Ratolín y Ratolina
Ratolín y Ratolina vivían en su casa-queso. No era la más grande, ni tampoco la más bella. Pero un amor muy especial habitaba dentro de ella...
Un buen día Ratolín se levantó con ganas de respuestas. Se acercó a Ratolina y le dijo:
—Ratolina de mi corazón, ¿por qué tú me quieres tanto?
Ratolina le miró a los ojitos y le dijo sonriendo:
—¿De verdad quieres que te lo explique? ¡Podría estar hablando años!
¿Tú estás seguro de eso?
¡Igual te entretengo un rato!
Ratolín asintió y la miró muy atento...
—¡Ay!, Ratolín, Ratolín, yo te quiero porque me gustan tus ojos. Que brillan cuando me miras, que observan todo lo que pasa, que se abren y se cierran como cuando sale y se esconde la luna.
Te quiero porque me gustan tus ojos, muy cerquita de los míos. Para mirarlos con calma, para besarlos sin prisa. Para ver cómo despiertan, cómo sonríen, cómo me miran.
Un día Ratolín amaneció
con una gran duda por resolver. ¿Por qué le quería tanto Ratolina? Ella contestó a su gran pregunta dando un paseíto por las virtudes y defectos de su enamorado. En su respuesta está el secreto de su gran amor, ¿cuál será?
Valores implícitos:
A través de este cuento se trabaja el amor sano y verdadero, conceptos imposibles de concebir sin tener en cuenta valores como el respeto, la empatía, la autoestima y el crecimiento personal, entre otros.
Esta pareja de ratoncitos piensa que, si no es mutuo, sano y verdadero, no es amor.