UN REGALO POR DESCUBRIR UN REGALO POR DESCUBRIR
Paula Benito Álvarez
Ilustrado por: Mita pola

Ilustrado por: Mita pola
Era sábado por la mañana. Dante acababa de comer su desayuno. Su corpulento y atlético cuerpo estaba tumbado disfrutando de un caluroso día de primavera.
Los rayos del sol hacían relucir su pelo grisáceo e iluminaban su gran nariz negra, que se movía de lado a lado olisqueando la suave brisa.
De pronto, la puerta del jardín se abrió y apareció Martín, su dueño, con una perrita blanca: Trevi.
El pelo blanco y rizado de Trevi brillaba intensamente. Sus ojitos eran negros a juego con su nariz, y tenía una lengüita rosa que dejaba asomar cuando abría su pequeña boca.
¡Qué contento se puso Dante! ¡Iba a tener una amiga para poder jugar y divertirse!
Además, le pareció guapísima y muy simpática.
Trevi estaba algo nerviosa, pues no conocía la casa a la que la llevaban.
En cuanto vio a Dante, se quedó asombrada.
«¡Qué alto, fuerte y guapo es!» se dijo a sí misma.
Además, le pareció un perro muy alegre, pues la miraba sonriendo con su enorme boca mientras dejaba colgar su lengua jadeando de la emoción.
Enseguida, Martín los sacó de paseo. Fueron a un monte repleto de pinos que había cerca.
Hacía bastante calor y los pájaros graznaban enérgicamente.
De pronto, a lo lejos, un ciervo pasó corriendo a toda velocidad. Dante no se
paró a pensar y salió corriendo tras él. Le encantaba intentar alcanzarlos. Trevi le miraba boquiabierta. ¡Cómo le gustaría a ella tener esas patas tan largas y fuertes para poder correr tan rápido como él!
Como Dante llegó sofocado de su carrera, Martín decidió parar bajo la sombra de un árbol para que pudiera descansar.
Mientras tanto, se puso a jugar con Trevi, lanzándole un pequeño palo para que fuese a cogerlo. ¡Qué bien se lo estaba pasando! Le encantaba ese juego.
Cuando Dante ya había recuperado el aliento, Martín cogió el palo para que él
también jugase. Lo colocó estratégicamente en la rama de un árbol y le animó a Dante a cogerlo.
«¡Madre mía! Es increíble lo alto que salta. ¡Ojalá yo pudiera saltar así…!», pensó Trevi.
Tras un rato jugando, volvieron hacia casa sedientos.
Dante vive muy feliz con su dueño, Martín. Un día, Trevi se convierte en su nueva compañera. A partir de entonces, descubren algo que ninguno de los dos se imaginaba.
Dante vive muy feliz con su dueño, Martín. Un día, Trevi se convierte en su nueva compañera. A partir de entonces, descubren algo que ninguno de los dos se imaginaba.
Valores implícitos
Empatía, tolerancia, respeto, amistad, primeras impresiones, frustración, sentimiento de inferioridad… Pero, además, Dante y Trevi nos permiten conocer la importancia de aceptarnos tal y como somos, reconociendo nuestros puntos fuertes y débiles, propiciando así una autoestima sana y positiva.
A partir de 8 años
babidibulibros.com