Carla, como cada noche, se lavaba los dientes, las manos, y leía un cuento antes de irse a dormir. Ella se metía en la cama, su mamá le daba un besito de buenas noches y dormida se quedaba.
Una noche, Carla soñó que se convertía en una gata llamada
Coni. Coni era una gatita valiente, enérgica, intrépida y trepadora profesional.
—Subiré al árbol más alto porque no tengo miedo a las alturas.
Pero Coni, sin querer, una mala pisada dio y del árbol se cayó.
De repente, Carla se despertó asustada.
—Mamá, ¿puedo dormir contigo? He tenido una pesadilla. Me convertía en una gata y de un árbol me caía.
—Ven, duerme conmigo, pero si eres una gata, seis vidas te quedan todavía. ¡No tienes que preocuparte!
Carla se acurrucó junto a su mamá y dormida se quedó. Ella volvió a soñar y en Coni se convirtió. Al árbol subió y de rama en rama saltó y no se cayó.
Al día siguiente, Carla, tras la lectura de su cuento, se durmió y volvió a soñar. Ella se había convertido en Coni. Coni era despierta, audaz, inteligente y avispada.
Coni estaba en su casa jugando con sus juguetes, cuando unos ratones entraron y le robaron su ovillo de lana.
