Leo es una cebra albina con el pelo muy blanquito y suave.
A Leo le encanta estar con su familia, aunque a veces, viendo lo aburrido que está, su mamá no para de decirle:
—Vete a jugar con el resto de cebras, ¡mira lo bien que se lo pasan!
Pero a Leo no le gusta ir con ellas porque cada vez que lo ven se ríen de él.
—Ja, ja, ja… Leo, no tienes rayas —se burla Tango.
—Leo, vete con otros raros, tú no eres como nosotros —dice Vero riéndose de él.
Leo vuelve a casa llorando porque no entiende por qué son tan crueles con él.
—Papá, ¿por qué yo no soy como vosotras?, ¿por qué no puedo ser como las otras cebras?
—Tú tienes un color especial, un brillo que nunca nadie podrá quitarte —le dice su padre intentando consolarle.
