¡Hola! Mi nombre es Yuki y, como veis, soy un ratón muy peculiar.
Os voy a contar la historia de cómo conocí a mi mejor amiga, Lily. Y me juego un queso a que estáis pensando: «¿Y qué tiene eso de especial?».
Pues resulta que mi mejor amiga es una gata. ¡Sí, sí! Habéis leído bien. ¡Una gata! Con sus pequeñas y adorables uñas, y grandes dientes afilados. Pero tranquilos, no os asustéis, no siempre los gatos se comen a los ratones.
Y esta es Lily. Una gata esbelta de pelo dorado y rayas marrones, un poco presumida, que nunca sale de casa sin su enorme lazo verde que siempre lleva puesto en una de sus orejas. ¡Ah! Y le gusta tanto el queso como a mí. Pero empezaré la historia desde el principio...
Yo vivía en una madriguera con más ratones, pero estos no me querían allí por ser diferente. Los demás eran de pelaje corto y negro, a diferencia de mi largo pelo blanco y este enorme mechón gris en la cabeza.
