Julieta Camacho Maya
Ilustrado por Sofía Borrero
U n lobito sin papá
Hacemucho tiempo, en una tierra lejana, en el norte del mundo, sucedió una hermosa historia de amistad y tolerancia, que rompió con los límites de imaginación de todos los que la vivieron. Y en este caso, me refiero a los dos protagonistas de esta historia.
Niños iguales a ti y a todos los que esperan con ansia a que sus padres los acuesten para que les cuenten, con el mayor de los cariños, esta historia que tú estás ahora por descubrir.
Una noche de verano, Simón, un lobito de pocos meses, merodeaba por los alrededores de una gran casa de campo, cuyo techo resguardaba a la familia de Tomás y sus hermanitos.
Ellos habían estado jugando toda la tarde a los exploradores perdidos, y su juego los llevó al gran granero.
Por casualidad, esa misma tarde Simón también había estado explorando las entrañas de esa imponente estructura. Y, aún más sorprendente, esa misma noche, él y Tomás se encontraron.
Aquello fue un vendaval de niños corriendo, saltando y tratando de huir del peligroso lugar.
Simón, ante la terrible amenaza y también tratando de escapar, se enredó entre la montaña de herramientas que tenía el papá de Tomás.
Fue tanto el desastre que hasta la lechuza dormilona del granero se despertó asustada de su profundo sueño.
Tomás, al ver al pobre lobito tan aturdido, cambió su ruta de escape para volverse y ayudarlo. Fue en ese instante que nació la más bella amistad que entre dos seres vivos se pueda tejer.
—Yo te he visto muchas veces en mi finca —le dijo Tomás–. Pero verás, soy el mayor y debo cuidar a mis hermanitos, por lo cual siempre los he alejado para que no te vean y se asusten, porque mi papá dice que eres malo.
—La única forma de que tú no me tengas miedo es desenredándome de estas cosas, pues si no lo haces, nunca podrás saber si soy malo o no —dijo el lobito fingiendo una imponente voz.
Tomás pensó entonces que no tenía sentido ser explorador si uno no conocía y aprendía todo, así que liberó a Simón de tanta llave inglesa que le había caído encima.
—También te he visto robarle panes a mamá, dañando sus flores y curioseando por ahí, para perderte entre las matas a hacer no sé qué más.
—Sí —dijo Simón, sonrojado—. Buscando las gallinas y conejos de tu mamá…
Una
aventura mágica sobre la amistad entre un niño y un lobo, superando prejuicios y descubriendo juntos el verdadero significado de la empatía y el respeto.