—¡Ufff! ¡Ufff! ¡No puede ser, me han quedado dos semillas! Creo que debo soplar con más intensidad para conseguir que todas las semillas de este diente de león vuelen. —Voy a volver a intentarlo. ¡Ufff! ¡Sí lo he logrado, pero… qué lejos están volando! ¡Qué curiosidad!, ¿a dónde irán? Solo hay una forma de saberlo, y es persiguiéndolas, así que allá vamos.
—¡Hola, hola! ¿Me escucháis? Me llamo Arela y con un gran impulso he conseguido alcanzaros, porque me gustaría saber a dónde vais. —Hola, Arela, nosotras somos las semillas Ilusión. Estamos encantadas de conocerte y que nos acompañes en este maravilloso vuelo. —¿Que os acompañe en este vuelo? ¿De qué vuelo estáis hablando? —pregunta Arela. —La respuesta ya deberías saberla, porque ¿no has sido tú la que nos pediste un deseo en el momento de soplarnos? —preguntan las semillas Ilusión.
—Sí, he sido yo, porque me han contado que si pides un deseo y consigues con un único soplido hacer volar todas las semillas de un diente de león, se te cumple, y yo quiero cumplir un sueño.
—Este vuelo es el de tu gran sueño, Arela, pero para llegar al destino y hacerlo realidad, todavía nos queda un largo trayecto. Por lo que debes estar preparada para cualquier aventura que pueda suceder.
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