Un nuevo sol

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UN NUEVO SOL

Ana Carrascal Ilustraciones de Anamoomin

Hace trescientos años, un pájaro gigante o más bien gigantísimo salió de las profundidades de la tierra. Era muy brillante, tan brillante que cuentan las historias que mirarlo dañaba los ojos. Los que sí pudieron verlo narran que estaba cubierto de plumas doradas, y que conforme volaba se iba desprendiendo de todas ellas.

Cuando caían al suelo se volvían aún más brillantes y molestas, y los que allí vivían tenían que huir a lugares oscuros para protegerse.

El gran pájaro voló durante días, hasta el punto de sentirse agotado y volver al lugar profundo del que provenía. Sin embargo, todas sus plumas deslumbrantes se quedaron en la superficie, causando que el mundo se sumergiera en un brillo eterno. El Sol se marchó porque su luz ya no era vista por ningún hombre, y estos a su vez tuvieron que buscar nuevos hogares como cuevas, montañas o espacios subterráneos donde vivir y protegerse de tal brillo descomunal.

Mis antepasados junto a sus vecinos decidieron instalarse dentro de una montaña, y durante cientos de años fueron construyendo lo que hoy día es mi hogar. Yo siempre la he visto preciosa y con todo lo imprescindible para vivir, o será que no conozco otra cosa. Estamos organizados por plantas o pisos, e incluso tenemos nuestro propio bosque.

Por cierto, me presento: me llamo Nono y tengo nueve años, tengo un nombre también raro, pero me encanta cuando papá me cuenta la historia de por qué me llamo así. —Mamá tenía muchas ganas de tener un bebé —me contó un día mientras le ayudaba en la cocina—. Tenía tantas ganas que cuando estabas en su barriga le daba miedo de que te pasara algo y a todo decía que no. «No, no puedo salir a pasear. No, no puedo subir las escaleras. No, no puedo comer eso». Así que nos pareció divertido jugar con las palabras y llamarte Nono.

Vivo con mamá, papá y Pila. Pila es una lagarta que un día me trajo mamá, y es mi mejor amiga. Cuando Pila empieza a hacerse mayor, ella sola pone un huevo y crece otra lagarta igualita a ella, y así de manera infinita. Papá dice que así nunca muere y que siempre podrá hacerme compañía. Es una invertebrada muy aventurera y valiente, y hace amigos de su especie con gran facilidad; a veces no entiendo cómo podemos ser hermanos, porque somos totalmente opuestos.

Mis dos únicas amigas —humanas, claro—, se llaman Luna y Estrella, son hermanas gemelas y viven veinte plantas por encima de mí. Sus padres nunca vieron ni la Luna ni las estrellas, aunque siempre han leído en libros que son hermosas, así que decidieron llamar así a sus hijas.

A las dos les fascinan las aventuras y siempre quieren que explore con ellas nuevos lugares de la montaña, pero subir rocas, descubrir nuevas cuevas o escalar no es que sea mi plan favorito al despertarme. Se podría decir que soy un poco más asustadizo, y además mamá siempre agradece que sea así.

Un día mientras hacía mis deberes escuché gritos fuera:

—¡Nono, Nono! Tienes que venir con nosotras rápido. Sal de casa, corre —gritó Luna, subida a un árbol cerca de mi ventana—. Estrella y yo estábamos explorando y hemos visto algo rarísimo.

—No puedo, Luna, tengo que terminar de hacer los deberes; además, vuestras aventuras siempre implican algún peligro o lugares oscuros que tanto odio —dije asustado.

—Tranquilo, Nono, nosotras siempre cuidamos de ti —exclamó Estrella mientras colgaba de una rama—. Puedes llevarte a Pila contigo, es una lagarta exploradora y le encanta salir de casa, pero tú nunca la sacas.

—Te prometo que es importante. Algo malo está pasando —dijo Luna, asustada.

Era la primera vez que la veía con miedo y mordiéndose las uñas. Lo normal es que yo tenga miedo, pero en Luna no es propio, así que intuyo que realmente algo malo pasa.

—Está bien, voy a decírselo a papá y salgo.

Cogí mi mochila verde favorita y metí a Pila en el bolsillo exterior, le encantaba asomar su pequeña cabecita y no perderse ningún detalle.

Salí de casa y ya las gemelas me esperaban en la puerta. Estaban tan nerviosas que no hablamos nada durante la caminata.

788419 973504 I N S PIR I N G UC R SOI I T Y
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ISBN 978-84-19973-50-4 9
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