballo descuartizado. Una vez descuartizado un caballo, cada uno de los pretendientes se situaba en el centro y juraba que si no era elegido defendería el matrimonio de Helena luchando contra cualquiera que fuese contra él.

Terminado el juramento Tindáreo eligió al rubio Menelao, un poco torpe y un poco tonto, pero hermano de Agamenón, rey de Micenas.

Aquiles no estaba entre los pretendientes porque era muy joven y porque lo tenían escondido en la isla de Esciros, y por ello Aquiles no hizo el juramento del caballo descuartizado.

Diferentes autores dan diferentes listas de los pretendientes. El número de ellos es de unos treinta y entre los más importantes figuran:

—Antíloco, hijo de Néstor, rey de la arenosa Pilos.

—Áyax el Grande, príncipe de Salamina e hijo del rey Telamón.

—Áyax el Menor, príncipe de Lócride e hijo del rey Oileo.

—Diomedes, rey de Argos.

—Filoctetes, rey de Metone.

—Idomeneo, rey de Creta.

—Macaón, médico e hijo de Asclepio, dios de la medicina.

—Menelao, hermano de Agamenón.

—Menesteo, rey de Atenas.

—Odiseo, rey de Ítaca.

—Palamedes, príncipe de Eubea e hijo del rey Nauplio.

—Patroclo, amigo íntimo de Aquiles.

—Teucro, hermanastro de Áyax el Grande.

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