Deseo

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Deseo (Creadores de Imágenes / AA. VV.) Primera edición. 500 ejemplares. Diciembre 2015. La Plata, Argentina. ISBN 978­-987­-33­8889­-7

Coordinación general: Julia Sbriller. Fotografía de tapa: Daniela Eliana Flores. Textos: Lucía Savloff, Santiago Goicoechea y Juan Ignacio Di Placido. Diseño gráfico: Ayelén Ruiz de Infante y Julio Ferrand (Morpurgo Ediciones). Impreso por Nirat Print Encuadernado por Encuadernadora Latinoamericana

CREADORES DE IMÁGENES (Julia Sbriller) www.facebook.com/creadoresimagenes taller.creadoresdeimagenes@gmail.com CARDUMEN EDITORA www.facebook.com/cardumen.cardumen les.cardumen@gmail.com MORPURGO EDICIONES www.facebook.com/morpurgoediciones www.morpurgoediciones.com

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segundo LIBRO DE

CREADORES DE IMร GENES Taller de Investigaciรณn y Producciรณn Fotogrรกfica coordinaciรณn general

Julia Sbriller





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Por qué un libro?, les pregunté. ¿Qué impulso sostiene esa tarea enorme y desmedida? Cantidades de energía acumulada se vuelven materia, objeto, le otorgan existencia, lo lanzan a la vida. Una de las primeras respuestas fue: porque se puede. Hacer un libro, porque es posible. La alegría, dice Deleuze, es poder realizar una potencia. Hecho a la medida de la mano, Deseo establece una relación íntima con las imágenes. Nos invita a abrirnos paso hacia ellas, a darle a cada una un tiempo. Esa duración será una construcción personal, cada imagen inaugura un mundo. Mediante intervalos, momentos de pausa, lo que sucede se construye entre una fotografía y la siguiente. Como si lo importante no estuviera en las imágenes en sí, sino en lo que las relaciona o las distancia. Algo nos lleva de la mano hasta el final. Las imágenes que nos atraen se nos imprimen como lo hace un género empapado que toma la forma del cuerpo. Atravesamos una sucesión de ritmos, intensidades y paisajes o tonos emocionales que se impregnan como perfume. La lectura se vuelve otra cosa. ¿Se lee un libro de fotografías? Bueno pues sí, como se lee el espacio en un viaje, sólo que éste puede recomenzar infinitamente y será distinto, cada vez. ¿Hace sentido remitirse a la especificidad de la imagen fotográfica? Ésta puede ser pensada como la impresión de un flujo fotónico sobre una superficie sensible, la grabación de una señal. Efecto de una


conexión física, funciona como huella, opera por contacto (aunque se produzca a distancia y contenga esa tensión espacial); este saber sobre su modo de producción nos predispone de manera particular al leerla. Susan Sontag trae a cuento esta avidez de la mirada fotográfica. Si toda foto es el intento de atrapar algo, ese impulso se actualiza al mirarla, contagia el deseo de ver. Pero, ¿qué es el deseo?. Deleuze y Guattari se propusieron elaborar un nuevo concepto de deseo. No ya el deseo como falta, como búsqueda de aquello que no se posee, o vacío a saciar. Figuraron al inconsciente como una fábrica y al deseo como producción. Cuando deseamos, decían, deseamos un conjunto, no un objeto o alguien en particular, sino una cantidad de cosas: el deseo es construcción. “Lo difícil no es conseguir lo que se desea (...) Lo verdaderamente difícil es desear, porque desear implica la construcción misma del deseo”. El proyecto de este libro se conecta con la creación de un espacio de taller, un lugar para el aprendizaje, la experimentación y el pensamiento. Una apertura a la circulación de archivos y afectos, a la construcción de miradas, a la producción, en fin, de deseo. De mi encuentro con el grupo surgió como anotación al margen, una sospecha en torno a una cierta modalidad de trabajo, una insistencia en otorgar materialidad a las imágenes, la necesidad de hacerlas físicamente presentes. Un libro también puede ser un intento de eso. El mito de origen del grupo (aunque podemos indagar sobre si aquello con lo que entramos en contacto a través de este libro es un grupo o algo más, un conjunto de otro tipo), cuenta que el primer día de taller alguien llevó una serie de pequeñas imágenes impresas en papel: fotografías de abrazos. Como si se tratara de un souvenir de lo que vendría, ese comienzo viró algo.


El abrazo es una de las formas más intensas de contacto. Allí se leen historias, temores, tensiones, anhelos; una particular conversación construida con todo lo que los cuerpos dicen cuando no pronuncian palabra y se dejan atravesar por lo que pasa. No sólo es cercanía, es acción y reposo, sostén y abandono, muchas cosas a la vez. Es lo más parecido a un regalo, en el que no entregamos nada y lo damos todo, incluso lo que no sabíamos que teníamos. No “somos alguien” prefigurado antes de ese encuentro, lo que allí pasa no tiene que ver con nuestra identidad. Es la acción de compartir con otros, no importa quiénes. Los que sean, los que formen parte. El deseo quizás sea eso que pasa entre los cuerpos cuando entran en relación. La cuestión es cómo producirlo, cómo hacer que “algo pase”. Deseo funciona también como una máquina que continúa produciendo imágenes, prolongando la vida de ese proceso que le dio origen y propagando sus efectos en el tiempo y en el espacio. Más allá de esta ciudad, de este momento, y de este conjunto que le dio aliento. Su existencia es testimonio de las intensidades que fluyeron de un cuerpo a otro, en un territorio inventado y construido a tal efecto. El libro se desprende de ese torbellino, hace proliferar su fuerza y la pone a circular para que esté a disposición de otros. Si como señala V. Woolf, los libros se suceden unos a otros, puede que lo mismo ocurra con las imágenes. No por nada el impulso de materializar o situar la circulación de este conjunto, de construirles una casa, un origen, que podría contar: todas estas imágenes, producidas en lugares y tiempos distintos, orbitaron alguna vez juntas, alrededor de un centro, movidas por una energía que era más o menos así de intensa… Lucía Savloff



JUAN IGNACIO DI PLACIDO















PATRICIA GUINAR













PÍA LIGGERA













MARÍA ROBERTA VALENTE










El viento planea sobre la tierra




SANTIAGO GOICOECHEA


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FERNANDO DOS SANTOS CLARO















CONSTANZA DARDERES


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SOLANA DE LA TORRE















LA 7















DANIELA ELIANA FLORES














JUAN IGNACIO DI PLÁCIDO PATRICIA GUINAR PÍA LIGGERA MARÍA ROBERTA VALENTE SANTIAGO GOICOECHEA FERNANDO DOS SANTOS CLARO CONSTANZA DARDERES SOLANA DE LA TORRE LA 7 DANIELA ELIANA FLORES


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l deseo no se dice, si se cuenta no se cumple. Así nos pasó con el nuestro que es un deseo inexplicable y que al mismo tiempo conocemos muy bien: es una cosa que sobrevuela al grupo, es algo que nos convoca, que nutre nuestro querer y lo excita.

Deseo es una calentura inconsciente. Unos dedos que tocan la piel del objeto. Un sueño que es mientras dormimos revelador y a la mañana desaparece sin que se lo pueda pronunciar. Es mirar para rozar una silueta reluciente, es contemplarla como a una estrella extinta hace años. No es bueno ni esta mal tener una corazonada, desahogar una pasión en el alma. No es tan fácil entregarse al goce, ver con claridad el deleite, asomarse con placer erótico buscando señales: deseo como experiencia común, mezcla de intuición y antojo. Deseo es la comezón fuerte que persevera y que si de verdad es un anhelo caprichoso y te despierta, traerá el empeño y después buenaventura. Santiago Goicoechea


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El inicio de todo. Los ojos como protagonistas observan un flyer: “Creadores de Imágenes – Investigación y Producción Fotográfica. Agosto 2014”. El mensaje se eleva sobre un banco con dos personas que observan un lago entre montañas verdes, fundidas a lo lejos entre la niebla. Siberia, nuestro cobijo. Miles de fotografías circularon por encima de los dos tablones que hacen de mesa en el cuarto pequeño y acogedor que compone la trastienda de Siberia Galería. Un lugar rectangular en cuanto a su arquitectura y circular en su energía. Su aspecto se recicla semana a semana, entre pinturas, esculturas, murales y nosotros, ahí, en su centro. Silencios, respeto, criterio y compromiso. De esta manera y sumado al corazón de Julia, el taller en sí fue convirtiéndose gradualmente en grupo humano, apoyo y aliento en buenas y grises: la adoración mutua resume el sentir grupal. Creadores, el mejor día de la semana. En Creadores de imágenes aprendimos que un archivo fotográfico es lo más parecido a un tesoro personal. Foto-

gramas con fallas técnicas, olvidados en un cajón. Fotografías fuera de foco, sobreexpuestas. De repente todo se iguala de manera horizontal, porque en ese material se encuentra nuestra manera de ver el mundo en un momento determinado. Bajo esa premisa nace el pulir cada trabajo, propio y ajeno, reencontrándonos con sentimientos, olores, texturas de un recuerdo que se vuelve a hacer presente. La coordinación del taller es una especie de eje desde donde nace la mecánica de trabajo para cada uno de nosotros. Sabe lo que el grupo puede dar, y va por ello con “estrategias oblicuas”, lápiz y papel, consejos y nuevas ideas constantes que potencian cada trabajo. Lanzamiento de Frenesí, una oportunidad repentina. Surge la posibilidad de acompañar al primer grupo de Creadores en la presentación de su ya terminado e impreso libro: Frenesí. La idea de Julia era tomar la calle, apropiar el espacio público e intervenirlo con fotografías tamaño pancarta sobre la rambla de calle 51. El cuarto de Siberia en el que cobijamos tantas noches de Miércoles se convirtió


en una sala con imágenes que abrazaban la pared y a (agregué esta a que me parece faltaba) las personas que allí ingresaban. Media hora de fotografías se sucedían una tras otras. Contemplación, alegría y broche de oro para esa jornada que dio fin redondo a 2014, la antesala de un año todavía más productivo. 2015, del sueño a la realidad. Verano y parate del taller, cada uno vagando por diversos lugares y de pronto el llamado de Julia a la acción: “Postales de Verano”. Febrero nos regaló flores, agua, montañas, peces que nos reunieron a la distancia para comenzar a coquetear nuevamente con un nuevo inicio de taller. Desde los primeros encuentros la premisa fue clara: el sueño de poder concretar un libro impreso estaba en nuestras propias manos. Palabras como “dificultades” y “compromiso” se plantaron como base. El miedo y la ansiedad tampoco faltaron a la escena… pero ¿pueden acaso paralizar un sueño? El Deseo grupal por aquel objetivo fue in crescendo, venciendo cualquier obstáculo.

Los pilares definidos, la nave aceitada y comenzamos a hilar fino cuestiones que potenciarán nuestros trabajos. La selección de criterios, la edición del material, el entender que, una fotografía que parece a priori insulsa, puede explotar al máximo acompañada de otra. Arquitectos, artistas plásticos, diseñadores, economistas, deportistas, educadores, trabajadores todos. Ámbitos disímiles se entrecruzan y convergen en un mismo lugar: la imagen. Entre fotógrafos analógicos y digitales, algunos conceptuales, otros que apuntamos a paisajes, documentalistas y nostálgicos. Todos conmovidos por la fuerza motriz del Deseo, que nos impulsa hacia adelante con la mirada firme en el horizonte común. El libro impreso que aquí nos reúne es lo más cercano a materializar el amor y las experiencias compartidas. Inmortalizar esta experiencia en tiempos donde reina lo efímero, eso se llama DESEO. Juan Ignacio Di Placido.


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erpetuar y reflejar el caudaloso trabajo de diversas personas que se manifiestan en el ámbito artístico-subcultural es para nosotras, como editoras, el pulso constante que nos alimenta.

Nos movemos articulando empatía, intuición y entusiasmo, persiguiendo aquello que, desde un cotidiano más o menos próximo, nos roza. Creemos en la búsqueda del material que merece plasmarse y acceder, así, al mundo de lo perenne. La edición de Frenesí, primer libro de Creadores de Imágenes, nos presenta —como consecuencia inevitable— la consciencia sobre lo valioso de generar impulso, concretarlo e integrarnos al movimiento de la cultura viva. Un nuevo grupo de Creadores de Imágenes nos atrae al trabajo en conjunto en pos de develar su producción, correrla de la intimidad del taller, transformarla en tangible, expandir su alcance. ¿Por qué hacer DESEO? Creadores de Imágenes en su versión libro ya es una continuidad que no puede dejar de acontecer. Mariana Serrano, Mercedes Rolandi. CARDUMEN EDITORA


“Sometimes when I’m staring out my window / Catch the stars and watch as they go by / I’ve been getting messages from outer space / They spiral like a finger in the sky / It blows my mind” YO LA TENGO

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oco menos de dos siglos atrás Herman Melville escribió un cuento en donde Bartleby, su protagonista, de un momento a otro empieza a negarse a todo respondiendo siempre con la misma frase: “Preferiría no hacerlo”.

Bastante tiempo después a partir del caso Bartleby, en un gran libro, Vila-Matas construye una categoría para aquellos grandes escritores que dejaron de publicar ya sea por decisión propia, trabas ajenas o incapacidad total; los “escritores del no”, los llamó. Lo interesante es que a partir de los problemas del artista, el lector entra en un espiral de empatía y desazón tal que termina sufriendo por todas las obras perdidas. Aún hoy día, en todos los ámbitos, existen muchos Bartlebys quienes preferirían no hacerlo. Morpurgo, desde un deseo editorial intenta combatir la propagación de estos Bartlebys modernos: ya no queremos perdernos más obras, intentamos que los artistas sean vistos. Creemos en un anti-Bartleby, de hecho lo somos, o al menos, luchamos por serlo. Creadores de Imágenes, también es un anti-Bartleby ya que nos permitió —y permitirá— conocer grandes artistas. En cierto modo, con este libro está funcionando como batidor de nuestro sello editorial. Nos invitó a sumarnos a un enorme proyecto que no podría ser más fiel al espíritu Morpurgo, donde podemos aprender haciendo —como aquellos Geniales Diletantes— y luchar agradecidos porque preferimos hacerlo. Nuestro primer Deseo: cumplido. MORPURGO





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