La cena ha terminado. Los platos están lavados. Las sobras se han guardado en la nevera. «¿Lista para dormir?», le pregunta papá a Nuala, sonriendo.
Normalmente, Nuala respondería que sí. Pero esta noche tenía una pregunta importante en su mente. «Papá, ¿por qué oramos?», preguntó.
«¡Excelente pregunta!», dijo papá mientras caminaban hacia el baño.
«¡Para que nuestros cuerpos puedan crecer fuertes!», respondió Nuala.
«Déjame preguntarte algo primero: ¿por qué comemos?».
«¡Si!», dijo Papá. «¿Y qué comemos?».
«El aire es otra cosa que tu cuerpo necesita. Trata de contener la respiración. ¿Puedes sostenerla durante mucho tiempo?», preguntó papá.
«¡Comida!», contestó Nuala. «Y si no, nos da hambre».
«¿Cómo qué, papá?», preguntó Nuala.
«¡Exactamente!», dijo papá, entregándole a Nuala su cepillo de dientes. «Pero tu cuerpo también necesita otras cosas».
Pero entonces tuvo que abrir la boca para respirar.
Uno, dos, tres... hasta doce.
Nuala se sacó el cepillo de dientes de la boca. Luego respiró profundamente, cerró la boca y empezó a contar mentalmente.
«Eso es porque el aire es un tipo de alimento, o sustento, que tu cuerpo necesita mucho», respondió papá mientras le trenzaba el cabello.
«¡No puedo contener la respiración por más de doce segundos!», dijo.
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