Who are you?

Who are you?

El amor trasciende en los años

Capítulo 1

Min Hyuk estaba sentado sobre la arena mientras admiraba el extenso cielo celeste sin una sola nube, disfrutando la brisa que provenía desde el horizonte y movía sus cabellos suavemente.

Hubiese deseado que su interior estuviera en la misma paz que el exterior que lo rodeaba, porque no encontraba motivo alguno para ser merecedor de aquella agonía.

Flashback

El castaño había tenido un buen momento al reencontrarse con uno de sus viejos amigos, mas al ver la cara de su novio en el parque donde sería su cita, todo rastro de felicidad fue disipado.

—¿Qué hacías con ese chico?

Min Hyuk se encogió en su lugar al sentir su molesto tono de voz perforar sus oídos.

—Déjame explicarte, Jae, no lo malinterpretes. Jung Hwa era un viejo amigo de la escuela… ¡Solo fue un saludo! —agregó desesperado.

Jae Sang soltó un bufido por lo bajo.

—No trates de engañarme, Han Min Hyuk, los vi. ¿Acaso ya no me amas? ¿O solo andabas de zorra?

Su corazón empezaba a doler; había hecho todo mal.

—Por favor… —suplicó—. Ya te dije que es solo un viejo amigo. Si en algo te tranquiliza, es hetero y está casado, ¿bien? —Tomó las manos del pelirrojo—. ¿Cuántas veces más debo repetirlo? Yo te amo solo a ti.

—No, basta. —Se soltó de su agarre—. No es la primera vez que pasa y no quiero seguir soportando tus frecuentes infidelidades… terminamos.

Sin más que decir, se dio media vuelta y comenzó a caminar lejos de ese parque…. lejos de él. Porque en aquel lugar su historia dio inicio y, al parecer, también dio fin.

Y Min Hyuk no pudo hacer nada más que quedarse en su lugar mientras sentía que su corazón se partía en miles de pedazos, porque su único amor lo había dejado y no tenía a nadie más que lo acompañara en su vida.

Cerró sus ojos con fuerza ante aquel destructivo recuerdo, en un intento por contener sus lágrimas.

Era absolutamente incomprensible, se suponía que ambos se amaban, ¿qué hacía que Jae Sang no confiara en él?

Solo había pasado una semana.

Cuando el pelirrojo terminó su relación, la desesperación en que se vio al perder a la única persona que tenía en su vida lo consumió en demasía, por lo que decidió tomar un tren a Busan y que la tranquilidad que la playa le brindaba fuera capaz de acabar con sus males. Lamentablemente, aún no lo lograba.

Para secundar su mala suerte, las pequeñas vacaciones que le fueron concedidas en la cafetería en que trabajaba acababan en dos días y sus ganas de regresar se hacían cada vez más nulas al pensar en la posibilidad de volver a ver a Jae Sang.

Suspiró agotado y abrió sus ojos para dar un vistazo al cielo una vez más, para luego levantarse, limpiar la arena en sus pantalones y regresar a la cabaña en la que se estaba hospedando.

Se dio una ducha de agua tibia, cambió sus shorts y polera blanca por un cómodo buzo de color negro y miró la hora.

16:30h.

La estación de trenes aún estaba abierta, por lo que aún podía ir a comprar un boleto.

Decidido a que no podía seguir evitándolo, tomó su billetera, celular y llaves y salió nuevamente de la cabaña.

Unos cuantos minutos después, se encontraba en la entrada de su destino y se sintió aliviado al ver que estaba completamente vacía.

Se acercó a la cabina para comprar su respectivo boleto y se maldijo en mil idiomas al ver a la persona tras el mostrador.

Y es que definitivamente era demasiado idiota como para olvidar que la hermana de JaeSang trabajaba ahí.

—¡Min Min! ¡Tanto tiempo sin verte! —exclamó emocionada en cuanto lo vio—. ¿Cómo has estado? ¿Mi hermano está contigo?

Se vio repentinamente abrumado por su característica energía. La miró con obvia incomodidad y respondió:

—He estado bien, gracias por preguntar. Respecto a Jae Sang, él… —Inhaló aire, temiendo la reacción de Yun Ha y admitir su realidad en voz alta—. Él terminó conmigo.

Admitirlo no fue tan difícil como creyó, mas el creciente nudo en su garganta le indicaba un nuevo ciclo de llanto. Sin embargo, no lloraría ahí, por lo que comenzó a regularizar su respiración.

—Oh… —Su ánimo se vio repentinamente decaído—. Es una lástima, se veían muy bien juntos.

Basta.

Quiero irme, me recuerdas a él.

—Bueno… —carraspeó—. ¿Boletos con destino a Seúl para mañana?

La castaña dirigió su mirada a la pantalla de su computadora, buscando lo pedido.

—Mañana… mañana… ¡Sí! Para el mediodía y a las tres de la tarde, ¿cuál?

—El de la tarde, por favor.

La vio teclear unas cuantas cosas más, colocó su mano sobre la impresora y esperó a recibir el boleto.

—Cuarenta mil wons, Min.

El castaño sacó su billetera y pagó el dinero requerido a cambio de su boleto. Lo guardó en su misma billetera y se despidió con la intención de irse, no obstante, Yun Ha aún no tenía motivos para dejarlo ir.

—Hyuk, espera un minuto. —El nombrado detuvo su andar y la miró atento—. Es seguro que debes estar pasando un mal momento, e incluso es muy probable que verme no te sea sencillo —hasta que te diste cuenta—. No obstante, ten en cuenta que no es tu culpa.

Oh, eso era inesperado.

—Mi hermano es impulsivo y no controla sus celos, pero no es tu problema. Él no sabe lo valioso que eres y lo tonto que es al perderte, necesita que le ayuden a abrir los ojos. Por ello, si pide disculpas… perdónalo. —No era tan fácil como sonaba, ni tampoco tenía la seguridad de que fuera correcto—. Él es torpe e impulsivo, solo trata de entenderlo, ¿bien?

—No prometo nada —sin más que decir, abandonó la estación y se dirigió a la cabaña.

La castaña suspiró cuando el chico salió de su vista, sacó su teléfono y marcó uno de sus números frecuentes. Luego de dos tonos, fue una voz masculina la que respondió.

Vaya, sí estaba ahí… ¿Hiciste lo que te pedí?

—Sí, tomará el tren mañana a las tres de la tarde. Debería llegar a Seúl al anochecer, ¿qué vas a hacer? No se veía bien.

—No te preocupes, gracias por tu ayuda.

El otro lado de la línea cortó la llamada antes de que pudiera agregar algo.

¿Qué vas a hacer, Jae?

En cuanto Min Hyuk llegó a la cabaña, ordenó su ropa en la maleta y se recostó sobre la cama, pensando en las palabras que Yun Ha había dicho; ¿debía perdonarlo? ¿Podía perdonarlo?

Las preguntas dieron vueltas por su cabeza durante un tiempo que realmente no podía definir, hasta que el cansancio fue más fuerte y por fin se quedó dormido.

El despertador sonó a las diez de la mañana del día siguiente, indicando que era momento de levantarse. Restregó sus manos por su cara para despertar correctamente, se levantó y dio un baño rápido, se colocó un buzo similar al del día anterior y comió lo primero que vio como desayuno. Limpió y ordenó la cabaña y a las dos y media de la tarde se encontraba en la estación de trenes.

Estaba nervioso, aún no quería regresar. No obstante, no podía darse el lujo de perder el trabajo, ya que no tendría manera alguna de sustentarse ni alguien que lo ayudara.

Sus abuelos ya habían fallecido hace algunos años. Por otro lado, sus padres cortaron todo tipo de comunicación con él cuando se enteraron de que era homosexual, por lo que pedirles ayuda no era una opción.

«Pasajeros con destino a Seúl a las quince horas, por favor, abordar el tren».

Subió al tren en el andén indicado por su boleto, buscó su asiento y sacó sus audífonos en cuanto estuvo en él.

Aquí vamos.

4 horas después en Seúl

Bajó del tren proyectando una tranquilidad sumamente fingida. El miedo latente de encontrarse a Jae Sang era extrañamente persistente.

Tal vez solo estoy siendo paranoico.

Cuando puso un pie fuera de la estación de trenes y sus ojos inspeccionaron las calles, una corriente eléctrica de nervios pura recorrió su espina dorsal, mientras que sus piernas se quedaron congeladas, impidiendo que se dirigiera a cualquier parte.

MinHyuk no tenía idea de qué hacía ahí exactamente. Lo único que sabía es que había despertado en una época que no era la suya, usaba una ropa increíblemente incómoda y que se encontraba completamente encantado por aquel chico al que le decían «alteza».