Boletín Nacional | junio-julio 2016
PROMESA: Dictadura de los Bonistas La colonia capitalista al desnudo PROMESA es más pobreza
El pasado 25 de mayo de 2016 se aprobó en la Comisión de Recursos Naturales del Congreso de EEUU el Proyecto 5278, mejor conocido como PROMESA, que impondría una Junta de Control Fiscal para gobernar a Puerto Rico. La medida aún no se ha convertido en ley puesto que necesita ser aprobada mediante el voto de cámara y senado federal, así como con la firma del Presidente de EEUU. Sin embargo, se espera que baje a votación en la cámara baja y cámara alta en las próximas semanas. PROMESA vendría a ser la más reciente maniobra para garantizar la dictadura del capital financiero por medio del absoluto control colonial desde Washington. La Junta cristaliza el carácter de la crisis en Puerto Rico y señala perfectamente la condición de subordinación económica y política de nuestro país. Es la alternativa política de la metrópoli para implantar la expresión más descarada del capitalismo colonial, ante el fracaso del PNP-PPD de encontrarle una salida a la crisis. La Junta viene a gobernar para un puñado de buitres y ricos, del patio y de afuera, que son los principales responsables de la situación actual. Por eso los partidos coloniales y la burguesía local apoyan la dichosa junta, porque pretenden utilizarla para implantar las medidas neoliberales que les podrían costar las elecciones.
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La Junta viene a gobernar para un puñado de buitres y ricos, del patio y de afuera, que son los principales responsables de la situación actual.”
Los ricos y sus políticos quieren la Junta
Los partidos de los ricos y sus principales figuras políticas como Alejandro García Padilla, Pedro Pierluisi, David Bernier, Ricky Rosselló, Eduardo Bhatia, Jaime Perelló, Jeniffer González, respaldan de una manera u otra la implantación de la Junta Federal de Control Fiscal. Los llamados candidatos independientes como Manuel Cidre y Alexandra Lúgaro también la respaldan. Todos y todas bailan al son de los intereses de la clase dominante. Los intereses políticos y económicos de los capitalistas puertorriqueños están directamente vinculados a la permanencia del capital norteamericano en la isla, funcionan como un solo bloque en el poder. La clase dominante y sus representantes están dispuestos a sacrificar parte de los limitados poderes con que cuenta su limitada democracia capitalista en virtud de proteger sus intereses. Por eso, ninguno tiene mayores reservas en que se entregue el país a una Junta que “administre” el saqueo de lo público en Puerto Rico.